jueves, 8 de septiembre de 2016

El Papa en Santa Marta: ‘La paz en el mundo empieza en nuestra familia, en el barrio y en el trabajo’

 En la festividad de la Natividad de la Virgen María, el papa Francisco retomó las misas en la residencia Santa Marta, suspendidas por la pausa de las vacaciones de verano.
En la homilía, la palabra “paz” fue repetida diversas veces por el Santo Padre y reiteró el llamado que hizo ayer miércoles al concluir la audiencia en la plaza de San Pedro: debemos ser ‘artesanos de la paz’, una tarea que nos compete a todos.
“La paz es un don que se vuelve artesanal en las manos de los hombres” afirmó el Pontífice, dando una dimensión diversa a una idea que parece casi inalcanzable, excepto para algunos potentes de la tierra.
En cambio no es así, explica Francisco, porque la paz es un don de Dios que nace en lugares pequeños: “No sirven grandes cumbres internacionales si después no se hace la paz en las cosas pequeñas”, o sea en familia, en el barrio, en el lugar de trabajo, en el corazón. ¿Si en estos ‘pequeños ambientes’ se hace la guerra, cómo puede haber paz en escala mundial?
Por este motivo el Santo Padre exhortó a pedir a Dios la ‘sabiduría’ de construir la paz en las cosas cotidianas. Más aún, el Papa usa el verbo ‘crecer’, porque explica la paz es un don “que tiene su camino” y por lo tanto cada uno tiene que trabajar para desarrollarlo.
Como tantos “santos y pecadores”, también nosotros “tenemos que tomar este don de la paz y volverlo un camino en nuestra vida, hacerlo entrar en nosotros, en el mundo”. Y subraya que “la paz no se consigue de un día al otro” sino que “es un don que tiene que ser tomado y trabajado cada día”.
Y se trabaja en la ‘pequeñez’, como indica la liturgia del día de la Natividad de la Virgen María, “en la pequeñez de Belén, tan pequeña que ni siquiera aparece en los mapas”.
Al concluir su homilía el Papa invitó a interrogarse: ¿Cómo está tu corazón hoy? ¿Está en paz? Y si no está en paz, antes de hablar de paz ordena tu corazón y ponlo en paz. ¿Eres capaz de llevar adelante tu familia, tu presbiterio, tu congregación en paz?”. Para así poder llegar a un mundo en paz.
Zenit

Peter Seewald: Quien quiera intrigar contra Francisco con Benedicto «muerde granito»


