sábado, 18 de febrero de 2017

Sigue la guerra sucia de los ultras contra el Papa con un video de una canción satírica


Inasequibles al desaliento y sin miedo al ridículo, los ultras anti-Francisco siguen en su guerra abierta contra el Papa. Tras los pasquines y la edición falsa de L'Osservatore romano, lanzan ahora un video satírico de una canción clásica de 1950, en el que denuncian un clima de miedo y descalifican pro completo el pontificado de Bergoglio.
"That's Amoris" se titula el video que comenzó a girar en YouTube, en un juego de palabras entre la clásica "That's Amore" del ítalo-estadounidense Dean Martin y la exhortación apostólica de 2016 "Amoris laetitia", blanco de las críticas de los sectores conservadores de la Iglesia por la apertura que supone hacia los divorciados vueltos a casar, entre otros ejes.
En el video satírico, dado a conocer el viernes por la vaticanista Franca Giansoldati, se suceden diversas críticas al pontífice enfocadas en las "diferentes interpretaciones" de la exhortación, por lo que se preguntan "¿Dónde está Müller?", en referencia a Gerhard, el cardenal alemán que es Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El video embiste además contra Jorge Bergoglio por no haber respondido la carta que cuatro cardenales díscolos le enviaron el año pasado pidiéndole precisiones sobre la "Amoris laetitia", un texto donde el pontífice expone su visión sobre el amor y la familia en base a las conclusiones de los Sínodos de Obispos de 2014 y 2015.
Además, la letra satírica critica al Papa por "insultar a todos, y a la Curia" durante sus homilías y se burla de la denuncia papal sobre la "coprofagia" en el consumo de noticias falsas en los medios.
La pieza crítica llega además a preguntarse "¿Cuándo seremos liberados de esta cruel tiranía?".
El video, según publicó Giansoldati en el diario romano Il Messaggero, fue hecho por John Henry Westen, fundador de la organización pro-vida norteamericana Voice of the Family y co-fundador del sitio LifeSitenews.com.
Hace dos semanas, los líderes de las principales organizaciones pro-vida de Estados Unidos se reunieron con el cardenal Raymond Burke, uno de los cuatro firmantes de la carta sin respuesta del papa, y a quien el pontífice envió en las últimas horas a la remota isla de Guam a investigar posibles casos de abuso sexual.
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Religión digital

El Papa en ‘Roma Tre’: “Las migraciones no son un peligro sino un desafío para crecer”


“Las migraciones no son un peligro sino un desafío para crecer”, así respondió el Papa a la joven estudiante siria, precisando que la acogida es una obligación hacia personas que huyen de la guerra, así como ayudarles a integrarse en las nuevas sociedades en las que llegan.
Lo explicó el Santo Padre durante la visita de este viernes 17 de febrero de 2017 a la universidad Roma Tre, improvisando ante las preguntas que le hicieron tres jóvenes de esta universidad pública romana.
El Santo Padre recordó que “vengo de un país, Argentina, donde más del 80 por ciento son inmigrantes. En mi país existieron tantas oleadas migratorias, es un país mestizo”. Así lo explicó a quienes temen por pérdida de la identidad cristiana de Europa, recordando que este continente tuvo tantas invasiones y que por lo tanto se ha construido artesanalmente, también a través la integración de las diversas culturas.
Añadió que “cada Estado tiene que ver las posibilidades de acoger, pero todos tienen que hacerlo”, y que en un segundo momento es necesario “integrar” a los migrantes que apenas han llegado. Porque ellos “son hombres y mujeres como nosotros, y es necesario acogerlos como hermanos y hermanas” y “hacer un intercambio cultural porque esto vence el miedo”.
Señaló recordando su viaje reciente a Suecia, que este país “ha recibido a tantos inmigrantes latinoamericanos y el día después tenían una casa y a continuación un trabajo…”. Recordó también su encuentro con una ministra sueca hija de un migrante africano y de una mujer local.
El Papa además les pidió a los estudiantes que no se olviden que el Mediterráneo, el “Mare Nostrum” que hoy es un cementerio de inmigrantes que intentaron cruzarlo. Por ello, explicó eligió viajar a Lampedusa apenas elegido pontífice.
Entretanto el Santo Padre reconoció que es necesario resolver la crisis migratoria en la raíz, porque los migrantes “huyen de la guerra o del hambre”, por lo tanto “la solución ideal es que no haya ni guerra ni hambre”. Así invitó a “realizar inversiones en esos lugares para que tengan recursos”, para que “la gente no se vea obligada a abandonar la propia tierra”.
“Nosotros vamos allá para explotarlos”, lamentó el Pontífice, recordando que el primer ministro de un país africano que tuvo un encuentro con él le señaló que apenas elegido tuvo que iniciar la reforestación de su país porque “empresas internacionales habían deforestado todo”. “No seamos prepotentes”, concluyó Francisco, porque esta es una de las causas de la crisis migratoria.

