viernes, 7 de octubre de 2016

"La Iglesia en Europa puede convertirse siempre más en 'Iglesia en salida'"



 Una Iglesia "anunciadora alegre del Evangelio de la misericordia y testigo de la esperanza". Así ve el Papa Francisco a la Iglesia europea, y así se lo hizo ver a la Plenaria de las Conferencias Episcopales Europeas, en un mensaje dirigido al cardenal Erdo.
"Que la Iglesia en Europa puede convertirse siempre más en ‘Iglesia en salida'", es el clamor de Bergoglio, leído ayer por el presidente de la CCEE. Los obispos europeos, reunidos en el Principado de Mónaco, escucharon las palabras del Pontífice, en las que muestra su "profundo aprecio por la significativa contribución" en lo tocante a "la promoción de las relaciones fraternas y eclesiales, que manifiesta la importancia de la comunión y la alegría de la fe".
Al tiempo, el Papa alienta a la Iglesia europea a "proseguir con confianza" un camino e servicio, teniendo en cuenta "los dos pulmones" del continente, el oriental y el occidental. Con sus matices y tonalidades propias.
Finalmente, el Papa invita a los obispos a "iluminar las conciencias de los creyentes, ofreciéndoles criterios de juicio y discernimiento, para no dejarse desviar por una cultura mundana".
El mensaje de Francisco concluye con un agradecimiento a la década de Peter Erdo al frente de este organismo de colaboración entre los obispos de toda Europa. "Usted - escribe el Papa- ha sabido servir con mansedumbre y sabiduría, poniendo por arriba de todo la caridad evangélica. ¡Gracias por su celo pastoral!".

DOLOR Y ORACIÓN DEL PAPA POR LAS VÍCTIMAS DEL HURACÁN MATTHEW


El Papa Francisco ha expresado hoy su tristeza y sus condolencias por las numerosas víctimas de la devastación que ha causado a su paso el huracán Matthew. 

En un telegrama enviado al presidente de la conferencia episcopal de Haití, Cardenal Chibly Langlois, el Papa asegura su participación en la pena de todas las personas que han perdido un ser querido; y encomienda a los difuntos a la misericordia de Dios, para que los acoja en su luz. 

También asegura su cercanía espiritual y su afecto a todas las personas que han perdido sus casas y sus bienes en esta catástrofe, y confía a todos a la protección maternal de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.

"El apego a la Ley hace que se ignore al Espíritu Santo"

La verdadera doctrina no es el rígido apego a la Ley que encanta como las ideologías, sino que es la revelación de Dios que se deja encontrar cada día más por cuantos están abiertos al Espíritu Santo. Lo afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
El Santo Padre destacó los aspectos que surgen de las lecturas del día, que se refieren al Espíritu Santo, ese "gran don del Padre" - dijo - , que es la fuerza que hace salir a la Iglesia con coraje para que llegue hasta el fin del mundo. Es el Espíritu "el protagonista de este ir adelante de la Iglesia". Mientras sin él - añadió Francisco- se produce la cerrazón y el miedo.
El pontífice indicó las tres actitudes que podemos tener con el Espíritu. La primera de las cuales es la que San Pablo reprocha a los Gálatas, a saber: el hecho de creerse justificados por la Ley y no por Jesús "que da sentido a la Ley". Y de este modo, eran "demasiado rígidos". Son los mismos que atacaban al Señor que los llamaba "hipócritas":
"Y este apego a la Ley hace que se ignore al Espíritu Santo. No deja que la fuerza de la redención de Cristo salga adelante con el Espíritu Santo. Ignora; sólo la Ley. Es verdad que están los Mandamientos y nosotros debemos seguirlos; pero siempre desde la gracia de este don grande que nos ha dado el Padre, su Hijo, es el don del Espíritu Santo. Y así se comprende la Ley. Pero no reducir al Espíritu y al Hijo a la Ley. Éste era el problema de aquella gente: ignoraba al Espíritu Santo y no sabían ir adelante. Estaban cerrados, encerrados en las prescripciones: se debe hacer esto, se debe hacer aquello otro. A veces, a nosotros, nos puede suceder que caigamos en esta tentación".
Los Doctores de la Ley - afirmó el Papa Bergoglio - "encantan con las ideas":
"¿Por qué las ideologías encantan; y así Pablo comienza, aquí: ‘Necios Gálatas, quién los ha encantado?'. Aquellos que predican con ideologías: ¡es todo justo! Encantan: ¡todo claro! Pero mira la revelación de Dios, ¿acaso no es clara? A la revelación de Dios se la encuentra cada día más, más, más; siempre en camino. ¿Es clara? ¡Sí! ¡Clarísima! Es Él, pero nosotros debemos encontrarla en camino. Y aquellos que creen que tienen toda la verdad en la mano no son ignorantes, Pablo dice más: ‘¡Necios!'. Que se han dejado encantar".
La segunda actitud es entristecer al Espíritu Santo, lo que sucede - prosiguió diciendo el Pontífice - "cuando no dejamos que Él nos inspire, que nos lleve adelante en la vida cristiana", cuando "no permitimos que Él nos diga - no con la teología de la Ley, sino con la libertad del Espíritu - lo que debemos hacer". De este modo, recordó el Papa, nos volvemos "tibios" y caemos en la "mediocridad cristiana".
La tercera actitud, en cambio, es precisamente "abrirse al Espíritu Santo y dejar que Él nos conduzca. Como hicieron los Apóstoles con el coraje que tuvieron el día de Pentecostés. Perdieron el miedo y se abrieron al Espíritu Santo". "Para entender, para acoger las palabras de Jesús"  - dijo también Francisco -"es necesario abrirse a la fuerza del Espíritu Santo. Y cuando un hombre, una mujer, se abre al Espíritu Santo es como un velero que se deja arrastrar por el viento y va adelante, adelante, adelante y no se detiene más". Pero es necesario "rezar para abrirse al Espíritu Santo":
"Nosotros podemos preguntarnos hoy, en un momento de la jornada, ¿yo ignoro al Espíritu Santo? ¿Y sé que si voy a Misa el domingo, si hago esto, si hago esto es suficiente? Segundo: ¿mi vida es una vida a medias, tibia, que entristece al Espíritu Santo y no deja en mí la fuerza de ir adelante, de abrirme? ¿O, finalmente, mi vida es una oración continua para abrirse al Espíritu Santo, para que Él me lleve adelante con la alegría del Evangelio y me haga entender la doctrina de Jesús, la verdadera doctrina, aquella que no encanta, aquella que no nos hace necios, sino la verdadera? Y que nos haga entender dónde está nuestra debilidad, aquella que lo entristece a Él; y que nos lleve adelante, llevando adelante también el nombre de Jesús a los demás y enseñando el camino de la salvación. Que el Señor nos dé esta gracia: abrirnos al Espíritu Santo para no volvernos necios, encantados, ni hombres y mujeres que entristecen al Espíritu". (RD/RV)

