viernes, 29 de junio de 2012

Los ancianos también son nuestro prójimo


Jesús nos dijo:" amaréis al prójimo como a vosotros mismos". "Haz a los demás lo que quieras que te hagan a ti"

Los ancianos también son nuestro prójimo, necesitan nuestro cariño, es más, necesitan nuestro respeto y nuestra admiración.

Antiguamente se respetaban a las personas mayores, las  veneraban,  las apreciaban  y las valoraban.  

Ahora, en algunos casos, parece que nos molestan, les dejamos a un lado, no oímos  sus consejos. ¿Qué pronto se nos ha olvidado todo el bien que nos hicieron, como nos quisieron, nos cuidaron y trabajaron para nosotros?.

Pero lo peor de todo, cuando los miramos, ¿no vemos en ellos a Jesús?, ¿ no nos damos cuenta de que es al mismo Dios al que despreciamos y arrinconamos?.

Siguiendo el ejemplo de Cristo, como cristianos, debemos tratar a nuestros padres de la manera en que deberíamos aproximarnos reverencialmente a nuestro Padre celestial (Hebreos 12:9; Malaquías 1:6)

Cuidemos y amemos a nuestros mayores, seguro que recibimos de ellos mucho más de lo que les damos.
H. de Carmen

miércoles, 27 de junio de 2012

La verdadera caridad


La verdadera caridad consiste en amar tanto a los amigos como a los enemigos, añade: "Si uno adolece de esta virtud, pierde todo bien que tiene, es privado del talento recibido y es arrojado fuera, a las tinieblas". 


¡Queridos hermanos, acojamos la invitación a la vigilancia, a la que tantas veces nos llaman las Escrituras! Es la actitud de quien sabe que el Señor volverá y querrá ver en nosotros los frutos de su amor. 

La caridad es el bien fundamental que nadie puede dejar de hacer fructificar y sin el cual todo otro don es vano.

Si Jesús nos ha amado hasta el punto de dar su vida por nosotros, ¿cómo podríamos no amar a Dios con todas nuestras fuerzas y amarnos de verdadero corazón los unos a los otros?

Sólo practicando la caridad, también nosotros podremos participar en la alegría del Señor.Que la Virgen María sea nuestra maestra de laboriosa y alegre vigilancia en el camino hacia el encuentro con Dios. Benedicto XVI, 13 de noviembre de 2011.

domingo, 24 de junio de 2012

Frases que nos ayudan a amar a Dios


¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Tu estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; me lanzaba sobre esas cosas hermosas que Tu creaste. Tú estabas conmigo mas yo no estaba contigo. Reteníanme lejos de Ti aquellas cosas que si no estuvieran en Ti, no serían. Llamaste y clamaste , y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera, exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por Ti; gusté de Ti, y siento hambre y sed; me tocaste, y abraséme en tu paz.   
San Agustín

¿Crees que el sol existe cuando no lo ves por causa de una nube?; entonces no dudes de la bondad de Dios para contigo, cuando parece que Él esconde su rostro.
Anónimo


El hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir.
Albert Einstein

Amigos míos, Dios me es necesario porque es el único ser que puede amar eternamente.
Fëdor Dostoyevsky 

Nadie niega a Dios, sino aquel a quien conviene que Dios no exista.
San Agustín

Cada criatura, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios todavía no ha perdido la esperanza en los hombres.
Rabindranath Tagore

Si uno persevera, Dios no se niega a nadie.
Santa Teresa de Jesús

No pidáis a Dios que os de una carga apta para vuestros hombros; pedidle unos hombros aptos para soportar vuestras cargas.
Phillips Brooks

EL BAUTISTA


Hoy, 24 de junio, la liturgia nos invita acelebrar la solemnidad de la Natividad de San Juan Bautista, cuya vida estuvo totalmente orientada a Cristo, como la de su madre, María (...) 

De Jerusalén y de todas las partes de Judea la gente acudía para escuchar a Juan Bautista y para hacerse bautizar por él en el río, confesando sus pecados. La fama del profeta que bautizaba creció hasta el punto de que muchos se preguntaban si él era el Mesías. Pero él -subraya el evangelista- lo negó decididamente: "Yo no soy el Cristo".

