lunes, 24 de julio de 2017

Osoro, a los cristianos: "No estéis llorando todo el día"


"La Iglesia de la Cruz es la Iglesia de la ternura y de la misericordia". Así lo ha subrayado este viernes, 21 de julio, el cardenal Osoro en la conferencia de clausura del curso Una aproximación teológica a la relación entre corporalidad y sacramentalidad de la Universidad Eclesiástica San Dámaso(UESD), enmarcado en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en El Escorial.
El arzobispo de Madrid ha lamentado que a veces se entiendan «como algo de rebajas» cuando en realidad son actitudes «de orden antropológico» que están «inscritas en nosotros desde el momento de nacer» y revisten «un profundo contenido del Misterio tanto para nosotros como para los demás».
La misericordia y la ternura -ha explicado- nos abren «a la compasión, al encuentro...» y se oponen a «dos actitudes existenciales casi siempre relacionadas entre sí», muy presentes en nuestra cultura: «la dureza del corazón, que es como un muro, como cerrazón mental, y el repliegue sobre uno mismo».
El gran canciller de la UESD ha animado a vivirlas desde el «ser», ocupándonos del otro como «nos enseña Cristo», y lo ha contrapuesto al «tener», que «califica la relación con la alteridad en términos de posesión»: «Yo soy lo que tengo, o yo tengo porque soy. Cuanto más tengo, más soy; o cuanto más soy, más tengo. La realidad me domina, o yo domino la realidad».
En estos momentos es necesario superar «el doble riesgo de tener solamente o de parecer solamente» porque «la felicidad no consiste en la posesión de cosas, sino en la disponibilidad para compartir con los semejantes lo que tenemos y lo que somos». «Dios nos impulsa a ser», ha aseverado, para luego remarcar la importancia de «ver que la ternura de ser se hace siempre ternura de amar y la ternura de amar se hace ternura de adorar».
En este sentido, el cardenal Osoro ha recordado que «la Iglesia nace del costado de Cristo» y que «la Cruz es el lugar y el signo de la reunión de los hijos dispersos de Dios»; algo que «tiene que expresarse en todos los sacramentos».
 «La ternura y la misericordia es un acontecimiento importante, un acontecimiento teologal: viene de Dios, vive de Dios y, si va bien dirigido, conduce a Dios», ha abundado casi al final de su intervención. Se trata de algo «esencial en la Teología Pastoral y, tal y como ha advertido, «si no entramos por ahí en la cultura de hoy»...
«No estéis llorando todo el día»
Ya en la ronda de preguntas -que el rector de la UESD, Javier Prades, ha aprovechado para agradecer la presencia del purpurado un año más en este curso de verano-, el arzobispo de Madrid ha pedido que los cristianos «no estéis llorando todo el día», sino dedicados a «ver cómo conquistas el corazón de la gente con ese fuego que ayude a superar estas dificultades».
Señalando una tubería despintada al fondo de la sala de conferencias, ha denunciado que «hay especialistas en la vida cristiana en entrar en este lugar y ver el desconchado». «Esos no sirven para nada, perdonadme -ha añadido-. No transforman este mundo. Estamos en el mundo para servir y entregar la belleza de la tierra, la belleza de ser persona, la belleza de poder ir buscando la verdad y proponiéndola por todos sitios, de marcar dirección...».
En la misma línea, al ser preguntado por la presencia de los cristianos en las redes sociales, ha incidido en que estás pueden usarse bien o mal. «No pueden ser instrumento de división, [...] para eliminar al otro, para deshacer al otro. Hoy tenemos medios que, por desgracia, se dedican a deshacer a los demás. Y en nombre de Jesucristo, que es lo grave». «Tenemos que ser exquisitos en la construcción de la comunión en la vida de la Iglesia. Mi gran pasión en la Iglesia es la comunión. Cuando me dicen: "¿Usted es...?". Yo soy de todos...», ha concluido.

