viernes, 31 de octubre de 2014

GRANDES SON LAS OBRAS DEL SEÑOR


Del Salmo 110:
Grandes son las obras del Señor
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.

Grandes son las obras del Señor
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.

Grandes son las obras del Señor
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.

Grandes son las obras del Señor


jueves, 30 de octubre de 2014

Papa: «el diablo no es un mito», «oración, verdad y justicia para combatirlo»

La vida cristiana es un «combate» contra el demonio, el mundo y las pasiones de la carne, recordó el Papa Francisco, en la Misa matutina, de este jueves en la Capilla de la Casa de Santa Marta. Reflexionando sobre la Carta de San Pablo a los Efesios, reiteró que el diablo existe y «debemos luchar contra él», con la «armadura» de la verdad. Fortaleza y valentía en el Señor. El Santo Padre centró su homilía en las palabras de San Pablo que, dirigiéndose a los Efesios, «desarrolla en un lenguaje militar la vida cristiana». Y subrayando que «la vida en Dios se debe defender, se debe luchar para llevarla adelante», hizo hincapié en que se necesita fortaleza y valentía «para resistir y anunciar». Para «ir adelante en la vida espiritual se debe combatir. No es una simple lucha, sino un combate continuo», volvió a reiterar el Papa, recordando luego que «los enemigos de la vida cristiana» son tres: «el demonio, el mundo y la carne». Es decir nuestras pasiones «que son las heridas del pecado original». Por cierto, destacó también el Obispo de Roma, «la salvación que nos da Jesús es gratuita», pero estamos llamados a defenderla:

«¿De qué me tengo que defender? ¿Qué tengo que hacer? ‘Revístanse con la armadura de Dios’ nos dice Pablo. Es decir que lo que es de Dios nos defiende, para resistir a las insidias del diablo. ¿Está claro? Claro. No se puede pensar en una vida espiritual, en una vida cristiana, sin revestirse de esta armadura de Dios, que nos da fuerza y nos defiende».

San Pablo subraya que esta lucha nuestra no es contra las cosas pequeñas, «sino contra los Principados y Potestades, contra los Soberanos de este mundo de tinieblas, contra los espíritus del mal».  «Es decir, contra el diablo y los suyos», insistió el Papa Bergoglio, señalando que «sin embargo a esta generación y a muchas otras se les ha hecho creer que el diablo era un mito, una figura, una idea, la idea del mal ¡pero el diablo existe y nosotros debemos combatir contra él! ¡lo dice San Pablo, no lo digo yo! ¡Lo dice la Palabra de Dios! Aunque no estamos muy convencidos de ello». Además «San Pablo dice cómo es la armadura de Dios, cuáles son las diversas armaduras, que conforman esta armadura de Dios. Y señala: «Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza». Ésta es la armadura de Dios: la verdad».

Recordando que «el diablo es mentiroso, es el padre de los mentirosos, el padre de la mentira», y reiterando con San Pablo, que hay que estar «ceñidos con el cinturón de la verdad y vistiendo la justicia como coraza», el Santo Padre volvió a destacar que «no se puede ser cristianos, sin trabajar continuamente para ser justos. No se puede». Nos ayudaría mucho preguntarnos ¿creo o no creo? ¿creo un poco sí y un poco no? ¿soy un poco mundano y un poco creyente? «Sin fe no se puede ir adelante, no se puede defender la salvación de Jesús»,insistió el Papa, haciendo hincapié en que «necesitamos el escudo de la fe, porque el diablo no nos tira flores, sino flechas encendidas, para asesinarnos». Por lo que exhortó a «tomar el casco de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios». Y a «elevar constantemente toda clase de oraciones y súplicas, animadas por el Espíritu»:

«La vida cristiana es una lucha, una lucha bellísima, porque cuando el Señor vence en cada paso de nuestra vida, nos da una alegría, una felicidad grande: esa alegría que el Señor ha vencido en nosotros, con la gratuidad de su salvación. Pero sí, todos somos un poco perezosos, no, en la lucha, y nos dejamos llevar por las pasiones, por algunas tentaciones. Es porque somos pecadores ¡todos! Pero no se desalienten. Ánimo, valentía y fortaleza, porque el Señor está con nosotros»

(CdM - RV)

miércoles, 29 de octubre de 2014

EL SEÑOR SOSTIENE A LOS QUE VAN A CAER

Del Salmo 144: 

El Señor es fiel a sus palabras

Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor, que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas.

