jueves, 18 de agosto de 2016

Ideología de género. Es diferente a la lucha por la igualdad de género que defiende los derechos de la mujer, iguales a los del varón

VER
Por las redes sociales me hicieron llegar lo que podrían ser contenidos de los libros de texto sobre educación sexual, que serían difundidos por la Secretaría de Educación Pública en todas las escuelas del país, obligatorios también en las privadas. Lo consulté a esta Secretaría y, afortunadamente, contestaron que esto es falso. Pedí que me enviaran lo que dicen los textos de Primaria al respecto y, en efecto, nada de esto aparece en los libros que usarán los niños en las escuelas.
Nos causó alarma porque, según lo divulgado en redes sociales, en la sesión escolar sobre identidad de género y transexualidad, a una mamá embarazada le preguntan: ¿Es niño o niña? Y responde: No lo sé; aún no habla. Y más adelante explica: La única persona que puede responder es él o la bebé, cuando tenga conciencia de su género y lo comunique al resto de la sociedad. Más adelante, propone un juego, en que niñas y niños se han de disfrazar de lo que quieran, de hombre o de mujer, y luego han de expresar cómo se sienten con lo que escogieron disfrazarse.
Esto corresponde a la corriente ideológica que ya no habla de géneros femenino y masculino en los humanos, sino de una gran multiplicidad de posibilidades genéricas. Es decir, ya no eres hombre o mujer desde tu concepción, sino que eres lo que quieras ser, ignorando incluso tu biología.
Esta propuesta es diferente a la lucha por la igualdad de género que defiende los derechos de la mujer, iguales a los del varón, lo cual no es una ideología de transexualidad. En efecto, la mujer, por su género femenino, no debe ser tratada como si valiera menos; tiene la misma dignidad que el varón y hay que luchar por que, tanto en la familia, como en la sociedad y en la Iglesia, se le reconozcan sus derechos.
PENSAR
En su reciente estancia en Polonia, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco dijo a los obispos: «En Europa, América, América Latina, África, en algunos países de Asia, hay verdaderas colonizaciones ideológicas. Y una de estas – lo digo claramente con nombre y apellido – es el ‘gender’ (género). Hoy a los niños en la escuela se enseña esto: que cada uno puede elegir el sexo. ¿Por qué enseñan esto? Porque los libros son los de las personas y de las instituciones que dan el dinero. Son las colonizaciones ideológicas, sostenidas también por países muy influyentes. Y esto es terrible. Hablando con el Papa Benedicto, que está bien y tiene un pensamiento claro, me decía: ‘Santidad, esta es la época del pecado contra Dios creador’. Es inteligente. Dios ha creado al hombre y a la mujer; Dios ha creado al mundo así, y nosotros estamos haciendo lo contrario. Dios nos dio un estado ‘inculto’ para que nosotros lo transformáramos en cultura; y después, con esta cultura, hacemos cosas que nos devuelven al estado ‘inculto’. Lo que ha dicho el Papa Benedicto tenemos que pensarlo: ‘Es la época del pecado contra Dios creador’».
En el documento de Aparecida, los obispos latinoamericanos dijimos al respecto: “Entre los presupuestos que debilitan y menoscaban la vida familiar encontramos la ideología de género, según la cual cada uno puede escoger su orientación sexual, sin tomar en cuenta las diferencias dadas por la naturaleza humana. Esto ha provocado modificaciones legales que hieren gravemente la dignidad del matrimonio, el respeto al derecho a la vida y la identidad de la familia“ (DA 40). “Por ello los cristianos necesitamos recomenzar desde Cristo, desde la contemplación de quien nos ha revelado en su misterio la plenitud del cumplimiento de la vocación humana y de su sentido. En Cristo Palabra, Sabiduría de Dios, la cultura puede volver a encontrar su centro y su profundidad, desde donde se puede mirar la realidad en el conjunto de todos sus factores, discerniéndolos a la luz del Evangelio y dando a cada uno su sitio y su dimensión adecuada” (DA 41).
ACTUAR
Padres de familia, estén atentos a los contenidos educativos que reciben sus hijos en las escuelas y en el medio ambiente, porque con la mejor intención de evitar la discriminación hacia quienes tienen una orientación sexual distinta, se pretende borrar las diferencias biológicas, antropológicas y culturales propias de cada sexo.
Fuente : Zenit.    Autor: Felipe Arizmendi Esquivel