Uno de los motivos de que Benedicto XVI accediera a que se publicasen en vida suya las entrevistas al periodista Peter Seewald es que «quizá tenía miedo de que sin unas últimas palabras de él sobre su renuncia quedara una sombra que oscureciera su trabajo» de anunciar a Cristo
Benedicto XVI contestó a las preguntas de sus últimas entrevistas con «una inocencia y una apertura sin precedentes». Lo cuenta al suplemento de religión del diario alemán “Die Zeit” Peter Seewald, autor de Últimas conversaciones. Este libro-entrevista con el Papa emérito se publica este viernes en muchos países, aunque en España no llegará hasta octubre de la mano del grupo de comunicación Loyola.
La revelación que ha causado más revuelo de la entrevista de Seewald es que, cuando era estudiante, Joseph Ratzinger «se enamoró… de forma muy seria» y «tuvo mucha lucha por ello». Este tema –aclara– no está incluido en el libro. Se lo contó un compañero del joven Ratzinger. El futuro Papa «era un joven apuesto, un esteta que escribía poesía y leía a Herman Hesse. Impresionaba bastante a las mujeres, y viceversa. La decisión de optar por el celibato no fue fácil para él».
«Este libro no debería existir»
Seewald es buen conocedor de Benedicto XVI, al que ya entrevistó en los libros Dios y el mundo y Luz del mundo. En el diálogo con Christ und Welt –suplemento de Die Zeit–, confiesa que «este libro no debería existir. Mi entrevistado no estaba a favor». Seewald pidió las entrevistas para su biografía, y Benedicto XVI accedió, pero no quería que se publicaran en vida.
«Al transcribir las grabaciones me quedó claro que esto era más que comentarios o añadidos a su currículum, era un documento histórico. Aquí estaba una vez más Ratzinger para escucharle sin la distorsión de los medios, especialmente sobre la renuncia». Por ello, era necesario publicarlas.
«Intenté convencerle de ello», argumentando que «en tres años se ha deslizado una lectura que me enfada: Joseph Ratzinger fue una elección equivocada como Papa, y lo mejor del pontificado fue su renuncia. Se trataba de mantener el acceso directo al mensaje y la inspiración de Benedicto. Desde mi punto de vista era de vital importancia para el futuro de la fe, la Iglesia y la sociedad». El Papa emérito aceptó. «Quizá realmente ha tenido miedo de que sin unas últimas palabras de él sobre su renuncia quedara una sombra que oscureciera su trabajo», que para él es importante no por ser obra de Joseph Ratzinger, sino como «proclamación de Cristo».
«Me fui porque no estaba bajo presión»
Pero puso una condición: que «el Papa Francisco diera su permiso». La relación con su sucesor y la renuncia son, por tanto, uno de los ejes centrales de Últimas conversaciones. Seewald explica que dentro de su total lealtad a Francisco, con quien mantiene un contacto continuo, Benedicto XVI no oculta sus diferencias de temperamento, y reconoce sus propias debilidades. Por ejemplo, que las cuestiones organizativas no son su fuerte. Por tanto, quienes quieran utilizar a Benedicto para intrigar contra Francisco, «muerden granito».
«La afirmación central de Benedicto –explica Seewald– es: me pude ir porque no estaba bajo presión. Estaba debilitado, física y mentalmente, lo describe vívidamente, pero no se sentía bajo presión política. Porque bajo esa presión, dice, uno no debe ser débil».
«Vive en oración y para la oración»
El periodista alemán cuenta la tranquila rutina diaria de Benedicto XVI, y cómo durante las entrevistas no quería beber ni siquiera agua. Su único «placer mundano» es ver las noticias de la tarde en la televisión y las películas de Don Camilo y Peppone. «Mi impresión es que ahora realmente vive en oración y para la oración».
Seewald recuerda que cuando le preguntó al Papa emérito si llegaría a celebrar su 90º cumpleaños, en abril próximo, contestó: «Esperemos que no». «Puedes ver –añade– que ha vivido su vida. No quiero decir que esté cansado de la vida, pero ya lo ha dado todo. Y sentía el anhelo de entrar ahora en esa nueva esfera, que con tanta frecuencia había anticipado en su pensamiento, de estar más cerca de su Jesús».
Benedicto XVI –cuenta su entrevistador– «no pensaba vivir mucho después de su renuncia. Pero tiene la habilidad de recuperarse. Un día piensas que es la última visita, y la próxima vez te das cuenta de que ha cogido nuevas fuerzas».
Crítica a la Iglesia alemana
Este jueves, varios medios se hacen eco de algunos fragmentos del libro de Seewald. El también alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung recoge, por ejemplo, las críticas del Papa emérito contra la Iglesia alemana, similares a las que esbozó en su viaje de 2011 a su país natal. En él, hay demasiada «burocracia espiritual» y demasiada poca «dinámica de fe», debido al gran número de asalariados de la Iglesia. «Tenemos este catolicismo establecido y bien pagado, con frecuencia con católicos empleados que entonces entran, en su relación con la Iglesia, en una mentalidad comercial».
«Hay que prepararse para la muerte»
También el periódico italiano Il Corriere della Sera recoge varios párrafos. En uno de ellos, afirma que «no me ha afectado lo más mínimo» que «mi sucesor no quisiera ponerse la muceta. En vez de eso lo que me ha afectado es que ya antes de salir a la logia ha querido llamarme por teléfono, pero no me ha localizado porque justo en ese momento estábamos delante de la televisión». El Papa emérito también confiesa que, aunque conocía a Bergoglio, «no pensaba que estuviera en el restringido grupo de candidatos».
En estos fragmentos Ratzinger cuenta además cómo preparó el texto de su renuncia, su percepción de los últimos cambios en la Iglesia, compara sus habilidades con las de Francisco. Y concluye afirmando que «hace falta prepararse para la muerte. No en el sentido de cumplir ciertos actos, sino de vivir preparándose a superar el último examen frente a Dios».


María Martínez López,  Alfa y Omega.