El Señor es fiel a sus palabras

Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

El Señor es fiel a sus palabras

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

El Señor es fiel a sus palabras

¿SERÁN POCOS LOS QUE SE SALVEN?



Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30.

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó:
–Señor, ¿serán pocos los que se salven?

Jesús les dijo:
–Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta diciendo: «Señor, ábrenos» y él os replicará: «No sé quiénes sois». Entonces comenzaréis a decir: «Hemos comido y bebido contigo y tú has enseñado en nuestras plazas». Pero él os replicará: «No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados». 

Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de Oriente y Occidente, del Norte y del Sur y se sentarán a la mesa en el Reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros y primeros que serán últimos.


martes, 28 de octubre de 2014

El nuevo arzobispo de Madrid habla del “desafío de una espiritualidad misionera”

Monseñor Carlos Osoro, que tomó posesión de la archidiócesis de Madrid el pasado sábado 25 de octubre, mantuvo ayer lunes 27, un encuentro con periodistas en el que habló del “desafío de una espiritualidad misionera”, que nos ayude a vencer el “individualismo” y la “caída de fervor”. 

Para monseñor Osoro, “una iglesia particular que se encierra en sí misma no es la Iglesia de Cristo”, por eso, aunque todavía no conoce bien la situación de los misioneros madrileños, consideró “prioritaria” la tarea misionera, porque la Iglesia, “o es misionera, o no es la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo”. 

El arzobispo de Madrid afirmó que “siempre” ha vivido como propio el mandato misionero de ir por el mundo y anunciar el Evangelio y realizó un recorrido por las diócesis en las que ha sido obispo, para testimoniarlo. Así, habló del compromiso de Orense con la diócesis de Portoviejo, en Ecuador, que calificó como “un bien para la Iglesia diocesana”; de Oviedo, con Benín, o de la presencia de misioneros de Valencia en América Latina, sobre todo en la zona minera de Chile. 

Monseñor Osoro comparte con el Papa Francisco la necesidad de una “Iglesia en salida”, pero argumentó que la salida a las periferias debe producirse siempre desde “el centro, que es Cristo”, porque “si se sale de otra manera, se hará mal”. El prelado habló de la necesidad de “llevar la alegría” del Evangelio, que es “la gran noticia para el hombre”, una noticia “liberadora y transformadora, con capacidad para hacernos salir de nosotros a los hombres y salir por los caminos de la historia”. 


Aunque reconoció que el hombre contemporáneo sufre lo que él llama la enfermedad de las tres “D” (el desdibujamiento, de la imagen de Dios, que es amor; el desencanto, de no encontrar razones para vivir; y la desorientación, porque vive como un vagabundo sin metas en lugar de como un peregrino), monseñor Osoro propone “métodos evangelizadores” que ayuden al hombre a descubrir el “diseño concreto” que Cristo ha hecho en él, pero que no son los métodos “de la condena, de derrotar al otro”. 

“El ser humano cambia cuando conoce a Jesús”, el que hoy es arzobispo de Madrid, lo descubrió siendo un joven universitario, entonces, el encuentro con Jesucristo, le cambió la vida.

Papa: gracias por poner ante Dios y la Iglesia el clamor silenciado de los pobres

El Papa Francisco agradeció a los participantes en el Encuentro Mundial de Movimientos Populares - celebrado en el Vaticano desde el 27 al 29 de octubre - «¡por haber aceptado esta invitación para debatir tantos graves problemas sociales que aquejan al mundo hoy, Ustedes que sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión!»... «Porque el mundo se ha olvidado de Dios, que es Padre; se ha vuelto huérfano porque dejó a Dios de lado».