18 de febrero: beato Juan de Fiesole O.P., Fra Angélico


Cuando fue beatificado por Juan Pablo II el 3 de octubre de 1982, Fray Angélico fue declarado patrón de las artes nobles y muy especialmente, de los pintores. Un título bien merecido pues, como explica Vito T. Gómez García, Postulador General de la Orden de Predicadores, en Nuevo Año Cristiano, (Edibesa), la pintura de Fra Angélico tiene «un atractivo especial, porque en ella volcó el delicado espíritu que Dios le regaló, sensible por demás a las bellas artes».
«En sus cuadros proyectó, por encima de todo», prosigue Gómez García, «un alma modelada por medio de la divina gracia y el trato asiduo con el Señor en la contemplación de sus misterios, así como por la comunión de los santos, sus amigos, destacando entre todos la Santísima Virgen María y Santo Domingo».
Nacido hacia 1400 en Toscana, el joven Guido di Piero -su nombre en el mundo- ingresó muy pronto en la Orden de Predicadores junto a su hermano Benedetto. Tomó definitivamente los hábitos hacia 1420 en el convento San Domingo de Fiesole, lugar en el que no tardó en evidenciar sus dotes artísticas: ni durante su etapa de formación teológico-filosófica dejó de pintar. Entre la abundante producción pictórica de esta época destacan una Madonna -hoy colgada en la Pinacoteca Vaticana- y una Virgen en el trono con el Niño entre dos coros de ángeles.
Con una reputación que se consolidaba, Fra Angélico dejó en 1445 su Toscana natal y emprendió el camino de Roma, llamado por Eugenio IV, se instaló en el convento de Santa María sopra Minerva, lugar en el que se celebró el cónclave que eligió a Nicolas V, que siguió contando con él, hasta su vuelta a Fiesole. Durante tres años fue prior de su convento de origen. Es un aspecto importante, pues Fra Angélico, pese a su estatus, siempre se ajustó a la disciplina de los conventos en los que residió, no pidiendo ni gozando nunca de un trato de favor.
Cumplido su mandato al frente del convento, el monje artista volvió a Roma con la intención de decorar el claustro de Santa María sopra Minerva. Sin embargo, la muerte truncó su proyecto. Era el 18 de febrero de 1455. Rendía su alma a Dios un genio de la pintura universal y sobre todo, en palabras del dominico Clérissac, un monje cuyo arte «consistía en infundir, en las imágenes de los santos, la vida interior que dominaba y embelesaba su alma».
J.M. Ballester Esquivias (@jmbe12)
Alfa y Omega

LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR POR BENEDICTO XVI




Queridos hermanos y hermanas:  

Ayer por la mañana concluyó la semana de ejercicios espirituales, que el patriarca emérito de Venecia, cardenal Marco Cè, predicó aquí, en el palacio apostólico. Fueron días dedicados totalmente a la escucha del Señor, que siempre nos habla, pero espera de nosotros mayor atención, especialmente en este tiempo de Cuaresma. Nos lo recuerda también la página evangélica de este domingo, que propone de nuevo la narración de la transfiguración de Cristo en el monte Tabor.
Mientras estaban atónitos en presencia del Señor transfigurado, que conversaba con Moisés y Elías, Pedro, Santiago y Juan fueron envueltos repentinamente por una nube, de la que salió una voz que proclamó:  "Este es mi Hijo amado; escuchadlo" (Mc 9, 7). 

