jueves, 31 de mayo de 2012

Visitación de la Virgen


Luego que María Santísima oyó del ángel Gabriel que su prima Isabel también esperaba un hijo, sintióse iluminada por el Espíritu Santo y comprendió que debería ir a visitar a aquella familia y ayudarles y llevarles las gracias y bendiciones del Hijo de Dios que se había encarnado en Ella. San Ambrosio anota que fue María la que se adelantó a saludar a Isabel puesto que es la Virgen María la que siempre se adelanta a dar demostraciones de cariño a quienes ama. 

Por medio de la visita de María llevó Jesús a aquel hogar muchos favores y gracias: el Espíritu Santo a Isabel, la alegría a Juan, el don de Profecía, etc, los cuales constituyen los primeros favores que nosotros conocemos que haya hecho en la tierra el Hijo de Dios encarnado. San Bernardo señala aquí que desde entonces María quedó constituida como un"Canal inmenso" por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones. 

Además, nuestra Madre María recibió el mensaje más importante que Dios ha enviado a la tierra: el de la Encarnación del Redentor en el mundo, y en seguida se fue a prestar servicios humildes a su prima Isabel. No fue como reina y señora sino como sierva humilde y fraterna, siempre dispuesta a atender a todos que la necesitan. 

Este fue el primero de los numerosos viajes de María a ayudar a los demás. Hasta el final de la vida en el mundo, Ella estará siempre viajando para prestar auxilios a quienes lo estén necesitando. También fue la primera marcha misionera de María, ya que ella fue a llevar a Jesús a que bendijera a otros, obra de amor que sigue realizando a cada día y cada hora. Finalmente, Jesúsempleó a su Madre para santificar a Juan Bautista y ahora ella sigue siendo el medio por el cual Jesús nos santifica a cada uno de nosotros que somos también hijos de su Santa Madre.
De ACI Prensa

martes, 29 de mayo de 2012

Pentecostés por Benedicto XVI


Poco antes, en la homilía de la misa de Pentecostés, celebrada en la basílica de San Pedro, el santo padre recordó que Pentecostés es la fiesta de la unión, de la comprensión y de la comunión humana”. 

Y si bien gracias al desarrollo tecnológico es posible estar más en comunicación y reducir las distancias “la comunión entre las personas frecuentemente es superficial y dificultosa”. Recordó también la dificultad del diálogo entre las generaciones, y que “asistimos a hechos cotidianos en los cuales parece que los hombres se estén volviendo más agresivos y peleadores”. 

Y como la narración bíblica de la Torre de Babel “contiene una perenne verdad, que podemos ver a lo largo de la historia pero también en nuestro mundo”. 

“Un reino en el cual los hombres han concentrado tanto poder que piensan (…) construir una vía que los lleve al cielo para poder abrir sus puertas y ponerse en el lugar de Dios”. Y que por ello “mientras intentaban ser como Dios corrían el riesgo de no ser ni siquiera hombres” porque “habían perdido la capacidad de ponerse de acuerdo, entenderse y trabajar juntos”. 

Después de la misa y del Regina Caeli, Benedicto XVI recordó que “esta solemnidad nos hace recordar y revivir la efusión del Espíritu Santo sobre los apóstoles y los otros discípulos reunidos en oración con la Virgen María en el Cenáculo” de manera que “cada cristiano pueda participar a su misma vida divina y se vuelva válido testimonio en el mundo”. 
Archidiócesis de Madrid

viernes, 25 de mayo de 2012

Pedíd y recibiréis

Meditación del Papa
Después del gran descubrimiento de Jesucristo -nuestra vida, camino y verdad- entrando en el terreno de la fe, en "la tierra de la Fe", encontramos a menudo una vida oscura, dura difícil, una siembra con lágrimas, pero seguros de que la luz de Cristo, al final, nos da una gran cosecha.

Debemos aprender esto también en las noches oscuras; no olvidar que la luz está, que Dios ya está en medio de nuestras vidas y que podemos sembrar con la gran confianza de que el "sí" de Dios es más fuerte que todos nosotros. Es importante no perder este recuerdo de la presencia de Dios en nuestra vida, esta alegría profunda de que Dios ha entrado en nuestra vida, liberándonos: es la gratitud por el descubrimiento de Jesucristo, que ha venido a nosotros. Y esta gratitud se transforma en esperanza, es estrella de la esperanza que nos da la confianza, es la luz porque los dolores de la siembra son el inicio de la nueva vida, de la grande y definitiva alegría de Dios, Benedicto XVI, 13 de octubre de 2011.

