jueves, 29 de septiembre de 2011

Artículo recomendado

Javier nos ha mandado otra dirección interesante. Muchas gracias.
Premio de Turismo del Ayuntamiento de Madrid a la JMJ.

http://www.madrid.es/portal/site/munimadrid/menuitem.650ba10afbb0b0aa7d245f019fc08a0c/?vgnextoid=848528f78b682310VgnVCM2000000c205a0aRCRD&vgnextchannel=6091317d3d2a7010VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&vgnextfmt=default&idioma=es

HIMNO A JESÚS

¡Qué lejana veía tu casa,
mi dulce Maestro!

¡Qué difícil y abrupto el camino,
qué estrecho el sendero.
Y cuánta hojarasca
-remolinos locos de mis pensamientos-
llevaban mis pasos por otro camino
más fácil, ¡más lejos!

Pero yo sabía que en alguna parte
me esperabas siempre.
¡Ay Maestro bueno!
No puedo explicarme por qué esa paciencia
tuviste conmigo, ni cómo, ni cuando, ni qué fuerza hubo
que me colocara ante tu sendero.
Ante tu mirada sonriente y dulce.

¡Mi amado Maestro!
Deja que te diga lo que a todas horas
te he estado diciendo,
sin darme yo cuenta de lo que decía
con toda la fuerza de mis sentimientos.

Deja que repita lo que a cada instante
latía en mi alma,
lo que por minutos he estado viviendo.
Lo que, pese a todo, salía por encima
de las desviaciones de mis pensamientos.

Deja que lo diga, ¡que lo diga siempre!:
Jesús..., yo te quiero.

Sacado del Magnificat

sábado, 24 de septiembre de 2011

NACER DE LA VIRGEN MARÍA

María, con un amor inimaginable, nos lleva siempre como hijos pequeños, formando nuestra vida con la suya.

Una persona realmente cristiana no puede ni debe vivir más que de la vida de Nuestro Señor Jesucristo.

Esta vida divina debe ser el principio de todos sus pensamientos, de todas sus palabras y de todas sus acciones.

Jesucristo fue concebido en el seno de María por obra del Espíritu Santo. Jesucristo nació del seno virginal de María. Concebido por obra del Espíritu Santo, nacido de María Virgen.

El bautismo y la fe hacen que empiece en nosotros la vida de Jesucristo. Por eso, somos como concebidos por obra del Espíritu Santo. Pero debemos, como el Salvador, nacer de la Virgen María.

Jesucristo quiso formarse a nuestra semejanza en el seno virginal de María. También nosotros debemos formarnos a semejanza de Jesucristo en el seno de María, conformar nuestra conducta con su conducta, nuestras inclinaciones con sus inclinaciones, nuestra vida con su vida.
María, con un amor inimaginable, nos lleva siempre en sus castas entrañas como hijos pequeños, hasta tanto que, habiendo formado en nosotros los primeros rasgos de su hijo, nos dé a luz como a Él.

María nos repite incesantemente estas hermosas palabras de san Pablo: Hijitos míos, por quienes de nuevo sufro dolores de parto hasta que Cristo se forme en vosotros (Gál 4,19). Hijitos míos, que yo quisiera dar a luz cuando Jesucristo se haya formado perfectamente en vosotros.
Autor: Ágora marianista | Fuente: Catholic.net

jueves, 22 de septiembre de 2011

PLEGARIA CONTRA LAS SEDUCCIONES DEL MAL. SALMO 141

Buenos días Señor, ahora necesito orar, necesito pedirte ayuda y necesito que me ayudes a ser mejor.

Salmo de David. 
Yo te invoco, Señor, ven pronto en mi ayuda:
escucha mi voz cuando te llamo;
que mi oración suba hasta ti como el incienso,
y mis manos en alto, como la ofrenda de la tarde
.
 Coloca, Señor, un guardián en mi boca
y un centinela a la puerta de mis labios;
no dejes que mi corazón se incline a la maldad,
o a cometer delitos con hombres perversos.
¡No, nunca gustaré de sus manjares!

Que el justo me golpee como amigo y me corrija,
pero que el óleo del malvado no perfume mi cabeza:
yo seguiré oponiendo mi oración a sus maldades.


