viernes, 28 de julio de 2017

San Pedro Poveda Castroverde – 28 de julio



«En la vida de los santos, admíralo todo e imita de ellos lo que puedas»,aconsejó el mártir fundador de la Institución Teresiana. Cuando transmitió esta máxima en 1908, transitaba con firmeza por la vereda que le encumbraría a los altares, llevado de su pasión por Cristo, movido por ardiente caridad y la clarividencia que acompaña a los auténticos hijos de Dios.
Nació en Linares, Jaén, España, el 3 de diciembre de 1874 en una familia de siete hermanos, de los cuales fue el primogénito. No tuvo que dilucidar nada acerca de su quehacer porque tuvo clara su vocación sacerdotal. Inicialmente, ingresó en el seminario de Jaén, y luego se trasladó al de Guádix, Granada, donde fue ordenado sacerdote en 1897. Después se licenció en teología en Sevilla. En Guádix permaneció hasta 1905 y allí puso los pilares de lo que sería su preocupación fundamental: la enseñanza. Fue testigo de las graves deficiencias que presentaba una parte de la población, especialmente la residente en el barrio marginal de las cuevas de esta localidad granadina. Eran gentes que no recibían atenciones, faltas de educación y carentes de recursos económicos. Para asistirlas puso en marcha las Escuelas del Sagrado Corazón.
Su siguiente destino fue Covadonga, Asturias; iba como canónigo. En esta nueva etapa de su vida, que duró siete años, oró y estudió con ahínco mientras pervivía en su corazón la inquietud por la enseñanza. Prueba de ello fue la creación en 1911 de dos academias, la de Gijón dirigida a los varones y la de Oviedo a las mujeres; al año siguiente abrió otra en Linares. Con ellas se propuso dar lance a los problemas educativos que hubo en España en las primeras décadas del siglo XX. Su idea pedagógica partía con visión universal y tenía el sólido pilar del humanismo cristiano; todo un aldabonazo en la tarea educativa. Además, acertadamente sumó a este empeño el inmediato objetivo de formar al profesorado de Magisterio.
Vuelto a Jaén en 1913, compaginó su misión como canónigo de la catedral con otras responsabilidades. Fue profesor del Seminario, de las Escuelas Normales y del Instituto de Segunda Enseñanza. Entones conoció a María Josefa Segovia, una valiosa joven que apenas sobrepasaba la veintena, en cuyas manos puso la Academia de Magisterio fundada en la ciudad. También fue la primera en dirigir la Institución Teresiana. Porque otra de las características que resaltan en Pedro es la excepcional labor que realizó escalando peldaños en pro de la educación femenina. Propició la creación de las bases precisas para que las mujeres accedieran a la cultura a través de las academias sembradas en el país, y en 1914 impulsó en Madrid la primera residencia universitaria femenina española. Quería que los docentes implicados en esta tarea, tanto en el presente como en el futuro, supieran mostrar «con los hechos que la ciencia hermana bien con