domingo, 17 de abril de 2016

Texto completo del papa Francisco en el Regina Coeli


El Papa recuerda que Nada ni nadie nunca podrá quitarnos de las manos de Jesús, porque el amor de Jesús es invencible
El papa Francisco rezó este domingo la oración del Regina Coeli ante una plaza de San Pedro llena de fieles, turistas y peregrinos. Antes de la oración mariana el Santo Padre dirigió las siguientes palabras:
“¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!
El evangelio de hoy nos ofrece algunas expresiones pronunciadas por Jesús durante la fiesta de la dedicación del Templo de Jerusalén, que se celebraba a finales de diciembre. Él estaba justamente en le área del Templo, y quizás aquel espacio sacro delimitado le sugiere la imagen del rebaño y del pastor.
Jesús se presenta como “el Buen Pastor” y les dice: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos”.
Estas palabras nos ayudan a entender que nadie puede decirse seguidor de Jesús si no escucha su voz. Y este escuchar no hay que entenderlo de una manera superficial, sino avasalladora, al punto que vuelve posible un verdadero conocimiento recíproco, del cual pueden venir un discipulado generoso, expresadas en las palabras “y ellas me siguen”. Se trata de un escuchar no solamente con el oído, pero con el corazón.
Por lo tanto la imagen del pastor de las ovejas indica la estrecha relación que Jesús quiere establecer con cada uno de nosotros. Él es nuestra guía y nuestro maestro, nuestro amigo, nuestro modelo, pero sobre todo nuestro salvador. De hecho la frase sucesiva del evangelio afirma: “Yo les doy vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos”.
¿Quién puede hablar así? Solamente Jesús, porque la mano de Jesús es una sola cosa con la mano del Padre, y el Padre es el “superior a todos”.
Estas palabras comunican un sentido de absoluta seguridad y de inmensa ternura. Nuestra vida se encuentra segura en las manos Jesús y del Padre, que son una sola cosa, un único amor, una única misericordia, reveladas para siempre en el sacrificio de la Cruz. Para salvar a las ovejas perdidas que somos todos nosotros, el Pastor se hizo cordero y se dejó inmolar para tomar sobre sí y quitar el pecado del mundo.
De esta manera Él nos ha dado la vida, pero la vida en abundancia. Este misterio se renueva en una humildad siempre sorprendente, en la mesa eucarística. Es allí que las ovejas se reúnen para nutrirse; es allí que se vuelven una sola cosa con el Buen Pastor.
Por esto no tenemos más miedo: nuestra vida ha sido salvada de la perdición. Nada ni nadie podrá nunca quitarnos de las manos de Jesús, porque nada ni nadie puede vencer su amor. ¡El amor de Jesús es invencible! El maligno, el gran enemigo de Dios y de sus criaturas intenta de muchas maneras arrancarnos la vida eterna. Pero el maligno no puede nada si no somos nosotros a abrirle las puertas de nuestra alma, siguiendo sus halagos engañosos.
La Virgen María ha escuchado y seguido dócilmente la voz del Buen Pastor. Nos ayude Ella a recibir con alegría la invitación de Jesús a volvernos sus discípulos y a vivir siempre en la certeza de estar en las manos paternas de Dios”.