«Tierra, techo y trabajo. Es extraño pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista», destacó el Obispo de Roma, recordando que «el amor a los pobres está al centro del Evangelio» y la doctrina social de la Iglesia,  tras señalar que este encuentro con el Papa «no responde a una ideología», recordando que la palabra solidaridad, «que no cae bien», es «un modo de hacer la historia y eso hacen los movimientos populares».

«Jesús les diría hipócritas» a los que abordan «el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilice y convierta a los pobres en seres domesticados e inofensivos», destacó también el Papa Bergoglio, añadiendo que es «triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales». Y  «qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza».
Y con su agradecimiento también al Cardenal Turkson por su acogida, su trabajo y sus palabras, el Obispo de Roma señaló este martes que el «encuentro de Movimientos Populares es un gran signo: vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, una realidad muchas veces silenciada. ¡Los pobres no sólo padecen la injusticia sino que también luchan contra ella! No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan… Ustedes sienten que los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman y sobre todo practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres y que nuestra civilización parece haber olvidado».

Tierra, Techo y Trabajo, sin olvidar la Paz y la Ecología, sobre la cual está preparando una Encíclica. El Papa Francisco se detuvo sobre cada uno de los  tres temas elegidos como consigna para este encuentro, que «responde a un anhelo muy concreto, algo que cualquier padre, cualquier madre quiere para sus hijos; un anhelo que debería estar al alcance de todos pero hoy vemos con tristeza cada vez más lejos de la mayoría».
«Digamos juntos desde el corazón ¡Ninguna familia sin vivienda! ¡Ningún campesino sin tierra! ¡Ningún trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!», exhortó el Papa, alentando a los queridos hermanos para que «sigan con su lucha, nos hace bien a todos». Y dejándoles de regalo y con su bendición unos rosarios que fabricaron artesanos, cartoneros y trabajadores de la economía popular de América Latina.
«Y en este acompañamiento – concluyó - rezo por Ustedes, rezo con Ustedes y quiero pedirle a nuestro Padre Dios que los acompañe y los bendiga, que los colme de su amor y los acompañe en el camino dándoles abundantemente esa fuerza que nos mantiene en pie: la esperanza que no defrauda».(CdM – RV)


Estar dentro de la Iglesia, no detenernos en la recepción, dijo el Papa

A la Iglesia “la hace Jesús”, que no ve el pecado del hombre sino su corazón, al que busca para curarlo. Fue la reflexión del Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El “trabajo” lo ha hecho Jesús hace dos mil años, cuando eligió a doce columnas para construir la Iglesia y poniéndose a sí mismo como “base” y “piedra angular”. Después, esa Iglesia abrió de par en par sus puertas a todos, sin distinción, porque a Cristo le interesa amar y curar los corazones, y no contar los pecados. El Papa Francisco reflexionó con el Evangelio del día, que relata el nacimiento de la Iglesia y la llamada de los Apóstoles, y con la Lectura de Pablo, que describe a la Iglesia como un edificio que crece “bien ordenado” sobre sus cimientos. En particular, el Obispo de Roma dirigió su atención a las acciones que marcan la fundación de la Iglesia. Jesús que se retira en oración. Después elige a los doce y, al mismo tiempo, acoge y cura a quien tan sólo trata de tocarlo:
“Jesús ora, Jesús llama, Jesús elige, Jesús envía a los discípulos, Jesús cura a la muchedumbre. En este templo, este Jesús que es la piedra angular hace todo este trabajo: es Él quien lleva adelante la Iglesia de este modo. Como decía Pablo, esta Iglesia está edificada sobre el fundamento de los Apóstoles. Este que Él ha elegido aquí: eligió a doce. Todos pecadores, todos. Judas no era el más pecador: no sé quién haya sido el más pecador… Judas, pobrecito, es aquel que se cerró al amor y por esto se convirtió en traidor. Pero todos escaparon en el momento difícil de la Pasión y dejaron solo a Jesús. Todos son pecadores. Pero Él los eligió”.