la santidad de vida». Toda su labor estuvo impregnada de la fe, de la oración. Era un hombre de ideas claras, con los pies en la tierra y el corazón en el cielo, un gran director y formador. Advertía: «No mires jamás el bien que hiciste en la vida pasada ni el mal que evitaste con el auxilio del Señor; pon la mira en el cielo, en lo mucho que te falta para conseguirlo. Familiarízate con la frase ¡adelante!, interpretando bien lo que por ella se significa».
En 1921 fue designado capellán real, lo cual le permitió desarrollar fecundos proyectos aprovechando el interesante campo de relaciones que se abrió ante él. Fomentó la colaboración con personalidades afines a su ideario, y de ese modo proporcionó nuevas alternativas a una sociedad que empezaba a impregnarse con los primeros atisbos de secularismo. Continuó impulsando la fundación, sin relegar otros proyectos educativos vinculados a organismos que respaldaban al profesorado católico. En esta etapa de su vida instituyó la Liga Femenina de Orientación y Cultura. También apuntaló su obra con la redacción de las líneas que debería seguir y las bases de la reforma educativa que había promovido. En 1924 la Institución recibió la aprobación pontificia como Pía Unión, y en 1928 comenzó a expandirse por el extranjero.
Fue un apóstol infatigable, dio pruebas de su humildad, paciencia y mansedumbre, y jalonó su vida con la oración y entrega constantes. Como dijo de sí mismo en 1920, su fe no fue «vacilante», sino «firme e inquebrantable», y así lo mostró nuevamente al final de su existencia. Había manifestado: «Creer bien y enmudecer no es posible», una convicción que rubricó con su sangre. El 27 de julio de 1936, en medio de la hecatombe de la guerra civil, fue detenido en su domicilio; acababa de oficiar la misa. Se identificó con valentía: «¡Soy sacerdote de Cristo!». Siempre movido por el vivo anhelo de cumplir la voluntad de Dios, se disponía a encontrarse con Él para siempre. «Sin cruz no tendrás llave para abrir las puertas del cielo», había dicho. Otro matiz de la que portaba él cabalgaba a lomos del odio y del resentimiento, aunque en su airado prójimo siguió reconociendo a Cristo; otro rasgo de su evangélico corazón: «Ve en el prójimo la imagen de Jesús, y así amarás aún a los mismos enemigos […]. Jamás des entrada al odio en tu corazón. Perdona generosamente…».
Pocos días antes de su captura escribió: «Nunca como ahora debemos estudiar la vida de los primeros cristianos para aprender de ellos a conducirnos en tiempo de persecución. ¡Cómo obedecían a la Iglesia, cómo confesaban a Jesucristo, cómo se preparaban para el martirio, cómo oraban por sus perseguidores, cómo perdonaban, cómo amaban, cómo bendecían al Señor, cómo alentaban a sus hermanos!». Apenas le dieron respiro. Fue ejecutado el 28 de julio, al día siguiente de su detención. Juan Pablo II lo beatificó el 10 de octubre de 1993, y lo canonizó el 4 de mayo de 2003.
ZENIT

