viernes, 21 de octubre de 2016

Mons. Auza: “Los cristianos podrían desaparecer de Oriente Medio”


Es un grito de alarma preocupante el que lanza a la ONU el arzobispo Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas: “Los cristianos y los miembros de otras minorías étnicas y religiosas en Oriente Medio están al borde de la destrucción total. Parar la violencia en nombre de Dios”.
Su llamamiento a la comunidad internacional sobre el peligro que se está corriendo en la zona de Oriente Medio se une al repetido por los obispos y sacerdotes de Siria e Irak. “En Oriente Medio, en una época cuna de integración entre judaísmo, cristianismo e islam, se asiste hoy al total desprecio del derecho humanitario internacional que alcanza niveles alarmantes de deshumanidad”, precisó monseñor Auza, informa la Radio Vaticana. 
“Los cadáveres bajo los escombros y los refugiados errantes son una claro testimonio de este cínico desprecio y pisoteo a las normativas internacionales humanitarias”, aseguró. Asimismo, el observador vaticano recordó el reciente llamamiento del papa Francisco para una tregua inmediata en Aleppo y otras zonas de Siria, para consentir la evacuación civil.
Nosotros continuamos discutiendo –observó monseñor Auza– mientras que los cristianos y los miembros de otras minorías étnicas y religiosas en Medio Oriente están al borde de la destrucción total, con sus iglesias, monasterios, monumentos y objetos de culto, muchos de los cuales ya han sido reducidos a polvo y escombros.
“Para detener el derramamiento de sangre y destrucción es necesaria la colaboración de toda la comunidad internacional”, reconoció. Es necesario –concluyó– interrumpir el flujo de armas y municiones y promover a toda costa el diálogo, las negociaciones, la asistencia humanitaria, solidaridad y respeto de los derechos humanos fundamentales. “No a la violencia en nombre de Dios”, pidió el observador vaticano.
Finalmente, el prelado intervino también sobre el conflicto Israel-Palestina. De este modo explicó que es esencial el nacimiento de un gobierno de unidad en Cisjordania y Gaza, actualmente administradas respectivamente por Fatah y Hamas. El objetivo –precisó– es también el de emancipar a Palestina de las ayudas internacionales destinadas a un población ahora totalmente dependiente de las intervenciones humanitarias.  
 ZENIT