Parias de la tierra, uníos



Un millón de excluidos se unirán a la marcha a pie entre Delhi y Ginebra para exigir sus derechos. El organizador es hijo de un colaborador de Ghandi y admirador del Papa Francisco
«El Estado está entrenado para enfrentarse a la violencia, pero no sabe cómo hacerlo con la no violencia». Esta es una de las lecciones que Rajagopal Puthan Veetil (1948) aprendió de su padre, un colaborador de Ghandi, para aplicarla en su lucha por los derechos de los pobres y los excluidos.
El fundador del movimiento Ekta Parishad comenzó su historia de activismo político a principios de los años 70, cuando medió en un conflicto tribal con los dacoits en el estado de Madhya Pradesh. Esa experiencia le enseñó que «el cambio de corazón es posible». La Policía se prestaba a abrir fuego contra 562 insurrectos. Él pidió que le dejaran tiempo, y consiguió finalmente que los rebeldes depusieran pacíficamente las armas ante un retrato del Mahatma Ghandi.
Por aquellos años, otro discípulo de Ghandi se dedicó a caminar durante 14 años por toda la India pidiendo tierra a los terratenientes para dársela a quienes no tenían nada. «¡Consiguió 4,2 millones de acres [1,7 millones de hectáreas]! Eso no resolvía el problema de la falta de tierra en un país tan poblado como el mío, pero marcaba un camino que seguir», explica Rajagopal. «Ya hay en el mundo demasiada violencia. Nosotros no queremos matar al rico. Queremos cambiar su corazón y liberarlo de su ansia de acumular cosas que no le van a hacer feliz».
De ahí se inspiró también en la estrategia de las caminatas a pie. Desde 2007 el movimiento Ekta Parishad ha organizado multitudinarias marchas de excluidos. Aquel año participaron unas 25.000, procedentes de las comunidades más pobres de todo el país, movilizadas para reclamar sus derechos en Delhi, la capital. La cifra fue progresivamente en aumento, superándose en 2012 las 100.000 personas.
Jai Jagat 2020
El reto ahora es llevar la lucha a escala global, con la llamada Jai Jagat 2020, que aspira a movilizar a un millón de personas. Diversas organizaciones colaboran con Rajagopal desde varios países; en España, el partido Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn).
«Hoy los problemas son globales», explicaba el activista durante una reciente visita a España para la firma del acuerdo con SAIn. «Y las instituciones mundiales, como el FMI, el Banco Mundial o la OCDE, son también responsables de un modelo de desarrollo que margina a millones de personas, destruye el planeta y genera más y más violencia». Pero también empieza a oírse hoy un discurso alternativo, añade, y cita en particular el liderazgo moral del Papa Francisco a nivel mundial.
Jai Jagat (que significa la victoria par todos) arrancará de Nueva Delhi el 2 de octubre de 2019, día en el que se cumplen 150 años del nacimiento de Ghandi. El primer gran escollo será lograr el permiso para entrar en Pakistán, secular enemigo de la India. En caso de no obtenerlo, hay un plan b para hacer ese trayecto en autobús. Y si ni siquiera eso concedieran las autoridades del país, activistas de la no violencia de Pakistán tomarían el testigo hasta la frontera con Afganistán, donde volverán a contemplarse esas mismas tres opciones en caso de dificultad.
Así, hasta Ginebra. La llegada está prevista para el 21 de septiembre de 2020, fecha en la que se conmemora el Día Internacional de la Paz. Por el camino, se irán uniendo activistas de todos los países recorridos. En Suiza, se organizarán diversas iniciativas que culminarán el 2 de octubre, Día Internacional de la No Violencia.
La idea, de algún modo, es «unir a los pobres de la tierra». «Cuando el poder económico se siente amenazado, sus lobbies se movilizan a nivel mundial. Nosotros también tenemos que hacerlo», añade.
«En India tenemos hoy los mismos problemas que Senegal o Kenia: una pequeña parte de la población se ha beneficiado de la globalización. La mayoría de la gente, sin embargo, ha quedado excluida», argumenta Rajagopal.
¿Pero tienen algo que ver estas luchas en el sur con los problemas actuales en los países más ricos? ¿Pueden trasladarse a Europa el mismo tipo de estrategias? «En vuestros países la gente está viendo hoy que el Estado ya no es capaz de garantizar el sistema de bienestar, y la está empezando a buscar otras estrategias, a unirse a los pobres del resto del mundo», responde el fundador de Ekta Parishad.
«Tenemos que gobernar entre todos la globalización», añade Rajagopal, no sin lanzar una seria advertencia hacia un exceso de fe en los poderes públicos. «La gente no debe esperar que el estado resuelva todas sus problemas, y esto hoy muchos europeos no lo entienden».
Para conseguir realmente un modelo de desarrollo más justo, es a su juicio esencial «superar el individualismo y reconstruir las comunidades. Esa es la única forma de revertir la desintegración de las sociedades: reconstruir las familias; fortalecer las iglesias, y no dejar que nos las sustituyan por supermercados y centros comerciales… El poder político sueña con convertirnos en esclavos a cambio de garantizarnos unos pocos derechos, pero no queremos eso. Eso no es democracia. Se ha perdido la capacidad de controlar el poder y necesitamos recuperarla».
R.B.
Alfa y Omega

