miércoles, 4 de mayo de 2016

«Las interpretaciones de Amoris laetitia fuera del dogma son falsas» El cardenal Müller,


El cardenal Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Madrid. 

El cardenal alemán presenta en España el libro entrevista Informe sobre la esperanza, y afirma que «el Papa no ha querido hacer una interpretación contraria al magisterio» anterior
Sobre la posibilidad de dar la comunión a los divorciados vueltos a casar, o de que se pueda vivir en gracia de Dios manteniendo una situación objetiva de pecado, «tenemos que decir que todas las interpretaciones de Amoris laetitia que van más allá del dogma de la Iglesia son falsas. El propio Papa ha dicho que no quiere hacer una interpretación contraria al magisterio, porque todos los elementos del matrimonio son dogma desde el Concilio de Trento». Son palabras del cardenal alemán Gerhard Müller, prefecto de la Congregación Pontificia para la Doctrina de la Fe, ante la pregunta de si la exhortación Amoris laetitia ha abierto la puerta a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar por lo civil. Una posibilidad que en las últimas semanas vienen apuntando distintas voces, entre ellas las de algunos cardenales.
Arropado por obispos españoles
Durante la presentación del libro-entrevista Informe sobre la esperanza, que recoge las conversaciones del alemán con el sacerdote español Carlos Granados, director de la BAC y editor de la obra, el cardenal Müller ha visitado esta semana Madrid, Valencia y Oviedo. En sus intervenciones ha estado arropado por numerosos obispos y cardenales españoles.
Antes de la presentación en la capital, este martes en la Universidad Francisco de Vitoria, el cardenal Müller contestó en rueda de prensa a las preguntas de los medios, y matizando que las llamadas «situaciones irregulares» a las que se refiere el texto del Papa no se limitan solo a los divorciados en segunda unión, el prefecto de Doctrina de la Fe afirmó que la Iglesia tiene que tener en cuenta «la debilidad de estas personas» para «integrarlas con la acción pastoral». Sin embargo, «la Iglesia no puede justificar su situación» pues se trata de «una contradicción objetiva con la voluntad de Dios, no contra unas normas de la Iglesia».
«El derecho divino no se cambia»
Según afirmó el cardenal Müller, «el Papa pide, siguiendo el movimiento de los dos Sínodos sobre la familia, integrar a estas personas, porque no están fuera de la Iglesia, pero explicando que viven de modo contrario a la voluntad de Dios». Porque «el derecho humano y eclesiástico se puede cambiar, pero el derecho divino dado por Jesucristo, la Iglesia no puede cambiarlo», añadió.
No puede haber pecado y gracia
En su exhortación, el Papa asegura que no todos los que se encuentran en un relación irregular «viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante». Según el cardenal Müller, «no es posible vivir en pecado y, a la vez, en gracia de Dios». Y aunque puede haber casos en los que «en situación de pecado mortal, la imputabilidad –de ese pecado– pueda ser menor por cuestiones subjetivas, esto solo puede saberlo Dios», y por tanto la Iglesia «solo puede dar los medios de salvación, los sacramentos» porque «tenemos la obligación de facilitar los medios para la conversión» de esas personas.
Ante las interpretaciones que surgen en torno a Amoris laetitia, el cardenal pidió no «malinterpretar las palabras del Papa según los propios intereses». Un día antes de su visita a Madrid, Müller había presentado Informe sobre la esperanza en Valencia, donde ya había alertado de estas «falsas interpretaciones» de las palabras del Papa, en este caso sobre la misericordia de Dios. Porque, aunque no siempre se utilice correctamente, «la misericordia –dijo– va unida inseparablemente a la conversión».
José Antonio Méndez. Fuente: Alfa y Omega

El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena

Lectura del santo Evangelio según san Juan 16,12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
 - «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. 
Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. 
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. 
Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor.

Juan Pablo II, Homilía, Vigilia de Pentecostés, 10 de junio


Antes de subir al cielo, Cristo había encomendado a los Apóstoles una gran tarea: "Id (...) y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 19-20). También les había prometido que, después de su marcha, recibirían "otro Consolador", que les enseñaría todo (cf. Jn 14, 16. 26).
La reflexión que se nos invita a hacer no puede menos de considerar, ante todo, la obra que el Espíritu Santo realiza en las personas y en las comunidades. El Espíritu Santo esparce las "semillas del Verbo" en las diferentes tradiciones y culturas, disponiendo a las poblaciones de las regiones más diversas a acoger el anuncio evangélico. Esta certeza debe suscitar en los discípulos de Cristo una actitud de apertura y de diálogo con quienes tienen convicciones religiosas diversas. En efecto, es necesario ponerse a la escucha de cuanto el Espíritu puede sugerir también a los "demás". Son capaces de ofrecer sugerencias útiles para llegar a una comprensión más profunda de lo que el cristiano ya posee en el "depósito revelado". Así, el diálogo podrá abrirle el camino para un anuncio más adecuado a las condiciones personales del oyente.
De todas formas, lo que sigue siendo decisivo para la eficacia del anuncio es el testimonio vivido. Sólo el creyente que vive lo que profesa con los labios, tiene esperanzas de ser escuchado. Además, hay que tener en cuenta que, a veces, las circunstancias no permiten el anuncio explícito de Jesucristo como Señor y Salvador de todos. En este caso, el testimonio de una vida respetuosa, casta, desprendida de las riquezas y libre frente a los poderes de este mundo, en una palabra, el testimonio de la santidad, aunque se dé en silencio, puede manifestar toda su fuerza de convicción.

