martes, 15 de noviembre de 2016

Homilía del Papa en Santa Marta: El amor cristiano es concreto

Estar atentos para no convertirse en “cristianos tibios”, porque así perdemos de vista al Señor. Fue la advertencia del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que Jesús siempre trata de corregirnos, de despertar nuestra alma tibia y adormecida en la tibieza. Y exhortó a saber discernir cuando el Señor llama a nuestra puerta.
Jesús reprocha a los cristianos “tibios” de la Iglesia de Laodicea. Francisco partió de la Primera Lectura, tomada de un pasaje del Apocalipsis de Juan, para detenerse en el riesgo de la tibieza en la Iglesia, tanto hoy cuanto para la primera comunidad cristiana. El Santo Padre subrayó que el Señor utiliza un lenguaje fuerte, de reprensión para los tibios, “cristianos que no son ni fríos, ni calientes”. Y a estos les dice: “Estoy a punto de vomitarte de mi boca”.
No a la tranquilidad que engaña, allí no está Dios
El Pontífice agregó que el Señor reprocha esa tranquilidad “sin consistencia” de los tibios. Una “tranquilidad que engaña”:
“¿Pero qué cosa piensa un tibio? Lo dice aquí el Señor: piensa que es rico. ‘Me he enriquecido y no tengo necesidad de nada. Estoy tranquilo’. Esa tranquilidad que engaña. Cuando en el alma de una Iglesia, de una familia, de una comunidad, de una persona siempre todo está tranquilo, allí no está Dios”.
El Obispo de Roma reprochando a los tibios dijo que no hay que adormecerse en la tibieza, en la convicción de que no se necesita nada y de que no se hace mal a nadie.
El Señor muestra que los tibios están desnudos, su riqueza no viene de Dios
Y recordó que el Señor define a estos que se creen ricos, “infelices y miserables”. Sin embargo – añadió Francisco – “lo hace por amor”, a fin de que descubran otra riqueza, la que sólo Él puede dar:
“No aquella riqueza del alma que tú crees que tienes porque eres bueno, haces bien todas las cosas, todo tranquilo: otra riqueza, aquella que viene de Dios, que siempre trae una cruz, siempre trae tempestad, siempre trae alguna inquietud al alma. Y te aconsejo que compres ropa blanca, para vestirte, para que no aparezca tu vergonzosa desnudez: los tibios no se dan cuenta de que están desnudos, como la fábula del rey desnudo donde es un niño el que dice: ‘¡Pero el rey está desnudo!’… Los tibios están desnudos”.
Los tibios – prosiguió diciendo el Papa Bergoglio – “pierden la capacidad de contemplación, la capacidad de ver las grandes y bellas cosas de Dios”. Por esta razón el Señor trata de despertarlos, de ayudarlos a convertirse. Y prosiguió explicando que el Señor también está para invitarnos: ‘He aquí, estoy ante la puerta y llamo’”. Y evidenció la importancia de ser capaces de “sentir cuando el Señor llama a nuestra puerta”, “porque quiere darnos algo bueno, quiere entrar en nosotros”.
Saber discernir cuando el Señor llama a nuestra puerta
Hay cristianos – fue la constatación del Pontífice – “que no se dan cuenta cuando el Señor llama”, “todo rumor es igual para ellos”. Entonces es necesario “comprender bien” cuando llama el Señor, cuando quiere darnos su consuelo. Y dijo que el Señor también está ante nosotros “para hacerse invitar”. Es lo que le sucedió a Zaqueo, como narra el Evangelio del día: “Aquella curiosidad de Zaqueo, el pequeño, fue sembrada por el Espíritu Santo”:
“La iniciativa viene del Espíritu hacia el Señor: el Señor está. Levanta los ojos y dice: ‘Ven, invítame a tu casa’. El Señor está… siempre está con amor: o para corregirnos o para invitarnos a cenar o para hacerse invitar. Está para decirnos: ‘Despiértate’. Está para decirnos: ‘Abre’. Está para decirnos: ‘Baja’. Pero siempre es Él. ¿Yo sé distinguir en mi corazón cuando el Señor me dice ‘despiértate’? ¿Cuando me dice ‘abre’? ¿Y cuando me dice ‘baja’? Que el Espíritu Santo nos dé la gracia de saber discernir estas llamadas”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)

