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miércoles, 5 de abril de 2017
5 de abril: san Vicente Ferrer, confesor
La crítica se esfuerza en cada milagro que hizo por rebajar la cota sobrenatural, porque en algunos de ellos tiene toda la razón, bien para negar su condición sobrenatural, o bien para certificar que lo contado como prodigioso no pasa de adorno para ensalzar la figura de Vicente Ferrer. El caso es que se le presenta como taumaturgo que disfruta despilfarrando milagros.
Nació en Valencia, el 23 de enero de 1350.
El ocaso de la Edad Media fue un tiempo que no facilitaba el camino de la santidad. La peste de 1348 había desolado los conventos –en la provincia de los dominicos en Aragón murieron 510 religiosos de un total de 640– con las repercusiones que esto traía a la hora de mantener la economía, las actividades que los frailes desarrollaban y la misma observancia de las reglas de vida conventual. En el 1378, se desgarra la Iglesia con el terrible Cisma de Occidente que debilita más la ya débil y flaca situación de los monasterios, y el consiguiente deterioro de la piedad y vida cristiana del pueblo. Y por si fuera poco, soplan ya los vientos del Renacimiento, trayendo las modas de la paganización con la contemplación y vuelta al mundo antiguo. En este marco nace, vive y se santifica el santo de hoy.
Vicente fue hijo del notario Guillermo Ferrer, que tenía la casa cercana al convento de Predicadores o dominicos que había donado Don Jaime el Conquistador al poco de haber reconquistado las tierras valencianas. No es extraño que quisiera hacerse dominico. Recibió el Orden Sacerdotal en 1374. Alternó estudios y enseñanzas en Valencia, Lérida, Barcelona y Toulouse. Se hizo experto en hebreo y en conocimientos bíblicos haciendo propio el esfuerzo de su Orden por mantener y recuperar con muchas dificultades el ámbito intelectual que le debía caracterizar. A Vicente le tocó escribir, predicar, aconsejar e intervenir en grandes y graves problemas públicos.
Al declararse nula la elección del papa romano Urbano VI, aquellos cardenales eligieron papa en Avignon a Clemente VII. Se dividió el pastoreo y la obediencia en la Cristiandad; Vicente siempre reconoció, obedeció y defendió al papa de Avignon. Ayudó al cardenal Pedro de Luna para atraer a la obediencia al papa francés los cuatro reinos de España –al rey Pedro el Ceremonioso de Aragón escribió De moderno ecclesiae schismate–. Cuando fue elegido papa el español Pedro de Luna con el nombre de Benedicto XIII, fue además su consejero. Es en esta época precisamente cuando tiene una visión en la que se le manda desde el Cielo que se dedique a predicar el Evangelio y no lo dudó un instante a pesar de la resistencia de Benedicto XIII a dejarle marchar. Para poner fin al Cisma contra el que peleó siempre, y para poner freno al desmoronamiento vertiginoso de la desgarrada Iglesia consiguió obtener la promesa de renuncia a la sede del papa español, e influyó en el sínodo de Constanza (1417) que eligió a Martín V, al que prestó obediencia toda la Cristiandad.
Este es el período de sus grandes predicaciones por Francia, España, Italia, Suiza, Alemania y quizá también por Bélgica. Con su sabiduría y elocuencia abrasa e ilumina las cabezas de sus oyentes. Los templos resultan excesivamente pequeños para abarrotarse con la gente que quiere escucharle; hay que recurrir a las plazas, porque el auditorio se cuenta por miles. Aquí se arreglaron muchas enemistades, se solucionaron bastantes pleitos, se concedieron perdones y se necesitaba una buena fila de confesores después de sus sermones –que podían durar de dos a seis horas– para que pudieran ser oídas las confesiones de los que solicitaban la misericordia de Dios por sus pecados. Vicente llevaba a Dios ayudado por el profundo dominio de la Sagrada Escritura, por sus conocimientos patrísticos y jurídicos; pero la Cofradía de los flagelantes que fundó para que hiciera penitencia con disciplinas públicas hasta el derramamiento de sangre, ayudaba a mover a la conversión a los que disfrutaban de piel más dura y resistían también más a la gracia.
Y los éxitos apostólicos entre cristianos, judíos y moros no venían solo porque tuviera una vivísima fuerza expresiva, ni porque, además, poseyera los dones de profecía y el de lenguas, sino porque hablaba con convicción, y porque dormía cinco horas diarias en un jergón de paja o sobre un manojo de sarmientos.
Murió el 5 de abril de 1419, en Vannes. Y si los milagros realizados en vida fueron muchos, más cuenta el número de los realizados después de su muerte.
Vicente intervino en el 1412 en el compromiso de Caspe para dar solución el problema de la sucesión de la Corona de Aragón y elegir al infante Don Fernando de Castilla. En esto no estuvo tan acertado; después de esta resolución, que indudablemente fue con la mejor de las intenciones, se suscitaron toda clase de tensiones y odios.