COMENTARIO AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (11,15-26) POR SAN JUAN PABLO II:





A Jesús de Nazaret, Dios lo ha acreditado “con milagros, prodigios y señales”. (…) 

El Hijo del hombre con su enseñanza daba a conocer que era verdadero Dios-Hijo, que era con el Padre “una sola cosa” (cf. Jn 10, 30). Su palabra estaba acompañada por “milagros, prodigios y señales”. Estos hechos acompañaban a las palabras no sólo siguiéndolas para confirmar su autenticidad, sino que muchas veces las precedían, tal como nos dan a entender los Hechos de los Apóstoles cuando hablan de “todo lo que Jesús hizo y enseñó desde el principio” (Act 1, 1). 

Eran esas mismas obras, y particularmente “los prodigios y señales”, los que testificaban que “el reino de Dios estaba cercano” (cf. Mc 1, 15), es decir, que había entrado con Jesús en la historia terrena del hombre y empujaba para entrar en cada espíritu humano. Al mismo tiempo testificaban que Aquél que las realizaba era verdaderamente el Hijo de Dios. (…) 

Estos hechos no sólo son atestiguados y narrados por los Apóstoles y por los discípulos de Jesús, sino que también son confirmados en muchos casos por sus adversarios. Es muy significativo que estos últimos no negaran los milagros realizados por Jesús, sino que más bien pretendieran atribuirlos al poder del “demonio”. 

En efecto, decían: “Está poseído de Beelcebul, y por virtud del príncipe de los demonios echa a los demonios” (Mc 3, 22; cf. también Mt 8, 32; 12, 24; Lc 11, 14-15). Y es conocida la respuesta de Jesús a esta objeción, demostrando su íntima contradicción: “Si, pues, Satanás se levanta contra sí mismo y se divide, no puede sostenerse, sino que ha llegado a su fin” (Mc 3, 26). 

Pero lo que en este momento cuenta más para nosotros es el hecho de que tampoco los adversarios de Jesús pueden negar sus “milagros, prodigios y signos” como realidad, como “hechos” que verdaderamente han sucedido. (…) 

Por lo demás, cuando el Apóstol Pedro, el día de Pentecostés, da testimonio de toda la misión de Jesús de Nazaret, acreditada por Dios por medio de “milagros, prodigios y señales”, no puede más que recordar que el mismo Jesús fue crucificado y resucitado (Act 2, 22-24). Así indica el acontecimiento pascual en el que se ofreció el signo más completo de la acción salvadora y redentora de Dios en la historia de la humanidad. 

Podríamos decir que en este signo se contiene el “anti-milagro” de la muerte en cruz y el “milagro” de la resurrección -milagro de milagros- que se funden en un solo misterio, para que el hombre pueda leer hasta el fondo la autorrevelación de Dios en Jesucristo y, adhiriéndose con la fe, entrar en el camino de la salvación.

(Catequesis de la Audiencia General del 11-11-1987)

EL REINO DE DIOS HA LLEGADO A VOSOTROS


Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,15-26):

En aquel tiempo, habiendo echado Jesús un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios.» Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo.

