" Nosotros nos comportamos muchas veces como el bueno de Tomás. Tal vez su incredulidad y escepticismo eran fruto de la crisis tan profunda en la que había caído. ¡En sólo tres días habían ocurrido cosas tan trágicas, tan duras y contradictorias que le habían destrozado totalmente el alma! Su Maestro había sido arrestado, condenado a muerte, maltratado de una manera bestial, colgado de una cruz y asesinado. Y ahora le vienen con que ha resucitado... ¡Demasiado bello para ser verdad! Seguramente habría pensado que con esas cosas no se juega y les pide que lo dejen en paz. Había sido tan amarga su desilusión como para dar crédito a esas noticias que le contaban ahora sus amigos...
A nosotros también nos pasa muchas veces lo mismo. Nos sentimos tan decepcionados, tan golpeados por la vida y tan desilusionados de las cosas como para creer que Cristo ha resucitado y realmente vive en nosotros. Nos parece una utopía, una ilusión fantástica o un sueño demasiado bonito para que sea verdad. Y, como Tomás, exigimos también nosotros demasiadas pruebas para creer."
Son palabras del P. Sergio Córdova.
¡Y qué razón tiene!. ¡Cuánto nos cuesta creer, dentro de nuestro corazón, que Jesús ha resucitado!. ¡Que nos ama y que siempre nos acompaña!. ¡Que vela por nosotros y que hace lo más conveniente para nuestra salvación!. Si creyéramos hasta en lo más íntimo de nuestro ser, actuariámos de otra forma, confiaríamos totalmente en Él, porque para Él nada es imposible.
Pidamos que nuestra creencia en Cristo Resucitado sea totalmente sincera y que cuando digamos ¡Señor mío y Dios mío!, todo nuestro ser se una al Señor.
MEMM