¿No hubiera sido mejor no haberse metido en política?
Archimadrid.org
Las inmatriculaciones de la diócesis de Zaragoza «se hicieron en estricto cumplimiento de la legalidad»
La archidiócesis de Zaragoza vive «con tranquilidad absoluta» y «argumentos jurídicos contundentes» la decisión del Ayuntamiento de reclamar la titularidad pública de la catedral del Salvador y de la iglesia de la Magdalena
Que el pueblo «recupere» el patrimonio artístico de la Iglesia. Ese es el objetivo del Movimiento Hacia un Estado Laico (MHUEL), que en los últimos días se ha visto respaldado por la iniciativa del gobierno municipal, de Zaragoza en Común, de presentar una demanda judicial para reclamar la titularidad pública de la catedral del Salvador –la Seo– y de la iglesia de la Magdalena. Dos templos de especial importancia para la archidiócesis de Zaragoza que fueron inmatriculados por el arzobispado en los últimos años de la década de 1980. Inmatriculaciones que, según la registradora de la propiedad Isabel de Salas, «se hicieron en estricto cumplimiento de la legalidad».
Quienes persiguen que la Seo y la Magdalena pasen a titularidad pública alegan que fueron inmatriculados cuando la «ley no lo permitía». Sin embargo, hablar de «ley» es engañoso. A lo que se refieren es al Reglamento Hipotecario que, hasta la reforma de 1998, exceptuaba a la Iglesia católica de registrar sus lugares de culto, porque consideraba que su propiedad era notoria e indiscutida.
Lo que podía ser un «privilegio», explica De Salas, se había convertido en una «discriminación» impropia para un estado democrático, fuera de la Constitución de 1978. Ante esta situación, una buena parte de los registradores entendieron que la excepción se había convertido, de hecho, en un precepto inconstitucional. Y por ello aceptaron, antes de la reforma de ese reglamento en 1998, la inmatriculación de catedrales, iglesias y ermitas por parte de las diócesis con la certificación correspondiente.
De hecho, la Dirección General de los Registros y del Notariado (órgano que dirime las controversias registrales), en una resolución de 12 de enero de 2001 argumentó a favor de la inscripción de estos templos aludiendo al escenario previo a 1998. Por ello, la archidiócesis de Zaragoza vive esta polémica con «tranquilidad absoluta» y «argumentos jurídicos contundentes», en palabras del abogado de la institución, Ernesto Gómez.
Dinero público
Otra de las tesis del MHUEL es que las restauraciones de la Seo y la Magdalena han sido financiadas con dinero público. Algo que no debe extrañar, porque viene determinado por el artículo 46 de la Constitución Española. De la lectura de este precepto, se desprende que las administraciones han de garantizar el cuidado de los bienes de interés cultural, aunque su titularidad sea privada, como es el caso de los monumentos cuyo propietario es la Iglesia. ¿En qué consisten estas garantías? La más básica es velar por que el patrimonio se conserve con criterios técnicos y con intervenciones suficientes. Al propietario le corresponde mantenerlo, pero también ha de contar con la colaboración del Estado, ya que estos monumentos redundan en el bien público: hacen de nuestras ciudades destinos turísticos de primer orden y esto supone trabajo, riqueza, promoción cultural.
Una muestra del buen funcionamiento de estos convenios es la tercera fase de restauración del templo de la Magdalena, en la que se está invirtiendo más de un millón ochocientos mil euros: una mitad la pone el Ministerio de Fomento; la otra, el Arzobispado. Y así sucede con muchas iniciativas públicas o privadas: el Plan Nacional de Catedrales o el de Abadías, Monasterios y Conventos; el 1% Cultural; y un largo etcétera.
La lección de la historia
Si Zaragoza fue reconquistada en 1118, ese mismo año el rey Alfonso I, el Batallador, encargó a un monje bearnés llamado Pedro de Librana la reorganización del territorio zaragozano y de la diócesis. Don Pedro fue el primer obispo de Zaragoza tras la reconquista y el que el 12 de octubre de 1121 consagró su nueva catedral, donde antes había estado la mezquita y, anteriormente, un templo visigodo. Desde ese momento, la Seo, dedicada al Salvador en su Epifanía, fue su sede, el lugar de su cátedra, desde donde el obispo ha ejercido y ejerce su misión de santificar, regir y enseñar.
Una misión cuyo ejercicio libre y público reconocen los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede. Desde entonces la Iglesia, al servicio del pueblo, ha sido propietaria de la Seo y, desde ella, ha sido mecenas de las artes, defensora de los pobres e instructora de los ciudadanos de Zaragoza. No en vano, en el año 1542, en ella y por ella se creó la Universidad de Zaragoza. Hoy quien regenta esta cátedra y el templo en la que se encuentra es el arzobispo Vicente Jiménez Zamora, obispo número cien de esta Iglesia.
