martes, 24 de mayo de 2016

Osoro y Pagola, "firmas estrella" de PPC en la Feria del Libro de Madrid. En la caseta 307 del Parque del Retiro


Desde el viernes 27 de mayo hasta el 12 de junio, PPC tendrá una presencia específica en el Parque del Retiro en la Feria del Libro de Madrid (FLM), una de las citas más importantes del panorama editorial español.
La editorial PPC invita a todos sus lectores y amigos a conocer su amplia variedad de áreas y títulos, así como a saludar a algunos de sus autores más destacados.
La caseta es la 307 -al lado de las casetas de SM-, en mitad del Paseo de Carruajes o Paseo de Duque de Fernán Núñez (la entrada más cercana es por la calle Menéndez Pelayo).
El viernes 27 de mayo, solo por venir a visitar la caseta de PPC, te obsequiamos con una práctica bolsa-mochila. El resto de los días, te la regalamos con tu compra.
Calendario de firmas de autores
La FLM estará abierta desde el viernes 27 de mayo al domingo 12 de junio. / De lunes a viernes: 11 a 14 h. y de 18 a 21.30 h. / sábados, domingos y festivos: 11 a 15 h. y de 17 a 21.30 h.
Ocho autores vendrán a firmar a nuestra caseta 307. El calendario y horario es el siguiente:
ü  Domingo 29 de mayo. De 12 a 13.30 h.
Isabel Cano Espinosa. Autora de 
‘Orar con sencillez de corazón'.
ü  Domingo 29 de mayo. De 19 a 20.30 h.
Hortensia Muñoz Castellaños. Autora de 
‘El niño de Belén'.
ü  Sábado 4 de junio. De 12 a 13.30 h.
José Antonio Pagola. Autor de 
‘Anunciar hoy a Dios como buena noticia' y de muchos otros títulos en PPC, como 'Jesús. Aproximación histórica' o 'Jesús y el dinero' (ver todos).
ü  Sábado 4 de junio. De 17 a 18.30 h.
Monseñor Carlos Osoro. Arzobispo de Madrid y autor de ‘Con rostro de misericordia'.
ü  Sábado 4 de junio. De 19 a 20.30 h.
Jorge Oesterheld. Autor de ‘No basta con un clic. Iglesia y comunicación' (de próxima aparición). Estará acompañado por José Beltrán, director de ‘Vida Nueva'
ü  Viernes 10 de junio. De 19 a 20.30 h.
José Carlos Bermejo. Coautor de 
Humanización y Evangelio' y autor de muchos otros títulos, como 'Estoy en duelo' o 'La visita al enfermo' (ver todos).
ü  Domingo 12 de junio. De 12 a 13.30 h.
Mª Ángeles López Romero. Autora de ‘Un columpio en el desierto' (de próxima aparición) y '
Adiós al Jesusito de mi vida'.

