Jesús fue tentado hasta el final: Si eres Dios ¡sálvate a ti mismo!. Pero el demostró su realeza preocupándose desde la cruz por un hombre, un pecador arrepentido: "Jesús acuerdate de mi cuando llegues a tu reino". Jesús le respondió: "Te lo aseguro : hoy estarás conmigo en el paraiso".
En la muerte es cuando empieza el reinado de Cristo, que no es de este mundo.
El reinar de Jesús es amar hasta dar la vida.
Jesús demostró hasta el último momento que había venido por todos, pero sobre todo por los pobres y por los pecadores. Y que con Él todo es posible, pero debemos cargar con la Cruz.
"Si alguno quiere venir detrás de mi.......que cargue con su cruz y me siga"
Llegamos al final del año litúrgico y debemos preguntarnos ¿Es Cristo Rey y Señor de mi vida?
o, ¿o tenemos otras prioridades?
Oración
Bendito seas, Padre, porque constituiste a Cristo resucitado como Señor y Rey de la creación, como juez de vivos y muertos.
Tú eres el Dios santo, tú eres la luz, amor, ternura y misericordia; y nosotros somos tiniebla, egoísmo, dureza, frialdad y violencia.
No obstante, tú nos quieres a todos tus hijos tal como somos, pero nos mandas amarnos unos a otros como Cristo nos amó.
Nos cuesta mucho, Señor, ver a Jesús en los pobres, en los marginados, en los rudos, antipáticos y maleducados.
Haznos ver en ellos la cara oculta del Cristo sufriente. Enciende nuestros corazones con el fuego de tu palabra y danos tu espíritu de amor que nos transforme por completo para que, amando a todos, aprobemos tu examen final