J. A. Calvo / J. M. Albalad. Zaragoza
Si el Hijo os hace libres, sois realmente libres
Lectura del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos que habían creído en él:
«Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres».
Le replicaron:
«Somos linaje de Abrahán y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: "Seréis libres"?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: todo el que comete pecado es esclavo. El esclavo no se queda en la casa para siempre, el hijo se queda para siempre. Y si el Hijo os hace libres, seréis realmente libres. Ya sé que sois linaje de Abrahán; sin embargo, tratáis de matarme, porque mi palabra no cala en vosotros. Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, pero vosotros hacéis lo que le habéis oído a vuestro padre».
Ellos replicaron:
«Nuestro padre es Abrahán».
Jesús les dijo:
«Si fuerais hijos de Abrahán, haríais lo que hizo Abrahán. Sin embargo, tratáis de matarme a mí, que os he hablado de la verdad que le escuché a Dios, y eso no lo hizo Abrahán. Vosotros hacéis lo que hace vuestro padre».
Le replicaron:
«Nosotros no somos hijos de prostitución; tenemos un solo padre: Dios».
Jesús les contestó:
- «Si Dios fuera vuestro padre, me amaríais, porque yo salí de Dios, y aquí estoy. Pues no he venido por mi cuenta, sino que él me envió.»
Palabra del Señor.
Papa: paz para la humanidad con desarrollo integral e integración entre los pueblos, como impulsó Pablo VI
«Integrar los diversos pueblos de la tierra», «ofrecer modelos viables de integración social»; «integrar en el desarrollo todos los elementos que lo hacen verdaderamente así»; «integrar la dimensión individual y comunitaria» y, finalmente, «integrar entre sí cuerpo y alma»
Son los cinco aspectos que destacó el Papa Francisco, en su cordial bienvenida a los participantes en el Congreso Internacional que celebra el 50 aniversario de la Encíclica Populorum progressio, encabezados por el Card. Turkson que «ha puesto en marcha, no sin dificultades» el nuevo Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Con su profunda gratitud «por lo que hacen en su actividad de promoción humana y del bien común», el Santo Padre hizo resonar en el Aula del Sínodo el anhelo y las palabras que escribió el Papa Montini en su Encíclica «sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos».
Alentando a seguir las huellas de Pablo VI, el Papa Francisco señaló el primer aspecto:
«Se trata de integrar los diversos pueblos de la tierra. El deber de solidaridad nos obliga a buscar modalidades justas en el compartir, para que no haya esa dramática desigualdad entre quienes tienen demasiado y los que no tienen nada, entre el que descarta y el que es descartado. Sólo el camino de la integración entre los pueblos consiente a la humanidad un futuro de paz y de esperanza».
Con la «Visión cristiana del desarrollo» del Beato Pablo VI en su Encíclica Populorum progressio, reafirmó que «el desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, debe ser integral, es decir, promover a todos los hombres y a todo el hombre» (14), el Papa recordó asimismo el servicio que la Iglesia desea ofrecer al mundo siguiendo al Señor Jesús:
«Dios se hizo conocer plenamente en Jesucristo: en Él, Dios y el hombre no están divididos ni separados entre sí. Dios se hizo hombre para hacer de la vida humana, tanto personal como social, un camino concreto de salvación. Así la manifestación de Dios en Cristo – incluyendo sus gestos de sanación, liberación, reconciliación que hoy estamos llamados a volver a proponer a los tantos heridos en el borde del camino – indica la senda y la modalidad del servicio que la Iglesia se propone ofrecer al mundo: con su luz se puede comprender qué significa un desarrollo ‘integral’, que no le falta el respeto ni a Dios ni al hombre, porque asume toda la consistencia de ambos.
En este sentido, precisamente, el concepto de persona, nacido y madurado en el cristianismo, ayuda a perseguir un desarrollo plenamente humano. Porque persona dice siempre relación, no individualismo, afirma la inclusión y no la exclusión, la dignidad única e inviolable y no la explotación, la libertad no la constricción
La Iglesia no se cansa de ofrecer esta sapiencia y su obra al mundo, con la conciencia de que el desarrollo integral es el camino del bien que la familia humana está llamada a recorrer. Les pido que lleven adelante esta acción con paciencia y constancia, confiando en que el Señor nos acompaña. Que él los bendiga y la Virgen los proteja».