Jesús  – dijo también el Papa Francisco citando a San Pablo – nos quiere “dentro” de la Iglesia, y no como huéspedes o extranjeros, sino “con el derecho de un ciudadano”. E insiste en que en la Iglesia “no estamos de paso, estamos enraizados allí. Nuestra vida es allí”:

“Nosotros somos ciudadanos, conciudadanos de esta Iglesia. Si nosotros no entramos en este templo y formamos parte de esta construcción a fin de que el Espíritu Santo habite en nosotros, nosotros no estamos en la Iglesia. Nosotros estamos en la puerta y miramos: ‘Pero, qué bello… sí, esto es bello…’. Cristianos que no van más allá de la recepción de la Iglesia: sólo allí, en la puerta… ‘Pero sí, soy católico, sí, pero no demasiado… así…”.
Un modo de hacer esto, que no tiene sentido con respecto al amor y a la misericordia totales que Jesús tiene por cada persona. La demostración es la actitud de Cristo con Pedro. Incluso si la primera de las columnas traiciona a Jesús, el Señor responde perdonando y dejándolo en su lugar:
“A Jesús no le importó el pecado de Pedro: buscaba su corazón. Pero para encontrar este corazón y para curarlo. Jesús que reza y Jesús que cura, también por cada uno de nosotros. Nosotros no podemos comprender a la Iglesia sin este Jesús que reza y sin este Jesús que cura. Que el Espíritu Santo nos haga comprender, a todos nosotros, esta Iglesia que tiene la fuerza en la oración de Jesús por nosotros y que es capaz de curarnos. A todos nosotros”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

Francisco en la Academia Pontificia de las Ciencias subraya la responsabilidad del ser humano con la creación

El Santo Padre se ha desplazado esta mañana a la Casina Pío IV en el Vaticano, en ocasión de la Asamblea Plenaria de la Academia Pontificia de las Ciencias y la inauguración de un busto en honor a Benedicto XVI al que ha definido como un gran Papa. ''Grande por la fuerza y la penetración de su inteligencia, grande por su importante contribución a la teología, a su gran amor por la Iglesia y los seres humanos, grande por su virtud y religiosidad''. Asimismo el Papa ha recordado que Benedicto XVI fue el primero en invitar a un Presidente de esta Academia a participar al Sínodo sobre la nueva evangelización ''consciente de la importancia de la ciencia en la cultura moderna''.


 Francisco no ha querido entrar en el complejo tema que actualmente trata la Academia: ''La evolución del concepto de naturaleza''; sólo ha señalado ''que Dios y Cristo caminan con nosotros, y están presentes también en la naturaleza''. ''Cuando leemos en el Génesis el relato de la creación,-ha dicho- creemos imaginar que Dios es un mago, que con una varita mágica ha hecho todas las cosas. Pero no es así. Él ha creado a los seres y les ha dejado desarrollarse según las leyes internas que dio a cada uno, para que.. alcanzasen su propio desarrollo. Dio la autonomía a los seres del universo al mismo tiempo que les aseguraba su continua presencia, dando el ser a toda realidad. Y así la creación ha proseguido su marcha por siglos y siglos, milenios y milenios hasta que se ha convertido en lo que hoy conocemos; exactamente porque Dios no es un mago sino el Creador que da el ser a todas las cosas. 

El inicio del mundo no es obra del caos que debe a otro su origen, sino que se deriva directamente de un Principio supremo que crea por amor. El Big-Bang, que hoy se sitúa en el origen del mundo, no contradice la intervención de un creador divino, al contrario, la requiere. La evolución de la naturaleza no contrasta con la noción de creación, porque la evolución presupone la creación de los seres que evolucionan''.

''En cuanto al ser humano, -ha continuado-, hay un cambio y una novedad. Cuando, en el sexto día de la historia del Génesis, llega la creación del hombre, Dios da al ser humano otra autonomía, una autonomía diferente a la de la naturaleza, que es la libertad. Y dice al hombre que ponga nombre a todas las cosas y siga hacia delante en el curso de la historia. Le hace responsable de la creación, para que domine la creación, para que la desarrolle y así hasta el final de los tiempos. 