El Santo Padre reza el Regina Coeli y después dice las siguientes palabras:
“Queridos hermanos y hermanas,
les agradezco a quienes han acompañado con la oración la visita que he realizado ayer a la Isla de Lesbos en Grecia.
A los refugiados y al pueblo griego he llevado la solidaridad de la Iglesia.
Estaban conmigo el patriarca ecuménico Bartolomé y el arzobispo Jerónimo de Atenas y de toda Grecia, para simbolizar la unidad en la caridad de todos los discípulos del Señor.
Hemos visitado uno de los campos de refugiados: provenían de Irak, Afganistán, Siria, África y de tantos países… Hemos saludado a unos trescientos refugiados uno a uno. Los tres, el patriarca Bartolomé, el arzobispo Jerónimo y yo. Muchos entre ellos eran niños: alguno de ellos –de estos niños– asistieron a la muerte de sus progenitores y de sus compañeros, o de otros que murieron ahogados en el mar. ¡He visto tanto dolor! Y quiero contar un caso particular, de un hombre joven, no tenía aún 40 años. Lo he encontrado ayer con sus dos hijos. Él es musulmán y me contó que estaba casado con una joven cristiana, se amaban y se respetaban mutuamente. Pero lamentablemente esta joven fue degollada por los terroristas, porque no quiso renegar a Cristo y abandonar su fe. ¡Es una mártir! Y este hombre lloraba tanto…
Esta noche un violento terremoto ha golpeado al Ecuador, causando numerosas víctimas y fuertes daños. Rezamos por estas poblaciones, y también por las del Japón, donde se registraron también algunos terremotos durante estos días. El auxilio de Dios y de los hermanos les de a ellos fuerza y apoyo.
Hoy es la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones. Estamos invitados a rezar por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Y en esta Jornada he ordenado esta mañana a 11 nuevos sacerdotes. Renuevo mi saludo a los nuevos presbíteros, familiares y amigos; e invito a todos los sacerdotes y seminaristas a participar al su Jubileo, en los tres primeros días de junio.
Y a los muchachos y muchachas que se encuentran en la plaza: piensen si el Señor no les llama a consagrar su vida a su servicio, sean en el sacerdocio o en la vida consagrada.
Saludo con cariño a los peregrinos provenientes de Italia y de tantas partes del mundo. Están presentes familias, grupos parroquiales, escuelas, asociaciones. Les bendigo a todos. Saludo en particular a los fieles de Madrid, San Pablo de Brasil y Varsovia, asi como a los peregrinos de las diócesis de Cerreto Sannita-Telese-Sant’Agata de los Goti, y Siena-Colle Val d’Elsa-Montalcino, acompañados por sus obispos; a los fieles de Specchia y de Verona; el coro Laurenziana de Mortara y el grupo ‘Progenitores para la terapia intensiva de los recién nacidos’.
Estoy cerca de tantas familias preocupadas por el problema trabajo. Pienso en particular a las situación precaria de los trabajadores italianos de los ‘call center’. Deseo que sobre todo prevalezca siempre la dignidad de la persona humana y no los intereses particulares.
Y a todos les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mi. Que tengan un buen almuerzo y ‘arrivederci’”.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano).-

EL PASTOR BUENO

Tengo muy reciente el impacto de las imágenes de primavera en la Tierra de Jesús. Casi siempre he hecho la peregrinación en verano o en otoño, pero esta vez al haber sido en la semana de Pascua, he podido contemplar un paisaje inédito para mí, al ver los montes verdes, cubiertos de hierba, y las reses pastando por los prados, circunstancia que hace más fácil poner imágenes al salmo que canta al Pastor bueno que conduce a sus ovejas a verdes praderas y a fuentes tranquilas.
Si ubicamos el signo de la multiplicación de los panes en una pradera, junto a siete fuentes, podemos interpretar dónde y cómo cuida y alimenta el Buen Pastor a quienes le siguen, con la donación total de sí mismo, hecho alimento y bebida.
Una imagen que representa a Jesús en el arte paleocristiano es precisamente la del Buen Pastor; así lo hemos contemplado a la entrada del teatro de Cesarea Marítima, donde se expone el hallazgo de una escultura de mármol blanco, algo deteriorada, pero que permite apreciar muy bien la figura del pastor que lleva sobre los hombros una oveja.
Este Año Jubilar de la Misericordia se nos propone como logo la imagen de Dios que carga a Adán, y en él, a la humanidad entera. Interpreto la intuición del artista: el Creador lleva sobre sus hombros a su criatura y al ponérsela simbólicamente como vestido sagrado, como estola, nos muestra el amor de Dios al hombre.
El Evangelio de San Juan pone en labios de Jesús la declaración: “Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano”. Si esta declaración se lee en un contexto mayor, descubrimos cómo se revela Dios a través de su Hijo, quien personaliza al Pastor bueno que apacienta sus ovejas y las cuida hasta el extremo de morir por ellas.
El texto del Apocalipsis señala: “Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas”. El pasto y el alimento que nos da el Señor es su Palabra y su Cuerpo entregado, representados en el sacrificio del Cordero Pascual.

Pidamos al Pastor bueno que siga suscitando en su Iglesia pastores según su corazón, para que no le falte al pueblo de Dios la mediación entrañable de su cuidado.
Ángel Moreno de Buenafuente

Escuchar su voz y seguir sus pasos

La escena es tensa y conflictiva. Jesús está paseando dentro del recinto del templo. De pronto, un grupo de judíos lo rodea acosándolo con aire amenazador. Jesús no se intimida, sino que les reprocha abiertamente su falta de fe: «Vosotros no creéis porque no sois ovejas mías». El evangelista dice que, al terminar de hablar, los judíos tomaron piedras para apedrearlo.
Para probar que no son ovejas suyas, Jesús se atreve a explicarles qué significa ser de los suyos. Solo subraya dos rasgos, los más esenciales e imprescindibles: «Mis ovejas escuchan mi voz... y me siguen». Después de veinte siglos, los cristianos necesitamos recordar de nuevo que lo esencial para ser la Iglesia de Jesús es escuchar su voz y seguir sus pasos.

