Las palabras y oraciones de Madre Teresa convertidas en canciones, ese fue el trabajo realizado por el músico Bradley James en su CD llamado “Gift of Love” (Regalo de amor). Piezas musicales que contaron con la aprobación de las Misioneras de la Caridad y de la misma Madre Teresa.
Bradley James cuenta a ZENIT que conoció a la Madre Teresa cuando tenía 24 años, en Los Ángeles, cuando iba con un amigo suyo sacerdote a ver una película. Había oído hablar de ella desde que era pequeño, una vez escuchó que decían de ella que era una “santa en vida” y esa idea le fascinó. Cuando supo que estaba en Los Ángeles quiso conocerla, y ahora, mirando hacia atrás, entiende que fue “la Divina Providencia”. Ahí empezó a entender que ciertas cosas “no pasan por accidente”. Y asegura que “Dios obra de maneras muy extrañas pero lo hace de una manera muy común y ordinaria”.
De este modo “providencial” conoció a la Madre Teresa cuando iban a abrir una casa en Los Ángeles y le invitó a trabajar con las hermanas para ayudar a abrir esa casa. También conoció a la hermana Silvia que le animó a seguir trabajando con ellas y creó más ocasiones para encontrar a la Madre Teresa y pasar tiempo con ella. También conoció a la hermana Nirmala, quien fue la superiora tras la muerte de Madre Teresa, y fue ella quien le invitó a escribir música para las palabras y oraciones de la futura santa. Así empezó un trabajo que concluyó con la grabación del CD “Gift of Love”, y que antes de morir Madre Teresa le dio permiso para realizar. “Yo no pedí permiso para hacer eso, las hermanas lo hicieron, y después la Madre siempre decía que no, y yo no quería estar con las Misioneras de la Caridad para escribir un libro o hacer una película o hacer una CD o nada de eso, pero como me lo pidieron dije que sí”, explica el músico.
Ahora puede decir que gracias a este trabajo que realizó le escribe gente de todo el mundo, de lugares inimaginables, para contarle el bien que este CD está haciendo, todo lo bueno que sale de él.
Vivir y compartir recuerdos y experiencias con la Madre Teresa deja recuerdos imborrables. Así es como James mantiene muchos de ellos en su memoria. “La gente siempre me pregunta cómo era ella”, indica. Y asegura que “lo más obvio es que era muy divertida, decía cosas divertidas, y tenía ese maravilloso sentido del humor y un brillo en sus ojos”. Además, observa, la van a canonizar, la llamarán santa, “pero era una santa en vida”.
En concreto recuerda cuando Madre Teresa estaba ya enferma y tuvieron oportunidad de compartir muchos pequeños momentos. En una ocasión ella tenía una estampa con una oración en el que era su libro de oraciones desde hacía 40 años y cuando estaba en el hospital con la hermana Silvia, le pidió a James que hiciera copias de esa estampa. Le preguntó cuántas y le respondió que 4 mil y las necesitaba en un par de días, aunque era difícil de hacer lo logró. Por un lado estaba representada la Flagelación y por el otro el Santísimo Sacramento y ella le explicó que “son la misma cosa”. Ella dijo –explica James– que Cristo estaba en el Santísimo Sacramento esperando y sufriendo diciendo “tengo sed, por mi amor, por tu amor, por el amor de todos”. Ella me dio la estampa y le dijo “quiero que tengas esto”. Así, James cuenta que en ese momento era consciente de que eso era algo muy especial para Madre Teresa, y se negó a recibirlo porque pensaba que alguna hermana debería tenerlo. Pero la hermana Silvia, que estaba de pie detrás de ella, le dijo “no, tómalo tú”.
Ver de cerca a una “santa en vida” es una ocasión única para aprender e imitar un ejemplo de vida. “Al principio no sabía las reglas, por lo que rompí todas las reglas, pero siempre estaba dispuesto a hacer el trabajo”, bromea James. Y precisa que no necesitaba que le pidieran las cosas, veía lo que tenía que hacer y simplemente lo hacía. Tal y como hacía la Madre Teresa. “No esperaba a otro, veía la necesidad, veía el sufrimiento y hacía lo correcto”, explica. Además, recuerda también que ella decía que no había necesidad de ir a Calcuta para ser santo sino que había que ir y ser santo justo donde uno se encuentra. “Esa fue una gran experiencia para mí”, asegura el músico.
Otra lección que aprendió de la futura santa es que ella nunca juzgaba a nadie y esto es difícil de entender para la gente “porque vivimos en una sociedad que juzga constantemente”, precisa.
Finalmente, recuerda que la Madre Teresa siempre volvía al mismo mensaje “Dios es amor”. Ella no solo predicaba, predicaba con el ejemplo. “No busques una luz, sé la luz, sé mi luz, Cristo le dijo esto y es lo que ella hizo”, concluye James.
Zenit