Domund, una oportunidad para no caer en la cultura de la indiferencia


“Sal de tu tierra” es el lema elegido para este Domund 2016. El próximo 23 de octubre la Iglesia universal celebra la Jornada Mundial de las misiones, el tradicional Domund, destinado a recordar a los “13.000 misioneros españoles en todo el mundo”, y a realizar “la colecta dominical destinada a ayudar los 1.111 territorios de misión, (el 37 % de la Iglesia Universal)”. El director nacional en España de OMP, Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil, presentó esta Jornada acompañado por tres misioneros: el padre blanco José María Cantal Rivas, que explicó su trabajo en Argelia; y el matrimonio formado por Juan Carlos García y Virginia Cuenca, que vuelven a salir a la misión tras una larga experiencia misionera.
Cantal Rivas, que lleva muchos años como misionero en el norte de África explicó –indica la nota de prensa– cómo entiende él el lema “Sal de tu tierra”. “Tengo que ir en nombre de mi fe a otra cultura, otra raza, otra religión. Salir de mi zona de confort en nombre de Jesús”, señaló. Asimismo, precisó que ante el temor de muchos que se preguntan si vamos hacia un conflicto global, este misionero acostumbrado a convivir con musulmanes, se alegra de que “la Iglesia le confíe estar allí para trabajar a favor del encuentro”.
Su misión consiste en “promover los valores del Evangelio”, porque “los discípulos de Jesús estamos para construir puentes y no barreras”. El padre Blanco afirma que “los valores del Evangelio que ha recibido de la Iglesia son un patrimonio de la humanidad, que hacen que el mundo sea mejor”. Desde su misión en el “Santuario de Nuestra Señor de África”, en Argel (que recibe unas cien mil visitas al año, el 99% de musulmanes), el padre Cantal explicó la variedad de motivos que lleva a los musulmanes hasta este santuario: desde la madre que va a encender una vela por su hijo que saldrá en patera, hasta el padre que confiesa no saber cómo recibirá a su hijo al salir de la cárcel.
Tras sus destinos anteriores en Honduras, Guinea y Bolivia, y recién llegados de Mozambique, el matrimonio misionero formado por Juan Carlos y Virginia, se prepara ya para su próxima misión en Brasil. Allí trabajarán en la diócesis Sao Gabriel de Cachoeira junto a otro misionero español, el sacerdote Luis Miguel Modino. Como señaló Virginia, los ríos serán para ellos las carreteras que les lleven a las comunidades indígenas, 23 etnias y unas 17 lenguas que no les asustan, “porque el lenguaje de la caridad es comprensible para todos”. No les faltará el trabajo como enfermeros en un lugar donde “muchos niños siguen muriendo a causa de la diarrea, la desnutrición la tuberculosis o la malaria”.
El director de OMP dijo que “el Domund es una oportunidad para no caer en la cultura de la indiferencia” y sentir “cuanto acontece en otros lugares o ámbitos sociales”, especialmente en aquellos que atraviesan mayores dificultades, como “Oriente Próximo, Indonesia, India, Venezuela… y ahora, de nuevo Haití”. Anastasio Gil informó que OMP apoyó, en 2015, a través del Domund, 684 proyectos en 35 países, a los que se destinó una ayuda de más de 13.722.015,39 euros.
Finalmente, el responsable de OMP en España presentó el mapa interactivo en el que se pueden consultar los países del mundo en los que hay presencia de misioneros españoles y las ayudas que los países recibieron de las OMP. Como novedad, en este 90º Aniversario del Domund, OMP presentó también la “Misión 360º”, un recorrido virtual por la Misión de la Iglesia en los cinco continentes, a través de fotografías hechas por los propios misioneros, al que se puede acceder desde cualquier ordenador, tablet o móvil.
 ZENIT

