sábado, 3 de septiembre de 2016

Las oraciones de Madre Teresa convertidas en música


Las palabras y oraciones de Madre Teresa convertidas en canciones, ese fue el trabajo realizado por el músico Bradley James en su CD llamado “Gift of Love” (Regalo de amor). Piezas musicales que contaron con la aprobación de las Misioneras de la Caridad y de la misma Madre Teresa.
Bradley James cuenta a ZENIT que conoció a la Madre Teresa cuando tenía 24 años, en Los Ángeles, cuando iba con un amigo suyo sacerdote a ver una película. Había oído hablar de ella desde que era pequeño, una vez escuchó que decían de ella que era una “santa en vida” y esa idea le fascinó. Cuando supo que estaba en Los Ángeles quiso conocerla, y ahora, mirando hacia atrás, entiende que fue “la Divina Providencia”. Ahí empezó a entender que ciertas cosas “no pasan por accidente”. Y asegura que “Dios obra de maneras muy extrañas pero lo hace de una manera muy común y ordinaria”.
De este modo “providencial” conoció a la Madre Teresa cuando iban a abrir una casa en Los Ángeles y le invitó a trabajar con las hermanas para ayudar a abrir esa casa. También conoció a la hermana Silvia que le animó a seguir trabajando con ellas y creó más ocasiones para encontrar a la Madre Teresa y pasar tiempo con ella. También conoció a la hermana Nirmala, quien fue la superiora tras la muerte de Madre Teresa, y fue ella quien le invitó a escribir música para las palabras y oraciones de la futura santa. Así empezó un trabajo que concluyó con la grabación del CD “Gift of Love”, y que antes de morir Madre Teresa le dio permiso para realizar. “Yo no pedí permiso para hacer eso, las hermanas lo hicieron, y después la Madre siempre decía que no, y yo no quería estar con las Misioneras de la Caridad para escribir un libro o hacer una película o hacer una CD o nada de eso, pero como me lo pidieron dije que sí”, explica el músico.
Ahora puede decir que gracias a este trabajo que realizó le escribe gente de todo el mundo, de lugares inimaginables, para contarle el bien que este CD está haciendo, todo lo bueno que sale de él.
Vivir y compartir recuerdos y experiencias con la Madre Teresa deja recuerdos imborrables. Así es como James  mantiene muchos de ellos en su memoria. “La gente siempre me pregunta cómo era ella”, indica. Y asegura que “lo más obvio es que era muy divertida, decía cosas divertidas, y tenía ese maravilloso sentido del humor y un brillo en sus ojos”. Además, observa, la van a canonizar, la llamarán santa, “pero era una santa en vida”.
En concreto recuerda cuando Madre Teresa estaba ya enferma y tuvieron oportunidad de compartir muchos pequeños momentos. En una ocasión ella tenía una estampa con una oración en el que era su libro de oraciones desde hacía 40 años y cuando estaba en el hospital con la hermana Silvia, le pidió a James que hiciera copias de esa estampa. Le preguntó cuántas y le respondió que 4 mil y las necesitaba en un par de días, aunque era difícil de hacer lo logró. Por un lado estaba representada la Flagelación y por el otro el Santísimo Sacramento y ella le explicó que “son la misma cosa”. Ella dijo –explica James– que Cristo estaba en el Santísimo Sacramento esperando y sufriendo diciendo “tengo sed, por mi amor, por tu amor, por el amor de todos”. Ella me dio la estampa y le dijo “quiero que tengas esto”. Así, James cuenta que en ese momento era consciente de que eso era algo muy especial para Madre Teresa, y se negó a recibirlo porque pensaba que alguna hermana debería tenerlo. Pero la hermana Silvia, que estaba de pie detrás de ella, le dijo “no, tómalo tú”.
Ver de cerca a una “santa en vida” es una ocasión única para aprender e imitar un ejemplo de vida.  “Al principio no sabía las reglas, por lo que rompí todas las reglas, pero siempre estaba dispuesto a hacer el trabajo”, bromea James. Y precisa que no necesitaba que le pidieran las cosas, veía lo que tenía que hacer y simplemente lo hacía. Tal y como hacía la Madre Teresa. “No esperaba a otro, veía la necesidad, veía el sufrimiento y hacía lo correcto”, explica. Además, recuerda también que ella decía que no había necesidad de ir a Calcuta para ser santo sino que había que ir y ser santo justo donde uno se encuentra. “Esa fue una gran experiencia para mí”, asegura el músico.
Otra lección que aprendió de la futura santa es que ella nunca juzgaba a nadie y esto es difícil de entender para la gente “porque vivimos en una sociedad que juzga constantemente”, precisa.
Finalmente, recuerda que la Madre Teresa siempre volvía al mismo mensaje “Dios es amor”. Ella no solo predicaba, predicaba con el ejemplo. “No busques una luz, sé la luz, sé mi luz, Cristo le dijo esto y es lo que ella hizo”, concluye James.
Zenit