Por eso al científico, y sobre todo al científico cristiano corresponde la actitud de interrogarse sobre el futuro de la humanidad y de la tierra y, como ser libre y responsable, de contribuir a prepararlo, a defenderlo, y a eliminar los riesgos del medio ambiente, sean naturales que humanos. Pero, al mismo tiempo, el científico debe estar movido por la confianza en que la naturaleza esconda, en sus mecanismos evolutivos, potenciales que toca a la inteligencia y a la libertad descubrir y poner en práctica para llegar al desarrollo que está en el diseño del Creador. Entonces, por muy limitada que sea, la acción del hombre participa de la potencia de Dios y es capaz de construir un mundo apropiado para su doble vida corporal y espiritual; construir un mundo humano para todos los seres humanos y no para un grupo o clase de personas privilegiadas.

''Esta esperanza y confianza en Dios, Autor de la naturaleza, y en la capacidad del espíritu humano -ha concluido- pueden proporcionar al investigador una nueva energía y una serenidad profunda. Pero también es cierto que la acción del hombre, cuando su libertad se convierte en autonomía - que no es libertad, sino autonomía - destruye la creación y el hombre usurpa el lugar del Creador. Y este es el gran pecado contra Dios Creador''.


lunes, 27 de octubre de 2014

JESÚS CURA A LA MUJER ENCORVADA



Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 10-17.

Un sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse enderezar. 

Al verla, Jesús la llamó y le dijo:
–Mujer, quedas libre de tu enfermedad.

Le impuso las manos, y enseguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente:
–Seis días tenéis para trabajar: venid esos días a que os curen, y no los sábados.

Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo:
–Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata del pesebre al buey o al burro, y lo lleva a abrevar, aunque sea sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?

A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
De News. va

Reflexión sobre el Rosario. Homilía de Benedicto XVI

El rosario es una oración contemplativa accesible a todos: grandes y pequeños, laicos y clérigos, cultos y poco instruidos. Es un vínculo espiritual con María para permanecer unidos a Jesús, para configurarse a él, asimilar sus sentimientos y comportarse como él se comportó. El rosario es un "arma" espiritual en la lucha contra el mal, contra toda violencia, por la paz en los corazones, en las familias, en la sociedad y en el mundo. [...] Dejemos que sea ella, nuestra Madre y Maestra, quien nos guíe en la reflexión sobre la Palabra de Dios. [...]


Desde sus inicios, la comunidad cristiana vio en la personificación de Israel y de Jerusalén en una figura femenina una significativa y profética referencia a la Virgen María, a la que se reconoce precisamente como "hija de Sión" y arquetipo del pueblo que "ha encontrado gracia" a los ojos del Señor. Es una interpretación que volvemos a encontrar en el relato evangélico de las bodas de Caná (cf. Jn 2, 1-11). El evangelista san Juan pone de relieve simbólicamente que Jesús es el esposo de Israel, del nuevo Israel que somos todos nosotros en la fe, el esposo que vino a traer la gracia de la nueva Alianza, representada por el "vino bueno". Al mismo tiempo, el Evangelio destaca también el papel de María, a la que al principio se la llama "la madre de Jesús", pero a quien después el Hijo mismo llama "mujer". Y esto tiene un significado muy profundo: implica de hecho que Jesús, para maravilla nuestra, antepone al parentesco el vínculo espiritual, según el cual María personifica a la esposa amada del Señor, es decir, al pueblo que él se eligió para irradiar su bendición sobre toda la familia humana. 

El símbolo del vino, unido al del banquete, vuelve a proponer el tema de la alegría y de la fiesta. Además, el vino, como las otras imágenes bíblicas de la viña y de la vid, alude metafóricamente al amor: Dios es el viñador, Israel es la viña, una viña que encontrará su realización perfecta en Cristo, del cual nosotros somos los sarmientos; el vino es el fruto, es decir, el amor, porque precisamente el amor es lo que Dios espera de sus hijos. Y oremos al Señor... para que también nuestra vida y nuestro corazón den este fruto de amor y así renueven la tierra.