Pero mis ojos, Señor, están fijos en ti:
en ti confío, no me dejes indefenso.
Protégeme del lazo que me han tendido
y de las trampas de los que hacen el mal.
 ¡Caigan los malvados en sus propias redes,
mientras yo paso sin hacerme daño!

Huir de la tristeza

Cuántos de nosotros nos sentimos tristes, con esa tristeza infinita que hasta duele. Con esa sensación de soledad y desamparo que nadie comprende, sólo los que la padecemos.
¡Cuántas veces nos gustaría desaparecer! Irnos con el Padre, pero Dios tiene otros planes para nosotros.
En esos momentos estamos solos, con Jesús a nuestro lado, no podemos verlo con los ojos de la cara, pero sí con los ojos de la fe.
¡Cómo nos gustaria sentir sus poderosos brazos, sosteniéndonos, abrazándonos con un abrazo infinito!.
Lo importante es saber que está aquí, ahora mismo a mi lado, aunque no lo vea, aunque no lo oiga, pero está sosteniéndome con sus brazos para que no me hunda.
Esta fragmento de la carta de San Pablo a los Filipenses, que leímos este domingo, me sirve de ayuda:

"Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 1, 20c-24. 27a
Hermanos:
Cristo será glorificado abiertamente en mi cuerpo, sea por mi vida o por mí muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir. Pero, si el vivir esta vida mortal me supone trabajo fructífero, no sé qué escoger.
Me encuentro en ese dilema: por un lado, deseo partir para estar con Cristo, que es con mucho lo mejor; pero, por otro, quedarme en esta vida veo que es más necesario para vosotros.
Lo importante es que vosotros llevéis una vida digna del Evangelio de Cristo.
Palabra de Dios."

Ya sé que mi vida no es necesaria como ha sido la de Pablo, para sus contemporáneos y para todos nosotros. Pero si Dios me mantiene en este mundo, alguién puede necesitar mi pequeño granito de arena y eso me consuela y me permite "levantarme" y seguir adelante con la ayuda de Dios.
Espero que os sirva de ayuda.
H. de Carmen

martes, 20 de septiembre de 2011

¿Qué hacer cuando Dios calla?

El silencio de una persona amada es doloroso. Se percibe como ausencia, vacío, desinterés, soledad... El silencio del otro provoca inseguridad y puede ser el origen de resentimientos y desconfianza.

Por eso el silencio de Dios es terriblemente doloroso. Jesucristo también lo padeció en la cruz, se sintió abandonado por el Padre. Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc 15, 34b)

Sabemos que Dios salió de su eterno silencio, reveló su secreto, desveló su misterio en la Palabra: Jesucristo. Y que Cristo está vivo. Lo sabemos, pero eso no quita su misterioso silencio.
Aunque Dios calle y permanezca oculto, casi como si estuviera muerto, en el fondo del corazón percibimos su presencia. Esta percepción interior crece a medida que se desarrolla en nosotros la semilla de las virtudes teologales. La experiencia nos va demostrando el amor que Dios nos tiene. La memoria iluminada por la fe nos ayuda a recordarlo. Y así, progresivamente, nos va invadiendo la confianza de que Dios está presente. Poco a poco la gracia de Dios va trabajando en nosotros y de esa manera en el fondo de nosotros mismos crece y se va fortaleciendo una percepción interior de la que el corazón está seguro y que, gracias a la fe, se convierte en certeza: Aunque no lo vea, aunque no lo sienta, Él está aquí, conmigo, y me ama.
En mi vida he aprendido tres lecciones ante los silencios de Dios:
1. Que no debo perder la paz interior, aunque sufra lo indecible. Se vale quejarse, pero sin perder la paz interior.
2. Que debo aceptar mis límites y tener confianza. En la comunicación, el silencio tiene un significado. Y si el silencio viene de Dios puedo tener la certeza de que no puede ser más que un gesto de amor, algo que Él me ofrece para mi bien. En Dios el silencio no puede significar rechazo o desinterés, simplemente Dios no puede hacerme una cosa así.
El silencio de Dios se convierte para mí en un reclamo para que yo guarde silencio, que acepte que hay algo de Dios que no alcanzo a comprender y que aprenda a escucharlo y acoger su voluntad con plena confianza en la Providencia.
3. Que debo perseverar en oración (cf. Mt 26, 41; cf 1 Tes 5, 17) y ser como el amigo inoportuno que llama a la puerta hasta que abre (cf Lc 18,1-8), con la certeza de que mi Padre me escuchará:
El silencio de Dios no es ausencia, es otra forma de estar presente, un lenguaje diferente. Lo que pasa es que somos impacientes y queremos respuestas inmediatas y siempre a nuestro estilo. Algo importante en el amor es aceptar al otro como es. También Dios merece este trato.
 Autor: P Evaristo Sada LC | Fuente: www.la-oracion.com

