Son muy pocos, pero hacen mucho ruido. Ya sea en forma de amenazas de "corrección pública", a través de mentiras en sus terminales mediáticos o eclesiásticos, o mediante campañas de contrapublicidad (después de siglos, han regresado los "pasquines" y las falsificaciones de diarios), los sectores ultraconservadores de la Curia intentan dinamitar las reformas de un Papa que tiene detrás el apoyo de la práctica totalidad de los creyentes de todo el mundo.
Entretanto, Francisco habla cuando tiene que hacerlo, y deja en su sitio a los "profetas de desventuras" y a las "resistencias malévolas" y, según el sustituto de la Secretaría de Estado, Angelo Becciu, "hasta se rió" cuando supo de la existencia de carteles en su contra en las calles de Roma.
Sin embargo, no está de más declaraciones como las que este lunes, durante su XIII reunión, ha realizado el coordinador del G-9, cardenal Rodríguez Maradiaga. Según informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede, al inicio del encuentro, "el Cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, después de haber retornado el saludo al Santo Padre, le agradeció a nombre de todos los miembros por sus palabras en el discurso de Navidad a la Curia Romana el pasado 22 de diciembre de 2016, reconociendo en él un aliento y una orientación para los trabajos del Consejo".
En dicho discurso, el Papa arremetía contra los "pecados" de la Curia y las actitudes gatopardianas de los que se oponen, sin dar la cara, y también de las "resistencias malévolas" a cualquier cambio.
Al mismo tiempo, y "en relación a recientes sucesos, el Consejo de Cardenales expresa su pleno apoyo a la obra del Papa, asegurando al mismo tiempo su adhesión y sostenimiento plenos a su persona y su magisterio".
El G-9 está formado por los cardenales Oscar Rodríguez Maradiaga (Coordinador), Pietro Parolin (Secretario de Estado), Giuseppe Bertello, Francisco Javier Errázuriz Ossa, Sean Patrick O'Malley, Reinhard Marx, Laurent Monsengwo Pasinya, Oswald Gracias y George Pell.
Aunque la nota no los citaba, los "últimos episodios" eran la copia falsa de L'Osservatore y los carteles contra el Papa que empapelaron algunos barrios de la Ciudad Eterna. Por fortuna, en los dos últimos Angelus, decenas de miles de fieles se han congregado para gritar vivas al Pontífice, y asegurar su oración ante la dura tarea de reformar la Iglesia, tal y como se acordó en el Cónclave que lo eligió Papa. Mientras tanto, y según ha podido saber RD, la Policía italiana ya cuenta con algunas claves que podrían permitir conocer a los responsables de la publicidad falsa.
Jesús Bastante