Cuando se tiene la gracia de vivir una fuerte experiencia de Dios, es como si se viviera algo semejante a lo que les sucedió a los discípulos durante la Transfiguración:  por un momento se gusta anticipadamente algo de lo que constituirá la bienaventuranza del paraíso. En general, se trata de breves experiencias que Dios concede a veces, especialmente con vistas a duras pruebas. Pero a nadie se le concede vivir "en el Tabor" mientras está en esta tierra. En efecto, la existencia humana es un camino de fe y, como tal, transcurre más en la penumbra que a plena luz, con momentos de oscuridad e, incluso, de tinieblas. Mientras estamos aquí, nuestra relación con Dios se realiza más en la escucha que en la visión; y la misma contemplación se realiza, por decirlo así, con los ojos cerrados, gracias a la luz interior encendida en nosotros por la palabra de Dios. 

También  la Virgen María, aun siendo entre todas las criaturas humanas la más cercana a Dios, caminó día a día como en una peregrinación de la fe (cf. Lumen gentium, 58), conservando y meditando constantemente en su corazón las palabras que Dios le dirigía, ya sea a través de las Sagradas Escrituras o bien mediante los acontecimientos de la vida de su Hijo, en los que reconocía y acogía la misteriosa voz del Señor. He aquí, pues, el don y el compromiso de cada uno de nosotros durante el tiempo cuaresmal:  escuchar a Cristo, como María. Escucharlo en su palabra, custodiada en la Sagrada Escritura. Escucharlo en los acontecimientos mismos de nuestra vida, tratando de leer en ellos los mensajes de la Providencia. Por último, escucharlo en los hermanos, especialmente en los pequeños y en los pobres, para los cuales Jesús mismo pide nuestro amor concreto. Escuchar a Cristo y obedecer su voz:  este es el camino real, el único que conduce a la plenitud de la alegría y del amor.

BENEDICTO XVI, ÁNGELUS 12 DE MARZO DE 2006

"ESTE ES MI HIJO AMADO, ESCUCHADLO"





Lectura del santo evangelio según san Marcos (9,2-13):

En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, subió aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados.

Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:

«Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos.

Le preguntaron: «¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».

Les contestó Él: «Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».