miércoles, 14 de septiembre de 2011

LOS CINCO DEFECTOS DE JESÚS, por Monseñor Francois-Xavier Nguyen van Thuan.

Detenido en 1975 por su condición de obispo y encarcelado durante 13 años en las cárceles del Vietcong, nueve de ellos en completo aislamiento, en el año 2000 Juan Pablo II encarga a monseñor Van Thuan impartir los ejercicios espirituales de Cuaresma ante la curia vaticana.
Al comienzo de los mismos, monseñor Van Thuan relata cómo a pesar de las duras condiciones de su prisión, su esperanza inquebrantable en Jesús despierta la admiración e incomprensión de sus compañeros de prisión y guardianes. He aquí el admirable testimonio que dio sobre su seguimiento a Jesús.

Primer defecto: Jesús no tiene buena memoria


En la cruz, durante su agonía, Jesús oyó la voz del ladrón a su derecha: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino» (Lc 23, 42). Si hubiera sido yo, le habría contestado: «No te olvidaré, pero tus crímenes tienen que ser expiados, al menos, con 20 años de purgatorio». Sin embargo Jesús le responde: «Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso» (Lc 23, 43). Él olvida todos los pecados de aquel hombre.
Algo análogo sucede con la pecadora que derramó perfume en sus pies: Jesús no le pregunta nada sobre su pasado escandaloso, sino que dice simplemente: «Quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor» (Lc 7, 47).
La parábola del hijo pródigo nos cuenta que éste, de vuelta a la casa paterna, prepara en su corazón lo que dirá: «Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros» (Lc 15, 1819). Pero cuando el padre lo ve llegar de lejos, ya lo ha olvidado todo; corre a su encuentro, lo abraza, no le deja tiempo para pronunciar su discurso, y dice a los siervos, que están desconcertados: «Traed el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en la mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío había muerto y ha vuelto a la vida; se había perdido y ha sido hallado» (Lc 15, 22-24).
Jesús no tiene una memoria como la mía; no sólo perdona, y perdona a todos, sino que incluso olvida que ha perdonado.


Segundo defecto: Jesús no sabe matemáticas


Si Jesús hubiera hecho un examen de matemáticas, quizá lo hubieran suspendido. Lo demuestra la parábola de la oveja perdida. Un pastor tenía cien ovejas. Una de ellas se descarría, y él, inmediatamente, va a buscarla dejando las otras noventa y nueve en el redil. Cuando la encuentra, carga a la pobre criatura sobre sus hombros (cf. Lc 15, 47).
Para Jesús, uno equivale a noventa y nueve, ¡y quizá incluso más! ¿Quién aceptaría esto? Pero su misericordia se extiende de generación en generación...

Cuando se trata de salvar una oveja descarriada, Jesús no se deja desanimar por ningún riesgo, por ningún esfuerzo. ¡Contemplemos sus acciones llenas de compasión cuando se sienta junto al pozo de Jacob y dialoga con la samaritana, o bien cuando quiere detenerse en casa de Zaqueo! ¡Qué sencillez sin cálculo, qué amor por los pecadores!

Tercer defecto: Jesús no sabe de lógica



Una mujer que tiene diez dracmas pierde una. Entonces enciende la lámpara para buscarla. Cuando la encuentra, llama a sus vecinas y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido» (cf. Lc 15, 89).