Tras reiterar que «economía, finanza, trabajo, cultura, vida familiar, religión, son cada uno con sus características, un momento irrenunciable» en el desarrollo humano integral y la importancia de la tutela de la dignidad de la vida humana, el Papa puso en guardia, una vez más, contra cierta cultura, por lo menos en el mundo occidental, que exalta el individualismo. Sin olvidar «las visiones ideológicas y los poderes políticos que han aplastado a la persona, masificándola y privándola de aquella libertad sin la cual el hombre ya no se siente hombre». Masificación que interesa también a poderes económicos que quieren explotar la globalización para imponer un mercado global con reglas que favorecen sólo sus provechos.
El Papa Francisco recordó asimismo que la familia es la primera célula de la sociedad en la que se aprende a estar juntos.
(CdM – RV)
(from Vatican Radio)
Homilía del Papa: La cruz no es sólo un símbolo o una joya
No llevar la cruz sólo como un símbolo de pertenencia, como “un distintivo”, sino mirar al Crucificado como a “este Dios que se he hecho pecado” para salvarnos. Es la exhortación del Santo Padre Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Tres veces Jesús en el Evangelio de la liturgia del día dice a los fariseos: “Morirán en sus pecados”, porque tenían el corazón cerrado y no comprendían aquel misterio que era el Señor. “Morir en el propio pecado es una cosa fea”, dijo el Papa.
La serpiente de bronce: el que la miraba, quedaba salvado
Además, en su diálogo con ellos, Jesús recuerda: “Cuando habrán levantado al Hijo del hombre, entonces entenderán que Yo soy y que no hago nada por mí mismo”. La referencia de Jesús es a cuanto sucedió en el desierto – narrado por la Primera Lectura – cuando el pueblo, que no podía soportar el camino, “se aleja del Señor” y “habla mal de Moisés y del Señor”. Llegan las serpientes que muerden y causan la muerte. Entonces el Señor dice a Moisés que haga una serpiente de bronce y que la ponga sobre un asta: de modo que el que hubiera sido mordido, sería curado si la miraba.
La serpiente es el “símbolo del diablo”, “el padre de la mentira”, “el padre del pecado, el que ha hecho pecar a la humanidad”. Y Jesús recuerda que cuando será levantado, todos irán hacia Él. Y éste – afirmó el Pontífice – es el misterio de la cruz. “La serpiente de bronce curaba” – pero explicó – “era signo de dos cosas: del pecado hecho por la serpiente, de la seducción de la serpiente, de la astucia de la serpiente; y también era señal de la cruz de Cristo. Era una profecía”.
El Obispo de Roma concluyó su homilía recordando con San Pablo que Jesús se hizo pecado y que quien no reconoce en aquel hombre levantado “la fuerza de Dios que se hizo pecado para salvarnos”, morirá en el propio pecado:
“La salvación sólo viene de la cruz, pero de esta cruz que es Dios hecho carne. No hay salvación en las ideas, no hay salvación en la buena voluntad, en el deseo de ser buenos… No. La única salvación está en Cristo crucificado, porque sólo Él, como significaba la serpiente de bronce, ha sido capaz de tomar todo el veneno del pecado y nos ha curado allí. Pero ¿qué es la cruz para nosotros? Sí, es el signo de los cristianos, es el símbolo de los cristianos. Y nosotros nos hacemos el signo de la cruz, pero no siempre lo hacemos bien, a veces hacemos así… Porque no tenemos esta fe en la cruz. Otras veces, para algunas personas es un distintivo de pertenencia: ‘Sí, yo llevo la cruz para hacer ver que soy cristiano’. Está bien eso, pero no sólo como distintivo, como si fuera de un equipo, el distintivo de un equipo: como memoria de Aquel que se ha hecho pecado”.
Además, prosiguió diciendo Francisco, otros llevan la cruz como un ornamento y algunos la llevan con piedras preciosas para hacerse ver:
“Dios dijo a Moisés: El que mire a la serpiente será curado”. Jesús dice a sus enemigos: ‘Cuando habrán levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán’. El que no mira la cruz, así, con fe, morirá en sus propios pecados, no recibirá aquella salvación”.
De modo que, como dijo el Papa, la Iglesia propone un diálogo con el misterio de la cruz:
“Hoy la Iglesia nos propone un diálogo con este misterio de la cruz, con este Dios que se ha hecho pecado, por amor a mí. Y cada uno de nosotros puede decir: ‘Por amor a mí’. Y podemos pensar: ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Cómo un recuerdo? Cuando hago el signo de la cruz ¿soy consciente de lo que hago? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Sólo como un símbolo de pertenencia a un grupo religioso? ¿Cómo llevo yo la cruz? ¿Cómo ornamento? ¿Cómo una joya, con tantas piedras preciosas, de oro…? ¿He aprendido a llevarla sobre los hombros, donde hace mal? Cada uno de nosotros mire hoy al Crucificado, mire a este Dios que se ha hecho pecado para que nosotros no muramos en nuestros pecados y responda a estas preguntas que yo les he sugerido”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)
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