La verdadera victoria es la fe


El pasado martes, algunos jóvenes cristianos iraquíes auparon sobre sus hombros al cardenal de Lyon, Philippe Barbarin, para que colocase una pequeña imagen de Nuestra Señora de Fourvière en un muro de la antigua catedral de Mosul
La ciudad había sido definitivamente liberada del Daesh hacía pocos días y la férrea seguridad en torno al gesto da idea de la precariedad que todavía domina la vida cotidiana. Pero el arzobispo de Lyon no ha querido esperar para cumplir la promesa realizada tres años atrás, cuando aseguró a los cristianos refugiados en Erbil que una vez liberada Mosul volvería trayendo la imagen de la patrona de la sede primada de las Galias.
La prontitud del cardenal francés para acudir no es una cuestión secundaria, porque hace saber y sentir a los cristianos de Iraq, en este momento trepidante en el que deciden la grave cuestión de la vuelta a sus tierras, que la Iglesia universal sufre y se alegra con ellos, y que no les deja solos. He contemplado las imágenes del cardenal recorriendo las calles de Qaraqosh y Mosul en medio de los aplausos y las lágrimas de los cristianos, muchos de ellos recién llegados. Antes de entrar en la iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, en Qaraqosh, para celebrar la eucaristía, Barbarin se ha postrado en tierra junto a los obispos iraquíes y juntos han besado el suelo que da acceso al templo, un gesto que evoca el dolor provocado por la destrucción (no solo material) que ha llevado a cabo el Daesh, con especial saña donde se encontraban los signos de la presencia cristiana.
Algunos han titulado hermosamente que “la Virgen vuelve a reinar en Mosul”. Dios lo quiera, aunque hay que entender bien ese reinado. Sin olvidar que de momento la ciudad es caótica e insegura, que muchos cristianos sienten miedo y comprensible incertidumbre, y que el panorama político-institucional es inquietante, con las maniobras de kurdos y chiíes para controlar el terreno y con las discordias que ya asoman entre algunos grupos cristianos sobre la mejor fórmula para asegurar su presencia en el futuro.
Las imágenes de estos días están llenas de esperanza y yo no puedo ni quiero sustraerme a la alegría, por ejemplo al contemplar repleta la nave de la iglesia de la Inmaculada en Qaraqosh, cuyos muros siguen ennegrecidos pero en los que vuelve a levantarse el Cuerpo del Señor. Estas imágenes nos hablan de una realidad que afecta a la Iglesia en todo tiempo y lugar. La Iglesia está siempre rompiéndose y reconstruyéndose, como dice Eliot en Los Coros de la Roca. Siempre está mordiendo el polvo y experimentando una regeneración que viene de lo Alto. Es importante observar esta dinámica de destrucción-reconstrucción que nuestros hermanos de Iraq contemplan ahora entre llantos y sonrisas, porque esta dinámica nos afecta a todos, a cada fiel cristiano y a cada una de sus comunidades.
En este sentido resulta irónica la polvareda que han levantado unas palabras escritas recientemente por el papa emérito Benedicto XVI, en las que subrayaba la certeza de que Dios nunca abandona a su Iglesia, ni siquiera cuando la barca parece a punto de naufragar. Algunos han querido ver una crítica a algunos aspectos del actual momento eclesial, demostrando una vez más que no alcanzan el vuelo alto de Benedicto. En realidad no faltan escenas (nunca faltarán) en las que se pone a prueba en dónde ponemos los cristianos nuestra esperanza, ya estemos en Iraq, en Nueva York o en Roma. La victoria militar sobre el Daesh es una magnífica noticia, pero es una victoria parcial, contingente, insuficiente, que no despeja numerosas incertidumbres. La verdadera victoria es la propia fe de los cristianos, mantenida viva en el exilio o de regreso a casa, con seguridad o con las balas silbando en torno a sus cabezas. Ahora la humilde talla de Nuestra Señora de Fourvière bendice desde su precario emplazamiento en una catedral con los muros desgarrados a los habitantes de Mosul, cristianos y musulmanes, para que la vida comience de nuevo. La única victoria decisiva es la fe, y por eso estamos en deuda con nuestros hermanos de Iraq.
José Luis Restán/Paginasdigital.es

Venezuela ante el abismo


Venezuela se encamina hacia el abismo con la decisión de Nicolás Maduro de seguir adelante con las elecciones para una Asamblea Constituyente carente de apoyo popular. 
El régimen considera un estorbo para su pretensión de un control absoluto del país la propia legalidad chavista, que le ha obligado a ceder espacios de poder a la oposición. Maduro ha optado por dinamitar cualquier puente de diálogo que permita «una solución pacífica y democrática para el país», según la expresión utilizada por el secretario de Estado del Papa, el cardenal Parolin, en su última carta al mandatario. 
No ha sido fácil (ni bien entendida) la posición de la Iglesia de intentar facilitar el diálogo entre las partes. Después del domingo será imposible volver a sentarlas. El miedo a un baño de sangre es más real que nunca, por si no bastara con los alrededor de 100 muertos durante las protestas de los últimos tres meses, ni con los estragos que provoca la falta de alimentos y medicinas. Solo queda rezar para que se produzca algún tipo de reacción desde dentro del régimen, o algún giro inesperado dé la vuelta a esta trágica situación.
Alfa y Omega

