martes, 11 de mayo de 2010

Necesitamos el amor de Dios

Necesitamos el amor de Dios y eso se debe traducir en obras concretas con otras personas. No podemos dejar que nuestros problemas personales, el ruido de cada día nos alejen de Dios y adormezcan nuestra fe.

Necesitamos una amistad profunda con Jesús, ¿quién no ha experimentado una alegría más intensa cuando se encuentra más cerca del Señor?

El Amor exige hacerse concreto y efectivo en el amor a los hermanos. Hemos comprendido lo que es el amor porque Él se desprendió de su vida por nosotros; ahora también debemos desprendernos de la vida por nuestros hermanos.

El amor es Dios mismo. Hay un comentario bellísimo del danés Kierkegaard:

" Tú nos has amado primero, oh Dios. Hablamos de Tí como si nos hubieses amado primero una sola vez. Sin embargo, Tú nos amas continuamente primero, día tras día, durante toda la vida. Cuando me despierto por la mañana y elevo mi espíritu y mi plegaria hacia Tí, Tú te anticipas y eres el primero en amarme. Y si madrugo al alba e inmediatamente elevo hacia Tí mi espíritu y mi plegaria, también Tú te has anticipado ya y estás amándome primero. Y siempre es así. ¡Qué ingratos somos cuando hablamos como si Tú nos hubieses amado primero una sola vez...!"

Y que felices nos debemos encontrar sabiéndonos amados continuamente y tanto por Dios.