viernes, 29 de julio de 2016

El Papa Francisco visita a la Virgen de Częstochowa

Francisco en Auschwitz: «¡Señor, ten piedad! ¡Perdón por tanta crueldad!» Silencio y oración han marcado la visita del Papa a los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau

«Desde lo hondo a ti grito, Señor». El salmo 130 han sido las únicas palabras que, cantadas en hebreo por el rabino jefe de Polonia, Michael Schudrich, y repetidas en polaco por un sacerdote católico, se han escuchado este viernes durante la visita del Papa Francisco a los campos de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau.
El Papa visitó primer Auschwitz I. En silencio, atravesó la verja con el letrero «El trabajo hace libres», y se sentó durante casi un cuarto de hora para rezar entre los edificios del campo, en el lugar donde se hacía el recuento y donde san Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de otro preso. Hoy hace 75 años, el franciscano conventual se ofreció a intercambiarse por un preso condenado a muerte junto con otros nueve como represalia por la fuga de un compañero.
Después besó el poste de la estructura donde se colgaba a los presos como castigo, y saludó a 11 judíos supervivientes que le esperaban en el patio donde eran ejecutados los presos. Entre ellos, estaba la pianista Helena Dunicsz, que el sábado cumple 101 años y que ha acogido en su casa a peregrinos de la JMJ.
En la celda del hambre
A continuación, como hicieron sus predecesores, ha presentado su homenaje ante el muro de los fusilamientos. En este caso ha sido una lámpara, cuya base de madera imita la verja del campo, erosionada por el tiempo, que representa el poder que asume la supremacía sobre el hombre y la naturaleza. Entre estas ruinas, surgen la fauna y la fauna, símbolo de la redención de la historia realizada por Cristo. Por último, la lámpara tiene un Sagrado Corazón de Jesús en el que arde el fuego de la caridad.
Otro de los momentos clave de la visita han sido los diez minutos de oración en la celda del hambre, donde san Maximiliano Kolbe pasó sus últimos días, confortando a los otros nueve presos condenados a muerte por él. A la salida de la celda, ha firmado en español en el libro de honor del campo: «¡Señor, ten piedad de tu pueblo! ¡Señor, perdón por tanta crueldad!»
Después, la comitiva papal recorrió en coche los tres kilómetros que los separaban de Auschwitz II-Birkenau, donde le esperaban un millar de personas, entre ellos otros supervivientes ¬–presos políticos– y 25 justos de las naciones, personas que ayudaron a los judíos. pasó sus últimos días, confortando a los otros nueve presos condenados a muerte por él. A la salida de la celda, ha firmado en español en el libro de honor del campo: «¡Señor, ten piedad de tu pueblo! ¡Señor, perdón por tanta crueldad!»
Justos entre las naciones
Después, la comitiva papal recorrió en coche los tres kilómetros que los separaban de Auschwitz II-Birkenau, donde le esperaban un millar de personas, entre ellos otros supervivientes ¬–presos políticos– y 25 justos de las naciones, personas que ayudaron a los judíos.
Después del rezo del salmo 130, el Santo Padre ha rezado y colocado una vela al lado de las lápidas que conmemoran el Holocausto en los idiomas de los 23 países de los que eran los prisioneros del campo. Luego ha saludado uno a uno a los 25 justos entre las naciones.
Entre ellos, estaba también Janina Kierstan, madre general de las hermanas franciscanas, en memoria de sor Matylda Getter, que salvó a 500 niños y 250 ancianos del gueto de Varosvia; y el sacerdote Stanislaw Ruszala, de Markowa, en recuerdo del matrimonio de Józef y Wiktoria Ulma, que junto con sus siete hijos fueron asesinados por los nazis por ayudar a judíos. Su causa de canonización se abrió en 2003.
María Martínez López
Alfa y Omega

Marta de Betania, Santa


Marta   es mencionada solamente en dos evangelios: el   de Lucas   ( Lc   10,38-42 ), y el   de Juan   ( Jn   11,1-5 ).