En Lourdes siguen pasando cosas


«En Lourdes, pasa hoy lo mismo que le pasó a santa Bernadette, cuando dijo que la Virgen “me miró como se mira a una persona”. A ella, a quien en el pueblo miraban por encima del hombro, ese detalle de la Virgen la cautivó. Hoy, en Lourdes, María se expresa en la acogida de los pequeños, de los enfermos, de los que tienen la vida rota, de aquellos a quienes todo el mundo mira por encima del hombro». Así lo asegura Guillermo Cruz, el consiliario de la Hospitalidad de Nuestra Señora de Lourdes de Madrid, recién llegado de la 90 peregrinación de la Hospitalidad al santuario francés, una de las más numerosas de los últimos años. Han sido cerca de 1.200 personas en total: 350 enfermos y 800 hospitalarios distribuidos en equipos, más 50 personas que se han sumado a la peregrinación de manera individual. «Hemos notado especialmente el impulso de este Año de la Misericordia, y los nuevos grupos de voluntarios y enfermos que han nacido en los últimos meses», afirma.
Entre los descartados que menciona el sacerdote ha habido muchos niños con discapacidad mental que han recibido la Primera Comunión estos días, algo que normalmente tienen más difícil porque sobre ellos recae la sospecha de que no saben lo que hacen. De hecho, Guillermo Cruz recuerda a un chico al que en su parroquia negaron la Comunión porque decían que no se iba a enterar, «pero una monja con paciencia y con dibujos poco a poco le fue explicando las cosas. ¡Y a ese niño hay que verle rezar ahora! Cuando les doy la Comunión a estos niños, no me cabe la menor duda de que saben perfectamente a Quién están recibiendo».
Según el consiliario de la Hospitalidad, «si a cualquier persona, para recibir a Jesús, se le pide un mínimo conocimiento de lo que hace, en Lourdes te das cuenta de que la fe con la que lo reciben estos niños muestra un conocimiento incluso más profundo que el de otros niños más capacitados». En Lourdes, ellos lo han tenido más fácil estos días no solo por su fe, sino quizás porque «también a santa Bernadette no le dejaban tomar la Comunión alegando que no se aprendía bien el credo».
Divorciados y no creyentes
Otras personas miradas a menudo con distancia en la sociedad e incluso en la Iglesia son aquellos que están viviendo situaciones matrimoniales irregulares, y que «al venir a Lourdes estos días en peregrinación han descubierto que, aunque no puedan comulgar, en el servicio de la caridad pueden vivir su fe de una manera plena, algo que pocas veces se valora, y es algo que pueden hacer perfectamente: vivir amando y volcándose por ejemplo en un enfermo», atestigua el consiliario.
También los no creyentes tienen un sitio en Lourdes, como el voluntario que llega cada año desde Chile «y me dice que sigue sin creer, ¡pero hay que verle cómo ha acompañado a los enfermos!» O ese joven algo descreído que un día quiso irse al pueblo a tomar algo, pero que al tener que acompañar a un enfermo a la gruta acabó él también poniéndose a rezar.
«¡Yo no me quiero curar!»
En la peregrinación ha habido grupos para niños, otros para más mayores, otros para quienes padecen enfermedades infecciosas, y también ha habido cabida para personas que van a Lourdes no con enfermedades del cuerpo pero sí con una vida muy destruida. Han sido 23 autobuses que han ido allí llenos de historias difíciles, y han vuelto cargados de gracia y de amor de Dios.
Como Concha, en silla de ruedas desde que hace ocho años sufrió un infarto medular y un aneurisma de aorta, mientras se tomaba una cerveza «tan tranquila». Después de varias operaciones a vida o muerte se animó a ir a Lourdes: «Yo antes tenía la curiosidad, pero pensaba que había que ir de voluntario o en silla de ruedas, ¡y al final fui así!», dice. Esa primera peregrinación, hace tres años, la vivió «como un niño la mañana del día de Reyes, con los ojos abiertos y asombrada, viendo todo, cómo te atienden los voluntarios, no podía articular palabra. Este año he vuelto a ir y ha sido como abrir los juguetes, saboreando y gustando todo bien. Ha sido maravilloso».
Para Concha, el principal milagro de Lourdes «es la paz interior y el cariño de la gente». Tanto, que afirma sin dudar: «¡Yo no me quiero curar! Soy feliz en mi silla de ruedas. Dios me ha dado la oportunidad de vivir otra vida, no valía para nada mi vida de antes. Porque yo trabajaba en el mundo de la moda, cogía aviones, dormía en hoteles de cinco estrellas, tenía muchos modelos y mucho glamur, pero ahora me doy cuenta de que todo eso era banal. Lo importante es lo que estoy viviendo ahora, porque estoy creciendo de mí hacia adentro. Yo quiero sana mi alma sana, para poder dar este amor a los demás, ayudando en lo que puedo. Ese es mi milagro de Lourdes. Solo Dios me puede dar esta paz y esta tranquilidad. He vuelto a vivir otra vida. Animo a todos a ir a Lourdes, porque no saben lo que se pierden». Por eso vive esperando la próxima peregrinación: «Acabamos de volver, pero ya queda un día menos para la peregrinación del año que viene».
Sigue marcando a los jóvenes
Del lado de los voluntarios también ha habido historias bonitas, como los hijos de un matrimonio de hospitalarios que el año pasado retrasaron su Primera Comunión y renunciaron a la fiesta habitual para poder recibir a Jesús ahora por primera vez en Lourdes.
Este santuario sigue marcando a los pequeños, a los que son como niños, a los que les ha sido concedido ver con misericordia a aquellos con los que nadie cuenta. Como María, una hospitalaria que de pequeña iba a despedir a su madre, hospitalaria también, al tren de los enfermos: «Siempre le preguntaba cuándo iba a poder ir yo. Veía las caras de los enfermos, cómo me saludaban con mucho cariño, preguntando por mí… Todo eso me atraía». Hasta que pudo ir y desde que empezó no ha dejado de hacerlo: «Crees que vas a dar pero recibes mucho más. Te levantas muy temprano, es mucho trabajo, pero durante estos días se vive un amor inmenso, todo el mundo está con una sonrisa. Te das cuenta de que los enfermos esperan la peregrinación con una necesidad total. Y van chicos muy jóvenes para acompañarlos, con mucho cariño y mucho amor. Eso llama mucho la atención», dice María.
La edad media de esta peregrinación ha sido muy joven, y casi todos repiten. «Todos nosotros venimos –asegura el consiliario de la Hospitalidad– porque encontramos la misericordia de Dios por medio de María, porque nos sentimos amados y queridos como personas –como decía santa Bernadette– en medio de nuestras enfermedades o historias difíciles, y ves que Dios te mira y descubres que tu vida sigue valiendo la pena; que nuestro dolor, que es difícil de abrazar, es acompañado por el dolor de María y de Cristo en la Cruz».
«Los que acompañamos descubrimos qué es lo accesorio y qué es lo esencial. Nos pasamos la vida encerrados en nosotros mismos, en el trabajo, la familia, etc., y de pronto llega hasta ti una persona muy limitada y ves que el sentido de tu vida es la entrega». Para Guillermo, «estos han sido días de muchísima confesión, de hablar en profundidad. «Cuando descubrí Lourdes, para mí fue algo apasionante, pero ahora lo vivo con más respeto si cabe y con mucha oración: “Madre, todo esto es una gracia que me supera”».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Alfa y Omega