San Alberto Magno – 15 de noviembre



Nació en 1206 en el castillo de Lauingen, Baviera. Era hijo de los condes de Bollstädt, quienes se hallaban al servicio del monarca Federico II. Contaba con 16 años cuando inició los estudios universitarios de derecho. Pasó por Bolonia y Venecia, y finalmente recaló en Padua, lugar donde residía un tío suyo. En ese momento la ciudad era sede de una de las más prestigiosas universidades. Hizo acopio de una vasta preparación decantándose por las ciencias naturales. Solía acudir al templo de los dominicos y en 1223 conoció al beato Jordán de Sajonia, que era entonces el segundo maestro general de la Orden de predicadores. El inquieto joven, profundamente conmovido por el testimonio de vida y palabra del beato, no dudó en seguir el llamamiento de Cristo que se produjo en su interior, y en 1224 se abrazó a este carisma, junto a otros nueve novicios, uno de ellos hijo de un noble, como lo era él.
La conmoción familiar que se desató al conocer la noticia alcanzó cotas preocupantes. Su padre, en particular, estaba tan enfurecido que determinó aplicar la fuerza, si era preciso, para desligarlo de los frailes mendicantes. Alberto no pensaba claudicar. Pero, en todo caso, y con la más que probable idea de evitar males mayores, los superiores le trasladaron a Colonia. Allí impartió clases en 1228 y en 1229; éste último año tomó el hábito. Por esa época el enojo paterno se había aplacado. Era un profesor tan brillante que sus alumnos desbordaban las aulas tanto en las universidades de Colonia, como en las de Hildesheim, Friburgo, Ratisbona, Estrasburgo, y en la Sorbona de París, lugares donde también enseñó. Además, en París había estudiado teología. Algunas veces, cuando el auditorio crecía al punto de exceder el espacio del aula, se vio obligado a impartir clases al aire libre. El texto que tenía como base era el Liber Sententiarum, de Pedro Lombardo. En Colonia, donde fue enviado en 1248 para regir como rector la nueva universidad puesta en marcha por los dominicos, tuvo como discípulo al Aquinate, su más excelso alumno, por el que tuvo predilección. Consciente de su valía, hizo notar: «Ustedes llaman a Tomás ‘buey mudo’, pero yo les digo que los mugidos de este buey se escucharán en todo el mundo».
Pero si notables fueron las cualidades intelectuales de Alberto, insigne científico, teólogo y filósofo, autor de numerosas obras, no palidecían ante ellas sus excelsas virtudes. Vivía henchido de gozo porque era un hombre de intensa y continua oración. Su penetrante análisis sobre la ciencia y la filosofía estaban encarnados en ella, por eso su magistral exposición enardecía a sus enfervorizados seguidores. Se le considera impulsor de la escolástica. Pero no se dejó tentar por la vanagloria y, con espíritu sencillo y humilde elevó sus súplicas a Dios: «Señor Jesús pedimos tu ayuda para no dejarnos seducir de las vanas palabras tentadoras sobre la nobleza de la familia, sobre el prestigio de la Orden, sobre lo que la ciencia tiene de atractivo».