 ¡Es realmente ilógico molestar a sus amigas sólo por una dracma! ¡Y luego hacer una fiesta para celebrar el hallazgo! Y además, al invitar a sus amigas ¡gasta más de una dracma! Ni diez dracmas serían suficientes para cubrir los gastos...
Aquí podemos decir de verdad, con las palabras de Pascal, que «el corazón tiene sus razones, que la razón no conoce»

Jesús, como conclusión de aquella parábola, desvela la extraña lógica de su corazón: «Os digo que, del mismo modo, hay alegría entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta» (Lc 15, 10).

Cuarto defecto: Jesús es un aventurero

El responsable de publicidad de una compañía o el que se presenta como candidato a las elecciones prepara un programa detallado, con muchas promesas.
Nada semejante en Jesús. Su propaganda, si se juzga con ojos humanos, está destinada al fracaso.

Él promete a quien lo sigue procesos y persecuciones. A sus discípulos, que lo han dejado todo por él, no les asegura ni la comida ni el alojamiento, sino sólo compartir su mismo modo de vida.
A un escriba deseoso de unirse a los suyos, le responde: «Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Mt 8, 20).
El pasaje evangélico de las bienaventuranzas, verdadero «autorretrato» de Jesús, aventurero del amor del Padre y de los hermanos, es de principio a fin una paradoja, aunque estemos acostumbrados a escucharlo:
«Bienaventurados los pobres de espíritu..., bienaventurados los que lloran..., bienaventurados los perseguidos por... la justicia..., bienaventurados seréis cuando os injurien y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5, 312).

Pero los discípulos confiaban en aquel aventurero. Desde hace dos mil años y hasta el fin del mundo no se agota el grupo de los que han seguido a Jesús. Basta mirar a los santos de todos los tiempos. Muchos de ellos forman parte de aquella bendita asociación de aventureros. ¡Sin dirección, sin teléfono, sin fax...!

Quinto defecto: Jesús no entiende ni de finanzas ni de economía


Recordemos la parábola de los obreros de la viña: «El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. Salió luego hacia las nueve y hacia mediodía y hacia las tres y hacia las cinco.., y los envió a sus viña». Al atardecer, empezando por los últimos y acabando por los primeros, pagó un denario a cada uno (cf. Mt 20, 116).

Si Jesús fuera nombrado administrador de una comunidad o director de empresa, esas instituciones quebrarían e irían a la bancarrota: ¿cómo es posible pagar a quien empieza a trabajar a las cinco de la tarde un salario igual al de quien trabaja desde el alba? ¿Se trata de un despiste, o Jesús ha hecho mal las cuentas? ¡No! Lo hace a propósito, porque -explica-: «¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?».


¿Por qué Jesús tiene estos defectos? Porque es Amor (cf. 1 Jn 4, 16). El amor auténtico no razona, no mide, no levanta barreras, no calcula, no recuerda las ofensas y no pone condiciones.
Jesús actúa siempre por amor. Del hogar de la Trinidad él nos ha traído un amor grande, infinito, divino, un amor que llega -como dicen los Padres- a la locura y pone en crisis nuestras medidas humanas.
Cuando medito sobre este amor mi corazón se llena de felicidad y de paz. Espero que al final de mi vida el Señor me reciba como al más pequeño de los trabajadores de su viña, y yo cantaré su misericordia por toda la eternidad, perennemente admirado de las maravillas que él reserva a sus elegidos. Me alegraré de ver a Jesús con sus «defectos», que son, gracias a Dios, incorregibles.
Los santos son expertos en este amor sin límites. A menudo en mi vida he pedido a sor Faustina Kowalska que me haga comprender la misericordia de Dios. Y cuando visité Paray-le-Monial, me impresionaron las palabras que Jesús dijo a santa Margarita María Alacoque: «Si crees, verás el poder de mi corazón».

Contemplemos juntos el misterio de este amor misericordioso.

Texto tomado de Devocionario Católico

martes, 13 de septiembre de 2011

Artículo recomendado

Interesante artículo a mi entender de esta revista. Saludos. J. Bodas

http://www.revistacriterio.com.ar/iglesia/una-alternativa-contracultural/

El artículo es muy interesante, muchas gracias Javier.