Etimoligía:   Marta = ama de casa, señorial, atractiva. Viene de la lengua hebrea. 

Marta es hermana de María y de Lázaro y vivía en Betania, pequeña población distante unos cuatro kilómetros de Jerusalén, en las cercanías del Monte de los Olivos.

Jesús Nuestro Señor vivía en Galilea pero cuando visitaba Jerusalén acostumbraba hospedarse en la casa de estos tres discípulos en Betania, que, tal vez, habían cambiado también su morada de Galilea por la de Judea. Marta se esforzó en servirle lo mejor que pudo y, más tarde, con sus oraciones impetró la resurrección de su hermano.. 

Lucas, capítulo 10
Yendo de camino, entró Jesús en una aldea. Una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. 
Tenía una hermana llamada María, la cual, sentada a los pies del Señor, escuchaba sus palabras; Marta se afanaba en múltiples servicios. Hasta que se paró y dijo: ---Maestro, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en esta tarea? Dile que me ayude. 
El Señor le replicó: ---Marta, Marta, te preocupas y te inquietas por muchas cosas, cuando una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y no se la quitarán


Así, en la vida de la Iglesia, en los primeros pasos que da, se refleja, en cierta manera, lo que había acontecido durante la vida pública de Jesús, en casa de Marta y María, en Betania. Marta andaba muy afanada con el servicio de la hospitalidad que se debía ofrecer a Jesús y a sus discípulos; María, en cambio, se dedica a la escucha de la Palabra del Señor (cf.   Lc   10, 38-42).

En ambos casos, no se contraponen los momentos de la oración y de la escucha de Dios con la actividad diaria, con el ejercicio de la caridad. La amonestación de Jesús: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada» ( Lc   10, 41-42), así como la reflexión de los Apóstoles: «Nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la Palabra» ( Hch   6, 4), muestran la prioridad que debemos dar a Dios. No quiero entrar ahora en la interpretación de este pasaje de Marta y María. En cualquier caso, no se debe condenar la actividad en favor del prójimo, de los demás, sino que se debe subrayar que debe estar penetrada interiormente 

también por el espíritu de la contemplación. Por otra parte, san Agustín dice que esta realidad de María es una visión de nuestra situación en el cielo; por tanto, en la tierra nunca podemos tenerla completamente, sino sólo debe estar presente como anticipación en toda nuestra actividad. Debe estar presente también la contemplación de Dios. 


No debemos perdernos en el activismo puro, sino siempre también dejarnos penetrar en nuestra actividad por la luz de la Palabra de Dios y así aprender la verdadera caridad, el verdadero servicio al otro, que no tiene necesidad de muchas cosas —ciertamente, le hacen falta las cosas necesarias—, sino que tiene necesidad sobre todo del afecto de nuestro corazón, de la luz de Dios.

San Ambrosio, comentando el episodio de Marta y María, exhorta así a sus fieles y también a nosotros: «Tratemos, por tanto, de tener también nosotros lo que no se nos puede quitar, prestando a la Palabra del Señor una atención diligente, no distraída: sucede a veces que las semillas de la Palabra celestial, si se las siembra en el camino, desaparecen. Que te estimule también a ti, como a María, el deseo de saber: esta es la obra más grande, la más perfecta» . Y añade que«ni siquiera la solicitud del ministerio debe distraer del conocimiento de la Palabra celestial», de la oración ( Expositio Evangelii secundum Lucam , VII, 85: pl 15, 1720). Los santos, por lo tanto, han experimentado una profunda unidad de vida entre oración y acción, entre el amor total a Dios y el amor a los hermanos. 

