jueves, 12 de febrero de 2015

Una sociedad que descarta a sus mayores carece de dignidad, dijo el Papa

Queridos hermanos y hermanas:
Siguiendo la serie de catequesis sobre la familia, hoy quisiera hablarles de los hijos como don de Dios para los padres y la sociedad.
Un hijo es amado por ser hijo: no porque sea bello, sano, bueno; no porque piense igual que yo, o encarne mis deseos. Todos hemos sido hijos. Ser hijos nos permite descubrir la dimensión gratuita del amor, de ser amados antes de haber hecho nada para merecerlo, antes de saber hablar o pensar, e incluso antes de venir al mundo.Es una experiencia fundamental para conocer el amor de Dios, fuente última de este auténtico milagro. Además, este amor nos da fuerza para afrontar la vida sin miedo, construir un mundo nuevo, ser mejores cada día sin arrogancia y sin presunción.
El cuarto mandamiento que nos pide “honrar al padre y a la madre” está a la base de cualquier otro tipo de respeto entre los hombres. Una sociedad que descarta a sus mayoreses una sociedad sin dignidad, pierde sus raíces y se marchita; una sociedad que no se rodea de hijos, que los considera un problema, que los considera un peso, no tiene futuro.
La concepción de los hijos debe ser responsable, pero el simple hecho de tener muchos hijos no puede ser visto como una decisión irresponsable.
La vida rejuvenece y cobra nuevas fuerzas multiplicándose. Los hijos crecen compartiendo alegrías y sacrificios. En el sucederse de las generaciones se realiza el designio amoroso de Dios sobre la humanidad.
Saludo a los peregrinos de lengua española, en especial a los fieles de Mallorca, acompañados de su Obispo, Mons. Javier Salinas Viñals, así como a los grupos provenientes de España, Colombia, Argentina, México y otros países latinoamericanos.

Que la Inmaculada Virgen María, Nuestra Señora de Lourdes, nos conceda a todos sus hijos consuelo y fortaleza para crecer en el amor y caminar juntos hasta la meta del cielo. Muchas gracias.

Si un cristiano quiere conocer su identidad, no puede quedarse sentado, dijo el Papa

Para encontrar a Dios hay que correr el riesgo de ponerse en camino, porque un cristiano “quieto” jamás podrá conocer el rostro del Padre. Fue la reflexión que desarrolló el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Si un cristiano quiere conocer su identidad, no puede quedarse cómodamente sentado en el sillón ojeando un libro porque en el mundo “no existe un catálogo” con la imagen de Dios. Y tampoco se puede trazar a un Dios ventajoso obedeciendo a reglas que con Dios no tienen nada que hacer.

Los inquietos verán a Dios

La lectura del Génesis, que relata la creación del hombre “a imagen de Dios” sugirió al Papa Francisco una meditación sobre el camino justo y los muchos caminos equivocados que se abren ante un cristiano que quiera conocer su origen. La imagen de Dios – afirmó Francisco –  ciertamente no la encuentro en la computadora o en las enciclopedias. Para encontrarla y, por lo tanto, para comprender “mi identidad”, sólo hay una única manera: “poniéndose en camino”. De lo contrario –  dijo el Papa – “jamás podremos conocer el rostro de Dios”:

“Quien no se pone en camino, jamás conocerá la imagen de Dios, jamás encontrará el rostro de Dios. Los cristianos sentados, los cristianos quietos no conocerán el rostro de Dios: no lo conocen. Dicen: ‘Dios es así, así…’, pero no lo conocen. Los quietos. Para caminar es necesaria esa inquietud que el mismo Dios ha puesto en nuestro corazón y que te lleva adelante a buscarlo”.

La “caricatura” di Dio

Francisco afirmó que “ponerse en camino es dejar que Dios o la vida nos ponga a prueba, ponerse en camino es correr un riesgo”. Y así también han hecho, desafiando peligros y sintiéndose extenuados por la fatiga y el desánimo, algunos gigantes como el profeta Elías, o Jeremías, o Job. Pero también existe otro modo de estar quietos y por tanto de falsear la búsqueda de Dios, que el Papa ve en el episodio del Evangelio en el que los escribas y los fariseos reprochan a Jesús porque sus discípulos comen sin haber realizado las abluciones rituales:


“En el Evangelio,  Jesús encuentra a gente que tiene miedo de ponerse en camino y que se adapta con una caricatura de Dios. Es un falso documento de identidad. Estos no-inquietos han hecho callar la inquietud del corazón, pintan a Dios con mandamientos y se olvidan de Dios: ‘Ustedes, descuidando el mandamiento de Dios, observan la tradición de los hombres’, y así se alejan de Dios, no caminan hacia Dios y cuando les falta la seguridad, inventan o hacen otro mandamiento”.

La gracia de estar en camino

Quien se comporta de este modo – concluyó el Papa Francisco – realiza un “camino entre comillas”, un “camino que no camina, un camino quieto”:

“Hoy la liturgia nos hace reflexionar sobre estos dos textos: dos documentos de identidad. El que todos nosotros tenemos, porque el Señor nos ha hecho así, y el que nos dice: ‘Ponte en camino y tú tendrás conocimiento de tu identidad, porque tú eres imagen de Dios, eres hecho a imagen de Dios. Ponte en camino y busca a Dios’. Y el otro: ‘No, tranquilo: cumple todos estos mandamientos y esto es Dios. Éste es el rostro de Dios’. Que el Señor nos dé a todos  la gracia del coraje de ponernos siempre en camino, para buscar el rostro del Señor, aquel rostro que un día veremos pero que aquí, en la Tierra, debemos buscar”.


(María Fernanda Bernasconi - RV).