Blázquez: "Falta un Gobierno estable desde hace demasiado tiempo"


El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, ha pedido este jueves a los partidos políticos que busquen "bien común" y esté por encima de los "intereses particulares" porque falta un Gobierno estable desde hace "demasiado tiempo".
Así lo ha asegurado el prelado vallisoletano durante la homilía que ha pronunciado en la Misa celebrada este jueves en honor a la patrona de Valladolid, la Virgen de Nuestra Señora San Lorenzo.
Blázquez hacía así alusión a una cuestión que, según ha dicho, "inquieta a la sociedad desde hace tiempo" como es la "ausencia de diálogo y acuerdos" entre los distintos partidos políticos tras las elecciones del pasado 20 de diciembre y que "ha privado durante demasiado tiempo a la sociedad de un Gobierno estable".
Por ello, el arzobispo ha pedido al Señor, por medio de Nuestra Señora de San Lorenzo, "que mueva los corazones de todos hacia la mutua escucha" de forma que "por encima de los intereses particulares miren a lo que concierne a todos" y que prime la búsqueda del bien común del pueblo.
Blázquez también ha dedicado unas palabras al desempleo "tan alto y prolongado" de los jóvenes y ha reclamado "el acierto, el esfuerzo, la generosidad y la colaboración de todos".
Frente a exclusiones y descartes, el cardenal ha destacado que frente a "tantas formas de corrupción", lo que se necesita es "honradez personal, fortalecimiento de los valores morales y controles que las eviten y corrijan".
Por último, el arzobispo se ha acordado de los niños, que están "en una etapa de educación y formación que es fundamental para la maduración de su persona y la preparación de su futuro profesional y de capacitación para cumplir con competencia y dedicación servicios a la sociedad" antes de pedir "¡Qué la Virgen, educadora de Jesús en Nazaret, acompañe a alumnos y profesores en este curso que está empezando!".
El prelado ha asegurado que el egoísmo, el orgullo y la indiferencia "repliegan" a los hombres sobre sí mismos y ha pedido que la virgen María enseñe a todos "a vencer esas formas de empobrecimiento personal y de desentendimiento" de quienes necesitan ayuda.

