sábado, 11 de febrero de 2017

El Papa en Sta. Marta: con Satanás no se dialoga, sino se termina ‘desnudo’ como Adán y Eva


En la debilidad de las tentaciones que todos tenemos, la gracia de Jesús nos ayuda a no escondernos del Señor, sino a pedir perdón, a levantarnos e ir hacia adelante. Lo indicó el papa Francisco en la misa matutina que ha celebrado este viernes en la Casa Santa Marta en el Vaticano, al reflexionar sobre el diablo que tentó ha Adán y Eva, y también a Jesús.
“Con Satanás –aseguró Francisco– no se dialoga, porque se acaba en el pecado y en la corrupción”. El Pontífice parte de la primera lectura del Génesis y explica que el diablo “se hace ver con la forma de una serpiente”: con su astucia trata de engañar y es especialista en ésto porque “es el padre de la mentira”. Sabe por lo tanto “como estafar a la gente”.
Lo hace con Eva: la hace sentir bien y ‘dialogando’ paso a paso Satanás la lleva donde él quiere. Con Jesús en cambio el diablo “termina mal”, ya que Jesús responde con la Palabra de Dios, “porque con el diablo no se puede dialogar”, sino se acaba como Adán y Eva: desnudos.
“El diablo paga mal” porque “promete todo y nos deja desnudos”, porque son “tentaciones de vanidad, soberbia, avidez, avaricia…, tantas…”.
Y abordando el tema de la corrupción el Pontífice añade: en esto hay que pedir ayuda al Señor: “Muchos ‘peces gordos’ corruptos que hay en el mundo y de los cuales conocemos su vida a través de los diarios, quizás comenzaron con una pequeña cosa, como no ajustar bien la balanza: son 900 gramos pero parecen un kilo…”.
Por ello la Iglesia nos enseña a “no ser ingenuos”, a tener los “ojos abiertos”, a pedir ayuda al Señor, “porque por nosotros mismos no podemos”. Adan y Eva cuando caen se “esconden” del Señor, en cambio es necesaria la gracia de Jesús para “volver y pedir perdón”.
“En la tentación no se dialoga, se reza: ‘Ayúdame Señor, porque soy débil. No quiero esconderme de Ti’. Esto es coraje, esto es vencer”. Y Francisco concluye: “Si somos engañados por nuestra debilidad en la tentación que nos dé el coraje de levantarnos e ir adelante. Para esto ha venido Jesús”.
Zenit

A cuatro años de su renuncia, Benedicto XVI está «en perfecta forma mental y espiritual», según su antiguo portavoz


Benedicto XVI está cada vez más satisfecho de la decisión de haber renunciado, al ver la labor de su sucesor. El afecto es mutuo: a Francisco se le ilumina el rostro cuando habla de su predecesor, a quien telefonea, escribe, visita o hace regalos con frecuencia

A los cuatro años de su renuncia, presentada el 11 de febrero de 2013, el Papa emérito Benedicto XVI se encuentra «en perfecta forma mental y espiritual», según ha afirmado el viernes su antiguo portavoz, Federico Lombardi, quien continúa colaborando con él como presidente de la Fundación Vaticana Joseph Ratzinger-Benedicto VXI.

Confirmando la impresión de otras personas que visitan al Papa emérito en su residencia de los Jardines Vaticanos, Lombardi ha comentado a Radio Vaticana que «si bien las fuerzas mentales y espirituales son perfectas, las fuerzas físicas se van debilitando poco a poco».
Su antiguo portavoz subraya que «no sufre enfermedades particulares pero se nota que la fragilidad aumenta con la edad. En todo caso, está a pie, y puede caminar por la casa».
Benedicto XVI cumplirá noventa años el próximo 16 de abril, pero seguramente mantendrá su costumbre de reducir los festejos al mínimo, celebrando sobre todo, con las otras cinco personas de la casa.
En la residencia «Mater Ecclesiae» le acompañan su secretario particular Georg Gaenswein, quien trabaja cada día con el Papa Francisco como jefe de la Casa Pontificia, y cuatro mujeres muy valiosas de Comunión y Liberación que se encargan de correspondencia, secretaría, y tareas domésticas. Es la pequeña «familia» de la época del pontificado, y se entienden todos muy bien.
Ya no escribe
Aunque Benedicto XVI ya no escribe, a lo largo del pasado año ha permitido que se publique una breve entrevista con el teólogo jesuita Jacques Servais, discípulo de Hans Urs von Balthasar, y otra más amplia con su biógrafo italiano Elio Gueriero.
Pero el verdadero regalo a tantas personas que le quieren ha sido el libro-entrevista «Últimas conversaciones» con el periodista bávaro Peter Seewald, autor de otros dos volúmenes similares, «Sal de la tierra» (1996) y «Luz del mundo» (2010).
La novedad de «Últimas conversaciones» es total. No tiene ningún precedente en la historia. Por primera vez un Papa cuenta su propio pontificado desde dentro pero, al mismo tiempo, con la serenidad que proviene de haber dejado de ejercerlo. Y lo hace con la honradez intelectual y humildad personal que siempre han caracterizado a Joseph Ratzinger.
Benedicto XVI está cada vez más satisfecho de la decisión de haber renunciado al ver cómo, año tras año, avanza la renovación espiritual de la Iglesia y los fieles católicos que promueve con todas sus fuerzas el Papa Francisco, a quien agradece «el regalo de una relación maravillosamente paterno-fraterna».
En realidad, el afecto es mutuo, y a Francisco se le ilumina el rostro cuando habla de su predecesor, a quien telefonea, escribe, visita o hace regalos con frecuencia.
Benedicto disfruta de paz interior y de una ancianidad muy serena, que suelen comentar con envidia las personas que le visitan en su residencia. Casi todas mantienen la discreción aunque, de vez en cuando, alguna cuelga las fotos en las redes sociales sin que eso suponga noticia especial.
El Papa emérito pasa a veces temporadas en que le resulta muy difícil caminar, y aplaza visitas, pero las reanuda en cuando vuelve a la normalidad. En todo caso, desempeña continuamente la misión que se asignó a sí mismo al renunciar: rezar por su sucesor y por la Iglesia «apartado del mundo».
Juan Vicente Boo. @juanvicenteboo (ABC). El Vaticano
Alfa y Omega