 En cualquier caso, es el primer "testigo" de Jesús, habiendo recibido del cielo la indicación: "Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ese es el que bautiza con Espíritu Santo".

 Esto aconteció precisamente cuando Jesús, después de recibir el bautismo, salió del agua: Juan vio bajar sobre él al Espíritu como una paloma. Fue entonces cuando"conoció" la plena realidad de Jesús de Nazaret, y comenzó a "manifestarlo a Israel", señalándolo como Hijo de Dios y redentor del hombre: "Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo".

 Como auténtico profeta, Juan dio testimonio de la verdad sin componendas. (Benedicto XVI, 24 de junio de 2007.

El mandamiento nuevo


Se ha dicho que la novedad, más allá del mandamiento ya existente del amor al prójimo, se manifiesta en la expresión "amar como yo os he amado", es decir, en amar hasta estar dispuestos a sacrificar la propia vida por el otro. Entonces habría que definir el cristianismo como una especie de esfuerzo moral extremo.

No, la verdadera novedad del mandamiento nuevo no puede consistir en la elevación de la experiencia moral. Lo esencial también en estas palabras no es precisamente la llamada a una exigencia suprema, sino al nuevo fundamento del ser que se nos ha dado. La novedad solamente puede venir del don de la comunión con Cristo, de vivir en Él.


Se puede ver la conexión con el lavatorio de los pies; sólo si nos dejamos lavar una y otra vez, si nos dejamos "purificar" por el Señor mismo, podemos aprender a hacer, junto con Él, lo que Él ha hecho.


La inserción de nuestro yo en el suyo - "vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí" (Ga, 2, 20)- es lo que verdaderamente cuenta. Por eso la segunda palabra clave que aparece frecuentemente en la interpretación que hace San Agustín del Sermón de la Montaña es "misericordia".
                                                                                                                                                                                          Debemos dejarnos sumergir en la misericordia del Señor, entonces también nuestro "corazón" encontrará el camino recto.
El "mandamiento nuevo" no es simplemente una exigencia nueva y superior. Está unido a la novedad de Jesucristo, al sumergirse progresivamente en Él.


Recordemos que ser cristiano es ante todo un don, pero que luego se desarrolla en la dinámica de vivir y poner en práctica este don.


Benedicto XVI, segundo libro de Jesús de Nazaret.


lunes, 18 de junio de 2012

SED DE DIOS


En nuestra vida tenemos muchas actividades, vamos a trabajar, nos divertimos, salimos con los amigos. Quizás para algunas personas esto es suficiente, creen llevar una vida feliz y satisfactoria. Quizá ellos se conforman con la diversión, el tener cada vez más dinero y el tener  cada vez más poder.

Pero a los que hemos tenido una relación con Dios, a los que Dios nos ha llamado y nos ha dicho : "¡Ven, soy el camino, la verdad y la vida!", y le hemos contestado ¡Voy, Señor!, todo esto nos es insuficiente, necesitamos algo más, necesitamos a Dios en nuestra vida, anhelamos la compañía de nuestro Señor.

Tener sed de Dios es estar esperándolo en todo momento , oír o leer su palabra, tener una relación de intimidad con ÉL, recibirlo en la Eucaristía, confiar en  Él, consultarle nuestras dudas,  confiar en sus designios. Cuando tenemos sed de Dios cada día le necesitamos más y nuestro amor a Él es mayor cada dÍa.

La relación de plenitud que se tiene en la relación con Dios es incomparable con otras relaciones y es muy difícil de describir.

H. de Carmen

sábado, 16 de junio de 2012

El poder de Dios

Cuando vemos que la sociedad vive cada vez más descristianizada, nos lamentamos y vemos lo poco que podemos hacer. Ese sentimiento de impotencia es natural. Sin embargo, los mecanismos del Reino de los Cielos funcionan de manera diferente. ¿Por qué? Porque el verdadero actor es Dios, y como Él es Todopoderoso puede hacer que cambie hasta lo más difícil.

