lunes, 9 de julio de 2012

El aguijón de San Pablo


En la segunda carta del apóstol San Pablo a los Corintios 12, 7b -10, Pablo dice:

"Hermanos : Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea,  para que no sea soberbio"

No sabemos exactamente cuál era la espina o el agujón de Pablo, hay muchas teorías:  tartamudeo, paludismo, problemas crónicos en los ojos.....

Él lo llamaba mi debilidad, sabía que  había sido culpa de Satanás, aunque el Señor lo consentía.

"Tres veces he pedido al Señor verme libre de él"

Pablo siendo humano, deseaba librarse de él, tres veces rogó al Señor que lo quitara
 Así como el mismo Señor oró en el jardín de Getsemaní – Luc 22:39-43.  Ambos oraron tres veces.

"y me ha respondido: Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad"

Ambos no recibieron la respuesta por la que oraron. Pero ambos recibieron respuestas que fueron suficientes...Un ángel vino a fortalecer a Cristo. El Señor le dijo a Pablo: “Bástate mi gracia”. “Mi poder se perfecciona en la debilidad”

También nosotros tenemos nuestras espinas clavadas,  que nos duelen y a veces nos desaniman, entonces:
Debemos orar con insistencia – Luc 18:1-8
Debemos orar de manera seria – Mt 7:7
Debemos orar específicamente (como lo hizo Pablo).  Sin embargo Dios sabe lo que es mejor para nosotros, así que la respuesta podría no ser la que deseamos.

Dios nos responde, igual que a Pablo, “Bástate mi gracia”.“Mi poder se perfecciona en la debilidad”
El Señor podría escoger no quitarnos la debilidad... En vez de eso, podría escoger darnos la fuerza para resistir.            
Si es así, ¡regocijémonos entonces que el poder de Cristo descansa en nosotros!