Francisco: las palabras que revelan si somos cristianos de la luz, de las tinieblas o “grises”


El examen de conciencia sobre nuestras palabras nos hará comprender si somos cristianos de la luz, de las tinieblas o cristianos “grises”. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
Los hombres se reconocen por sus palabras. San Pablo – afirmó el Papa – al invitar a los cristianos a comportarse como hijos de la luz y no como hijos de las tinieblas, “hace una catequesis sobre la palabra”. Y dijo que hay cuatro palabras para entender si somos hijos de las tinieblas:


“¿Es palabra hipócrita? ¿Un poco de acá, un poco de allá, para estar bien con todos? ¿Es una palabra vacía, sin sustancia, llena de vacuidad? ¿Es una palabra vulgar, trivial, es decir mundana? ¿Una palabra sucia, obscena? Estas cuatro palabras no son las de los hijos de la luz, no vienen del Espíritu Santo, no vienen de Jesús, no son palabras evangélicas… este modo de hablar, hablar siempre de cosas sucias o de mundanidad o de vacuidad o hablar hipócritamente”.

¿Cuál es, por tanto – se preguntó Francisco – la palabra de los Santos, es decir la de los hijos de la luz?
“Lo dice Pablo: ‘Háganse imitadores de Dios: caminen en la caridad; caminen en la bondad; caminen en la mansedumbre. Quien camina así... ‘Sean misericordiosos  dice Pablo perdonándose recíprocamente, como Dios los ha perdonado a ustedes en Cristo. Háganse, por lo tanto, imitadores de Dios y caminen en la caridad’, es decir, caminen en la misericordia, en el perdón, en la caridad. Ésta es la palabra de un hijo de la luz”.

El Santo Padre observó además que hay cristianos “luminosos, llenos de luz”, que tratan de servir al Señor con esta luz y añadió que hay “cristianos tenebrosos” que conducen “una vida de pecado, una vida alejada del Señor” y que usan esas cuatro palabras que “son del maligno”. “Pero hay un tercer grupo de cristianos”, que no son “luminosos ni oscuros”:

“Son los cristianos grises. Y estos cristianos grises una vez están de esta parte, y otra vez de aquella. La gente dice de éstos: ‘Pero esta persona ¿está bien con Dios o con el diablo?’ ¡Eh! Siempre en el gris. Son los tibios. No son ni luminosos ni oscuros. Y a éstos Dios no los ama. En el Apocalipsis, el Señor a estos cristianos grises les dice: ‘Pero no, tú no eres ni caliente, ni frío. Ojalá fueras caliente o frío. Pero porque eres tibio – tan gris – estoy por vomitarte de mi boca’. El Señor es fuerte con los cristianos grises. ‘Yo soy cristiano, ¡pero sin exagerar!’ dicen, y hacen tanto mal, porque su testimonio cristiano es un testimonio que, al final, siembra confusión, siembra un testimonio negativo”.

No nos dejemos engañar por las palabras vacías – fue la exhortación del Papa Francisco – “oímos tantas, algunas bellas, bien dichas, pero vacías, sin nada adentro”. Comportémonos en cambio como hijos de la luz. Y concluyó diciendo: “Nos hará bien hoy pensar en nuestro lenguaje y preguntarnos: ¿Soy cristiano de la luz? ¿Soy cristiano de la oscuridad? ¿Soy cristiano gris? Y así podemos dar un paso adelante para encontrar al Señor”.

COMPARTIR EL EVANGELIO

Cómo piensa el nuevo arzobispo de Madrid D. Carlos Osoro


domingo, 26 de octubre de 2014

El amor por Dios y por el prójimo son inseparables y complementarios: dos caras de una misma medalla. El Papa en el Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas buenos días!
El Evangelio de hoy nos recuerda que toda la Ley divina se resume en el amor por Dios y por el prójimo. El Evangelista Mateo cuenta que algunos fariseos se pusieron de acuerdo para probar a Jesús (cfr 22,34-35). Uno de ellos, un doctor de la ley, le dirige esta pregunta : «Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?»(v. 36). Jesús, citando el Libro del Deuteronomio, responde: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento» (vv. 37-38). 

