«La cruz de Cristo revela el poder de Dios que
supera toda división, sana cualquier herida y restablece los lazos originarios
del amor fraterno.
¡Éste es el mensaje que les dejo como conclusión de mi
visita a Corea: tengan confianza en la fuerza de la cruz de Cristo!
Reciban su
gracia reconciliadora en sus corazones y compártanla con los demás», dijo el
Papa Francisco, culminando su viaje a Corea con la Santa Misa para implorar a
Dios la gracia de la paz y de la reconciliación.
Con este ruego que tiene
especial resonancia en la península coreana, cuyo pueblo desde hace más de 60
años conoce la experiencia de división y conflicto, en la Catedral de
Myeong-dong, en Seúl, el Obispo de Roma alentó también a dar «un testimonio
convincente del mensaje reconciliador de Cristo en sus casas, en sus
comunidades y en todos los ámbitos de la vida nacional».
Exhortando a la
conversión e impulsando la amistad y colaboración con otros cristianos, con los
seguidores de otras religiones y con todos los hombres y mujeres de buena
voluntad, invitó a rezar «para que surjan nuevas oportunidades de diálogo, de
encuentro, para que se superen las diferencias, para que, con generosidad constante,
se preste asistencia humanitaria a cuantos pasan necesidad, y para que se
extienda cada vez más la convicción de que todos los coreanos son hermanos y
hermanas, miembros de una única familia, de un solo pueblo. Hablan la misma
lengua».
En la oración de los fieles, el Papa Bergoglio invitó a rezar por el Card. Filoni, enviado personal suyo a Irak y por cuantos sufren persecuciones y están obligados a dejar sus casas y tierra.
Homilía Completa