Él, leyendo sus pensamientos, les dijo:
«Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino?

Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces.

Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.

Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por el desierto, buscando un sitio para descansar; pero, como no lo encuentra, dice: “Volveré a la casa de donde salí.” Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va a coger otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio.»

Palabra del Señor

Papa: Estar abiertos al Espíritu Santo para ir adelante

La verdadera doctrina no es el rígido apego a la Ley que encanta como las ideologías, sino que es la revelación de Dios que se deja encontrar cada día más por cuantos están abiertos al Espíritu Santo. Lo afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
El Santo Padre destacó los aspectos que surgen de las lecturas del día, que se refieren al Espíritu Santo, ese “gran don del Padre” – dijo – , que es la fuerza que hace salir a la Iglesia con coraje para que llegue hasta el fin del mundo. Es el Espíritu “el protagonista de este ir adelante de la Iglesia”. Mientras sin él –  añadió Francisco– se produce la cerrazón y el miedo. E indicó las tres actitudes que podemos tener con el Espíritu. La primera de las cuales es la que San Pablo reprocha a los Gálatas, a saber: el hecho de creerse justificados por la Ley y no por Jesús “que da sentido a la Ley”. Y de este modo, eran “demasiado rígidos”. Son los mismos que atacaban al Señor que los llamaba “hipócritas”:
“Y este apego a la Ley hace que se ignore al Espíritu Santo. No deja que la fuerza de la redención de Cristo salga adelante con el Espíritu Santo. Ignora; sólo la Ley. Es verdad que están los Mandamientos y nosotros debemos seguirlos; pero siempre desde la gracia de este don grande que nos ha dado el Padre, su Hijo, es el don del Espíritu Santo. Y así se comprende la Ley. Pero no reducir al Espíritu y al Hijo a la Ley. Éste era el problema de aquella gente: ignoraba al Espíritu Santo y no sabían ir adelante. Estaban cerrados, encerrados en las prescripciones: se debe hacer esto, se debe hacer aquello otro. A veces, a nosotros, nos puede suceder que caigamos en esta tentación”.
Los Doctores de la Ley  – afirmó el Papa Bergoglio – “encantan con las ideas”:
“¿Por qué las ideologías encantan; y así Pablo comienza, aquí: ‘Necios Gálatas, quién los ha encantado?’. Aquellos que predican con ideologías: ¡es todo justo! Encantan: ¡todo claro! Pero mira la revelación de Dios, ¿acaso no es clara? A la revelación de Dios se la encuentra cada día más, más, más; siempre en camino. ¿Es clara? ¡Sí! ¡Clarísima! Es Él, pero nosotros debemos encontrarla en camino. Y aquellos que creen que tienen toda la verdad en la mano no son ignorantes, Pablo dice más: ‘¡Necios!’. Que se han dejado encantar”.
La segunda actitud es entristecer al Espíritu Santo, lo que sucede – prosiguió diciendo elPontífice – “cuando no dejamos que Él nos inspire, que nos lleve adelante en la vida cristiana”, cuando “no permitimos que Él nos diga – no con la teología de la Ley, sino con la libertad del Espíritu – lo que debemos hacer”. De este modo, recordó el Papa, nos volvemos “tibios” y caemos en la “mediocridad cristiana”.
La tercera actitud, en cambio, es precisamente “abrirse al Espíritu Santo y dejar que Él nos conduzca. Como hicieron los Apóstoles con el coraje que tuvieron el día de Pentecostés. Perdieron el miedo y se abrieron al Espíritu Santo”. “Para entender, para acoger las palabras de Jesús  – dijo también Francisco – es necesario abrirse a la fuerza del Espíritu Santo. Y cuando un hombre, una mujer, se abre al Espíritu Santo es como un velero que se deja arrastrar por el viento y va adelante, adelante, adelante y no se detiene más”. Pero es necesario “rezar para abrirse al Espíritu Santo”:
“Nosotros podemos preguntarnos hoy, en un momento de la jornada, ¿yo ignoro al Espíritu Santo? ¿Y sé que si voy a Misa el domingo, si hago esto, si hago esto es suficiente? Segundo: ¿mi vida es una vida a medias, tibia, que entristece al Espíritu Santo y no deja en mí la fuerza de ir adelante, de abrirme? ¿O, finalmente, mi vida es una oración continua para abrirse al Espíritu Santo, para que Él me lleve adelante con la alegría del Evangelio y me haga entender la doctrina de Jesús, la verdadera doctrina, aquella que no encanta, aquella que no nos hace necios, sino la verdadera? Y que nos haga entender dónde está nuestra debilidad, aquella que lo entristece a Él; y que nos lleve adelante, llevando adelante también el nombre de Jesús a los demás y enseñando el camino de la salvación. Que el Señor nos dé esta gracia: abrirnos al  Espíritu Santo para no volvernos necios, encantados, ni hombres y mujeres que entristecen al Espíritu”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).