Reflexión

¿Para qué rezar, si no conseguimos nada? ¿Para qué rezar, si a veces sentimos un muro de soledad a nuestro alrededor? Puede ser que no recemos con fe, o que no pidamos lo que nos conviene.
Santa Teresa del Niño Jesús escribía lo siguiente: "Para mí, la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de reconocimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría" (Santa Teresa del Niño Jesús, ms. autob. C 25r).
Entonces sí  vale la pena rezar, pues sólo se ve la luz en medio de la oscuridad cuando miramos hacia delante, cuando descubrimos que Cristo pasó antes que nosotros por la prueba de la cruz, y ahora está con Dios Padre, y nos espera, y nos prepara un lugar.
También el cristiano puede ganar mucho si sabe orar en el nombre de Cristo, si no se deja aplastar por el dolor o el fracaso.
Toca a Dios decidir si nos concede eso que pedimos desde lo más profundo del corazón. Pero incluso cuando no llega el regalo que pedimos, no nos faltará el consuelo de saber que estamos en sus manos. ¿No es eso ya vivir en oración, el mejor regalo que podemos recibir de nuestro Padre de los cielos?
P Fernando Pascual

jueves, 24 de mayo de 2012

ORAR EN LO SECRETO DESEO DE DIOS

   " Como busca la cierva corrientes de agua, así,Dios,mio,te busca todo mi ser.
Tengo sed de Dios, del Dios vivo,¿ cuándo entraré a ver el rostro de Dios?"
(Salmo 42 , 1 - 3 )
Hacer experiencia de oración supone un primer trabajo : entrar en contacto con el mundo de los deseos que ponen en marcha nuestra búsqueda. Esto es lo que nos hace capaces, como a Abraham y a Sara , de abandonar la propia tierra y salir en busca de otra, que sólo se nos concede como promesa. Nos invita a abandonar la cautiva saciedad de Egipto o la resignada instalación en Babilonia y emprender un éxodo mas allá de lo conocido.
El objetivo de este encuentro con Dio a tráves de la oración es despertar el propio deseo, pero, sobre todo, llegar a caer en la cuenta, un poco más, de que el deseo de Dios nos precede y nos desafia siempre a ensanchar nuevos espacios internos para acogerlos; nos provoca y nos con-voca más allá de esa frontera que no nos atrevemos a atravesar.
Ponerse a orar es decidirse  a cruzar esa frontera.Es afrontar el peligro de aproximarnos a una Presencia que invade, quema,inunda,persique y alcanza.Eso es "lo suyo". Lo nuestro, es desear ardientemente que se abra la puerta, sabiendo que lo que nos espera detrás de ella siempre va a desbordarnos con su misterio¨.
   1) lee despacio el salmo 63, repitiendo una y otra vez algunas de sus palabras.

    2) Haz un ejercicio de memoria recordando "la historia de tus búsquedas".

    3) Trata ahra de entrar en otro nivel que suele resultar más dificil: aquel en el que nos encontramos con el deseo de Dios mismo.

    4) termina este encuentro tuyo con Dios con una oración.

     TENGO SED DE DIOS VIVO.
ISABEL

miércoles, 23 de mayo de 2012

Jesús ora al Padre


Si quisiéramos una síntesis de los requisitos para alcanzar la vida eterna, está aquí: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero y al que tú has enviado, Jesucristo. Si conocer a Dios es el primer interés de los creyentes, conocer a Jesús debe ser el primer interés de los cristianos.

Jesús bien sabía que una vez que le conociéramos de verdad, no podríamos dejar de amarlo y de seguirlo. Porque no se puede conocer a Jesús sin caer presa de su amor. No se puede conocer a Jesús sin contagiarse de la esperanza que infunde su mensaje. No se puede conocer a Jesús sin creer en su Pasión, Muerte y   Resurrección.