Lo primero es despertar la capacidad de escuchar a Jesús. Desarrollar mucho más en nuestras comunidades esa sensibilidad, que está viva en muchos cristianos sencillos que saben captar la Palabra que viene de Jesús en toda su frescura y sintonizar con su Buena Noticia de Dios. 

Juan XXIII dijo en una ocasión que «la Iglesia es como una vieja fuente de pueblo de cuyo grifo ha de correr siempre agua fresca». En esta Iglesia vieja de veinte siglos hemos de hacer correr el agua fresca de Jesús.
Si no queremos que nuestra fe se vaya diluyendo progresivamente en formas decadentes de religiosidad superficial, en medio de una sociedad que invade nuestras conciencias con mensajes, consignas, imágenes, comunicados y reclamos de todo género, hemos de aprender a poner en el centro de nuestras comunidades la Palabra viva, concreta e inconfundible de Jesús, nuestro único Señor.
Pero no basta escuchar su voz. Es necesario seguir a Jesús. Ha llegado el momento de decidirnos entre contentarnos con una «religión burguesa» que tranquiliza las conciencias pero ahoga nuestra alegría, o aprender a vivir la fe cristiana como una aventura apasionante de seguir a Jesús.
La aventura consiste en creer lo que él creyó, dar importancia a lo que él dio, defender la causa del ser humano como él la defendió, acercarnos a los indefensos y desvalidos como él se acercó, ser libres para hacer el bien como él, confiar en el Padre como él confió y enfrentarnos a la vida y a la muerte con la esperanza con que él se enfrentó.

Si quienes viven perdidos, solos o desorientados pueden encontrar en la comunidad cristiana un lugar donde se aprende a vivir juntos de manera más digna, solidaria y liberada siguiendo a Jesús, la Iglesia estará ofreciendo a la sociedad uno de sus mejores servicios.
José Antonio Pagola

El Papa a su regreso de Lesbos: "Hoy, de verdad, daban ganas de llorar". Francisco dice que "Europa debe recobrar esta capacidad de integrar"


"Yo comprendo cierto temor, pero cerrar las fronteras no resuelve nada"
Se fue triste a Lesbos y, después de ver a los refugiados y compartir con ellos, el Papa asegura que "daban ganas de llorar", en le rueda de prensa a bordo del avión que lo trajo a Roma. Conmovido por la situación de los refugiados pide a Europa que "recobre la capacidad de integrar" y asegura que, "aunque comprendo cierto temor, cerrar las fronteras no resuelve nada".
Usted habla mucho de acogida pero demasiado poco sobre integración. Al ver lo que está sucediendo en Europa (muchas ciudades con barrios-guetos, migrantes musulmanes que no logran integrarse a los valores occidentales), ¿no sería más útil privilegiar a los migrantes cristianos? ¿Por qué decidió traer consigo a tres familias musulmanas?
No tomé ninguna decisión entre cristianos y musulmanes; estas tres familias tenían los documentos en regla y se podía hacer. Había dos familias cristianas que no tenían los documentos en regla... No es un privilegio, todos son hijos de Dios. Sobre la integración, usted dijo una palabra que en nuestra cultura actual parece haber sido olvidada después de la guerra: ¡hoy en día existen guetos! Y algunos de los terroristas que han perpetrado atentados son hijos y nietos de personas nacidas en el país, en Europa. ¿Qué es lo que ha sucedido? No ha habido una política de integración, y esto, para mí, es fundamental a tal punto que si usted se fija en la exhortación post-sinodal sobre la familia hay una parte sobre la integración para las familias en dificultades.
Europa debe recobrar esta capacidad de integrar, han llegado muchas personas nómadas y han enriquecido su cultura. Se necesita integración.