Al contemplar la vida de los santos, como la de S. Francisco de Asís, vemos cómo se realiza una gran obra a través de ese “pequeño instrumento”. Esto es lo que Jesús quiere decirnos: “no te preocupes si sólo eres una semilla diminuta. Siémbrate en mi Corazón y verás hasta dónde puedes”.

Así lo hicieron un grupo de gente sencilla que siguió a Jesús: sus apóstoles. ¿Quién les iba a decir que después de dos mil años la Iglesia estaría presente en tantos lugares y atendería las necesidades materiales y espirituales de millones de personas? Esto se debe a que la fuerza de la Iglesia no está en lo que pueda hacer cada uno por su cuenta, sino en el poder de Dios con las personas que se entregan a fondo.

El secreto consiste en cambiar el propio corazón por el de Jesús, pareciéndonos a Él en todo lo posible. Así se transforma también nuestra familia y las personas de nuestro entorno. Y entre todos, impulsados por Cristo, podemos traer a este mundo la civilización del amor.
P. Clemente González. Fuente: Catholic.net

viernes, 15 de junio de 2012

Ternura del Sagrado Corazón con los hombres


I. Jesús es nuestro amigo

Del amor a Dios procede necesariamente el amor a los hombres que son hijos suyos. Jesús tiene para nosotros Corazón de amigo; así quiere Él mismo llamarse, y con razón, pues tiene de amigo el afecto, la fidelidad y el incesante desvelo. ¡Oh, palabra dulce! ¡Oh título amable! ¿Qué cosa hay incomparable con este amigo fiel? ni ¿qué es todo el oro y plata su comparación? (Eccl. 6).

Discípulo afortunado que reclinásteis vuestra cabeza sobre el Corazón de Jesús, y fuísteis objeto de su predilección, decidnos si el divino Salvador sabe amar a sus amigos, y si Él mismo es aquel amigo fiel que da la vida y la inmortalidad, sirviendo al mismo tiempo de defensa y baluarte a sus amigos (Ibid). Jesús es en efecto al amigo verdadero que no nos abandona en la desgracia niaún en la muerte; que mira por nuestros intereses y nos ama con un amor puro y desinteresado. ¡Oh! ¡cuán mal he correspondido yo hasta aquí a su amistad divina! Dios mío, ¡cuán sensible es mi corazón para con las criaturas y cuán duro para Vos! ¡Ah! ¡Si al menos no hubiese yo jamás abandonado a este amigo!... ¡Si no le hubiese hecho traición!... ¡Oh Jesús mío! perdonad mi infidelidad.


II. Es nuestro hermano

El Corazón de Jesús es el Corazón de un hermano. Al título de amigo junta el Salvador otro todavía más tierno; el título de hermano. ¿Qué cosa hay más dulce que el amor fraternal? ¿Que cosa más íntima que los lazos que unen entre sí a los hermanos? "Id a mis hermanos, dijo Jesús a la Magdalena, y decidles de miparte: suba a mi Padre y vuestro Padre" (Jo.20). Por otra parte este título no es en los labios de Jesús un nombre vano; puesto que en esta cualidad quiere que participemos de sus bienes haciéndonos coherederos de Él. Coheredes Christi (Rom. 8).

Pero lo que más hace resaltar la fuerza de este amor, es nuestra indignidad e ingratitud; por cuanto nosotros le hemos tenido en poco, le hemos rechazado, ultrajado y hasta entregado a la muerte, y a pesar de esto Él nos ha amado buscándonos para rescatarnos del infierno, y de infelice.


Autor: Pbro. Patricio Romero | Fuente: Archicofradía Guardia de Honor S. C. de Jesús

ESPIRITUALIDAD Y ORACIÓN


Contemplar espiritualmente la historia de Cristo,en sus gestos y palabras . Descubrir asi la zazón última que impulsa todo su hacer y decir, su estar y su ser: el Amor. Elegir un símbolo que recuerde y active las realidades descubiertas en el Cristo contemplado: su Corazón.

Mirar para descubrir una actitud.
La contemplación de la Pasión.
Un espacio doble: uno histórico. Se refiere a un momento de un hombre; nos introduce en un espacio bíblico que une el Antiguo y el Nuevo Testamento en una persona:Jesucristo.