Un mes para construir caminos de paz y encuentro. Cardenal Osoro


Es una gracia de Dios poder hacernos peregrinos en este mes de agosto. No se trata de andar, porque muchos ni podéis salir de vuestras casas por enfermedad o porque no tenéis los medios para hacerlo. Se trata de hacernos todos peregrinos existencialmente. Hagamos una peregrinación, estemos donde estemos, en este mes de agosto que vamos a comenzar. ¿Para qué? Para construir caminos de paz y encuentro: en las familias reunidas, en las familias visitadas, en las familias que atraviesan dificultades, en las relaciones con todos los que nos encontremos; en vislumbrar modos de convivir entre los hombres buscando luz más allá de nosotros mismos y siendo creativos para eliminar todas las tentaciones de replegarnos y no abrirnos a los que encontremos en el camino, o de responder al odio con el odio y no con amor, a la violencia con la violencia de palabra o con obras y no con la misericordia, al egoísmo con egoísmo y no con generosidad. Hay que establecer modos, maneras y momentos de diálogos sinceros, de relaciones fraternas; tiene que ser una prioridad.
No se trata de andar, de hacer una marcha, se trata de descubrir la necesidad que tenemos de una auténtica conversión de corazón. Seamos capaces de lanzar desde la familia, desde el encuentro, un fuerte mensaje de paz en todos los niveles en los que vivimos la vida. No más instrumentalizaciones desde las ideologías que cada uno de nosotros tengamos, ha de poder más nuestra adhesión a Dios; que nos dice con claridad que somos hermanos porque Él es nuestro Padre, que somos su imagen y no podemos ignorar la condición sagrada que tenemos cada uno de vosotros. Deseo de corazón que esta peregrinación sea una experiencia profunda de encuentro con Jesucristo y cambie nuestro corazón y nuestras relaciones, que nos haga volver a ser constructores de caminos de paz y encuentro. Tenemos la gracia y la oportunidad de hacer esta bella experiencia. Os invito a hacerla en tres tiempos: 1) experimentando la cercanía de un Dios que nos abre a la vida; 2) que nos manifiesta donde está nuestra felicidad (Mt 5, 1-12), y 3) que nos llama a una misión extraordinaria (Mt 5, 13-16).
1. Experimenta cómo Jesucristo te abre a la vida: fijaos en este texto que tantas veces habéis escuchado: la adoración de los magos (Mt 2, 9-12). También nosotros, en los años que tenemos y hemos vivido, hemos oído muchas cosas. Lo mismo que a los magos les habló el rey, a nosotros mucha gente nos habló y nos contó muchas cosas. También nos ha hablado Dios mismo, ¡cuántas veces hemos escuchado su Palabra! Y sin embargo, no siempre nos hemos dejado dirigir por esa Palabra de Dios. Fueron otras palabras a las que hicimos caso. Hoy, en este camino que estás haciendo, con la confianza que te da ir de la mano de María, haz una experiencia de silencio. Haz silencio, escucha, oye. Cuando hiciste el camino haciendo caso omiso a Dios y oyendo palabras que provenían de otros como tú, ¿qué sentías?, ¿qué experimentabas?, ¿cómo te encontrabas?, ¿a dónde ibas?, ¿qué significaban los demás en tu vida?, ¿quién eras tú? Pero cuando has escuchado la Palabra que Dios mismo te dirigía, ¿qué has vivido?
Has conocido a Jesucristo. Haz un acto de adoración a su Persona. Es Dios mismo quien nos dice cómo tenemos que ser, hacer y vivir. También tú has tenido señales de la presencia del Señor. Al igual que los magos que vieron la estrella, que se posó en el lugar donde estaba el Niño, has visto muchas señales que te han hecho experimentar que el Señor es el Camino, la Verdad y la Vida. Atrévete a entrar por ese camino, no te acobardes, no hagas valer tus derechos, descálzate como Moisés y escucha al Señor que te dice lo que tienes que hacer. Entra en la presencia del Señor. Haz un acto de adoración al Señor. Él vive en medio de nosotros. Y para entrar en su presencia, te invito a que lo hagas con María. Ella te lo ofrece: desea que entre en tu corazón, te lo presenta, quiere que ocupe toda tu vida.
Si no sales, visita el templo de tu parroquia y, si sales y puedes visitar un santuario de la Virgen, ante la imagen de María, póstrate en presencia del Señor y adora, contempla. Descubre lo que cambia todo a partir de experimentar que Dios ha venido para hacerse Hombre y vivir con los hombres. Solidario con nosotros en todo lo que somos como hombres, menos en el pecado. Y solidario con nosotros para sacarnos del atolladero del cual nunca hubiéramos podido salir. Solo Dios nos puede sacar de la impotencia, de la oscuridad, de la muerte. Se hace Hombre para igualarse a nosotros y para sobrepasar lo nuestro y darnos su vida misma.