Oración al Dios de la Misericordia

Y dice Dios:
Yo no amo a los buenos (aunque también).
Yo amo a los malos (sobre todo).
Los buenos ya tienen bastante con su bondad.

Los buenos tienen virtudes, méritos, valores.
Un historial de compromiso,
escrito en el libro de oro de los reconocimientos
¿Para qué me quieren a mí?

Yo, el Dios del amor y de la misericordia,
les ofrezco el desierto,
una tienda, un oasis,
un poco de agua, varias puestas de sol,
el silencio, (nunca el reproche), mi amor y mi compañía.

Es todo lo que tengo.
Les doy todo lo mío.
Para los buenos no sé si me alcanzará,
pero voy a intentarlo también.

Y le dije a Jesús que se subiera a un árbol,
y desde allí, en medio de la plaza mayor, gritase:
Las prostitutas irán por delante de vosotros en el reino.
Venid los cansados y agobiados.
Yo soy el camino, y la verdad y la vida.
Vuestro Padre que ve en lo escondido...

Y nosotros le diremos:
Gracias, Señor, pero aumenta nuestra fe...
Estamos tan confundidos y ofuscados
por otros intereses, por otras componendas,
que se nos olvida lo que es fundamental
para poder disfrutar de Ti y de tu presencia..

Estamos tan seguros de que lo que hacemos, pactamos
y firmamos va a ser lo mejor para tu reino,
que nos vamos llenos de razones contundentes
dejando a tantos corazones sin esa migaja de escucha,
de atenta compresión de su dolor y su esperanza.

Poco remedio tenemos, Señor,
Pero Tú sabes que sin ser buenos del todo,
Tampoco somos tan malos como piensan.
Confiamos en que Tú,
-que sabes sacar la “media”-
nos sostengas, acompañes y nos ames,
olvidando las miserias.

Francisco pide imitar el ejemplo de Madre Teresa para realizar una revolución de la ternura


 El ejemplo de vida de Madre Teresa como “testigo privilegiado de caridad y de generosa atención a los pobres y a los últimos” contribuya a llevar cada vez más a Cristo “al centro de la vida” y a vivir generosamente su Evangelio “en el continuo ejercicio de las obras de misericordia para ser constructores de un futuro mejor, iluminado por el esplendor de la verdad”.
Este es el deseo del papa Francisco, que expresa en un telegrama –firmado por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin– enviado al padre Bernardo Cervellera, director de AsiaNews.
El mensaje lo ha enviado con ocasión del congreso internacional que la agencia ha organizado en Roma, en la Universidad Pontificia Urbaniana, dedicado a Madre Teresa “como icono de la Misericordi hacia Asia y el mundo”.
Finalmente, el Papa reza para que los devotos de Madre Teresa, “imitando el ardor apostólico” puedan realizar “esa revolución de la ternura iniciada por Jesucristo con su amor de predilección a los pequeños”.
Zenit

