«Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.
Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo".
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla».
La paciencia, superar las pruebas, hace madurar nuestra vida. Quien no tiene paciencia, quiere todo enseguida, ahora mismo. El Papa subraya que quien no posee la sabiduría de la paciencia “es una persona caprichosa, como los niños caprichosos, que no están conformes con nada. La persona que no tiene paciencia no crece, se queda en los caprichos del niño, y no sabe aceptar la vida como viene. Quiere esto o nada. Esta es una de las tentaciones: ser caprichosos”.
Los fariseos que piedieron a Jesús un signo del Cielo “querían un espectáculo, un milagro. Confunden el modo de actuar de Dios con el de una especie de mago. Y Dios no actúa como un mago, Dios tiene su modo de ir adelante. La paciencia de Dios. También Él tiene paciencia. Cada vez que vamos al sacramento de la reconciliación, cantamos un himno a la paciencia de Dios. El Señor nos lleva sobre sus hombros, con mucha paciencia, ¡con cuánta paciencia!”
La vida cristiana debe desarrollarse sobre esta música de fondo de la paciencia, porque “fue la música de nuestros padres, del pueblo de Dios, de quienes han creído en la Palabra de Dios, y que han seguido el mandamiento que el Señor dio a nuestro padre Abraham: ‘Camina en mi presencia y sé irreprensible’.
El pueblo de Dios ha sido paciente, lo es también ahora: “Cuando vamos a las parroquias y encontramos esas personas que sufren, que tienen problemas, que tienen un hijo discapacitado, o tienen una enfermedad, pero llevan adelante la vida con paciencia. No piden signos, como los fariseos del Evangelio que querían un signo. No, no lo piden, pero saben leer los signos de los tiempos. En cambio, estos impacientes del Evangelio de hoy que querían un signo, no sabían leer los signos de los tiempos, y por eso no reconocieron a Jesús”.
En nuestro pueblo, en nuestras parroquias, en nuestras instituciones hay tantas personas que llevan adelante la Iglesia con su santidad de todos los días, de cada día.
El Papa concluyó citando las palabras de la lectura de hoy del apóstol Santiago: «Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna». Y pidió: “Que el Señor nos dé a todos nosotros la paciencia, la paciencia gozosa, la paciencia del trabajo, de la paz, nos dé la paciencia de Dios, la que Él tiene, y nos dé la paciencia de nuestro pueblo fiel, que es tan ejemplar”.
De News.va