11 de febrero, Jornada Mundial del Enfermo. La atención religiosa es «un servicio más del hospital»


El Vall d’Hebron acaba de implantar un sistema para que cualquier paciente que necesite atención espiritual la reciba con la mayor agilidad posible
El Vall d’Hebron es el mayor hospital de Cataluña. Es fácil perderse en sus cuatro edificios, que superan las 1.100 camas. Pero cuando ingrese un paciente que haya estado en el Josep Trueta o el Santa Caterina, de Gerona, y haya recibido en ellos atención espiritual, no tardará en visitarle alguien del servicio religioso, incluso si por cualquier motivo no ha podido pedirlo. Es una de las ventajas de Flama (Llama en catalán), un programa informático que podría llegar a cada hospital del Instituto Catalán de Salud.
Todo comenzó en 2009, en el Josep Trueta. «Al gerente –explica el capellán Sebastià Aupí– le preocupaba que en el futuro surgieran conflictos» por sus visitas a las habitaciones. «Buscando alternativas, descubrí que los trabajadores sociales del centro tenían un programa» para seguir a los pacientes que atendían. Cuando hacía falta, se marcaba en la base de datos del hospital. Sus datos pasaban al programa, y este avisaba a los trabajadores. ¿Por qué no hacer lo mismo con el servicio religioso? La dirección dio el visto bueno, «y la asesoría jurídica nos prestó todo su apoyo» para hacerlo respetando la ley de protección de datos.
Ahora, el equipo de atención religiosa del Trueta ya no va habitación por habitación, pero el servicio se anuncia en todo el centro. «Tenemos la seguridad de que si cualquier paciente» lo pide, «su demanda va a ser atendida. También los médicos y enfermeras, si ven que un paciente tiene un rosario o una imagen religiosa, lo ofrecen. En las situaciones de final de vida, casi siempre son ellos los que proponen avisarnos».
En octubre de 2015, cuando solo funcionaba en un hospital, Flama fue una de las iniciativas que se presentaron en el simpósium Claves para una pastoral evangelizadora en los hospitales, organizado por el Departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal Española para buscar formas de renovar la atención religiosa en los hospitales. Esta apuesta continuará los días 23 y 24 de febrero, en las Jornadas Nacionales de Servicios Religiosos Hospitalarios.
«Un soplo de aire fresco»
Ahora, el programa funciona también en el Santa Caterina, y pronto llegará a otros dos hospitales de Gerona. Con todo, el gran salto ha sido su llegada al Vall d’Hebron, hace un mes. El padre Juan Carlos Izquierdo, uno de sus cuatro capellanes, explica que al descubrirlo pensaron que podía simplificar su labor. «La providencia hizo que en Gerencia también lo conocieran» y recibieran bien la propuesta. «Es un soplo de aire fresco. Agiliza el registro» y seguimiento de los pacientes, con datos como la última visita o qué atención solicitan: católica, de otras confesión –ellos buscan a un clérigo–, o espiritual no religiosa –ayuda para responder a «las preguntas que surgen en la enfermedad, resolver cuestiones pendientes…»–.
Después del Vall d’Hebron, será el turno de otro de los principales centros hospitalarios de Cataluña, el Bellvitge, con 550 camas. En el futuro, el sistema podría llegar a todos los hospitales de Cataluña, si los obispos de las ocho diócesis restantes –además de Barcelona y Gerona– y los responsables sanitarios dan el visto bueno.
El padre Aupí subraya que, detrás de la herramienta informática, hay una metodología que hace que su equipo sea «un servicio más del Trueta». Así lo atestigua Carmen Majó, enfermera de la UCI y miembro del Comité de Ética del hospital: «Las enfermeras o los médicos pedimos su apoyo cuando algún enfermo o su familia tienen necesidades espirituales o psicológicas».
Aprobado de las enfermeras
En su hospital, se da el caso de que la misma atención psicológica del centro la llevan, sin mezclar ámbitos, dos psicólogas laicas del equipo de atención religiosa. Esta atención es una de las cuestiones que se tratan al compartir información en los cambios de turno. «Las enfermeras lo valoramos muy positivamente. Aquí todo va muy deprisa, y nosotros no podemos dar el apoyo que hace falta. Ellos tienen la disponibilidad de venir, hablar un rato largo o incluso quedar para otro día», y así «los enfermos se sienten más arropados».
También en el Vall d’Hebron la comunicación es buena, y los profesionales saben que cuentan con el servicio religioso para cubrir las necesidades espirituales de los pacientes. «Hace poco –cuenta Ramón, laico coordinador del equipo–, nos juntamos uno del equipo y los médicos con la familia de un chico que estaba en situación terminal en la UCI», para informarles y «acompañarlos» en ese momento; unos ofrecían información, y los otros ayudaban a asimilarla.
Profesionalidad y formación
Para Aupí, una de las razones de la buena relación con el personal de su hospital es la profesionalidad que da a su equipo el hecho de que «todos hemos hecho una formación específica. Esto es importante, porque a veces vamos un poco cojos». Además de Teología –explica–, hay que saber algo de Psicología para manejar situaciones complejas que se pueden encontrar. «Es muy importante la escucha, y también manejar bien la misericordia, la culpa, el dolor…».
La formación es, precisamente, una de las grandes apuestas del Departamento de Pastoral de la Salud de la CEE para los próximos años. En 2015, se decidió preparar un itinerario básico común, que pudiera llegar a ser similar a la Declaración Eclesiástica de Competencia Académica (DECA) de los profesores de Religión, y que se pudiera estudiar en cada diócesis. «Ya hemos diseñado todo el currículum, con sus tiempos, y también una variante para hacer a distancia», explica Jesús Martínez Carracedo, director del departamento. Aún ve lejana su implantación, pero celebra que delegaciones de Pastoral de la Salud como la de Madrid o la de Zaragoza «no hayan esperado a que se haga realidad» para incluir algunos de sus elementos en sus escuelas de Pastoral de la Salud.
María Martínez López
Alfa y Omega