Abre toda tu vida y entrega al Señor todo lo que tienes, ponlo en sus manos como lo hizo María. ¿Cuáles son tus riquezas? ¿Qué estás dispuesto a darle? En este momento histórico que estamos viviendo, se necesitan cristianos que arriesguen todo para dar a conocer a Jesucristo a los hombres. Hay que decir con fuerza y convicción que el camino del hombre es Jesucristo. Ya se han probado otros caminos y ya vemos los resultados. Hoy, desde este silencio y dando la mano a María, ¿qué estás dispuesto a dar de ti al Señor?
2. Experimenta con Jesucristo la felicidad: ahora ten presente el texto de las bienaventuranzas (Mt 5, 1-12). Vas por el camino como peregrino, junto a otros. Si eres un hombre cabal, seguro que piensas en hacer muchas cosas, pero muy a menudo te haces consciente de que quieres hacerlo todo contando solamente con tus fuerzas. Así vas al fracaso, a ser un descontento permanente, a vivir en la desilusión y la desesperanza. Sitúas tu quehacer en horizontes muy pequeños y raquíticos. Te invito a conversar con quien va contigo en el camino sobre tu vida, tus tareas, tus ilusiones, tus frustraciones, tus ideales. No te de vergüenza conversar sobre lo que es cotidiano en tu existencia. Camina con firmeza, habla desde el corazón, desde la profundidad de tu alma.
En esta conversación, introduce la presencia del Señor en tu vida. Él va con nosotros. Nos está viendo cómo estamos y está caminando con nosotros. Acércate a Él como lo hicieron sus primeros discípulos. Quizá eres pobre o manso; quizá estás llorando por motivos muy diversos o tienes hambre de tantas cosas, también de justicia; quizá eres misericordioso y limpio de corazón; quizá trabajas por la paz y eres perseguido por situarte ante los demás como defensor de sus derechos; quizá te injurian o dicen mentiras contra ti. No importa cómo estés. Lo que importa es que Jesús, estés como estés, te dice bienaventurado, feliz, dichoso. Escucha de sus labios estas palabras para ti: dichoso, bienaventurado, feliz. Porque la dicha no viene por lo que te esté sucediendo, sino por la presencia real y verdadera del Señor en tu vida. Él es quien te da la felicidad, quien te abre horizontes, quien te entrega esas palabras de acogida tan preciosas: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré».
Y lo que dice Jesús, importa que tú se lo digas a los demás que caminan contigo. Diles con firmeza: dichosos, felices, bienaventurados. Hazlo de corazón. No tengas miedo a decirlo, pues es verdad. Pero tienes que hacerlo desde donde esto tiene sentido y fuerza, saliendo de labios de Jesús. Experimenta con quienes van de camino contigo que la felicidad, la dicha, la bienaventuranza, la da Jesucristo y solamente Él. A pesar de las situaciones que lleguen a tu vida, la salida a todo solamente la da Jesucristo. ¿Quién es Jesucristo para ti hoy? ¿Cómo es tu relación con Él? Díselo a quien va a tu lado, a quien hace el camino contigo.
3. Experimenta con Jesucristo la misión de tu vida: el Señor nos dice que somos sal de la tierra y luz del mundo (Mt. 5, 13-16). Hemos llegado a la meta que habíamos previsto, ante un Crucifijo o ante una imagen de María que tenga en sus brazos a Cristo, descubre la aventura que comenzó hace XXI siglos. Cuando estamos en una época nueva y se someten formas y modos de entender al ser humano muy diferentes, descubramos el modo de entender al ser humano que nos ofrece Jesucristo y nos presenta su Madre María cuando nos dice en la bodas de Caná: «Haced lo que Él os diga». Es una llamada a mantener la presencia de Jesucristo y a ser sal de la tierra y luz del mundo. Escucha las palabras que hoy nos dirige el Señor: «Vosotros sois la sal de la tierra […]. Vosotros sois la luz del mundo». ¡Qué afirmación la del Señor para hablarnos de nuestra identidad y de nuestra misión! El día de nuestro Bautismo, recibimos la Vida del Señor y esta nos entregó una misión extraordinaria. Este ha sido el acontecimiento más grande y más extraordinario de nuestra vida. Todos los demás acontecimientos tienen que ser interpretados desde este.
En la cercanía de María, experimenta esta gran misión. Él te ha dado su Vida para que la hagas presente en esta historia, en medio de los hombres. Tienes que dar sabor a la vida y a la historia humana. Y tienes que ser luz en medio del mundo en el que hay tantas sombras. ¿Qué sabor necesita esta humanidad para quitar todo lo insípido? ¿Qué luz tiene que existir en este mundo para eliminar todas las oscuridades que aparecen? ¿Dónde está lo insípido de esta humanidad? ¿Dónde están las oscuridades? El camino de peregrino tiene meta y compromisos. ¿Cómo quieres tú ser sal de la tierra y luz del mundo? ¿Qué compromisos tienes que asumir?
Con gran afecto, os bendice,
+Carlos Card. Osoro, arzobispo de Madrid