Habría podido detenerse aquí. En cambio Jesús agrega algo que no había sido preguntado por el doctor de la ley. De hecho dice: «El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (v. 39). Este segundo mandamiento tampoco lo inventa Jesús, sino que lo retoma del Libro del Levítico. Su novedad consiste justamente en el juntar estos dos mandamientos – el amor por Dios y el amor por el prójimo – revelando que son inseparables y complementarios, son las dos caras de una misma medalla. No se puede amar a Dios sin amar al prójimo y no se puede amar al prójimo sin amar a Dios. El Papa Benedicto nos ha dejado un bellísimo comentario sobre este tema en su primera Encíclica Deus caritas est (nn. 16-18).


En efecto, la señal visible que el cristiano puede mostrar para testimoniar el amor de Dios al mundo y a los demás, a su familia, es el amor por los hermanos. El mandamiento del amor a Dios y al prójimo es el primero no porque está encima del elenco de los mandamientos. Jesús no lo coloca en el vértice, sino al centro, porque es el corazón desde el cual debe partir todo y hacia donde todo debe regresar y servir de referencia.
Ya en el Antiguo Testamento la exigencia de ser santos, a imagen de Dios que es santo, comprendía también el deber de ocuparse de las personas más débiles como el forastero, el huérfano, la viuda (cfr Es 22,20-26). Jesús lleva a cumplimento esta ley de alianza, Él que une en sí mismo, en su carne, la divinidad y la humanidad, en un único misterio de amor.


A este punto, a la luz de esta palabra de Jesús, el amor es la medida de la fe, y la fe es el alma del amor. No podemos separar más la vida religiosa, de piedad, del servicio a los hermanos, de aquellos hermanos concretos que encontramos. No podemos dividir más la oración, el encuentro con Dios en los Sacramentos, de la escucha del otro, de la cercanía a su vida, especialmente a sus heridas. Acuérdense de esto: el amor es la medida de la fe. Tú ¿cuánto amas? Cada uno se responda ¿Cómo es tu fe? Mi fe es como yo amo. Y la fe es el alma del amor.


En medio de la densa selva de preceptos y prescripciones – de los legalismos de ayer y de hoy – Jesús abre un claro que permite ver dos rostros: el rostro del Padre y aquel del hermano. No nos entrega dos fórmulas o dos preceptos: no son preceptos y fórmulas; nos entrega dos rostros, es más un solo rostro, aquel de Dios que se refleja en tantos rostros, porque en el rostro de cada hermano, especialmente el más pequeño, frágil, indefenso y necesitado está presente la imagen misma de Dios. Y deberiamos preguntarnos, cuando encontramos a uno de estos hermanos, si somos capaces de reconocer en él el rostro de Cristo: ¿somos capaces de esto?


De esta forma Jesús ofrece a cada hombre el criterio fundamental sobre el cual edificar la propia vida. Pero sobre todo Él nos dona el Espíritu Santo, que nos permite amar a Dios y al prójimo como Él, con corazón libre y generoso. Por intercesión de María, nuestra Madre, abrámonos para acoger este don de amor, para caminar siempre en esta ley de los dos rostros, que son un solo rostro: la ley del amor.

(Traducción del italiano, Raúl Cabrera - Radio Vaticano)

CREER EN EL AMOR POR JOSÉ ANTONIO PAGOLA

Mt 22, 34-40

La religión cristiana les resulta a no pocos un sistema religioso difícil de entender y, sobre todo, un entramado de leyes demasiado complicado para vivir correctamente ante Dios. ¿No necesitamos los cristianos concentrar mucho más nuestra atención en cuidar antes que nada lo esencial de la experiencia cristiana?


Los evangelios han recogido la respuesta de Jesús a un sector de fariseos que le preguntan cuál es el mandamiento principal de la Ley. Así resume Jesús lo esencial: lo primero es "amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser"; lo segundo es "amarás a tu prójimo como a ti mismo".