(PPC).-

Misa del Papa: santidad significa ir adelante cada día con coraje

“Caminar ante la presencia de Dios de modo irreprensible”. En su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa afirmó que esto quiere decir “moverse hacia la santidad”. Un empeño que ciertamente tiene necesidad de un corazón que sepa esperar con coraje, ponerse en discusión y abrirse “con sencillez” a la gracia de Dios.
"La santidad no se compra. Ni la ganan las mejores fuerzas humanas. No, la santidad sencilla de todos los cristianos, la nuestra, aquella que debemos hacer todos los días – afirmó el Papa – es un camino que se puede hacer sólo si lo sostienen cuatro elementos imprescindibles, a saber: coraje, esperanza, gracia y conversión".
El camino del coraje
Francisco comentó el pasaje litúrgico tomado de la primera Carta de Pedro, que definió un “pequeño tratado sobre la santidad”, que dice que debemos “caminar ante la presencia de Dios de modo irreprensible”:
“Este caminar: la santidad es un camino, la santidad no se puede comprar, no se vende. Ni siquiera se regala. La santidad es un camino ante la presencia de Dios, que debo hacer yo: no puede hacerlo otro en mi nombre. Yo puedo rezar para que aquel otro sea santo, pero el camino debe hacerlo él, no yo. Caminar ante la presencia de Dios, de modo irreprensible. Y yo usaré hoy algunas palabras que nos enseñen cómo es la santidad de cada día, aquella santidad – digamos – también anónima. Primero: coraje. El camino hacia la santidad requiere coraje”.
Esperanza y gracia
“El Reino de los Cielos de Jesús – repitió el Papa – es para aquellos que tienen el coraje de ir adelante” y el coraje – observó –  está movido por “la esperanza”, la segunda palabra del itinerario que conduce a la santidad. El coraje que espera “en un encuentro con Jesús”. Después está el tercer elemento, cuando Pedro escribe: “Pongan toda su esperanza en aquella gracia”:
“La santidad no podemos hacerla nosotros solos. No. Es una gracia. Ser bueno, ser santo, ir dando todos los días un paso adelante en la vida cristiana es una gracia de Dios y debemos pedirla. Coraje, un camino. Un camino, que se debe hacer con coraje, con la esperanza y con la disponibilidad de recibir esta gracia. Y la esperanza: la esperanza del camino. Es tan bello aquel capítulo XI de la Carta a los Hebreos, léanlo. Relata el camino de nuestros padres, de los primeros llamados por Dios. Y de cómo ellos fueron adelante. Y de nuestro padre Abraham dice: ‘Pero, él salió sin saber adónde iba’. Pero con esperanza”.
Convertirse todos los días
El Pontífice prosiguió explicando que Pedro, en su Carta, pone de manifiesto la importancia de un cuarto elemento. Cuando invita a sus interlocutores a no conformarse “a los deseos de un tiempo”, los insta esencialmente a cambiar desde dentro el propio corazón, en un continuo y cotidiano trabajo interior:
“La conversión, todos los días: ‘Ah, Padre, para convertirme yo debo hacer penitencias, darme bastonazos…’. ‘No, no, no: conversiones pequeñas. Pero si tú eres capaz de lograr no hablar mal de alguien, estás por el buen camino para llegar a ser santo’. ¡Es tan simple! Yo sé que ustedes jamás hablan mal de los demás, ¿no? Pequeñas cosas… Tengo ganas de criticar al vecino, al compañero de trabajo: morderse la lengua un poco. Se hinchará un poco la lengua, pero su espíritu será más santo, en este camino. Nada grande, mortificaciones: no, es sencillo. El camino de la santidad es simple. No volver para atrás, sino ir siempre adelante, ¿no? Y con fortaleza”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).


El Papa, a la cumbre de Estambul: "Escuchen el grito de las víctimas y de los que sufren"


"Millones de personas necesitan protección, atención y asistencia, y buscan un futuro digno"

El papa Francisco envió un mensaje al secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, con motivo de la celebración del Cumbre Humanitaria Mundial que se está llevando a cabo, en Estambul, Turquía, del 23 al 24 de mayo. El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, encabezó la delegación vaticana y leyó el mensaje del Santo Padre, en el que el pontífice exhorta a "escuchar el grito de las víctimas de la violencia y la persecución y a aprender de ellas una lección de humanidad para cambiar las opciones políticas y económicas, abandonando cualquier conducta o actitud de superioridad cultural".

Mensaje del papa Francisco

"Deseo saludar a todos los participantes en esta primera Cumbre Humanitaria Mundial, al presidente de Turquía, junto con los organizadores de este encuentro, y a usted, señor secretario general, que han solicitado que esta ocasión sea un punto de inflexión en la vida de millones de personas que necesitan protección, atención y asistencia, y que buscan un futuro digno.
Espero que sus esfuerzos contribuyan realmente a aliviar los sufrimientos de estos millones de personas, de modo que la Cumbre muestre sus frutos a través de una sincera solidaridad y un respeto verdadero y profundo por los derechos y la dignidad de las personas que sufren debido a los conflictos, la violencia, la persecución y los desastres naturales. En este contexto, las víctimas son aquellos que son más vulnerables, aquellos que viven en condiciones de miseria y explotación.
No podemos negar que hoy muchos intereses impiden soluciones a los conflictos, y que las estrategias militares, económicas y geopolíticas desplazan a las personas y a los pueblos e imponen el dios del dinero, el dios del poder. Al mismo tiempo, los esfuerzos humanitarios son frecuentemente condicionados por limitaciones comerciales e ideológicas.
Por esta razón, lo que se necesita hoy es un compromiso renovado de proteger a cada persona en su vida diaria y de proteger su dignidad y sus derechos humanos, su seguridad y sus necesidades integrales. Al mismo tiempo, es necesario preservar la libertad y la identidad social y cultural de los pueblos, sin que comporte casos de aislamiento, sino favoreciendo también la cooperación, el diálogo, y sobre todo la paz.




Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros".


Evangelio según San Marcos 10,28-31. 

Pedro le dijo a Jesús: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido". 

Jesús respondió: "Les aseguro que el que haya dejado casa, hermanos y hermanas, madre y padre, hijos o campos por mí y por la Buena Noticia, desde ahora, en este mundo, recibirá el ciento por uno en casas, hermanos y hermanas, madres, hijos y, campos, en medio de las persecuciones; y en el mundo futuro recibirá la Vida eterna. 