Cardenal Osoro, en la cárcel: «Dios se empeña en tener rostro humano»


«Dios se empeña en tener rostro humano», al nacer de la Virgen, para salir a nuestro encuentro. Así lo subrayó el cardenal Osoro este miércoles, fiesta de san Joaquín y santa Ana, en la Eucaristía que compartió con los presos de Soto del Real.
El arzobispo los animó a «descubrir la fuerza del Espíritu en su interior» y a «seguir creciendo», sintiendo «importante» a la persona que tienen al lado, en vez de hundirse por el dolor provocado a otros y a sus víctimas.
«"Podemos ser portadores de alegría”, nos decía el arzobispo. Y es verdad: Jesús se sigue encarnando en nosotros, Jesús sigue necesitándonos para seguir llevando esperanza. De alguna manera, aquellos presos terminaban abrazándolo y diciéndole que sentían una libertad con mayúsculas», explica la delegada de Pastoral Penitenciaria de Madrid, María Yela.
En la misma celebración, el cardenal Osoro administró los sacramentos de la iniciación cristiana a un interno, Joseph, y el de la Confirmación a otro, Christian; quien estuvo acompañado por su madrina, Delia, «una de las personas que más le conoce, orienta y apoya», en palabras de Yela. Además, un preso no bautizado todavía agradeció la labor del capellán, su «hermano mayor» Paulino Alonso.
Visita al módulo de aislamiento
Con la Eucaristía terminó una intensa jornada, que el propio arzobispo había adelantado en su cuenta de Twitter a primera hora: «Hoy visito a unos grandes amigos. Entienden muy bien los secretos del Reino, son barca desde la que os hablo a todos y siembro con Jesús».
Junto a Alonso y Yela, además del vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, y el vicario de la VIII, padre Ángel Camino, el purpurado recorrió varios módulos –incluso el de aislamiento–, los talleres y las cocinas. Mantuvo entrevistas personales con aquellos internos que lo deseaban y a todos les regaló un dibujo de Cristo tendiendo la mano a unos náufragos.
Tras esta visita, según detalla Segovia, «la Pastoral Penitenciaria se lleva el reto de potenciar su presencia especialmente entre los más vulnerables (aislamiento, drogodependientes…)». «Ayudará a ello la incorporación de nuevos voluntarios dentro y fuera de la prisión, con profesionales que, a título gratuito, contribuirán también a firmar equipos de apoyo extrapenitenciarios», adelanta.
Infomadrid

El que escucha la palabra y la entiende, ése dará fruto

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros, pues oíd lo que significa la parábola del sembrador:
Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.
Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.
Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».
Palabra del Señor.