Es bueno que compartamos todo lo que nos pueda ayudar en nuestro caminar hacia el Señor.

lunes, 12 de septiembre de 2011

PERDONAR

«Los límites del mal los delimita la Divina Misericordia. Esto no implica que todo el mundo se salve automáticamente por la Divina Misericordia, disculpando así todo pecado, sino que Dios perdonará a todo pecador que acepte ser perdonado. Por eso, el perdón, la superación del mal, pasa por el arrepentimiento. Y si el perdón constituye el límite al mal (¡cuántas lecciones se podrían sacar de esta verdad para superar los conflictos armados!), la libertad condiciona, en cierto modo, a la Divina Misericordia. Dios, en efecto, arriesgó mucho al crear al hombre libre. Arriesgó que rechace su amor y que sea capaz, negando en realidad la verdad más honda de su libertad, de matar y pisotear a su hermano. Y pagó el precio más terrible, el sacrificio de su único Hijo. Somos el riesgo de Dios. Pero un riesgo que se supera con el poder infinito de la Divina Misericordia» (Benedicto XVI, 30 de abril de 2011).


Nos cuesta perdonar. A todos nos cuesta. Pero no hemos de confundir “sentir” rabia cuando nos han ofendido y “querer” perdonar de corazón. El perdón no es una cuestión de sentimientos, sino de voluntad. Lo importante es querer perdonar y ofrecer al prójimo el perdón, aunque la propia sensibilidad siga alterada y como “encabritada”. Dios no quiere que no sintamos -¡no somos de palo!-, sino que aprendamos a perdonar, independientemente del sentimiento. Con la ayuda de Dios, poco a poco se irá sometiendo y apaciguando también este último, pero no es la condición para el perdón. ¿O creemos que Cristo sintió “muy bonito” cuando estaba siendo atormentado por sus verdugos en la cruz? ¿O que fue para Él un lecho de rosas todas las humillaciones, las bofetadas, las calumnias, las burlas, los azotes, la coronación de espinas, el escarnio de sus enemigos? Y, sin embargo, ahí está el ejemplo: “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!”
Propósito
Esforzarme por eliminar todo rencor para aprender a perdonar como Dios me perdona.
Diálogo con Cristo
Si queremos aprender a perdonar, Señor, aquí tenemos el ejemplo y el motivo para hacerlo. Sólo así podremos rezar el Padrenuestro como verdaderos cristianos: “Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.

P. Sergio Córdova LC

viernes, 9 de septiembre de 2011

FELICIDADES MARÍA

Ave María, Mujer pobre y humilde, bendecida por el Altísimo.

Virgen de la esperanza, profecía de los tiempos nuevos, nosotros nos unimos a tu canto de alabanzas para celebrar las misericordias del Señor, para anunciar la venida del Reino de Dios y la plena liberación del hombre.

Ave María, humilde sierva de Señor, gloriosa Madre de Cristo. Virgen fiel, morada santa del Verbo, enséñanos a perseverar en la escucha de la Palabra, a ser dóciles a la voz del Espíritu, atentos a sus llamadas en la intimidad de la conciencia y a sus manifestaciones en los eventos de la historia.

Ave María, Mujer del dolor, Madre de los viven, Virgen esposa ante la Cruz, Eva nueva, sé nuestra guía en los caminos del mundo, enséñanos a vivir y a defender el amor de Cristo, a llevar con humildad nuestra cruz y estar contigo ante la Cruz de Cristo ante los débiles, los que sufren, los marginados, los pobre y a conocer en sus rostros el rostro de Cristo.

Ave María, Mujer de la fe, Antes que los discípulos! Virgen Madre de la Iglesia, ayúdanos siempre a dar razón de la esperanza que hay en nosotros confiando en la bondad del hombre creado por Dios a su imagen y en el amor del Padre. Enséñanos renovar el mundo desde adentro: en la profundidad del silencio y de la oración, en la alegría del amor fraterno, en la fecundidad insustituible de la Cruz.

Santa María, Madre de los creyentes, ruega por nosotros. Amén

Benedicto XVI

jueves, 8 de septiembre de 2011

Necesidad de rezar, necesidad de comunicarnos con Dios

Hay un aspecto de la vida del cristiano fundamental y es la oración. Igual que una persona necesita comunicarse con el ser amado, el cristiano tiene una necesidad imperiosa de comunicarse con su Amado, con Dios.