Se habla de vigilancia y de reforzar las fronteras europeas. ¿Es el final de Shengen y del sueño europeo?
No lo sé, pero comprendo que los pueblos tengan cierto miedo. Lo comprendo. Debemos tener una gran responsabilidad en la acogida, y uno de los aspectos es justamente cómo integrar a estas personas. Siempre he dicho que hacer muros no es una solución; en el siglo pasado vimos la caída de uno... No se resuelve nada. Debemos hacer puentes, pero los puentes se hacen inteligentemente, con el diálogo, la integración. Yo comprendo cierto temor, pero cerrar las fronteras no resuelve nada, porque la clausura, a la larga, daña al propio pueblo, y Europa debe hacer urgentemente políticas de acogida, de integración, de crecimiento, de trabajo y de reforma de la economía. Todas estas cosas son ‘puentes' que nos permitirán no hacer muros.
(El Papa tomó un fajo de dibujos que le regalaron los niños del campo para refugiados).
Después de lo que he visto, de lo que ustedes han visto, en ese campo de refugiados, daban ganas de llorar. Traje unos dibujos para mostrárselos. ¿Qué quieren estos niños? Paz. Es cierto que en el campo no tienen cursos de educación, pero, ¿qué han visto estos niños? Este es un dibujo en el que se ve a un niño que se ahoga. Esto lo tienen en el corazón; hoy, de verdad, daban ganas de llorar. Recuerdan esto. Uno dibujó al sol llorando. Pero si el sol es capaz de llorar, también a nosotros nos hará bien una lágrima.
¿Por qué usted no hace diferencia entre quienes huyen de la guerra y quienes huyen del hambre? ¿Europa puede acoger toda la miseria del mundo?
Hoy en mi discurso dije que algunos huyen de las guerras y otros del hambre. Ambos son efecto de la explotación. Explotación de la tierra: me decía un jefe de gobierno de África que la primera decisión de su gobierno había sido la reforestación, porque la tierra se había muerto por la explotación de los bosques. Hay que hacer obras buenas tanto para quienes huyen de las guerras como para quienes huyen del hambre. Yo invitaría a los traficantes de armas (en Siria, por ejemplo, ¿quién les da las armas a esos grupos?) a que pasaran un día en ese campo de refugiados. Creo que sería saludable para ellos.
Usted dijo esta mañana que era un viaje triste, conmovedor. Pero algo ha cambiado, porque hay doce personas a bordo, un pequeño gesto de frente a quienes miran hacia otro lado...
Hago un plagio y no respondo con una frase mía. Le preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta: ¿por qué tanto esfuerzo y tanto trabajo solo para acompañar a las personas a morir? Y ella: es una gota de agua en el mar, pero después de esta gota, el mar ya no será el mismo. Es un pequeño gesto, pero esos pequeños gestos que todos nosotros, hombres y mujeres, debemos hacer para tender la mano a los que lo necesitan.
Hemos venido a un país de inmigración, pero también de política económica de austeridad. ¿Usted tiene un pensamiento económico de austeridad?
La palabra austeridad tiene diferentes significados: económicamente significa un capítulo de un programa; políticamente es otra cosa; espiritualmente es otra cosa. Cuando yo hablo de austeridad me refiero a la comparación con el desperdicio. Escuché en la FAO que con la comida desperdiciada se podría resolver el hambre en el mundo, y nosotros, en nuestra casa, ¡cuántos desperdicios hacemos sin quererlo! Es esta la cultura del descarte y del desperdicio. Uso la austeridad en sentido cristiano.
Hoy por la mañana se reunió con el candidato demócrata estadounidense Bernie Sanders. ¿Quiso inmiscuirse en la política estadounidense?

