Punta del iceberg de esa
muralla nueva que levanta Europa para que no entren los pobres"
Estamos
siendo hombres de muy poca fe ante el grito de una humanidad desnuda, herida,
sangrante y gritando
¿Por qué no damos el mismo trato a los inmigrantes que a
este perrito que viajó con nosotros en el avión de Belgrado a Frankfurt? Han
muerto más de setenta inmigrantes en camión frigorífico, también había
niños. Para pasar la misma frontera que este perrito que nos acompañó en el
avión con trato especial normalizado.
Desde que lo vi en el
areopuerto, con el trato exquisito de los trabajadores, recordando alcampamento de inmigrantes que había visto en el parque de la
estación de tren de Belgrado, le vengo dando vueltas en mi interior.
Me recordó al texto
evangélico en el que una extranjera se acerca a Jesús a pedirle que
cure a su hijo - que
le deje entrar en su ámbito de curación y salvación-, El le responde una frase
muy fuerte, excluyente desde la identidad pronunciada de los israelitas:
"no está bien echar el pan de los hijos a los perros".
La
mujer, sin embargo, le transformó su mente llegando a su corazón, porque Jesús también sabía escuchar al Padre en los
extranjeros débiles, al decirle: "También los perritos se alimentan con
las migajas que caen de las mesas de sus amos".
La
reacción de Jesús fue humana, justa, compasiva, acogedora y de reconocimiento: "nunca vi a alguien con tanta fe,
con tanta fuerza de sentido y de justicia en medio de la realidad y tan
luchadora por la causa de la verdad".
En este caso es mucho más duro,
porque el texto tendría que decir algo así como: "no está bien que echemos
a los hijos, a la humanidad, el cuidado de los perros... que son
nuestros".
Esta mañana al levantarme
con la noticia de los setenta muertos en el camión frigorífico,punta del iceberg de esa muralla nueva que se
está levantando en Europa para que no entren los pobres y los débiles, no puedo por
menos que querer recomponer esta perícopa, a ver cómo suena y cómo llega a mi
corazón para transformar más mi pensamiento, y hacerlo más universal,
compasivo, solidario y, lo que es más importante, justo y humano.
No hay duda que la perícopa
está abierta y sangrante en todos los periódicos, el grito del Papa no está
teniendo límites...¿qué falta para que entre en nuestro interior y nos mueva?
La verdad que estamos siendo hombres de muy poca fe ante el
grito de una humanidad desnuda, herida, sangrante y gritando¡
José Moreno