Muchos de los primeros serán los últimos y los últimos serán los primeros". 

Homilía del Papa: triste es el cristiano aferrado a las riquezas

No puede haber un cristiano sin alegría. Lo afirmó el Papa en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó que, también en los sufrimientos de la vida, el cristiano sabe encomendarse a Jesús y vivir con esperanza. Además, Francisco  hizo un llamamiento a no dejarse dominar por la riqueza, que al final, sólo produce tristeza.
El documento de identidad del cristiano es la alegría del Evangelio
Nosotros – observó el Obispo de Roma – “podemos ir” hacia “aquella esperanza”, que “los primeros cristianos representaban como un ancla en el cielo”. Nosotros –  añadió – “tomamos la cuerda y vamos allá”, hacia “aquella esperanza” que nos da alegría:
“Un cristiano es un hombre y una mujer de alegría, un hombre y una mujer con alegría en el corazón. ¡No existe un cristiano sin alegría! ‘Pero, Padre, ¡yo he visto tantos así!’ – ‘¡No son cristianos! Dicen que lo son, ¡pero no lo son! Les falta algo’. El documento de identidad del cristiano es la alegría, la alegría del Evangelio, la alegría de haber sido elegidos por Jesús, salvados por Jesús, regenerados por Jesús; la alegría de aquella esperanza que Jesús nos espera, la alegría que – también en las cruces y en los sufrimientos de esta vida – se expresa de otro modo, que es la paz en la seguridad de que Jesús nos acompaña, está con nosotros”.
“El cristiano – añadió el Pontífice – hace crecer esta alegría con la confianza en Dios. Dios se acuerda siempre de su alianza”. Y, a su vez – prosiguió – “el cristiano sabe que Dios lo recuerda, que Dios lo ama, que Dios lo acompaña, que Dios lo espera. Y ésta es la alegría”.
Es un mal servir a la riqueza, que al final nos hace tristes
De este modo Francisco se refirió al pasaje del Evangelio del día que narra el encuentro entre Jesús y el joven rico. Un hombre –  dijo –  que “no ha sido capaz de abrir su corazón a la alegría y que ha elegido la tristeza”, “porque poseía muchos bienes”:
“¡Estaba aferrado a los bienes! Jesús nos había dicho que no se puede servir a dos patrones: o sirves al Señor, o sirves a las riquezas. Las riquezas no son malas en sí mismas: pero servir a la riqueza es esa la maldad. El pobrecito se fue triste… ‘Ensombreció su rostro y se fue entristecido’. Cuando en nuestras parroquias, en nuestras comunidades, en nuestras instituciones encontramos gente que se dice cristiana y quiere ser cristiana pero es triste, algo sucede allí que no va. Y debemos ayudarlos a encontrar a Jesús, a quitarles aquella tristeza, para que puedan gozar del Evangelio, para que puedan tener esta alegría que es propia del Evangelio”.
El Santo Padre se detuvo sobre la alegría y el estupor. “El estupor bueno – dijo Francisco – ante la revelación, ante el amor de Dios, ante las emociones del Espíritu Santo”. El cristiano “es un hombre, una mujer de estupor”. Una palabra que, como destacó el Pontífice, vuelve hoy al final, “cuando Jesús explica a los Apóstoles que aquel muchacho tan bueno no logró seguirlo, porque estaba aferrado a las riquezas”. ¿Quién puede ser salvado, se preguntan entonces los Apóstoles? A ellos el Señor responde: “¡Imposible para los hombres”, “pero no para Dios!”.
No buscar la felicidad en cosas que, al final entristecen
La alegría cristiana, por tanto, “el estupor de la alegría, el ser salvados del hecho de vivir aferrados a otras cosas, a la mundanidad – a los tantos tipos de mundanidad que nos separan de Jesús – sólo se puede lograr con la fuerza di Dios, con la fuerza del Espíritu Santo”, dijo el Papa:
“Pidamos hoy al Señor que nos dé el estupor ante Él, ante tantas riquezas espirituales que nos ha dado; y que con este estupor nos dé la alegría, la alegría de nuestra vida y de vivir con paz en el corazón las tantas dificultades; y que nos proteja de buscar la felicidad en tantas cosas que al final nos entristecen: prometen tanto, ¡pero no nos darán nada! Acuérdense bien: un cristiano es un hombre y una mujer de alegría, de alegría en el Señor; un hombre y una mujer de estupor”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).