11 de febrero: Nuestra Señora de Lourdes


El 11 de febrero de 1858, la joven Bernardita Soubirous acudió, como era su costumbre, junto a una de sus hermanas y a una amiga a recoger leña en los alrededores del río Gave, en Lourdes, pequeño municipio situado al pie de los Pirineos. De repente, un ruido atronador procedente del hueco de una roca rompió el silencio. Bernardita se dio la vuelta y ve a una joven mujer, de rostro angelical, vestida de blanco y ceñida de un lazo azul. Fue la primera aparición, a la que seguirían diecisiete más.
En la que tuvo lugar el 25 de marzo, día de la Anunciación, Bernardita pregunta a la señora de blanco: «¿Quién es usted?» «Soy la Inmaculada Concepción». Un dogma que había sido definido cuatro años antes; Bernardita, analfabeta, ni se había enterado. Pero esta vez, entendió.
En enero de 1862, casi cuatro años después de las apariciones, la Iglesia convalidó su testimonio. «Juzgamos que la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, se apareció realmente a Bernardita Soubirous, el 11 de febrero de 1858 y días siguientes en la gruta de Massabielle cerca de la ciudad de Lourdes, en número de dieciocho veces; que tal aparición reviste todas las apariencias de la verdad y que los fieles han de creerla como cierta», escribía el obispo de Tarbes, monseñor Laurence, en una carta pastoral.
A día de hoy, Lourdes es el principal santuario mariano del mundo, no solo lugar de peregrinación: también lo es de penitencia y decuración de enfermos.
J.M. Ballester Esquivias (@jmbe12)
Alfa y Omega

La gente comió hasta quedar saciada


Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 1-10

Por aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a sus casas en ayunas, van a desmayar por el camino. Además, algunos han venido desde lejos»
Le replicaron sus discípulos:
«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».
Él les preguntó:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete».
Mandó que la gente se sentara en el suelo, tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces; Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
Palabra del Señor.