«Para la Iglesia la presencia de un Papa emérito además de uno en funciones es una novedad. Y puesto que se aman es una novedad bella». Así escribe el Papa Francisco prologando el libro «Servidor de Dios y de la humanidad. La biografía de Benedicto XVI», a la venta a partir del 30 de agosto. El autor de la obra, editada por Mondadori, es Elio Guerriero.
«El anuncio del amor misericordioso de Dios para con el mundo» es el objetivo del servicio a la Iglesia, que lo acomuna a su predecesor, señala el Papa Francisco, que escribe también, en el prefacio de la biografía del Papa Ratzinger, que los «profundos lazos espirituales» y el «amor recíproco» que lo enlazan a Benedicto XVI son «expresión evidente» de la «continuidad del ministerio petrino, sin interrupción, como eslabones de una misma cadena».
El Papa Francisco asegura que con su predecesor ha podido «experimentar, no sólo reverencia y obediencia, sino también cordial cercanía espiritual, alegría al rezar juntos, fraternidad sincera, comprensión y amistad.Así como disponibilidad para aconsejar».
«Algo que el pueblo de Dios ha comprendido todas las veces que el Papa emérito, acogiendo mi invitación ha aparecido en público y lo he podido abrazar delante de todos, con la alegría y los aplausos sinceros e intensos de los numerosos presentes», escribe también Francisco, que pone de relieve que para él la presencia discreta y la oración por la Iglesia de Benedicto XVI son un apoyo y un aliento continuo.
Haciendo hincapié en que «todos en la Iglesia tenemos una gran deuda de gratitud hacia Joseph Ratzinger-Benedicto XVI, por la profundidad y equilibrio de su pensamiento teológico, vivido siempre al servicio de la Iglesia», el Papa Francisco destaca como «fundamental» el aporte de su fe y cultura para un magisterio capaz de «responder a las expectativas de nuestro tiempo». Así como su «valentía y determinación» al afrontar situaciones difíciles han indicado el camino para hacerlo con humildad y verdad, en espíritu de renovación y purificación.
Por su parte, el Papa emérito reitera su obediencia incondicional a su sucesor, con sus sentimientos de profunda comunión y amistad, junto con su gratitud a la Providencia por la elección del Papa argentino, después de dos pontífices de Europa central, destacando la universalidad de la Iglesia católica. Con la cordialidad recibida de parte del Papa Francisco, desde el primer momento de su elección que prosigue con el don de«una relación maravillosamente paterna y fraterna», Benedicto XVI señala con profunda gratitud que la benevolencia humana que le brinda es una gracia particular en esta última fase de su vida. Y asegura sus oraciones por su sucesor, para que, a su vez, el Señor le haga sentir cada día su benevolencia.
Habiendo «experimentado en pleno los límites de su resistencia física», después de su viaje a Méjico y a Cuba, en 2012, y su incapacidad de afrontar nuevo vuelos intercontinentales, por los problemas del huso horario, ante la celebración de la JMJ de Río de Janeiro en julio de 2013 - evento «en el que la presencia física del Papa era indispensable» - Benedicto XVI cuenta que presentó su oración a Dios, confiando en la amistad de Jesús y en la Madre de Dios y de la esperanza, y que sintió serenidad al decidir su renuncia.
«Me hubiera tenido que preocupar - explica - si no hubiera estado convencido de ser un simple y humilde trabajador de la viña del Señor»... «La Iglesia está guiada por el Señor y por lo tanto podía poner en sus manos el mandato que él me había encomendado el día de mi elección».
El Papa emérito asegura haber recibido tantas consolaciones espirituales, así como numerosísimas expresiones de afecto y oración, que todavía le siguen llegando.
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