8 de septiembre: La Natividad de la Virgen María

No se trata en esta fiesta del nacimiento de Jesús; tampoco hablamos de la Inmaculada Concepción de la Virgen; sí hablaremos del nacimiento de la que habría de ser la Madre de Dios ocurrido nueve meses después. La Iglesia quiso destacar esta fiesta mariana, dentro de sus celebraciones, y la situó en el 8 de septiembre.
Los cristianos, enamorados, han mostrado siempre una curiosidad razonable a la hora de conocer detalles en torno al nacimiento de la Señora; han estudiado, investigado, escrito y predicado sobre su nacimiento; pero, como los datos aportados sobre santa María por los evangelistas son parcos porque lo que les interesa es transmitir los dichos y los hechos de Jesucristo, ya adelanto el resultado: no se sabe nada de él. Los santos indagaron sobre la Natividad de la Virgen: Epifanio, Juan Damasceno, Germán de Constantinopla, Anselmo, Eutimio, etc., y quieren abundar los teólogos medievales y los mariólogos posteriores. Pero, a falta de datos revelados, solo se llega a un «posible» por parecer verosímil. Repetimos, como conclusión última, el resultado de tanto esfuerzo: Dios no quiso decirnos nada sobre la Natividad de la Señora. Y lo aceptamos con humildad.
Sí se puede hacer un paseo por los evangelios apócrifos, nunca oficiales y jamás reconocidos; son libros pletóricos de divagaciones e inexactitudes, llenos de figuras, amantes de lo maravilloso y plenos de imaginación. Acerca de la Natividad de María es conveniente el recurso al Evangelio de Santiagoque fue el que consiguió entre los apócrifos mayor difusión.
Sobre sus PADRES. Claro que algún nombre habían de tener; los que han prevalecido fueron los de Joaquín y Ana; pero no es seguro. Los apócrifos hablan de que eran estériles, de sangre real y muy ricos. Claro que todo esto, antes de concederlo, es buena cosa matizarlo.
¿Estériles? Que fueran piadosos y santos parece que es bueno y justo concederlo por el modo habitual de obrar Dios. Pero la idea difundida de que eran ancianos y estériles carece de fundamento revelado y quizá se expuso para resaltar la maravillosa intervención divina al estilo de Isaac o del Bautista. Un asunto solo posible.
¿De sangre real? Que Jesús es de la estirpe de David es cierto por el testimonio de los evangelios de verdad y porque en él se cumplieron las profecías. Pero la conexión con la familia real davídica de igual modo le pudo venir a Jesús por línea materna, como por el matrimonio verdadero de María con José, que era el padre legal de Jesús. Desde luego, las genealogías a quien mencionan es a José; otra cosa es que se preste atención a la opinión que afirma la costumbre que tenían los jóvenes de contraer matrimonio con miembros de la misma tribu y hasta de la misma familia.
¿Tan ricos como para llegar a pagar el doble de los impuestos? Parece que esta sugerencia contrasta con el hecho de la pobreza real sufrida en Belén al nacer Jesús donde no tuvieron ni un pariente, ni una casa. La riqueza que dejó David nueve siglos antes fue la promesa del Mesías, y el hecho de casarse María con un artesano parece contradecir la suposición de potentados a los padres de la Virgen. Por este capítulo, parece que hay que afirmar que la supuesta riqueza de los padres de Joaquín y Ana más que una realidad, es un deseo (A no ser que se sugiera de modo figurado otro tipo de riqueza: la sobrenatural).
Con respecto al resto de la FAMILIA, parece que el evangelista san Juan quiso dar algún dato en el que se apoyaron elocuentes predicadores y sabios escritores para afirmar que la Virgen tuvo una «hermana», la mujer de Cleofás. Pero, a pesar de la claridad de la afirmación joánica, no está tan claro el asunto de su parentesco con la Virgen.
Verás. Es cierto que la afirmación del evangelista puede interpretarse como que fuera hija de Joaquín y Ana, y entonces fuera hermana de sangre de la Virgen; pero ¿no resulta algo extraño que llevaran dos hijas el mismo nombre –María–, dentro de la misma familia? También pudiera interpretarse el dato evangélico como hermana «política» y, en ese caso, Cleofás sería un hermano de sangre de María, hijo de Joaquín y de Ana, o también sería posible que Cleofás fuera hermano de José, o que ella misma lo fuera. El resultado es: inseguridad.
¿Que cómo fue concebida? Era la pregunta que se hacían muchos por aquello de que su concepción fue Inmaculada, es decir, sin el pecado original. A falta de otro dato, queda afirmar que fue concebida de modo natural, que es lo previsto, querido por Dios y hecho santificador en la vida de los esposos. Atreverse a afirmar que fue concebida mediante «un ósculo de paz» responde a torcida y equivocada concepción del matrimonio, con resabios maniqueos. Decir, afirmando, que nació «en altísimo éxtasis» de santa Ana no pasa de ser ficción y no tiene sentido asegurarlo como muy probable, aunque se haga con el intento de enseñar que fue parida sin dolor.
Los teólogos quisieron saber más. Pensaron –sesudos ellos– en asuntos profundos sobre la situación del alma de la Virgen cuando nació: ¿tuvo, o no tuvo, pleno uso de razón?, y ¿ciencia infusa?, y ¿plena libertad?, y ¿fue confirmada en gracia desde su nacimiento, o solo desde la Anunciación? ¡Sutilezas de enamorados ansiosos de saber más para amar mejor! Sí que es dogma –y por tanto verdad– que «llena de gracia» afirma plenitud: virtudes infusas, dones del Espíritu Santo, ausencia de pecado original, y tanta gracia que ni los ángeles, ni ningún santo llegó a poseer por estar en dependencia del amor a Dios y unión con Él.
Aún seguían preguntando los curiosos por el ubi, en el intento de conocer lo más posible sobre el nacimiento –Natividad– de la Madre de Dios: ¿DÓNDE nació? Los santos padres antiguos se inclinaban por Jerusalén, por aquello de que es la ciudad del Templo. Otros dijeron que Nazaret, el lugar de la Anunciación, donde vivió. Alguno habló de Séforis. Sin saber lugar concreto, todos miramos a Oriente donde esa estrella nació y donde, probablemente, fue atendida por las mujeres vecinas y parientes que la lavaron en agua caliente, la frotaron con sal, la perfumaron con hierbas y la aseguraron con vendas según la usanza habitual, sin saber que el misterio les rondaba en aquella labor feliz y normal.
Mucho han hecho los artistas para plasmar el acontecimiento de la Natividad de María; después del códice del siglo XI en la Biblioteca Vaticana, cabe resaltar a Giotto en la Edad Media y a Filippo Lippi en el Renacimiento.
Archimadrid.org

La criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1,1-16.18-23
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
-«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta:
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa "Díos-con-nosotros"».
Palabra del Señor