Y es en los mismos momentos que nos sucede con nuestros seres queridos; cuando estamos contentos queremos compartirlo con nuestro Señor y darle las gracias por el bien que nos ha hecho y por el bien que nos hace cada día.

Cuando tenemos problemas o simplemente estamos tristes, ¿quién mejor que Él para entendernos, para consolarnos y para secar nuestras lágrimas?. Por muy mal que lo estemos pasando, sabemos que Él nos escucha y está junto a nosotros. Y en ese momento, aunque a veces sea difícil, hay que decir “hágase tu voluntad, Señor esto me duele, pero tú sabes lo que me conviene, ayúdame a ser fuerte y aceptarlo”

Y sabemos que Él está siempre con nosotros, sosteniéndonos, podemos sentir su Amor dentro de nosotros y sabemos que nunca nos fallará.

El P. Evaristo Sada en Catholic.net hace unas reflexiones muy interesantes, he extraído parte:
“Hay fórmulas u oraciones vocales que a lo largo de los siglos han resultado especialmente “poderosas” para muchos: el Padrenuestro, el Avemaría, la oración de Jesús (Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí pecador), el canto de los salmos, etc.
Quienes han encontrado fruto para el crecimiento en su vida espiritual utilizando estas fórmulas u otras, progresan normalmente en tres momentos:
1. Comienzan a pronunciarlas con los labios o en silencio, dándole un sentido a las palabras mientras están en la presencia de Dios.
2. Luego, dan el paso a decirlas interiormente, hasta que con o sin la fórmula se dirigen a Dios con las actitudes propias de la oración que utilizan (actitud de creatura ante su Creador, de hijo ante su Padre, de pecador rescatado ante su Redentor, de bautizado ante el Espíritu Santo que habita en él, etc.)
3. Un paso más adelante se da cuando esa oración se hace una oración incesante, impregnando completamente toda la persona y toda la vida. Llevan corriendo por sus venas el sentido de las oraciones. El hábito de la presencia de Dios llega a ser para ellos como una segunda naturaleza.

Una oración vocal debe brotar del corazón y ser pronunciada ante Dios con fe y atención para que pueda llamarse oración y para que sea poderosa. El poder de la oración no está en pronunciar determinadas palabras con los labios, sino en hacerlo con plena conciencia y dirigiéndose con fe a Dios Nuestro Señor.

La fuerza de una oración viene no del exterior (las palabras), sino del interior (del corazón). Lo esencial está en estar y permanecer ante Dios; lo importante es la elevación espiritual del corazón humilde a Dios.
Una sola palabra, un recuerdo de Jesús o una simple mirada llena de fe, con un sincero sentimiento de adoración, vale más que centenares de rosarios pronunciados sin sentido, como si de un loro se tratara.
San Pablo decía: “Prefiero decir cinco palabras con mi mente que mil en lengua desconocida.” (1 Co 14,19)”
P. Evaristo Sada.

Que Dios nos ayude siempre para saber comunicarnos con Él
MEMM

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Existencia de Dios y fidelidad

Hay quienes dudan de la existencia de Dios, o simplemente la niegan; nosotros quizás nos esforzamos por convencerlos de que Dios exista; quizás lo logramos.

¿Por qué? ¿Por qué Dios o por qué no sabemos demostrar su existencia?

Al mundo hay que decirle que Dios existe, no tanto con argumentos, cuanto con obras; ahí que presentar un Dios vivo y vivificante; al fin y al cabo como Él es.

En todo cuando toquemos, pongamos la marca de Dios; y en todo lo que digamos transparentemos a Dios; y todo en cuanto hagamos, vivamos nosotros a Dios... y pronto los demás verán esas marcas de Dios, oirán esos sonidos de Dios, sentirán esa presencia de Dios.

Y sobrarán los argumentos; como el niño no necesita argumentos; para amar a su madre, el hombre no debe necesitamos para en Dios, ni para amarle.