Profundizar en esta actitud.
"El espíritu del Sagrado Corazón se resume en algunas palabras: Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón . Venid a mi, los que sufrís, y yo os aliviaré. Él me amó y se entregó por mí. Nosotros difundimos este espiritu de caridad . Nosotros trataremos de hacerle reinar en la vida privada y en la vida pública.

¿Cómo recordar todo esto?
 Necesitamos un símbolo.
Se nos invita a meditar sobre el Amor .
Pero necesitamos un símbolo que cimiente nuestra identidad y nuestra opción por este camino espiritual. Nos hace falta un símbolo que nos remita a Aquel que " lo hizo todo por amor a su Padre y a nosotros". Este va a ser indudablemente el Corazón.

Símbolo de Jesucristo, descubrimos el Corazón como lugar de encuentro del hombre y Dios.Igualmente es camino que lleva al misterio del Dios trinitario, porque " el Corazón de Jesús es la imagen fiel de la Trinidad".
Este símbolo del Corazón nos empuja a continuar la búsqueda de Dios Amor : "Por nosotros mismos no podemos llegar a Dios si no es por el Sagrado Corazón; es el Corazón de Jesús el que nos une a Dios y nos comunica con Dios: en él encontramos al Padre y al Santo Espíritu en el Corazón del Hijo".

Isabel

jueves, 14 de junio de 2012

Vosotros sois la luz del mundo



"Miren cómo se aman" decían de los primeros cristianos. Ése era su distintivo: el amor.

Parecería que Cristo nos está pidiendo que no seamos humildes: "Brille así vuestra luz delante de los hombres para que vean vuestras buenas obras -pero es ahora donde viene lo importante:- y glorifiquen avuestro Padre que está en los cielos.

No dejemos de hacer el bien por esa falsa  humildad, el secreto está en que no nos glorifiquen a nosotros sino a Dios, pero recordemos que somos luz, sal, estamos hechos para brillar, para dar sabor, que el mundo vuelva a sentir nuestra presencia, y que cuando nos vean tengan que exclamar asombrados: "Miren cómo se aman". Miren cómo brillan en el mundo, miren cómo iluminan el camino, son como una lámpara que hay que poner en lo alto, para que alumbre a todos. No se nos olvide que somos lámpara, llevamos la luz en nosotros, pero la luz es Cristo, es a Él a quien tienen que dar gloria. Se tienen que admirar de la luz, que es Cristo.

Cristo hace milagros. Dice el evangelio que si la sal se desvirtúa ya no sirve para nada, pero todo tiene solución mientras dura la vida porque Dios es omnipotente. Si tú, siendo cristiano, siendo sal de la tierra, crees que has perdido el sabor, confía plenamente en que hay uno que te lo puede devolver, confía en que hay uno que puede hacerte ser otra vez sal de la buena, de ser sal insípida a ser sal que da sabor. Si tú te consideras una lámpara sin luz, de esas que sí se tendrían que poner debajo del celemín porque ya no alumbran, acércate a Cristo porque Él es la luz, es Él el que da sentido a nuestra vida, Él nos hará ser lo que debemos ser y así prenderemos fuego al mundo entero.

Así podrán exclamar un día también de nosotros como exclamaban de los primeros cristianos: "Miren cómo se aman". ¡Ánimo! ¡Como los primeros!
P. Cristian González

martes, 12 de junio de 2012

Hoy es más fácil orar a Dios



En otro tiempo Dios, que no tenía cuerpo ni figura, no podía de ningún modo ser representado con una imagen. Pero ahora que se ha hecho ver en la carne y que ha vivido con los hombres, puedo hacer una imagen de lo que he visto de Dios... con el rostro descubierto contemplamos la gloria del Señor (...) La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Es una fiesta para mis ojos, del mismo modo que el espectáculo del campo estimula mi corazón para dar gloria a Dios» (San Juan Damasceno).

Así somos los seres humanos. Nunca podremos captar todo el significado de una cosa si no la experimentamos, si no somos capaces de verla, de tocarla. Por eso la Encarnación de Cristo fue, sin lugar a dudas, una revolución: Dios se hizo visible, de carne y hueso. Y cuando Él ascendió al cielo, no quiso desampararnos: nos dejó la Eucaristía y, en un segundo peroimportante lugar, las imágenes, acercándonos más al misterio de Dios.

Si meditamos a fondo, creo que todos somos conscientes de que muchas de nuestros momentos más hermosos de diálogo con Dios han sido delante de una imagen. Así sucedió en la vida de los santos. Santa Teresa, por ejemplo, inició su conversión al ver una imagen de Cristo flagelado. San Francisco de Asís emprendió la fundación de los franciscanos ante un crucifijo dentro de una iglesia en ruinas. ¿Y tú?

El texto de San Juan Damasceno es una oda a la oración delante de una imagen: La belleza y el color de las imágenes estimulan mi oración. Y sí, tal vez nunca comprenderemos del todo quién es Dios, pero podemos intuirlo gracias a la contemplación de un crucifijo, llagado ahí por amor a mí; tal vez no alcancemos a darnos cuenta del maternal cuidado que María tiene si no la vemos en alguna de sus advocaciones. Y la lista sigue...

Hoy puede ser una buena oportunidad para acercarte a una de estas imágenes y, a través de ella, decirle a Dios: «¡Cuánto me has amado, Señor». Y terminar mi oración con un beso lleno de ternura. ¿A que así la oración no parece tan difícil.

P. Juan Antonio Ruiz 

viernes, 8 de junio de 2012

VOY A HABLAR CON DIOS


Qué bien se está Señor junto al Sagrario
¡ Que bien se está contigo !
¿ Por qué no vendré más veces ?
Desde hace mucho tiempo vengo a verte a diario, y aquí te encuentro siempre solo.
Pobre, escondido, pensando en mi.
Tú no me dices nada,yo tampoco, qué voy a decirte yo que tu no sepas.
Sabes mis penas, alegrías,altos y bajos, vengo con las manos vacías, y no tengo nada que te pueda servir.
Tú siempre estás solo
 ¿ Será que nadie sabe,Señor que tú estas aquí ?
¡No lo sé !
Pero sé en cambio que aunque nadie viniera, ni te amara ni te lo agradecieran estarás siempre esperándonos.
 ¿ Por qué no vendré más veces a verte Señor?
 ¡ Qué ciegos estamos, qué ciego soy !
 ¿ Adonde voy a ir Dios mio cuando a mi Dios no vengo ?
Tú me esperas siempre, jamás me has cerrado las puertas de tu amor.
 ¿Por qué no vendré más veces a verte Jesús bendito, si tú lo estás deseando ?
 ¡Abreme esa puerta de tu celda sagrada, bondad infinita !
 ¡Qué bien se está contigo Señor qué bien se está señor mirando tu Sagrario.

Isabel

VIDA ETERNA VIENDO A DIOS, SAN AGUSTÍN


"¿Qué recibirán los buenos?... Os he dicho que estaremos a salvo, viviremos incólumes, gozaremos la vida sin pena, sin hambre. sin sed, sin defecto alguno, con los ojos limpios para la luz. Todo eso os he dicho y, sin embargo, me he callado lo principal. Veremos a Dios, y ésta es tan gran cosa, que en su comparación todo lo anterior es nada... A Dios no puede vérsele ahora tal y como es; sin embargo, le veremos, por eso se dice que el ojo no vio ni el oído oyó, pero lo verán los buenos, lo verán los piadosos, lo verán los misericordiosos" (Serm. 128,11 PL 38,711).

"¿Y qué, hermanos? Si os preguntase si queréis ser felices, si queréis vivir sanos, todos me contestaríais que desde luego. Pero una salud y una vida cuyo fin se teme, no es vida. Eso no es vivir siempre, sino temer continuamente. Y temer continuamente es ser atormentado sin interrupción y si vuestro tormento es sempiterno, ¿dónde está la vida eterna? Estamos muy seguros de que una vida, para ser feliz, necesita ser eterna; de lo contrario, no sería feliz ni aun siquiera vida, porque, si no es eterna, si no se colma con una saciedad perpetua, no merece el nombre ni de felicidad ni de vida... Cuando lleguemos a aquella vida prometida al que guarde los mandamientos, habré de decir que es eterna? ¿Habré de decir que es feliz? Me basta con decir que es vida porque es vida, es eterna y es feliz. Y cuando la alcancemos podemos estar seguros de que no ha de fenecer. Pues si, una vez llegados a ella, estuviéramos inciertos sobre su futuro temeríamos, y donde hay temor hay tormento, no del cuerpo sino de lo que es más grave, del corazón, y donde hay tormento, ¿cómo podrá haber felicidad? Luego bien seguro es que aquella vida es eterna y no se acabará porque viviremos en aquel reino del que se ha dicho que no tiene fin (Lc. 1,33)" (Serm. 307,7: PL 38,1403).

martes, 5 de junio de 2012

Descubrir a Cristo como Amigo


Tal vez lo hemos leído muchas veces: Jesús no quiere llamarnos siervos. Su deseo consiste en que seamos y vivamos como amigos (cf. Jn 15,14-15).

La vida, sin embargo, nos arrastra con mil problemas, mil angustias, mil miedos, mil placeres que llegan y que pasan. Estamos más preocupados por el trabajo o por la pintura del techo que por lo que le ocurre a nuestro Amigo.

Jesús, sin embargo, mantiene su mano tendida, su Corazón abierto, su mirada llena de cariño. Sabemos que nos espera, con una presencia humilde y acogedora, en la Eucaristía. Sabemos que anhela perdonarnos en el encuentro de la misericordia que se produce en cada confesión bien hecha.

Si dejamos un poco de espacio a su amor de Amigo, si le abrimos, aunque sea una simple rendija, la puerta del alma, entrará con gusto. Así podremos cenar juntos (cf. Ap 3,20).

Es entonces cuando descubriremos que supresencia suaviza las penas, enciende alegrías, da fortaleza para afrontar una vida llena de sorpresas y de pruebas.

Tener a Cristo cerca cambia completamente la existencia humana. El mundo adquiere un color distinto. El que es verdadero amigo del Amigo eterno entiende pronto que hemos nacido para Él, y que nuestro corazón, como el de san Agustín y el de tantos santos del pasado y del presente, sólo podrá estar tranquilo y sereno cuando lo encontremos.

Uno de los amigos de Jesús, Robert Benson, escribió, hace ya muchos años, unas líneas poéticas que reflejan lo que significa encontrarse con el Señor, en la intimidad alegre del amor verdadero. Llevan como título Así es mi amigo.

Te diré cómo le conocí:
había oído hablar mucho de Él, pero no hice caso.
Me cubría constantemente de atenciones y regalos, pero nunca le di las gracias.
Parecía desear mi amistad, y yo me mostraba indiferente.
Me sentía desamparado, infeliz, hambriento y en peligro, y Él me ofrecía refugio, consuelo, apoyo y serenidad; pero yo seguía siendo ingrato.
Por fin, se cruzó en mi camino y, con lágrimas en los ojos, me suplicó:
ven y mora conmigo.


Te diré cómo me trata ahora: satisface todos mis deseos.
Me concede más de lo que me atrevo a pedir.
Se anticipa a mis necesidades.
Me ruega que le pida más.
Nunca me reprocha mis locuras pasadas.


Te diré ahora lo que pienso de Él:
es tan bueno como grande.
Su amor es tan ardiente como verdadero.
Es tan pródigo en Sus promesas como fiel en cumplirlas.
Tan celoso de mi amor como merecedor de él.
Soy su deudor en todo, y me invita a que le llame amigo.

(Robert Benson, "La amistad de Cristo").

P. Fernando Pascual

La Santísima Trinidad y el Amor


Jesús promete que la Trinidad estará con los creyentes siempre y desde el amor.


El amor es la misma vida de la Trinidad, San Agustín lo expresa así:

El Padre es el Amante.

El Hijo es el Amado,

y el Espíritu Santo es el Amor.

Siempre que hay amor está Dios y si está el amor compartido es la Trinidad.