24 de julio: santa Cristina, mártir


Nació en Toscana, en la margen derecha del lago Bolsena, en un villorrio frecuentemente sacudido por elementos naturales y al mismo tiempo transformado por diversas culturas en el transcurso del tiempo.
Cristina es la hija de Urbano, gobernador pagano de la región y presentado por los libros antiguos como enemigo acérrimo de los cristianos. La niña se ha aficionado desde pequeña a aquello que cuentan de ese Cristo tan perseguido y maltratado; la curiosidad primera se cambia en pensamiento cuando descubre que son muchos los cristianos juzgados por su padre y condenados porque son fieles dispuestos a dar la vida por su ideal. Crece más y más la simpatía y a escondidas busca datos de unas señoras cristianas; la instruyen y la forman; se bautiza en secreto y toma el nombre de Cristiana.
Entre juego y travesura formal ha hecho algo que saca de quicio a su padre y será el motivo que la lleve al martirio; no se le ha ocurrido otra cosa que apañar las estatuillas de ídolos que su padre siempre ha conservado con esmero, casi como un patrimonio familiar, las ha tomado por suyas, las ha destrozado y ha dado el rico material de que estaban hechas a los pobres para remedio de su necesidad.
El padre ha descubierto su condición y lleno de ira, al notar la rebeldía de la niña, la trata con peores modos que a los demás cristianos. «No se ha de decir en el mundo que una niña me dio la ley, ni que estos hechiceros de cristianos triunfan de nuestros dioses en medio de mi propia familia. Yo veré si sus hechizos pueden más que mis tormentos y si la paciencia de una hija ha de hacer burla de la cólera de un padre». El gobernador manda usar con ella azotes y garfios admirándose de que Cristina persista en su actitud. Manda el desnaturalizado padre preparar un brasero ardiente para quemarla poco a poco; mas el brasero se hizo una hoguera que abrasó a los verdugos y a los curiosos cercanos. Puesta en la cárcel para que cambie por la lobreguez de la mazmorra, la oscuridad y el hambre; pero allí es consolada con luminosas apariciones de ángeles que le curan sus heridas y le prometen protección. El padre, a los pocos días, manda atarle al cuello una pesada piedra y arrojarla al lago; sin embargo, un ángel la transporta a la orilla. Esa noche muere de un sofoco Urbano en su cama.
Mandan las autoridades un nuevo gobernador que se siente estimulado a proseguir el asunto Cristina presumiendo que su padre, por padre, no supo solventarlo. Se llama Dion y ya piensa en nuevas crueldades: estanque de aceite hirviendo mezclado con pez del que la niña Cristina es liberada. Luego la manda llevar al templo de Apolo para obligarle a ofrecer sacrificio, pero, ante el asombro de todos, el ídolo se derrumba y se hace polvo ante el mismísimo gobernador que muere en el acto, ¡claro que los verdugos y miles de testigos presenciales, espantados, proclaman a gritos que es el de Cristina el único Dios!