18 de agosto: santa Elena, madre del emperador Constantino

En un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació pobre en el seno de una familia pagana. Allí pudo, en su juventud, contemplar los efectos de las persecuciones mandadas desde Roma: vio a los cristianos que eran tomados presos y metidos en las cárceles de donde salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las cristianas muertas fueron sus amigas, ¿qué mal hacían para merecer la muerte? A su entender, solo podía asegurar que eran personas excelentes.
San Ambrosio, que vivió en época inmediatamente posterior, la describe como una mujer privilegiada en dones naturales y en nobleza de corazón. Y así debía de ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer matrimonio. En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de Diocleciano.
Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega.
Muerto Constancio Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Sí, cuando –por testimonio de Eusebio de Cesarea– aparezca sobre el sol el signo de la cruz con motivo de la batalla deSaxa Rubra y la leyenda «con este signo vencerás» que dio el triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312.
Aunque el emperador retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es complaciente con la condición de cristiana que tiene su madre, que daba sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece descubrirse la influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de los cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los dioses lares. Agasaja a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326, Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque se aproxima ya a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente repensado y nunca confesado, pero que cada día crece y toma fuerza en su alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el sagrado leño donde Cristo entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los Santos Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables pertenecientes al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la primera dama del Imperio a los humildes y lejanos lugares donde nació, vivió, sufrió y resucitó el Redentor. Pero, aparte de todo lo que de fantástico pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles como Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos que no saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado entre una facción de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra.
Las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Elena. Sacadas a la luz, solo resta ahora la grave dificultad de llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado Jesús. Relatan que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne, con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.
No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención por Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de tamaño acontecimiento hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo resuelven otros estudiosos afirmando que la fuente histórica que relata los acontecimientos es el historiador contemporáneo Eusebio de Cesarea, al que en su Vita Constantinisolo le interesan los acontecimientos realizados por Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o quizá porque solo le interesa adular a su anfitrión.
Murió Elena sin que sepamos el sitio ni la fecha. Su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad Eterna y parte de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso salvador por la tierra de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
Archimadrid.org

¿Vino Jesús a dividir las familias?


Me escribe un amigo a propósito del evangelio del pasado domingo, XX del tiempo ordinario, año C (Lucas 12, 49-57), en el que Jesús dice que ha venido a traer división en una misma familia, y me pide encarecidamente que se lo explique, si puedo. Confieso que también a mí se me hace difícil este pasaje, y he pensado que mi solución tal vez interesaría a mis comunicantes de Religión Digital, y quizás les sugeriría otra solución mejor que la que ahora propongo.
La respuesta más fácil sería que, en este y otros lugares evangélicos, se trata de exageraciones propias del lenguaje oriental. Pero esta escapatoria podría llevar a minimizar la exigencia del radicalismo evangélico. No podemos rebajar la exigencia del evangelio. Jesús dice que para seguirle a medias, más vale no seguirle; véase la doble parábola del remiendo sin tundir en un vestido viejo i el vino nuevo en odres viejos (Mateo 9,16-17 y paralelos) o la doble parábola del que quiso edificar una torre y no calculó lo gastos, o el rey que salió al encuentro de un ejército enemigo, sin mirar si tenía tropas suficientes (Lucas 14,28-33).
No hay que rebajar la exigencia del evangelio, repito, pero hay que asegurarse de que se ha entendido en la dirección correcta, que en el lenguaje metafórico y expresivo de Jesús no siempre es la que señala la acepción literal o material de las palabras; esto sería un fundamentalismo nefasto. Por ejemplo, nadie toma al pie de la letra lo de cortarse una mano que te escandaliza, o no llamar padre a nadie en la tierra (ni siquiera al "padre espiritual").
Dicen a veces que la mentalidad hebrea (que es el substrato de los evangelios) no tiene capacidad para ideas abstractas. No es así; lo que pasa es que suele expresarlas con realidades concretas. Por ejemplo, para referirse al "mal", dice "el malo". Tiende a personificar conceptos o valores abstractos. Así entiendo yo los "malos" y los "enemigos" que los salmos quieren hacernos odiar.
Jesús enseña que hay criterios, valores, filosofías de la vida, que son incompatibles con el Reino de Dios que él predica, y para enseñar que hemos de rechazarlos los personifica. Puede darse tal incompatibilidad aun con realidades muy metidas en nuestras vidas y en nuestro modo de pensar, como si fueran parientes o amigos, o una propia mano u ojo, y con ellos hay que "cortar por lo sano".
La sociedad que nos rodea es en muchos aspectos enemiga de la fe, y el creyente ha de navegar contra corriente, sin dejarse arrastrar por el ambiente mundano, materialista. Yo diría que esto es lo que Jesús quiere inculcarnos cuando nos exige romper con todo lo opuesto a la fe cristiana, aunque sean cosas, valores o criterios que tenemos muy metidos en nuestras vidas, y que vemos aceptados a nuestro alrededor, incluso a nuestro lado.
No nos exige romper con personas, sino con criterios de ciertas personas, aunque no quita que en alguna ocasión no tengamos más remedio que romper con alguna persona o grupo, porque se hace prácticamente imposible la convivencia pacífica. Es la famosa regla de san Agustín: "Odiar el pecado, amar al pecador".
Fuente: Religión digital. Autor:  Hilari Raguer