Se dejó guiar de este sentimiento de plena aquiescencia con la voluntad divina: «Querer todo lo que yo quiero para gloria de Dios, como Dios quiere para su gloria todo lo que él quiere». Destacaba por su amor a la Eucaristía y su devoción por María. Se cuenta que en su juventud, experimentando gran dificultad para el estudio, pensó fugarse del colegio a través de una escalera que pendía sobre la pared. Y la Virgen, saliéndole al encuentro, le ofreció su amparo vaticinando lo que le ocurriría al final de sus días: «Alberto, ¿por qué en vez de huir del colegio, no me rezas a mí, que soy ‘Causa de la Sabiduría’? Si me tienes fe y confianza, yo te daré una memoria prodigiosa. Y para que sepas que fui yo quien te la concedo cuando ya te vayas a morir, olvidarás todo lo que sabías». Ella había sido la que guió sus pasos a la Orden dominicana. Le dedicó el Mariale.
En 1254 fue designado provincial de Alemania recorriendo el vasto territorio a pie mientras mendigaba. El pontífice le encomendó diversas misiones y tuvo que combatir graves tendencias y abusos. Defendió el derecho a la enseñanza de las órdenes mendicantes, y fue encargado de redactar el plan de estudios para todos los dominicos. Cuando se aceptó su renuncia, se centró en el estudio, la docencia y la escritura. En 1260 fue nombrado obispo de Ratisbona, lugar donde emprendió la reforma del clero y erradicó las costumbres licenciosas. No consiguió que el papa Alejandro IV le liberase del oficio, pero sí lo hizo Urbano IV encomendándole que predicara la Cruzada desde 1261 a 1263. Fue un gran pacificador. En 1274 participó en el Concilio de Lyon que había convocado Gregorio X y, entre otras cosas, tuvo ocasión de salir en defensa de las tesis de su amado Tomás de Aquino que habían sido objeto de críticas infundadas.
En 1278, mientras impartía clase en Colonia, perdió la memoria. Y desde ese momento se recluyó en su celda, en oración. Diariamente acudía a la tumba que mandó erigir para rezar el Oficio de difuntos. En 1279 redactó su testamento. Murió el 15 de noviembre de 1280 serenamente, sobre su mesa. Fue beatificado en 1622 por Gregorio XV, y canonizado por Pío XI el 16 de diciembre de 1931, quien lo proclamó doctor de la Iglesia. En 1941 Pio XII lo declaró patrono de los científicos. Ha recibido el título de «magnus» (grande), y de «doctor universal» por la extensión de su saber que engloba las disciplinas filosófico teológicas y las científicas.
Como señaló Benedicto XVI, Alberto «tiene mucho que enseñarnos aún […] muestra que entre fe y ciencia no hay oposición, a pesar de algunos episodios de incomprensión que se han registrado en la historia […] recuerda que entre ciencia y fe hay amistad, y que los hombres de ciencia pueden recorrer, a través de su vocación al estudio de la naturaleza, un auténtico y fascinante recorrido de santidad».
ZENIT