Alguien ha dicho que un creyente es un enamorado, uno que se ha enamorado de Dios. Si le pides que te dé razones de su amor, quizá no logre hacerlo, no porque no tenga razones o no las haya pensado, sino porque tendrá tantas que se le amontonarán en la boca y no podrán salir. Conocer a Jesús, no nos puede dejar indiferentes, como no es indiferente el hombre ante el amor de su esposa, o de su novia. El verdadero cristinano es aquel que con su vida intentará corresponderle regalándole sus buenas obras.

Por esto, Jesús encomienda los cristianos al cuidado del Padre. Él sabe que llega su hora. Pero no quiere dejarnos desamparados. Pide al Padre por aquellos que creerán en el Evangelio alo largo de toda la historia. Por todos los que conociendo lo que Dios ha hecho por el hombre le corresponderán con una vida de auténticos discípulos: amando al prójimo, como Dios nos ha amado. A pesar de que el mundo nos ignore, nos desprecie y nos tache de ilusos e idealistas, cuando rememos contra corriente, recordemos que Jesús ha rogado por nosotros, simplemente porque somos suyos.

P Juan Pablo Menéndez

martes, 22 de mayo de 2012

Bienaventurados los que lloran


ESCUCHANDO A JESÚS

Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Felices vosotros, los que sabéis llorar,
los que tenéis una vida marcada por el dolor,
los que tenéis problemas de salud,
los que tenéis achaques por vuestra vejez….

Felices los que experimentáis vuestras limitaciones,
los que os sentís disminuidos en vuestra salud,
los que vais perdiendo agilidad,
los que os sentís con pocas cualidades,
los que vivís incomprendidos....

Felices los que experimentáis el dolor en vuestro cuerpo,
los que lleváis el dolor en vuestro corazón....

Felices vosotros, los que lloráis y sufrís,
porque seréis consolados,
porque experimentaréis que el alma se os ensancha,
porque viviréis con un corazón más libre,
porque yo, el Señor enjugaré las lágrimas de vuestros ojos,
porque sentiréis la ternura infinita de Díos...

Felices vosotros, los que lloráis y sufrís,
porque sentiréis en vuestro corazón,
la mirada compasiva de mi corazón infinito…..

Del libro "En ti vivimos, Señor" de Manuel Fernández

Espero que os ayude a alguno de vosotros, a mí ya lo ha hecho.
MEMM

domingo, 20 de mayo de 2012

Ascensión del Señor. Benedicto XVI


El Señor atrae la mirada de los Apóstoles —nuestra mirada— hacia el cielo para indicarles cómo recorrer el camino del bien durante la vida terrena. Sin embargo, él permanece en la trama de la historia humana, está cerca de cada uno de nosotros y guía nuestro camino cristiano: acompaña a los perseguidos a causa de la fe, está en el corazón de los marginados, se halla presente en aquellos a los que se niega el derecho a la vida.

Podemos escuchar, ver y tocar al Señor Jesús en la Iglesia, especialmente mediante la palabra y los sacramentos. A este propósito, exhorto a los muchachos y jóvenes que en este tiempo pascual reciben el sacramento de la Confirmación a permanecer fieles a la Palabra de Dios y a la doctrina que han aprendido, como también a acercarse asiduamente a la Confesión y a la Eucaristía, conscientes de haber sido elegidos y constituidos para testimoniar la Verdad.

Queridos hermanos y hermanas, el Señor, al abrirnos el camino del cielo, nos permite saborear ya en esta tierra la vida divina. Un autor ruso del siglo XX, en su testamento espiritual, escribió: «Observad más a menudo las estrellas. Cuando tengáis un peso en el alma, mirad las estrellas o el azul del cielo. Cuando os sintáis tristes, cuando os ofendan, … deteneos a mirar el cielo. Así vuestra alma encontrará la paz» 
Benedicto XVI. Domingo 16 de mayo de 2010

viernes, 18 de mayo de 2012

Sólo te tengo a Ti, Señor.


Buenos días Señor, hoy no me he levantado muy animada, a veces las noches con sus sueños nos trastornan el alma y nos despertamos con el corazón dolorido. Pero levantamos los ojos hacia ti, te contamos nuestras dudas y problemas, te damos gracias por el nuevo día y poco a poco la alegría vuelve a nuestro corazón.