Comentario del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14 por San Jerónimo


San Jerónimo

3-4a. «Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir.» Envió a su siervo; y no cabe duda que éste fue Moisés, por quien se dio la ley a los invitados. Aunque leemos siervos (como se encuentra en muchos ejemplares), debemos entender que se refiere a los profetas; porque invitados por ellos, no quisieron venir. Sigue, pues: «Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados…» Debe creerse que los siervos que fueron enviados la segunda vez son los profetas más bien que los apóstoles; y así, si antes está escrito el siervo, cuando después de lee los siervos, debe entenderse que estos segundos siervos son los apóstoles.
4b. «Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.» El banquete preparado, los toros y los animales cebados ya muertos, representan, en sentido metafórico, las riquezas del rey, para que por medio de las cosas materiales se venga en conocimiento de las espirituales. Además, la magnificencia de los dogmas, y la doctrina del Señor, pueden conocerse de una manera evidente en la plenitud de la ley.
7a. «Se airó el rey …» Cuando invitaba a las bodas y obraba con clemencia, era llamado hombre; pero ahora, cuando vino a aleccionarse calla la palabra hombre, y únicamente se le llama rey.
7b. «… enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.» [1] Por estos ejércitos entendemos los ejércitos romanos, capitaneados por Vespasiano y por Tito, los cuales, habiendo destruido los pueblos de Judea, prendieron fuego a la ciudad prevaricadora.
9. «Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.» El pueblo gentil no estaba en los caminos, sino en las salidas de los caminos.
10a. «Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos…»También entre los gentiles hay una diversidad infinita, pues debemos conocer, que unos están más inclinados a lo malo, y otros practican las virtudes por sus buenas costumbres.
11b-12a. «Había allí uno que no tenía traje de boda…» El vestido nupcial es también la ley de Dios y las acciones que se practican en virtud de la ley y del Evangelio, y que constituyen el vestido del hombre nuevo. El cual si algún cristiano dejare de llevar en el día del juicio, será castigado inmediatamente; por esto sigue: «Le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado.» Le llama amigo, porque había sido invitado a las bodas (y en realidad era su amigo por la fe), pero reprende su atrevimiento, porque había entrado a las bodas, afeándolas con su vestido sucio.
12b. «El se quedó callado.» Entonces, cuando todos los ángeles y el mundo entero sean testigos de los pecados, no habrá lugar a petulancias ni se podrá negar.
13b. «Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.»En el llanto de los ojos y en el rechinar de dientes, se da a conocer la magnitud de los tormentos por medio de una metáfora de miembros corporales. Los pies y las manos atadas, el llanto de los ojos y el rechinar de dientes, son para que se entienda la veracidad de la resurrección.
14. Y como en el convite nupcial no se busca el principio, sino el fin, añade: «Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»

Notas
[1] Cierta crítica usa estas palabras para afirmar que el Evangelio de San Mateo fue escrito en fecha tardía. Sorprende realmente que si eso fuera así -que habría sido escrito después de la caída de Jerusalén en el año 70 d.C.- tan poco impacto hubiera hecho tal catástrofe en los relatos, ya que es ignorada a pesar de sus terribles consecuencias en el judaísmo. Las palabras del v. 7, por lo demás son un asunto secundario en la parábola. El pasaje, a pesar de su vaguedad sobre precisiones de lo ocurrido, ha sido calificado por la crítica racionalista -que no cree en profecías ni en milagros- como retrospectivo. El tema está vinculado a Is 5, que ya aparece en Mt 21,33. (Gundry) “No tenemos necesidad alguna de suponer en Mateo una retrospección de la destrucción de Jerusalén en el 70 d.C.”. Luego de abundar en su análisis concluye: “Por lo tanto, 22, 7, no apunta hacia atrás al 70 d.C., sino es más bien una dramática figura del juicio derivada de la predicción de Isaías de la destrucción de Jerusalén”.

A todos los que encontréis, llamadlos a la boda


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, Jesús volvió a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
-«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar criados,encargándoles que dijeran a los convidados:
"Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas, y todo está a punto. Venid a la boda".
Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.
El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego dijo a sus criados:
"La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda".
Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:
"Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin vestirte de boda?”.
El otro no abrió la boca.
Entonces el rey dijo a los servidores:
"Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos».
Palabra del Señor.