El arzobispo de Tijuana colocará una imagen de la Virgen donde Trump quiere levantar el muro

Monseñor Francisco Moreno procesionará con una talla de la Virgen de Guadalupe desde la parroquia Santa María del Mar hasta la valla fronteriza entre México y San Diego (California). Allí colocará la imagen y celebrará una Misa para suplicar a la Virgen que «interceda ante Dios para que proteja a todos los migrantes»
El arzobispo de Tijuana y un grupo de fieles llevarán en procesión la imagen de la Virgen de Guadalupe al «muro» que divide a Estados Unidos y América Latina para suplicarle que «interceda ante Dios para que proteja a todos los migrantes».
La comitiva se reunirá el sábado 19 de noviembre, a las 15:00, en la parroquia de Santa María del Mar, situada en la zona de Playas de Tijuana, donde rezarán la «hora de la Misericordia», y después saldrán en procesión con la imagen rumbo a la valla fronteriza entre México y San Diego (California). Allí monseñor Francisco Moreno bendecirá la imagen y la colocará en el lugar donde celebrará Misa y al terminar expresará «su súplica a Dios» para que, a través de la Virgen, proteja a todos los migrantes.
«Este acontecimiento se pretende tomar como un puente de paz, de amor y de misericordia a la Virgen de Guadalupe, de tal manera que por su intercesión hombres y mujeres migrantes sean bendecidos en la situación difícil» que viven, explicó el arzobispo.
Respetar la decisión de los estadounidenses
Sobre la amenaza del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, de expulsar a tres millones de migrantes, Francisco Moreno dijo que se debe respetar la decisión de los estadounidenses y desearles que su elección sea para bien de ellos y del mundo entero.
Recordó que Estados Unidos «es un país que juega un papel preponderante en medio del concierto de las naciones».
El arzobispo añadió que, como personas de fe, «hay que orar para que Dios ilumine a este presidente electo y pueda tomar las decisiones convenientes».
Monseñor Moreno consideró que las decisiones que Trump anunció durante la campaña electoral «pueden ser precipitadas» y primero «tendrá que iniciar su gobierno, y se va a dar cuenta de que no todo es posible hacerlo tal como ha propuesto».
Pidió «no crear un ambiente de alarma, pero sí manifestar nuestra inconformidad» para reclamar un trato digno, humano, para todos nuestros migrantes que están en Estados Unidos, quienes «aportan muchísimo» a la construcción, a la identidad, al progreso de ese país.
«Tomemos con serenidad estas declaraciones y pensemos que aún no son hechos concretos, eso tendrá que ser todo un proceso; espero que se vayan diluyendo en el camino y que no lleguen a ser realidad. Ojalá el señor Trump se dé cuenta de lo valiosa que es la presencia de los migrantes en Estados Unidos», concluyó el arzobispo mexicano.
Alfa y Omega/EFE

El Papa impone la birreta cardenalicia a monseñor Osoro este sábado


El arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, será creado cardenal en el Consistorio que presidirá el Santo Padre en Roma este sábado, 19 de noviembre. 17 nuevos cardenales procedentes de los cinco continentes recibirán la birreta cardenalicia en la basílica de San Pedro a partir de las 11:00 horas. 13TV retransmitirá la ceremonia en directo.
Los peregrinos desplazados a Roma para acompañar a monseñor Osoro en esta jornada podrán saludarlo en el Aula Pablo VI, a partir de las 16:30 horas.
Al día siguiente, este domingo, 20 de noviembre, el Santo Padre presidirá en la plaza de San Pedro la Misa de clausura del Año Jubilar de la Misericordia, en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. En ella concelebrarán los recién creados cardenales, junto al Colegio de Cardenales, arzobispos, obispos y presbíteros. La celebración también podrá seguirse en 13TV, que retransmitirá un especial de su espacio Periferias.
Está previsto que el lunes 21 de noviembre se celebre, a primera hora de la mañana, en la capilla del Colegio Español en Roma, una Misa presidida por el nuevo cardenal Osoro.
Consistorio
El Santo Padre hizo público, el domingo 9 de octubre, la convocatoria de un nuevo Consistorio en el que serían creados 17 nuevos cardenales:
  • Mons. Mario Zenari, que permanece como nuncio apostólico de Siria (Italia)
  • Mons. Dieudonné Nzapalainga, arzobispo de Bangui (República Centroafricana)
  • Mons. Carlos Osoro Sierra, arzobispo de Madrid (España)
  • Mons. Sérgio da Rocha, arzobispo de Brasilia (Brasil)
  • Mons. Blase J. Cupich, arzobispo de Chicago (EE.UU.)
  • Mons. Patrick D’Rozario, arzobispo de Daca (Bangladesh)
  • Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo, arzobispo de Mérida (Venezuela)
  • Mons. Jozef De Kesel, arzobispo de Malinas-Bruselas (Bélgica)
  • Mons. Maurice Piat, arzobispo de Puerto Louis (Isla Mauricio)
  • Mons. Kevin Joseph Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida (EE.UU.)
  • Mons. Carlos Aguiar Retes, arzobispo deTlalnepantla (México)
  • Mons. John Ribat, arzobispo de Puerto Moresby (Papúa Nueva Guinea)
  • Mons. Joseph William Tobin, arzobispo de Indianápolis (EE.UU)
  • Mons. Anthony Soter Fernandez, arzobispo Emérito de Kuala Lumpur (Malasia)
  • Mons. Renato Corti, arzobispo emérito de Novara (Italia)
  • Mons. Sebastian Koto Khoarai, obispo emérito di Mohale’s Hoek (Lesoto)
  • Reverendo Ernest Simoni, presbítero de la archidiócesis de Shkodër-Pult (Albania)
Infomadrid

