El anuncio del Evangelio debe ser hecho con humildad, venciendo la tentación de la soberbia. Es la exhortación que hizo Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, en la fiesta de San Marcos Evangelista.
El Papa reafirmó la necesidad para los cristianos de "salir para anunciar" y puso de manifiesto que un predicador debe estar siempre en camino sin buscar "un seguro de vida", permaneciendo inmóvil y seguro.
Jesús da la misión a los discípulos: anunciar el Evangelio. "No permanecer en Jerusalén", sino salir a proclamar la Buena Noticia a todos. El Papa Bergoglio se detuvo a reflexionar sobre el Evangelio de Marcos que narra acerca del mandato del Señor a sus discípulos y observó que "el Evangelio es proclamado siempre en camino, jamás sentados, siempre en camino".
Salir para anunciar, no permanecer inmóvil, sino caminar siempre
Es necesario ir donde Jesús no es conocido o donde Jesús es perseguido - dijo el Pontífice - o donde Jesús está desfigurado, para proclamar el Evangelio verdadero:
"Salir para anunciar. Y también en esta salida va la vida, se juega la vida del predicador. Él no está seguro, para los predicadores no hay seguros de vida. Y si un predicador busca un seguro de vida, no es un verdadero predicador del Evangelio: no sale, permanece seguro. Primero: vayan, salgan. El Evangelio, el anuncio de Jesucristo, se hace en salida, siempre en camino, siempre. Tanto en el camino físico, como en el camino espiritual o en el camino del sufrimiento: pensemos en el anuncio del Evangelio que hacen tantos enfermos. ¡Tantos enfermos! Que ofrecen sus dolores por la Iglesia, por los cristianos. Pero siempre salen de sí mismos".
Ante la pregunta de cómo debe ser el estilo de este anuncio, el Santo Padre observó: "San Pedro, que ha sido el maestro de Marcos, es tan claro en la descripción de este estilo". Y dijo que "el Evangelio debe anunciarse con humildad, porque el Hijo de Dios se ha humillado, se ha aniquilado. El estilo de Dios es éste" y "no hay otro". "El anuncio del Evangelio - reafirmó - no es un carnaval, una fiesta". Este "no es el anuncio del Evangelio".
El Evangelio se anuncia con humildad, vencer la tentación de la mundanidad
Francisco también dijo que "el Evangelio no puede ser anunciado con el poder humano, no puede ser anunciado con el espíritu de escalar y subir". Esto - añadió el Papa - "no es el Evangelio". Por lo tanto, todos están llamados a revestirse de "humildad recíprocamente", porque "Dios resiste a los soberbios, pero da gracias a los humildes":
"¿Y por qué es necesaria esta humildad? Precisamente porque nosotros llevamos adelante un anuncio de humillación, de gloria, pero a través de la humillación. Y el anuncio del Evangelio sufre la tentación: la tentación del poder, la tentación de la soberbia, la tentación de las mundanidades, de tantas mundanidades que existen y nos llevan a predicar o a recitar; porque no es predicación un Evangelio diluido, sin fuerza, un Evangelio sin Cristo crucificado y resucitado. Por esta razón Pedro dice: 'Vigilen, vigilen, vigilen... Su enemigo, el diablo, va como un león rugiente buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que los mismos sufrimientos son impuestos a sus hermanos esparcidos por el mundo'. El anuncio del Evangelio, si es verdad, sufre la tentación".
El Papa observó asimismo que si un cristiano dice que anuncia el Evangelio "pero jamás es tentado", entonces significa que "el diablo no se preocupa" porque "estamos predicando una cosa que no sirve".
Pedir al Señor que salgamos de nosotros mismos para evangelizar
"Por esto - dijo el Obispo de Roma - siempre en la verdadera predicación hay algo de tentación y también de persecución". El Pontífice concluyó su homilía subrayando que cuando estamos en el sufrimiento, es el Señor quien nos da la fuerza, tal como lo prometió cuando envió a los Apóstoles:
"Será el Señor el que nos consolará, el que nos dará fuerza para ir adelante, porque Él obra con nosotros si nosotros somos fieles al anuncio del Evangelio, si salimos de nosotros mismos para predicar a Cristo crucificado, escándalo y locura, y si hacemos esto con un estilo de humildad, de verdadera humildad. Que el Señor nos dé esta gracia, como bautizados, a todos, de tomar el camino de la evangelización con humildad, con confianza en Él mismo, anunciando el verdadero Evangelio: 'El Verbo ha venido en la carne'. El Verbo de Dios ha venido en la carne. Y ésta es una locura, es un escándalo; pero hacerlo con la conciencia de que el Señor está junto a nosotros, obra con nosotros y confirma nuestro trabajo".