Te damos gracias por la familia, por los amigos, los compañeros, las personas que nos quieren y queremos. Todos ellos son un regalo que Tú nos has dado y te doy infinitas gracias, porque sé que no todo el mundo tiene la misma suerte.

Ellos nos ayudan cuando la vida no nos va muy bien, pero en el fondo de mi alma, en el fondo, sólo te tengo a Ti Señor, sólo Tú eres capaz de darme la paz que necesito, sólo Tú reconfortas de verdad mi alma, sólo Tú me das razones para ver que la vida merece la pena vivirla, sólo Tú haces que te vea en mis hermanos. Gracias Señor
H. de Carmen

miércoles, 16 de mayo de 2012

Saber orar con nuestros problemas


La oración no es el efecto de una actitud exterior, sino que procede del corazón. No se reduce a unas horas o momentos determinados, sino que está en continua actividad, lo mismo de día que de noche. No hay que contentarse con orientar a Dios el pensamiento cuando se dedica exclusivamente a la oración; sino que, aun cuando se encuentre absorbida por otras preocupaciones (...) hay que sembrarlas de deseo y el recuerdo de Dios. San Juan Crisóstomo, Homilía 6 sobre la oración.


Nos puede parecer muy difícil dedicarnos a la oración cuando estamos llenos de problemas, preocupaciones y momentos que nos producen desánimo. Pero precisamente en esos momentos más necesitamos la oración.

Orar es hablar con Dios, es contarle al Señor nuestros problemas, es recostarnos en Jesús, como hizo el discípulo preferido y dejarnos reconfortar por Él, es dejarnos aconsejar por Él, quererlo, pedirle que nos ayude para que sepamos caminar hacia ÉL.

El Señor nos quiere a cada uno de nosotros como a sus preferidos, ¿a quién mejor podemos contarle nuestros problemas? Él nos va a escuchar siempre, nunca nos fallará.

Orar siempre es que Jesús nos acompañe siempre, que sea el centro de nuestra vida.

H. de Carmen

martes, 15 de mayo de 2012

LA CARIDAD



Si tuviéramos caridad acompañada de compasión, no tendríamos en cuenta los defectos del prójimo, según se dice; La caridad cubre una multitud de pecados y también: La caridad no tiene en cuenta el mal, lo excusa todo. Si tuviéramos caridad, ella misma ocultaría toda falta, y seríamos como los santos cuando veían los defectos de los hombres.
¿Quién detesta tanto el pecado como los santos? Y sin embargo, no odian al pecador, no lo juzgan, no huyen de él. Al contrario, lo compadecen, lo exhortan, lo consuelan, lo cuidan como se hace con un miembro enfermo; lo hacen todo para salvarle. Los santos protegen siempre al pecador, se ocupan de él para corregirlo en el momento oportuno, para evitar que perjudique a otro y también para que ellos mismos progresen más y más en la caridad de Cristo.
Adquiramos, pues, también nosotros la caridad; adquiramos la misericordia con respecto al prójimo para guardarnos de la terrible maledicencia, del juicio y del menosprecio. Ayudémonos unos a otros, porque somos miembros unos de otros, dice el apóstol Pablo, y si un miembro sufre, todos sufren con él. En una palabra, procuremos estar unidos entre nosotros. Porque cuanto más unido estás al prójimo, más unido estás a Dios.
SAN DOROTEO DE GAZA
Abad y fundador de monasterio de Gaza.
Escritor palestino de obras ascéticas (siglos VI-Vil)

viernes, 11 de mayo de 2012

La confesión desde Dios


A veces vemos el sacramento de la Penitencia como un hecho humano, algo que entra en el ámbito de lo que decidimos libremente.

El mecanismo es sencillo. Hemos pecado y lo reconocemos. Sentimos o buscamos sentir un poco de arrepentimiento. Vamos a una iglesia. Encontramos a un sacerdote disponible. Nos confesamos con mayor o menor dolor por los pecados. Recibimos palabras de consejo y luego la absolución. Cumplimos la penitencia. Después, volvemos a la vida de siempre.