Es evidente, asimismo, que la firmeza en ser testigos de Cristo con la fuerza del Espíritu Santo no impide colaborar en el servicio al hombre con los seguidores de las demás religiones. Al contrario, nos impulsa a trabajar junto con ellos por el bien de la sociedad y la paz del mundo. Si los hijos de la Iglesia permanecen abiertos a la acción del Espíritu Santo, él les ayudará a comunicar, respetando las convicciones religiosas de los demás, el mensaje salvífico único y universal de Cristo.
Fuente: News. Va

Homilía del Papa: Jesús es el Camino, pero hay cristianos que son momias o vagabundos


 «Pidamos al Espíritu Santo que nos enseñe a caminar bien». Fue la exhortación del Papa Francisco - en su homilía de la Misa matutina, en la capilla de la Casa de Santa Marta -  reflexionando sobre las palabras de Jesús a Tomás: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida»… «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre».
Reiterando que Jesús es el «camino justo» de la vida cristiana, el Santo Padre señaló que es importante verificar constantemente si lo estamos siguiendo con coherencia, si hemos perdido la experiencia de fe, o se nos ha quedado por el camino. Camino por el cual se van encontrando diversos tipos de cristianos: ‘cristianos momias’; ‘cristianos vagabundos’, ‘cristianos testarudos, cristianos a mitad de camino’.
‘Momias espirituales’
El Papa se detuvo sobre las características de esos cristianos que están confundidos, empezando por el cristiano que ‘no camina’, que parece que está como embalsamado:
«Un cristiano que no camina, que no hace camino, es un cristiano no cristiano. No se sabe lo que es. Es un cristiano un poco ‘paganizado’: está allí, estancado, no va adelante en la vida cristiana, no hace florecer las Bienaventuranzas en su vida, no hace las obras de misericordia… Está parado. Perdónenme la palabra, pero es como si fuera una ‘momia’, allí.., una ‘momia espiritual’. Y hay cristianos que son ‘momias espirituales’. Parados, allí. No hacen daño, pero no hacen el bien’».
Los testarudos y los vagabundos
También hay cristianos porfiados. Si bien, cuando se camina es posible que uno se equivoque de camino, eso no es lo peor, Francisco advirtió que «la tragedia es ser testarudo y decir: ‘éste es el camino’. Y no dejar que la voz del Señor nos diga que no lo es, que nos diga: ‘vuelve atrás y toma el camino verdadero’. Luego, la cuarta categoría, la de los cristianos que ‘caminan, pero no saben dónde van’:
«Son errantes en la vida cristiana, vagabundos. Su vida es un ir dando vueltas, aquí y allá, y así se pierden la belleza de acercarse a Jesús, al camino de Jesús. Pierden el camino, porque van dando vueltas, y tantas veces ese vagabundear, los lleva a una vida sin salida: el vagabundear demasiado se transforma en un laberinto y después no saben cómo salir. Han perdido esa llamada de Jesús. No tienen brújula para salir y dan vueltas, buscan. Hay otros que en el camino quedan seducidos por una belleza, por algo, y se quedan a mitad de camino, fascinados por lo que ven, por una idea, una propuesta, un paisaje… ¡Y se detienen! ¡La vida cristiana no es una fascinación: es una verdad! ¡Es Jesucristo!».
Preguntémonos  cómo vamos caminando
¿Cómo va el camino cristiano que empecé en el Bautismo? ¿Estancado? ¿Equivocado? ¿Vagabundeando espiritualmente? ¿Me detengo ante lo que me gusta: mundanidad, vanidad? O sigo siempre hacia adelante, haciendo que sean concretas las Bienaventuranzas y las obras de misericordia… El Papa recordó que el Camino de Jesús está lleno de consolaciones, de gloria y también de cruz, pero siempre con la paz en el alma. Y alentó a preguntarnos cómo es nuestro caminar:
«Quedémonos hoy con la pregunta, pero preguntémonos, cinco minutitos… ¿Cómo estoy yo en este camino cristiano? ¿Estancado, equivocado, dando vueltas, parándome ante las cosas que me gustan, o en el camino de Jesús: ‘Yo soy el Camino’? ¡Y pidamos al Espíritu Santo que nos enseñe a caminar bien, siempre! Y, cuando nos cansamos, un pequeño refresco y adelante. Pidamos esta gracia».
(CdM - RV)