El Papa Francisco reza por Charlie. Los padres: apenados por no haberte podido salvar, te amaremos siempre

“El Papa Francisco está rezando por Charlie y por sus padres y se siente particularmente cerca de ellos en este momento de inmenso sufrimiento”: es la declaración del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede Greg Burke después de la noticia de que los padres de Charlie han renunciado al pedido de llevarlo a los Estados Unidos para someterlo a terapias experimentales. “El Santo Padre pide que nos unamos en oración para que puedan encontrar el consuelo y el amor de Dios”, agregó Burke.  
El fin de la batalla legal fue anunciada por el padre y la madre de pequeño de 11 meses, afectado por una rara enfermedad genética, en la tarde del 24 de julio durante la audiencia en la Alta Corte de Londres.  
“Los últimos 11, casi 12 meses fueron los mejores, los peores y los más difíciles de nuestra vida, pero Charlie es Charlie y nosotros no hubiéramos querido cambiarlo. Todos nuestros esfuerzos han sido por él”: comienzan diciendo en el comunicado Chris Gard y Connie Yates el día en el que han decidido deponer las armas e interrumpir la batalla en el tribunal para asegurar al pequeño el acceso a una terapia experimental. Es una decisión “devastadora” después de que la resonancia magnética y los últimos exámenes realizados a Charlie han demostrado “que debemos dejar que nuestro hijo vaya con los ángeles”.
Para los padres de Charlie se ha perdido demasiado tiempo en las aulas del tribunal. El deterioro “de los músculos ha resultado irreversible”, evidencian. “El equipo americano y el italiano querían tratar a Charlie después de haber visto la última resonancia magnética y el electroencefalograma. El niño no tenía muerte cerebral”. Y aun ahora responde a nuestros estímulos, dicen los padres, explicando que es el daño muscular que está demasiado avanzado.La razón por la cual los músculos de Charlie se han deteriorado tanto es el tiempo. Charlie habría podido vivir una vida normal – afirma la mamá, Connie Yates – si se hubiera consentido a la familia someterlo antes a la terapia experimental”.
“Pasaremos estos últimos días cerca de Charlie que, lamentablemente, no podrá cumplir su primer año de vida, que habría acaecido dentro de dos semanas. Estamos profundamente apenados por no haber logrado salvarte, pero te amamos muchísimo y continuaremos amándote siempre”, dijeron Chris y Connie entre lágrimas, leyendo la declaración que repasa y explica la historia. Una historia que ha conmovido y movilizado al mundo, que ha suscitado intervenciones, entre las cuales la del Papa Francisco, manifestaciones en las redes sociales, lugares públicos y oraciones, para que al pequeño Charlie fuera dada una oportunidad.
Cercanía y compasión de los Obispos ingleses
A continuación de la decisión de los padres de Charlie Gard, la Conferencia de los Obispos ingleses y de Galles ha expresado “la más profunda cercanía y compasión” por los padres y su hijo. Lo dio a conocer el portavoz de los Obispos ingleses que en un comunicado de prensa ha recordado cómo el Papa Francisco afirmó que seguía con “afecto y conmoción” el caso del pequeño y que rezaba por los padres, esperando que su deseo de curar al hijo hasta el final no fuera ignorado.
“Todos rezamos por Charlie, su padres y la familia y esperamos que logren recibir, como familia, el sostén y el espacio para encontrar paz en los días que vendrán”, se lee en la declaración de los obispos ingleses. “Su saludo a su pequeño y valioso niño toca los corazones de todos aquellos que, como el Papa Francisco, han seguido esta historia triste y compleja. La vida de Charlie será amorosamente acompañada hasta su fin natural”.
“En estos momentos es importante recordar que todos aquellos que estuvieron involucrados en estas decisiones lacerantes han tratado de actuar con integridad y por el bien de Charlie, como ellos lo veían. La profesionalidad, el amor y el cuidado por los niños gravemente enfermos siempre demostrados por el Great Ormond Street Hospital también merecen ser reconocidos y aplaudidos”.