Pero en la confesión, vivida realmente como lo que es, un sacramento, la parte principal corre a cargo de Dios. Es Dios quien ilumina nuestra conciencia para que veamos el pecado cometido. Es Dios quien mueve el corazón para sentir realmente pena por el mal realizado. Es Dios quien escogió a un hombre para ser sacerdote. Es Dios quien me encuentra y me perdona con las palabras “Yo te absuelvo de los pecados en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”.

Es Dios, en definitiva, quien está más interesado por nuestro arrepentimiento. Somos sus hijos. Él es Padre. Y un Padre no puede sentir indiferencia cuando ve al hijo enfermo, caído, manchado por pecados que lo alejan de la Casa paterna, que lo separan de los hermanos, que lo debilitan en su pertenencia a la Iglesia.

Por eso Dios mueve cielos y tierras para renovar los corazones, para atraer al lejano, para curar al enfermo, para rescatar al pecador. No descansa mientras la oveja siga lejos, porque le interesa mucho la vida de cada hijo.

¿No nos creó por Amor? ¿No nos adoptó un día como hijos con las aguas del bautismo? ¿No ha mantenido su fidelidad en tantas situaciones de la propia historia? Dios no puede dejarnos a nuestra suerte. Por eso siente una alegría inmensa cuando acogemos la misericordia y nos dejamos curar por el Médico que vino para sacar a los hombres del pecado.

Nos lo recordó Cristo: “Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por 99 justos que no tengan necesidad de conversión” (Lc 15,7).

Cada confesión, vista desde Dios, es una fiesta inmensa. Ha triunfado el Amor sobre el pecado. El hijo ha sido rescatado. El Padre de los cielos goza, porque ha logrado la victoria que más desea: la que atrae hacia sí a un bautizado desde la misericordia conseguida a través de la muerte y la resurrección de su Hijo, Jesucristo.

P. Fernando Pascual de Catholic.net

martes, 8 de mayo de 2012

TODOS QUEREMOS VER A DIOS

Todos queremos ver a Dios....
Todos querernos encontrarnos con la plenitud, con la fuente de vida infinita que es Dios.

Todos queremos ver a Dios, en la realidad concreta de nuestra vida diaria.

Todos queremos ver, con los ojos de nuestro rostro, a Dios, a ese Dios que siempre está escondido y nunca acabamos de encontrar.

¿Será posible ver a Dios....?

¿Será posible que acabemos encontrándonos con Dios en el fondo de nuestra alma?

¿Llegaremos a ver a Dios algún día, en las complicadas circunstancias de nuestra vida ordinaria?.

¿Será posible descubrir el rostro de Dios en el rostro de las personas con las que nos cruzamos  diariamente?

Señor, ¿por qué no te veo ni te encuentro?
          ¿Dónde estás? ¿Dónde vives?
          ¿Cómo encontrarte?
          ¿ Cómo descubrir tu presencia?

Ésa es nuestra oración, nuestra súplica y nuestra añoranza....

¿Será posible verte y contemplarte?

Del libro: "En ti vivimos Señor" de Manuel Fernández

Jesús, mi amigo, mi Señor, mi guía, mi amor, ¿cuántas veces te necesito y no te siento, aunque sé que estás conmigo a mi lado, consolándome, amándome, sosteniéndome. Y cuándo te siento cerca, ¡cuánto querría verte a mi lado!. ¡Cuánto te necesito! Y sin embargo que egoísta soy, porque hay otros que te necesitan más y yo quiero amarles como tú quieres que lo haga. Pero es difícil si tú no me ayudas.

Ya sabemos que: "Sólo muriendo a nosotros mismos podremos llegar a ver el rostro del Señor"
H. de Carmen

miércoles, 2 de mayo de 2012

En la Resurrección de Cristo hemos resucitado todos


Que el anuncio pascual llegue a todos los pueblos de la tierra,  y que toda persona de buena voluntad, se sienta protagonista en este día en que actuó el Señor, el día de su Pascua, en el que la Iglesia, con gozosa emoción, proclama que el Señor ha resucitado realmente.

Este grito que sale del corazón de los discípulos, en el primer día después del sábado, ha recorrido los siglos, y ahora, en este preciso momento de la historia, vuelve a animar las esperanzas de la humanidad con la certeza inmutable de la resurrección de Cristo, Redentor del hombre.