COMENTARIO DE BENEDICTO XVI AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (19,1-10)



Queridos hermanos y hermanas: 

El evangelista san Lucas presta una atención particular al tema de la misericordia de Jesús. De hecho, en su narración encontramos algunos episodios que ponen de relieve el amor misericordioso de Dios y de Cristo, el cual afirma que no vino a llamar a los justos, sino a los pecadores (cf. Lc 5, 32). 

Entre los relatos típicos de san Lucas se encuentra el de la conversión de Zaqueo, que se lee en la liturgia de hoy. Zaqueo es un «publicano», más aún, el jefe de los publicanos de Jericó, importante ciudad situada junto al río Jordán. Los publicanos eran los recaudadores de los impuestos que los judíos debían pagar al emperador romano y, por este motivo, ya eran considerados pecadores públicos. Además, aprovechaban con frecuencia su posición para sacar dinero a la gente mediante chantaje. 

Por eso Zaqueo era muy rico, pero sus conciudadanos lo despreciaban. Así, cuando Jesús, al atravesar Jericó, se detuvo precisamente en casa de Zaqueo, suscitó un escándalo general; pero el Señor sabía muy bien lo que hacía. Por decirlo así, quiso arriesgar y ganó la apuesta: Zaqueo, profundamente impresionado por la visita de Jesús, decide cambiar de vida, y promete restituir el cuádruplo de lo que ha robado. 

«Hoy ha llegado la salvación a esta casa», dice Jesús y concluye: «El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido». 

Dios no excluye a nadie, ni a pobres y ni a ricos. Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios humanos, sino que ve en cada uno un alma que es preciso salvar. Y le atraen especialmente aquellas almas a las que se considera perdidas y que así lo piensan ellas mismas. 

Jesucristo, encarnación de Dios, demostró esta inmensa misericordia, que no quita nada a la gravedad del pecado, sino que busca siempre salvar al pecador, ofrecerle la posibilidad de rescatarse, de volver a comenzar, de convertirse.

En otro pasaje del Evangelio Jesús afirma que es muy difícil para un rico entrar en el reino de los cielos (cf. Mt 19, 23). En el caso de Zaqueo vemos precisamente que lo que parece imposible se realiza: «Él —comenta san Jerónimo— entregó su riqueza e inmediatamente la sustituyó con la riqueza del reino de los cielos» (Homilía sobre el Salmo 83, 3). 

Y san Máximo de Turín añade: «Para los necios, las riquezas son un alimento para la deshonestidad; sin embargo, para los sabios son una ayuda para la virtud; a éstos se les ofrece una oportunidad para la salvación; a aquéllos se les provoca un tropiezo que los arruina» (Sermones, 95).

Queridos amigos, Zaqueo acogió a Jesús y se convirtió, porque Jesús lo había acogido antes a él. No lo había condenado, sino que había respondido a su deseo de salvación. Pidamos a la Virgen María, modelo perfecto de comunión con Jesús, que también nosotros experimentemos la alegría de recibir la visita del Hijo de Dios, de quedar renovados por su amor y transmitir a los demás su misericordia. 
(Benedicto XVI, Ángelus del 31 de octubre de 2010)

JESÚS HA VENIDO A BUSCAR Y SALVAR A QUIEN ESTABA PERDIDO


Lectura del santo evangelio según san Lucas (19,1-10):

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó e iba atravesando la ciudad.
En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. 

Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo: «Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:N«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le 
restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo: «Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también este es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Palabra del Señor