El tercero de los gobernadores poderosos se llama Juliano quien, preocupado por el caso pendiente, lo ha estudiado con detenimiento llegando a la conclusión de que se trata de artificios, encantamientos y magia que todos los cristianos profesan. Por ello maquina nuevos procedimientos para hacer desistir a la niña Cristina de sus pertinaces rebeldías y conseguir que el poder romano y los dioses propicios terminen con la situación que ha puesto al borde del caos a la región. Mandó preparar un horno encendido donde mete a la niña para que el fuego la consuma; siete días la tiene allí sin conseguir que le suceda daño alguno.
Luego será una habitación oscura plagada de serpientes, víboras y escorpiones venenosos de la que sale indemne y sin ningún picotazo, cantando alabanzas a Dios; la desesperación del mandatario llegó entonces al extremo de decretar cortarle la lengua, pero ¡oh prodigio! ahora canta más fuerte y mejor.
Y acude, arremolinándose, toda la comarca ante la contemplación evidente del triunfo que se comenta por todas partes de la debilidad cristiana ante la fortaleza y brutalidad romana. Basta un tronco caído en donde atan a la delicada niña para que las saetas atraviesen su cuerpo y ella decida, suplicándole al buen Dios, rendirle su espíritu con el martirio.
Dicen que sus restos se trasladaron de Toscana a Palermo de Sicilia donde es reverenciada.
¿Verosímil? Parece más bien como si la vida y la muerte martirial de Cristina hubiera servido de modelo para expresar la confrontación entre el bien y el mal, o, lo que es lo mismo, entre fe cristiana y paganismo, entre la frágil niña Cristina y la personalidad experimentada y abrumadora de tres hombres de gobierno sucesivos –el primero su propio padre– con el mismo común empeño de demostrar que ellos pueden más. Parece como si se tratara de exaltar en Cristina aquello que debe ser real en todo cristiano –la fe en su Cristo y la confianza sin límite en su ayuda constante–, mientras que los gobernadores representan la obstinación ciega que rechaza el poder cada vez más evidente, como in crescendo, de Dios.
Los verdugos y el pueblo serían los testigos que en la narración van a testificar con sus reacciones –esas que se intuyen llenas de emoción compasiva– dónde está la verdad y lo grande que es el poder de Dios.
Da la sensación de que la Passio que narra la muerte de Cristina intenta también cargar motivos vetero-testamentarios en donde parecen inspirarse algunos hechos que se narran. El hecho histórico del martirio sería la ocasión que motiva la amplia catequesis. De todos modos, estas consideraciones más parecen próximas a la labor pasada de los bolandistas; pero, en el caso de que hubieran sido los hechos tal como expresa la Passio, nos quedaría el regusto de disfrutar el aroma extraño que desprende la fidelidad del débil a las exigencias amorosas divinas que no entienden de edades y que perduran más allá de la muerte.
Archimadrid.org

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús:
«Maestro, queremos ver un signo tuyo».
Él les contestó:
«Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen;porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».
Palabra del Señor.