Hoy es el día que este grito me interpela a mí, y que en este preciso momento me llena de alegría, paz y felicidad. Cristo verdaderamente me ha resucitado. Se nota fácilmente quiénes siguen aJesús Resucitado:

Tienen un encanto especial.

Son alegres y acogedores.

No se dan importancia ni buscan aplauso o recompensa de cualquier tipo.

Están siempre dispuestos a aceptar los trabajos más duros o más humildes.

Son sinceros y responsables.

No tienen miedo, o saben vencer el miedo.

No se echan para atrás.

Son colaboradores, participativos, imaginativos.

Siempre son personas de esperanza, positivas.

Y son especialmente amistosas y pacificadoras, cálidas y cercanas, personas de toda confianza.

Viven o se esfuerzan por vivir las Bienaventuranzas.

No aman la riqueza por encima de todo, son austeras, sin apegos, saben compartir, incluso de lo que necesitan. Hacen opción por los pobres y se esfuerzan por ser pobres de espíritu.

No cultivan el orgullo ni se creen superiores.

No envidian ni se comparan.

Son humildes, vacías de sí mismas. Es la pobreza interior, la más difícil. Por eso son personas sufridas, llenas de paciencia y mansedumbre.

No se sienten ofendidas, porque no viven para sí.

No son indiferentes ante los demás, sino sensibles y compasivas.

Saben llorar con los que lloran, perfectas consoladoras. Otros lloran por los golpes que reciben, porque la vida les trata mal. ¡Cuántas lágrimas amargas e inocentes! No se rebelan ni odian ni se desesperan, pero lloran.

No toleran la injusticia, aunque sea al más pequeño. Luchan por un mundo solidario, en que todos consigan su dignidad y sus derechos. Sueñan con un mundo nuevo, con la civilización del amor.

No son duras inquisidoras, sino comprensivas y compasivas. Tienen entrañas de misericordia. Saben perdonar, estar cercanas,volcarse sobre las miserias humanas. Se conmueven ante cualquier sufrimiento, como Dios.

No aman la impureza o la mentira. Tienen el corazón limpio. Son libres, no les esclavizan los vicios. Son auténticas, transparentes, verdaderas. Se lavan con agua de arrepentimiento, reconocen su fallo o su error.

No utilizan la violencia, sólo para sí mismas; pero irradian la paz, y la crean, la defienden. Para todos, personas amigas del diálogo y promotoras de reconciliación y del perdón.

No se acobardan a la hora de defender al oprimido; lo defienden siempre, aún a riesgo de ser criticadas y perseguidas. Son profetas de la libertad y la justicia, y por eso, tantas veces son mártires.

¿Me reflejo en alguno de estos rasgos?
P. Dennis Doren

Me conformo con reflejarme en alguno de estos rasgos, desde luego no en la mayoría, todavía tengo mucho que aprender, mucho que amar y mucha ayuda de Dios, ya que lo poco que consigo es gracias a Él.
MEMM
   

RECEMOS POR NUEVAS VOCACIONES


El papa ha aludido a la celebración eucarística en la que he ordenado a nueve presbíteros nuevos para la diócesis de Roma. 

"Estrechémonos espiritualmente en torno a estos nuevos sacerdotes y recemos para que acojan plenamente la gracia del sacramento que los ha conformado con Cristo Sacerdote y Pastor. Y recemos para que todos los jóvenes estén atentos a la voz de Dios que habla interiomente a su corazón y los llama a desprenderse de todo para que le sirvan", ha pedido. Ha recordado que a este objetivo está dedicada la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones de hoy. 

"El Señor llama siempre, pero muchas veces no lo escuchamos. Estamos distraídos por muchas cosas, por otras voces más superficiales; y después tenemos miedo de escuchar la voz del Señor, porque pensamos que puede cortarnos la libertad", subrayó. 

"En realidad --añadió--, cada uno de nosotros es fruto del amor: ciertamente, del amor de los padres, pero, más profundamente, del amor de Dios". 

Ha pedido rezar por la iglesia, por cada comunidad local, "para que sea como un jardín regado, donde pueden germinar y crecer todas las semillas de la vocación que Dios siembra en abundancia". 
BENEDICTO XVI