Palabra del Señor

Papa: Custodiemos la paz, basta a las guerras de los potentes

La guerra comienza en el corazón del hombre, por esto todos somos responsables y debemos custodiar la paz. Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice puso de manifiesto el tema del sufrimiento de tantos pueblos que son arrollados por las guerras queridas por los potentes y por los traficantes de armas. Y relató cómo vivió, siendo niño, la noticia del fin de la guerra.
La paloma, el arcoíris y la alianza. El Papa Bergoglio se detuvo sobre estos tres puntos. Tres imágenes presentes en la Primera Lectura, tomada del Libro del Génesis, que narra que Noé libera a la paloma tras el diluvio. Esta paloma, que regresa con la ramita de olivo, es “el signo de aquello que Dios quería después del diluvio: la paz, que todos los hombres estuvieran en paz”.  “La paloma y el arcoíris – dijo el Santo Padre – son frágiles”. “El arcoíris – añadió – es bello después de la tempestad, pero después viene una nube y desaparece”. También la paloma – prosiguió – es frágil. Y recordó cuando hace dos años, a la hora del Ángelus dominical, una gaviota mató a dos palomas que había liberado junto a dos niños desde la ventana del Palacio Apostólico.
La gente muere por las guerras queridas por los potentes y los traficantes de armas
“La alianza que Dios hace es fuerte – comentó el Obispo de Roma – pero nosotros la recibimos, la aceptamos con debilidad. Dios hace la paz con nosotros, pero no es fácil custodiar la paz”. “Es un trabajo de todos los días  – añadió – porque dentro de nosotros está todavía aquella semilla, aquel pecado original, el espíritu de Caín quien, por envidia, celos, codicia y deseo de dominación, hace la guerra”. Francisco observó además que, hablando de la alianza entre Dios y los hombres, se hace referencia a la “sangre”: “De su sangre – se lee en la Primera Lectura – yo les pediré cuentas; pediré cuentas a cada ser vivo y pediré cuentas al hombre de la vida de su hermano”. Y observó que nosotros “somos custodios de los hermanos y cuando hay derramamiento de sangre, hay pecado, y Dios nos pedirá cuentas”:
“Hoy en el mundo hay derramamiento de sangre. Hoy el mundo está en guerra. Tantos hermanos y hermanas mueren, también inocentes, porque los grandes, los potentes, quieren un pedazo más de tierra, quieren un poco más de poder o quieren obtener más ganancias con el tráfico de armas. Y la Palabra del Seños es clara: ‘De su sangre, o sea de su vida, yo pediré cuentas; pediré cuentas de esto a cada ser vivo y pediré cuentas de la vida del hombre al hombre, a cada uno de sus hermanos’. A nosotros también  nos parece que estamos en paz aquí. Pero el Señor pedirá cuentas de la sangre de nuestros hermanos y hermanas que sufren la guerra”.
Custodiar la paz: la declaración de guerra comienza en cada uno de nosotros
“¿Cómo custodio yo a la paloma?”, se preguntó Francisco. “¿Qué hago para que el arcoíris sea siempre una guía? ¿Qué hago para que no se derrame más sangre en el mundo?” Todos nosotros – reafirmó – “estamos implicados en esto”. La oración por la paz “no es una formalidad, el trabajo por la paz no es una formalidad”. Y reveló con amargura que “la guerra comienza en el corazón del hombre, comienza en casa, en las familias, entre amigos y después va más allá, a todo el mundo”. ¿Qué hago yo “cuándo siento que llega a mi corazón algo que quiere destruir la paz?”:
“La guerra comienza aquí y termina allá. Las noticias, las vemos en los periódicos o en los telediarios… Hoy tanta gente muere y aquella semilla de guerra que produce la envidia, los celos, la avidez en mi corazón, es la misma – germinada, hecha árbol –  que la bomba que cae sobre un hospital, sobre una escuela y mata a los niños. Es lo mismo. La declaración de guerra comienza aquí, en cada uno de nosotros. De ahí la pregunta: ‘¿Cómo custodio yo la paz en mi corazón, en mi intimidad, en mi familia?’. Custodiar la paz, no sólo custodiarla: hacerla con las manos, artesanalmente, todos los días. Y así lograremos hacerla en el mundo entero”.
El recuerdo de un niño del fin de la guerra
“La sangre de Cristo – puso de manifiesto el Papa  – es la que hace la paz, pero no la sangre que los traficantes de armas o los potentes hacen que se derrame en el mundo. Y compartió un recuerdo personal de cuando era niño:
“Recuerdo: comenzó a sonar la alarma de los Bomberos, después de los periódicos y en la ciudad… Esto se hacía para llamar la atención sobre un hecho o una tragedia y otra cosa. E inmediatamente oí a la vecina de casa que llamaba a mi mamá: ‘¡Señora Regina, venga, venga, venga!’. Y mi mamá salió un poco asustada: ‘¿Qué ha sucedido?’. Y aquella mujer, del otro lado del jardín, le decía: ‘¡Terminó la guerra!’ y lloraba”.
Francisco recordó el abrazo de las dos mujeres, el llanto y la alegría porque la guerra había terminado. Y concluyó diciendo: “Que el Señor nos dé la gracia de poder decir: ‘La guerra ha terminado’ y llorando. ‘Ha terminado la guerra en mi corazón, ha terminado la guerra en mi familia, ha terminado la guerra en mi barrio, ha terminado la guerra en mi lugar de trabajo, ha terminado la guerra en el mundo’. Así será más fuerte la paloma, el arcoíris y la alianza”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)