Ángelus del Papa: Dios fecunda la historia

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
La hodierna página evangélica propone tres parábolas con las cuales Jesús habla a la multitud del Reino de Dios. Me detengo en la primera: aquella de la buena semilla y de la cizaña, que ilustra el problema del mal en el mundo y pone en evidencia la paciencia de Dios (Cfr. Mt 13,24-30.36-43). ¡Cuánta paciencia tiene Dios! También cada uno de nosotros puede decir esto: “¡Cuanta paciencia tiene Dios conmigo!”. La narración se desarrolla en un campo con dos protagonistas opuestos. De una parte el dueño del campo que representa a Dios y siembra la buena semilla; de otra parte el enemigo que representa a Satanás y siembra la mala hierba.
Con el pasar del tiempo, en medio del trigo crece también la cizaña, y ante este hecho el dueño y sus siervos tienen actitudes diversas. Los siervos quisieran intervenir arrancando la cizaña; pero el dueño, que está preocupado sobre todo por la salvación del trigo, se opone diciendo: «No, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar también el trigo» (v. 29). Con esta imagen, Jesús nos dice que en este mundo el bien y el mal están tan entrelazados, que es imposible separarlos y extirpar del todo el mal. Sólo Dios puede hacer esto, y lo hará en el juicio final. Con sus ambigüedades y su carácter complejo, la situación presente es el campo de la libertad, el campo de la libertad de los cristianos, en el cual se realiza el difícil ejercicio del discernimiento entre el bien y el mal.
En este campo, se trata pues de unir, con gran confianza en Dios en su providencia, dos actitudes aparentemente contradictorias: la decisión y la paciencia. La decisión es aquella de querer ser la semilla buena, todos lo queremos, con todas sus fuerzas, y entonces tomar distancia del maligno y de sus seducciones. La paciencia significa preferir una Iglesia que es levadura en la masa, que no teme ensuciarse las manos lavando la ropa de sus hijos, más bien que una Iglesia de “puros”, que pretende juzgar antes del tiempo quién está en el Reino de Dios y quién no.
El Señor, que es la Sabiduría encarnada, hoy nos ayuda a comprender que el bien y el mal no se pueden identificar con territorios definidos o determinados grupos humanos: “Estos son buenos, estos son malos”. Él nos dice que la línea de confín entre el bien y el mal pasa por el corazón de cada persona, pasa por el corazón de cada uno de nosotros, es decir, somos todos pecadores. Me dan ganas de preguntarles: “Quién no es pecador levante la mano”. ¡Ninguno! Porque todos los somos, somos todos pecadores. Jesucristo, con su muerte en la cruz y su resurrección, nos ha liberado de la esclavitud del pecado y nos da la gracia de caminar en una vida nueva; pero con el Bautismo nos ha dado también la Confesión, porque tenemos siempre la necesidad de ser perdonados de nuestros pecados. Mirar siempre y solamente el mal que esta fuera de nosotros, significa no querer reconocer el pecado que también está en nosotros.
Y entonces Jesús nos enseña un modo diverso de mirar el campo del mundo, de observar la realidad. Estamos llamados a aprender los tiempos de Dios – que no son nuestros tiempos – y también la “mirada” de Dios: gracias al influjo benéfico de una impaciente espera, lo que era cizaña o parecía cizaña, puede convertirse en un producto bueno. Es la realidad de la conversión. ¡Es la perspectiva de la esperanza!
Nos ayude la Virgen María a tomar de la realidad que nos circunda no solamente la suciedad y el mal, sino también el bien y lo bello; a desenmascarar las obras de Satanás, pero sobre todo a confiar en la acción de Dios que fecunda la historia.
(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)

Preocupación del Papa por la violencia desatada en Jerusalén

 Después de la oración mariana del Ángelus el Obispo de Roma manifestó la preocupación con la que sigue las graves tensiones y la violencia desatadas en estos días en Jerusalén. Por esta razón hizo un apremiante llamamiento a la moderación y al diálogo, a la vez que invitó a unirse a su oración, a fin de que el Señor inspire en todos propósitos de reconciliación y de paz.
“Queridos hermanos y hermanas: Sigo con preocupación las graves tensiones y la violencia de estos días en Jerusalén. Siento la necesidad de expresar un apremiante llamamiento a la moderación y al diálogo. Los invito a unirse a mí en la oración, a fin de que el Señor inspire en todos propósitos de reconciliación y de paz”. 
Por último, al saludar a los fieles y peregrinos procedentes de diversos países – familias, grupos parroquiales y asociaciones – el Santo Padre también dirigió su pensamiento y aliciente a los jóvenes participantes en la Obra “Hombre Mundo”, comprometidos en testimoniar la alegría del Evangelio en las periferias más necesitadas de los cinco continentes.
Y, como es costumbre, el Papa Francisco deseó a todos un feliz domingo, pidiendo, como suele hacer, que por favor no se olviden de rezar por él.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)