lunes, 20 de abril de 2015

HOMILÍA DEL LUNES: EL TESTIMONIO DE LOS MÁRTIRES Y LOS SANTOS NOS DESPIERTA PARA QUE NO SEAMOS CRISTIANOS QUE VIVEN COMO PAGANOS

El testimonio de los mártires nos ayuda a no caer en la tentación de transformar la fe en poder. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Tantos siguen a Jesús por interés y por el poder
En el Evangelio del día, la muchedumbre busca a Jesús después de la multiplicación de los panes y de los peces, no “por el estupor religioso que lleva a adorar a Dios”, sino “por interés material”.
A partir de este texto, el Papa observó que el cristiano corre el riesgo de no comprender la verdadera misión del Señor, lo que sucede cuando se aprovecha de Jesús, resbalando “hacia el poder”:
“Esta actitud se repite en los Evangelios. Muchos siguen a Jesús por interés. También entre sus apóstoles: los hijos de Zebedeo que querían ser, uno primer ministro, y el otro ministro de economía, tener el poder. Esa unción de llevar la buena noticia a los pobres, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos y anunciar un año de gracia, se vuelve oscura, se pierde y se transforma en algo relacionado con el poder”.
De la tentación del poder a la hipocresía
El Papa Francisco subrayó que siempre existió esta tentación de pasar del estupor religioso “que Jesús nos da en el encuentro con nosotros”, a “aprovecharse de esto”:
“También ésta fue la propuesta del diablo a Jesús en las tentaciones. Una, precisamente, sobre el pan. La otra sobre el espectáculo: ‘Hagamos un hermoso espectáculo, así toda la gente creerá en ti’. Y la tercera, la adoración de los ídolos".
"Y ésta es una tentación cotidiana de los cristianos, nuestra, de todos nosotros que somos la Iglesia: la tentación de querer no el poder del Espíritu Santo, sino el poder mundano. Así se cae en esa tibieza religiosa a la que te lleva la mundanidad, esa tibieza que, cuando crece, crece, crece, termina en esa actitud que Jesús llama hipocresía”.
De este modo – afirmó el Papa – “uno se convierte en cristiano de nombre, de actitud externa, pero el corazón está en el interés”, como dice Jesús: “En verdad, en verdad yo les digo: ustedes me buscan, no porque han visto algunos signos, sino porque han comido aquellos panes y se han saciado”.
Es la tentación de “deslizarse hacia la mundanidad, hacia los poderes” y así “se debilita la fe, la misión, se debilita la Iglesia”:
“Pero el Señor nos despierta con el testimonio de los santos, con el testimonio de los mártires, que cada día nos anuncian que ir por el camino de Jesús es el de su misión: anunciar el año de gracia".
La gente entiende el reproche de Jesús y le pregunta: ‘¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?’. Jesús les responde: ‘Ésta es la obra de Dios: que crean en Aquel que Él ha enviado'".
"Es decir, la fe en Él, sólo en Él, la confianza en Él y no en las demás cosas que, al final, nos llevarán lejos de Él. Ésta es la obra de Dios: que crean en Aquél que Él ha enviado, en Él”.
El Santo Padre concluyó su homilía con una oración al Señor, en la que pidió que “nos dé esta gracia del estupor del encuentro y que también nos ayude a no caer en el espíritu de la mundanidad, es decir, en ese espíritu que detrás o debajo de un barniz de cristianismo, nos llevará a vivir como paganos”.


El Arzobispo de Madrid afirma que “el primer defensor de la mujer es Cristo”

La Casa de Ejercicios San José, de El Escorial, acogió este fin de semana la celebración del II Foro Internacional de la mujer, organizado por la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA) con el lema “Mujer, responsable de la civilización del amor y de la vida”. 


La Misa de clausura del Congreso, ayer domingo, fue presidida por el Arzobispo de Madrid, Mons. Carlos Osoro, quien comentó que “le había tocado la gracia” de estar como Arzobispo en el I Foro celebrado en Valencia y también de asistir a este II Foro Internacional “siendo arzobispo de Madrid”. 



En su homilía, recordó que “el primer defensor de la mujer es Jesucristo. Esto, dicho en este Foro, es muy importante. Lo decimos con datos y realidades”, aseguró, al tiempo que señalaba que “para poder vivir esto, hay que pasar de la lógica del poder a la lógica del amor humano” que “nos describe Dios mismo”. 



“El lema que os ha reunido”, ‘Mujer, responsable de la civilización del amor y de la vida’, apuntó, “ha sido el hilo conductor de todas las conferencias. Habéis dicho cosas preciosas: el primer defensor de la mujer es Cristo. Es cierto que la lógica del poder distorsiona la figura de la mujer y del amor, de lo que es el amor. Es cierto que habéis visto el valor que tiene la maternidad, y habéis descubierto que el amor es un don”. Por eso, dijo, “creo que para todos los que habéis participado aquí, este momento es una gracia. Y os pediría algo que está pidiendo el Papa Francisco: que nos dejemos marcar por la alegría. Pero no por una alegría cualquiera, sino por la alegría que viene de Jesucristo. La Virgen María se dejó marcar por esta alegría: ‘Alégrate, llena de gracia’ fue el primer saludo que le dio Dios a la Virgen… Alégrate, entra en esta lógica que te pido”, añadió. En este sentido, explicó que “Julián Marías, cuando habla de lo que es el ser humano, dice que hay dos paginas bíblicas que es necesario tener en cuenta para entender lo que es la persona” y “la define como creatura amorosa. Es creatura” porque “Dios creó al hombre a imagen y semejanza de Dios mismo. Y, cuando en la carta de San Juan, el apóstol quiere decirnos quién es Dios, nos dice que Dios es amor”. Por tanto, “si el ser humano es creatura amorosa, es imagen y semejanza de Dios. Y si Dios es amor, el ser humano es amor. Es un amor que Dios mismo le ha regalado, es un don. El ser humano es amor, como Dios mismo es amor. Y si somos imagen y semejanza, hemos de ejercer según lo que en verdad somos”. 



Dirigiéndose a los presentes, señaló que “en la Iglesia de Madrid tenéis siempre sitio y lugar. Este es un lugar y una iglesia tremendamente abierta a todos: no pone fronteras a nadie, porque es una gran ciudad hecha por gente venida de todos los lugares y que abre sus puertas para engrandecer la ciudad. Esto que hace Madrid con todos vamos a hacerlo nosotros con este Dios que engrandece nuestra vida cuando entramos en la lógica del amor humano, que Él ha puesto en lo más profundo de nuestro corazón. Si la bendita entre las mujeres fue María, hoy hemos de decir, aplicándolo a todas las mujeres, que precisamente son benditas también porque el Señor les ha dicho: Alégrate, vive del río de la alegría que nace de esa gran noticia que es saber que somos amor y que tenemos que difundir ese amor que Dios ha puesto en nuestro corazón”, concluyó.