3 de septiembre: San Gregorio I Magno, papa y doctor de la Iglesia

Sus biógrafos dicen que era menudo de estatura y débil de salud. El calificativo de Magno o Grande no le viene de lo que pudiera sugerir su presencia, sino más bien del puesto que le tocó desempeñar y de la manera que lo hizo.
Las noticias más antiguas se tienen del Liber Pontificalis escrito poco después de que muriera; hay, además, una biografía de autor anónimo del siglo VIII y otras dos, escritas por Pablo el Diácono y por el diácono Juan por mandato del papa Juan VIII, que son del siglo IX. También Isidoro de Sevilla e Ildefonso de Toledo, Gregorio de Tours y Beda el Venerable proporcionan abundantes datos sobre su vida; pero, de todos modos, la principal fuente y más directa son sus propios escritos.
Nació en torno al año 540 de una familia noble romana. Su padre era el senador Gordiano y su madre, Silvia, también está metida en el santoral. Estudió derecho como parece que le venía de familia. Ocupó el cargo de Prefecto de Roma entre los años 572-574. En estos años convierte su casa solariega del monte Celio en monasterio; con el tiempo llegará a levantar en sus posesiones de Sicilia otros seis monasterios más. Incluso parece que él mismo se sometió a la regla de san Benito en el monasterio de san Andrés, pero de esto no parece haber dato cierto.
En torno al año 580 es diácono en Roma y colaborador íntimo del papa Pelagio II que lo nombra apocrisario –legado o embajador– suyo en Constantinopla. Esta permanencia en Oriente, que duró seis años, le sirvió para conocer mejor el monacato oriental que siempre le cautivó y a medir los intereses de la política del Imperio de modo directo. Allí trabó amistad –ya para siempre– con el arzobispo Leandro de Sevilla que escapaba por aquel entonces de la ira del rey visigodo Leovigildo. Fue este un tiempo fecundo para la piedad y el comienzo de su faceta de escritor por ánimo y ruego de Leandro, que vio en su conocimiento de la Sagrada Escritura y en su piedad personal un tesoro para la Iglesia que no era lícito desperdiciar.
Vuelto a Roma, el papa Pelagio lo retiene como su consejero hasta que murió. En el año 390 fue elegido papa por el pueblo, por el clero y por el senado.
Hubo una total unanimidad en ello como conscientes eran todos de los difíciles tiempos que corrían para Roma. Gracias a su carácter nada apocado y magnánimo pone audaz remedio inmediato a las situaciones que no permiten dilación. Occidente estaba políticamente olvidado por los exarcas que miran más los intereses orientales; desde fuera, las invasiones lombardas exigían defensas que nadie quería proporcionar; en el interior de la Iglesia, las herejías adopcionistas y monofisitas abundan en extensos focos; los patriarcados orientales miran cada vez menos a Roma; queda el vergonzoso asunto pendiente de la evangelización de los pueblos anglosajones a los que aún no se ha podido llegar; las donaciones que los fieles han ido dando desde que Constantino permitió que la Iglesia pudiera recibir herencias para el mantenimiento del culto necesitan una administración cabal, y ve con la misma claridad meridiana la necesidad de unificar la liturgia.
Se podría decir que se contempla el desmoronamiento completo del Imperio Occidental y que en la Iglesia abundan dificultades y ruinas.
Se apresta a la defensa frente a los pueblos bárbaros asentados en Occidente, organizando los Estados Pontificios. Manda 40 monjes a misionar los pueblos anglosajones con la conciencia clara de las dificultades. Pone las bases jurídicas adecuadas y elige las personas adecuadas para la administración de los bienes eclesiásticos recibidos en limosnas de los fieles y repartidos por todo Occidente. Sigue paso a paso la evolución de la Iglesia visigótica en España, animando a poner los requeridos elementos que faciliten la general vuelta a la verdad de la fe. Potencia la organización de las iglesias africanas.
Mientras va atendiendo a tantos frentes, arrastrando su débil y maltrecha salud, no descansa en la defensa y difusión de la fe con sus abundantísimos escritos y cartas con los que mantiene viva la esperanza de la Cristiandad. Entre ellos merecen especial mención la Regla Pastoral escrita en el primer año de pontificado, Diálogos, Homilías sobre Ezequiel, Comentarios al libro de Job, innumerables escritos de exégesis y comentarios bíblicos, Cartas a las iglesias y a particulares en las que da respuesta adecuada a las necesidades que lleva consigo el gobierno de la Iglesia, Homilías, Panegíricos, y, para animar a la reforma litúrgica que intenta, el Sacramentario y el Antifonario.
Muere el 12 de marzo del año 604. El 20 de septiembre del 1295 lo declaró doctor de la Iglesia el papa Bonifacio VIII.
En medio de todas las dificultades, supo tener un talante positivo cristiano que no le impidió descubrir y detectar los síntomas patológicos del ambiente, sino que le llevó a ponerles el remedio conveniente sin escatimar esfuerzos. Eso que se llama audacia.
Archimadrid.org

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?


Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 1-5
Un sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.
Unos fariseos dijeron:
-«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».
Respondiendo Jesús, les dijo:
« ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre?
Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».
Y les decía:
-«El Hijo del hombre es señor del sábado».
Palabra del Señor.