San Bernando, que es un modelo de armonía entre contemplación y laboriosidad, en el libro   De consideratione , dirigido al Papa Inocencio II para hacerle algunas reflexiones sobre su ministerio, insiste precisamente en la importancia del recogimiento interior, de la oración para defenderse de los peligros de una actividad excesiva, cualquiera que sea la condición en que se encuentre y la tarea que esté realizando. San Bernardo afirma que demasiadas ocupaciones, una vida frenética, a menudo acaban por endurecer el corazón y hacer sufrir el espíritu 


( BENEDICTO XVI . Miércoles 25 de abril de 2012 )

Viaje apostólico a Polonia: Visita a Auschwitz

“La misericordia tiene rostro joven”, el Papa en la ceremonia de bienvenida

En la explanada del Parque Jordán en Cracovia tuvo lugar la Ceremonia de Bienvenida de los jóvenes en medio de un clima festivo y coloreado con banderas provenientes del mundo entero.
Entre los cantos y la alegría de los jóvenes, el evento tuvo su momento culmen con la llegada y el encuentro con el Papa Francisco. Contó con músicas y danzas típicas del lugar que expresban la acogida del pueblo polaco a los jóvenes de todo el mundo, y con el desfile de grupos de jóvenes que presentaban al Papa las banderas de los diversos continentes y las fotografías de los santos "Testigos de Misericordia": San Vicente de Paúl por Europa, la beata Madre Teresa de Calcuta por Asia,  Santa María MacKillop (también llamada Santa María de la Cruz), por Australia y Oceanía, Santa Josefina Bakhita por África, San Damián de Molokai por América del Norte y la Beata Maria Rita Lopes Pontes de Sousa Brito, llamada hermana Dulce por América del Sur.
"Es Jesús quien nos ha convocado a esta 31 Jornada Mundial de la Juventud; y es Jesús quien nos dice ‘Felices los misericordiosos, porque encontrarán misericordia’" (Mt 5,7) les dijo el Papa a los jóvenes, después de haber agradecido a  todos por la calurosa acogida.  En las palabras que les dirigió, el pontífice les hizo presente que es "un regalo del cielo" poder ver que, con sus cuestionamientos, los jóvenes buscan hacer que las cosas sean diferentes, y afirmó además que la Iglesia hoy los mira y quiere aprender de ellos, para renovar su confianza en que la Misericordia del Padre tiene rostro siempre joven y no deja de invitar a todos a ser parte de su Reino.  
La misericordia siempre tiene rostro joven, porque un corazón misericordioso se anima a salir de su comodidad, sabe ir al encuentro de los demás y logra abrazar a todos, explicó el Papa Francisco, y confesó asimismo el dolor que le genera encontrar a jóvenes que parecen haberse "jubilado antes de tiempo", o a los que dejan la vida buscando el "vértigo" por caminos oscuros, detrás de falsos vendedores de ilusiones.
"¿Quieren para sus vidas ese vértigo alienante o quieren sentir esa fuerza que los haga sentirse vivos, plenos?", les preguntó el Pastor y Guía de la Iglesia Universal, quien dio a los jóvenes un mensaje muy claro: "para ser plenos, para tener fuerza renovada, hay una respuesta: no es una cosa, no es un objeto, es una Persona y está viva, y se llama Jesucristo". "Jesucristo es quien sabe darle verdadera pasión a la vida, Jesucristo es quien nos mueve a no conformarnos con poco y a dar lo mejor de nosotros mismos; es Jesucristo quien nos cuestiona, nos invita y nos ayuda a levantarnos cada vez que nos damos por vencidos. Es Jesucristo quien nos impulsa a levantar la mirada y a soñar alto". A continuación, las palabras del Papa: 
(Griselda Mutual – Radio Vaticano)

Creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios




Evangelio según San Juan 11,19-27. 

Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. 

Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. 

Marta dijo a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. 

Pero yo sé que aun ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas". 

Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará". 

Marta le respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día". 

Jesús le dijo: "Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?". 

Ella le respondió: "Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo".