Una invitación a dejarse renovar por el Espíritu Santo, a no tener miedo de
lo nuevo, a no temer la renovación en la vida de la Iglesia, fue lo que expresó
el Papa Francisco.
Comentando el evangelio del día (Mt 9, 14-17) el Pontífice destacó el
espíritu innovador que animaba a Jesús. «Por ejemplo —destacó—, Jesús decía: “la
ley permite odiar al enemigo; pero yo te digo que recéis por el enemigo, no
odiéis”». El hecho es que «la doctrina de la ley se enriquece y se renueva con
Jesús». Por lo demás es «Jesús mismo quien dice: “yo hago nuevas todas las
cosas”. Como si su vocación fuese la de renovar todo. Y esto es el Reino de Dios
que Jesús predica. Es una renovación, una renovación auténtica. Y esta
renovación está ante todo en nuestro corazón».
A quien piensa que la vida cristiana consista sólo en una serie de
cumplimientos, el Papa Francisco recordó que «ser cristiano significa dejarse
renovar por Jesús en una nueva vida». Ser cristiano significa dejarse renovar
por el Espíritu Santo, convertirse en vino nuevo.
En la vida cristiana, y también en la vida de la Iglesia, existen estructuras
caducas. Es necesario renovarlas. Es un trabajo «que la Iglesia siempre ha
hecho, desde el primer momento». La Iglesia —agregó— siempre ha ido adelante de
este modo, dejando que el Espíritu Santo sea quien renueve las estructuras.
Quien lleva adelante estas novedades —prosiguió el Papa— es desde siempre el
Espíritu Santo. Por ello, el Pontífice recordó el día de Pentecostés, subrayando
la presencia de María junto a los apóstoles. Concluyendo la homilía el Obispo de
Roma hizo una invitación: pedir «la gracia de no tener miedo de la novedad del
Evangelio, de no tener miedo de la renovación que realiza el Espíritu Santo, de
no tener miedo a dejar caer las estructuras caducas que nos aprisionan. Y si
tenemos miedo sabemos que con nosotros está la madre». Ella, como dice la más
antigua antífona, “protege con su manto, con su protección de Madre”».