jueves, 20 de mayo de 2010

Pedir ayuda al Espíritu Santo

Hazte una pregunta: ¿tú realmente estás trabajando acompañado de esa fuerza misteriosa, santificadora y vivificadora que es la alianza y la unión con el Espíritu Santo, que habita en tu corazón por la gracia, que está dentro de ti por la gracia, con la Santísima Trinidad, con el padre y con el Hijo?

Realmente pregúntate: ¿tú trabajas aliado a Él? ¿Lo recuerdas? ¿Cuántas veces lo sientes en tu vida, en tus oraciones, en tus recreos, en el comedor, en todo tu tiempo?

¿Cuántas veces te percatas de que cuentas y estás con el Espíritu Santo santificador trabajando por lograr aquellos actos, que parecen intrascendentes, tu santificación personal?

Trabaja pues y haz todo esto con una gran confianza y estrecha unión con el “socio”, con el que vas hacer la obra más importante de tu vida: la obra de tu santificación. No hay socio mejor ni amigo mejor.

Tú ya tiene un “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para poder santificarte. Tú tienes que trabajar con tu “socio” para preparar el mármol, la piedra, el material donde Él y tú van a esculpir la imagen viviente de nuestro Señor Jesucristo. Así es como tú desde la santidad y desde la amistad con el Espíritu Santo vas a lograr llegar a ser otro Cristo, un testimonio viviente del Evangelio. Así es como va a cumplirse en ti aquello de: que Cristo sea vuestra vida.
Catholic.net

Realmente por mucho que lo intentemos no podemos realizar nada solos, es como si inténtasemos mover una gran roca, por mucha fuerza que hagamos día tras día no se mueve ni un milímetro, necesitamos ayuda exterior. Necesitamos la ayuda del Espíritu Santo, para que como dice el árticulo, Dios nos vaya moldeando, nos vaya quitando esos trozos de barro que nos sobran y nos afean, nuestros pecados, y haga una imagen nuestra cada vez más cercana a la que Dios quiere de nosotros.

Pero para eso también necesita nuestra colaboración y sobre todo que se lo pidamos de corazón, que le pidamos su ayuda y le preguntemos: ¿Señor, qué quieres de mí?. Que yo voy a hacer tu voluntad.
MEMM