Esta mañana, mientras salía, estaba el senador Sanders, que vino al congreso sobre la "Centesimus annus". Él sabía que yo salía a esa hora y tuvo la gentileza de vernir a saludarme, él con su esposa y otra pareja que se estaba quedando en Santa Marta, como todos los miembros del congreso. Cuando bajé a saludarlo, nada más un apretón de manos. Esta se llama educación, no mezclarse en la política. Si alguien cree que saludar sea inmiscuirse en la política, le recomiendo que se encuentre un psiquiatra.
Quisiera hacer una pregunta sobre la exhortación «Amoris laetitia»: como usted bien sabe ha habido muchas discusiones sobre uno de los puntos: algunos sostienen que no ha cambiado nada para que los divorciados que se han vuelto a casar accedan a los sacramentos; otros sostienen que ha cambiado mucho y que hay muchas nuevas aperturas. ¿Hay nuevas posibilidades concretas o no?
Yo puedo decir que sí. Pero sería una respuesta demasiado pequeña. Les recomiendo que lean la presentación del documento que hizo el cardenal Schönborn, que es un gran teólogo y que ha trabajado en la Congregación para la Doctrina de la Fe.
¿Por qué puso en una nota y no en el texto la referencia al acceso a los sacramentos?
Escuche, uno de los últimos Papas, hablando sobre el Concilio, dijo que había dos concilios: el Vaticano II, en San Pedro, y el de los medios de comunicación. Cuando convoqué al primer Sínodo, la gran preocupación de la mayor parte de los medios era: ¿podrán comulgar los divorciados que se han vuelto a casar? Como yo no soy santo, esto me dio un poco de fastidio y un poco de tristeza. Porque esos medios no se dan cuenta de que no es ese el problema importante. La familia está en crisis, los jóvenes ya no quieren casarse, hay una disminución de la natalidad en Europa que es para llorar, la falta de trabajo, los niños crecen solos... Estos son los grandes problemas. No me acuerdo de esa nota, pero si está en una nota es porque se trata de una cita de la «Evangelii gaudium».

Traducción de Vatican Insider

«CRISTO, EL BUEN PASTOR» de SAN GREGORIO MAGNO


Acabáis de escuchar, queridos hermanos, el riesgo que corren los pastores; calibrad también, en las palabras del Señor, el que corréis también vosotros. Mirad si sois, en verdad, sus ovejas, si le conocéis, si habéis alcanzado la luz de su verdad. Si le conocéis, digo, no sólo por la fe sino también por el amor; no sólo por la credulidad, sino también por las obras. Porque el mismo Juan Evangelista que nos dice lo que acabamos de oír, añade también: Quien dice «Yo le conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso. Por ello dice también el Señor en el texto que comentamos: Igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre yo doy mi vida por las ovejas. Como si dijera claramente «La prueba de que conozco al Padre y el Padre me conoce a mí está en que entrego mi vida por mis ovejas; es decir: en la caridad con que muero por mis ovejas, pongo de manifiesto mi amor por el Padre.» [...]

Busquemos, por tanto, hermanos queridísimos, estos pastos, en los que podremos disfrutar en compañía de tan gran asamblea de santos. El mismo aire festivo de los que ya se alegran allí nos invita. Levantemos, por tanto, nuestros ánimos, hermanos; vuelva a enfervorizarse nuestra fe, ardan nuestros anhelos por las cosas del cielo, porque amar de esta forma ya es ponerse en camino. Que ninguna adversidad pueda alejarnos del júbilo de la solemnidad interior, puesto que, cuando alguien desea de verdad ir a un lugar, las asperezas del camino, cualesquiera que sean, no pueden impedírselo. Que tampoco ninguna prosperidad, por sugestiva que sea, nos seduzca, pues no deja de ser estúpido el caminante que, ante el espectáculo de una campiña atractiva en medio de su viaje, se olvida de la meta a la que se dirigía.

De las homilías de san Gregorio Magno, papa, sobre los evangelios
(Homilía 14, 3-6: PL 76,1129-1130) Fuente: News. va

Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ella me siguen.

Lectura del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30


En aquel tiempo, dijo Jesús:


- «Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano.


Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre.


Yo y el Padre somos uno».


Palabra del Señor.

Arrepentimiento y remordimiento: un silencioso diálogo entre san Pedro y Judas

La diferencia entre arrepentirse de verdad y desesperarse


Diálogo silencioso entre san Pedro y Judas, el traidor:
Si tú, Judas, en vez de ahorcarte, hubieras buscado a Jesús para confesar tu cobardía, diciendo “cometí un gran crimen, pero estoy arrepentido, perdóname”. Jesús te habría perdonado.
Pausa.
Pedro se acordó entonces de la escena en el pretorio de Pilatos, el Jueves Santo…. Su negación. La mirada de reprimenda que Jesús le hizo cuando fue llevado de un juez al otro. De las lágrimas de arrepentimiento que no dejaban de correr por sus rostros, al punto de formar dos surcos…
Y continuó:
Judas, yo hice algo peor. Negué a nuestro Maestro. Lo negué tres veces. Soy más culpable que tú.
Y Pedro, aún con los ojos llenos de lágrimas, continuaría:

La diferencia es que yo lloré arrepentido. Y tú tuviste sólo remordimiento. Pensaste que no tenías perdón. ¿Por qué desconfiaste de la misericordia de Jesús? – (Fonte:  P. Milleriot, jesuíta)
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