Comentario del Papa Francisco al Evangelio según San Lucas 12,54-59




El Evangelio relata que Jesús habla de los “signos de los tiempos” definiendo hipócritas a quienes saben comprenderlos pero no hacen lo mismo con el tiempo del Hijo del Hombre. 

Los tiempos cambian. Pertenece a la sabiduría cristiana conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y conocer los signos de los tiempos. Lo que significa una cosa y lo que significa otra cosa. Y hacer esto sin miedo, con libertad.

Dios nos ha creado libres y “para tener esta libertad debemos abrirnos a la fuerza del Espíritu y entender bien qué cosa sucede dentro y fuera de nosotros”, usando el “discernimiento”:

“Tenemos esta libertad para juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar debemos conocer bien lo que sucede fuera de nosotros. ¿Y cómo se puede hacer esto? ¿Cómo se puede hacer esto, que la Iglesia llama ‘discernir los signos de los tiempos’? 

Para entender los signos de los tiempos, ante todo es necesario el silencio: hacer silencio y observar. Y después reflexionar dentro de nosotros. Y rezar… Silencio, reflexión y oración. Sólo así podremos comprender los signos de los tiempos, y qué cosa quiere decirnos Jesús”.

“Los tiempos cambian y nosotros los cristianos debemos cambiar continuamente. Debemos cambiar firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio, pero nuestra actitud debe moverse continuamente según los signos de los tiempos. 

Somos libres por el don de la libertad que nos ha dado Jesucristo. Pero nuestro trabajo es mirar qué cosa sucede dentro de nosotros, discernir nuestros sentimientos, nuestros pensamientos; y ver qué cosa sucede fuera de nosotros y discernir los signos de los tiempos. Con el silencio, con la reflexión y con la oración ”.

(De la homilía del Papa Francisco en Santa Marta el 23-10-2015)

LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS


Evangelio según San Lucas 12,54-59

Jesús dijo a la multitud:

"Cuando ven que una nube se levanta en occidente, ustedes dicen en seguida que va a llover, y así sucede. Y cuando sopla viento del sur, dicen que hará calor, y así sucede.

¡Hipócritas! Ustedes saben discernir el aspecto de la tierra y del cielo; ¿cómo entonces no saben discernir el tiempo presente? ¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo?

Cuando vas con tu adversario a presentarte ante el magistrado, trata de llegar a un acuerdo con él en el camino, no sea que el adversario te lleve ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y éste te ponga en la cárcel.

Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo."

Palabra del Señor