" ¿Cómo invocarán a Aquél en quien no han creído? O ¿Como oirán si nadie les predica? Y ¿Cómo predicarán si no son enviados?"

(Rom.10,14-15)

Del libro los cinco minutos de Dios

La fidelidad para el hombre es un trabajo diario precisa de mucha Sencillez y la Humildad.

- Fidelidad a nuestro interior

-Fidelidad a quienes nos rodean

-Fidelidad a Dios en nuestro diario caminar

La fidelidad es un Don, pero precisa de entrenamiento ¡Tu fidelidad Señor es eterna y estable por siempre jamás!

La misa tiene que llevarnos a un cambio interior y aun compromiso exterior.

Jesús pone el acento en la permanencia es donde maduran nuestras acciones....

El amor de Dios es primero en Intención.

El amor a los hombres es primero en la acción.

Isabel

lunes, 5 de septiembre de 2011

La corrección fraterna


Jesús nos dijo: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano."

Por tanto Jesús nos dice dos cosas importantes, que debemos ayudar a nuestros hermanos repredíendolos en el caso de que actúen mal y que debemos hacerlo a solas, en primer lugar.
Vamos a ver algunas citas de santos que nos ayuden a saber corregir a nuestros hermanos

 San Ambrosio

"Aprovecha más la corrección amiga que la acusación violenta; aquella inspira compunción y ésta incita la indignación". (Catena Aurea, volumen VI).

"Ni la corrección ha de ser tan rígida que desanime, ni ha de haber connivencia que facilite el pecar" (Catena Aurea, volumen VI, 266).

San Gregorio Magno

"Y ninguno diga: yo no sirvo para amonestar, no soy idóneo para exhortar. Haz lo que puedas, que no se te pida cuenta..." (Homilía 4 sobre los Evangelios).

"La reprensión, que hace mejorar a los humildes, suele parecer intolerable a los soberbios" (Catena Aurea, vol. VI)
San Agustín

"Si le dejas estar, peor eres tú; él ha cometido un pecado y con el pecado se ha herido a sí mismo; ¿no te importan las heridas de tu hermano? Le ves perecer o que ha perecido, ¿y te encoges de hombros? Peor eres tú callando que él faltando" (Sermón 82).

"Debemos pues, corregir por amor; no con deseos de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda... ¿Por qué le corriges? ¿Por qué te ha molestado ser ofendido por él? No lo quiera Dios. Si lo haces por amor propio, nada haces" (Sermón 82)

Recordad, hay que reprender a nuestros hermanos, si es necesario, pero siempre con amor y delicadeza.








viernes, 2 de septiembre de 2011

Defender a nuestra Iglesia

Muchas veces como católicos nos encontramos en situaciones difíciles, compañeros, amigos e incluso familiares critican a la Iglesia Católica de una forma corrosiva.

Últimamente con la visita de Benedicto XVI a España con motivo de la JMJ, las críticas han aumentado.

¿Hay que responder? ¿Hay que callar?. Y si respondemos, ¿cómo?.

Hay veces que hay que callar, porque en algunos casos callando es como se defiende a la Iglesia Católica, Jesús mismo se mantuvo callado cuando le estaban juzgando. En algunos momentos callando se hace la mayor defensa de la Iglesia.

En otras ocasiones hay que hablar para defender a nuestra Iglesia, pero con tranquilidad, con amor y ayudándonos de nuestro ejemplo. Es complicado, pero esperemos en tener la ayuda del Espíritu Santo:

“Igualmente, el mismo Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad porque no sabemos orar como es debido; pero es Espíritu intercede por nosotros con gemidos inefables.

Y el que sondea los corazones conoce el deseo del Espíritu y sabe que su intercesión en favor de los santos está de acuerdo con la voluntad divina.

Sabemos, además, que Dios dispone, todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio. “

Romanos 8, 26-28

“Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir.”

San Lucas 21, 14-15

El mensaje que la Iglesia dirige al mundo contemporáneo es exigente, como lo es el de Cristo en el Evangelio. Es coherente y quiere defender la dignidad del hombre, de todo hombre, de todo el hombre "Para conocer al hombre, el verdadero hombre, íntegro..." (Pablo VI)

H. de Carmen