La afirmación de Jesús es clara. El amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Ahí está el fundamento de todo. Lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en una actitud de amor. No hemos de perdernos en cosas accidentales y secundarias, olvidando lo esencial. Del amor arranca todo lo demás. Sin amor todo queda pervertido.

Al hablar del amor a Dios, Jesús no está pensando en los sentimientos o emociones que pueden brotar de nuestro corazón; tampoco nos está invitando a multiplicar nuestros rezos y oraciones. Amar al Señor, nuestro Dios, con todo el corazón es reconocer a Dios como Fuente última de nuestra existencia, despertar en nosotros una adhesión total a su voluntad, y responder con fe incondicional a su amor universal de Padre de todos.

Por eso añade Jesús un segundo mandamiento. No es posible amar a Dios y vivir de espaldas a sus hijos e hijas. Una religión que predica el amor a Dios y se olvida de los que sufren es una gran mentira. La única postura realmente humana ante cualquier persona que encontramos en nuestro camino es amarla y buscar su bien como quisiéramos para nosotros mismos.

Todo este lenguaje puede parecer demasiado viejo, demasiado gastado y poco eficaz. Sin embargo, también hoy el primer problema en el mundo es la falta de amor, que va deshumanizando, uno tras otro, los esfuerzos y las luchas por construir una convivencia más humana.

Hace unos años, el pensador francés, Jean Onimus escribía así: "El cristianismo está todavía en sus comienzos; nos lleva trabajando solo dos mil años. La masa es pesada y se necesitarán siglos de maduración antes de que la caridad la haga fermentar". Los seguidores de Jesús no hemos de olvidar nuestra responsabilidad. El mundo necesita testigos vivos que ayuden a las futuras generaciones a creer en el amor pues no hay un futuro esperanzador para el ser humano si termina por perder la fe en el amor.

Homilia de Monseñor D. Carlos Osoro Sierra en la misa estacional con motivo de la Toma de Posesión de la Archidiócesis de Madrid

Gracias, queridos laicos. Sois la mayoría en el Pueblo de Dios. Estáis presentes en todos los
ambientes y estructuras de este mundo. Sed discípulos misioneros allí donde estéis. Sed valientes. En virtud del bautismo recibido y la fuerza del Espíritu os habéis convertido en discípulos misioneros. No caminéis solos. En vosotros, los laicos, veo a las familias, a los niños, a los jóvenes, a los ancianos. Como nos recordó el Concilio —del que estamos celebrando su 50.º aniversario— y nos recuerda el magisterio constante de la Iglesia: la familia cristiana tiene una importancia capital, es la primera y más básica comunidad eclesial. Muchas veces vine a Madrid para ayudar a quien fundó y donó la “casa de la familia”. No tengamos actitudes de lloro y desaliento, seamos audaces y creativos, hagamos posible que las familias cristianas sean familias misioneras que salen de sí mismas, realizan gestos evangélicos, en las que sus miembros se acompañan en todos los procesos de sus vidas, celebran todos los pasos de su vida cristiana, dialogan, acogen, miran respetuosamente, oran juntos, saben reconocer juntos las huellas de Dios, celebran el día del Señor, el domingo, con expresiones que fortalecen su amor, un amor que ha de expandirse. Una palabra de aliento y esperanza para tantas familias que sufren aún la lacra del paro o que experimentan en sus miembros la enfermedad, la soledad o un sinfín de problemas. Una palabra de acogida a tantas familias emigrantes —en su expresión multirracial y cultural— que buscan en las poblaciones de nuestra diócesis un futuro mejor. Una palabra de respeto y de cariño a los más ancianos.
Permitidme que me dirija a los jóvenes. Desde que fui ordenado presbítero he estado siempre sirviendo con una dedicación especial a los jóvenes. Os invito a poner en práctica el «mandamiento nuevo». Oponeos a lo que parece hoy la derrota de la civilización, reafirmando con energía la civilización del amor y la cultura del encuentro. Dad un testimonio grande de amor a la vida, don de Dios, luchad contra la pretensión de hacer del hombre el árbitro de la vida del hermano. Vosotros, que de forma natural e instintiva hacéis del deseo de vivir el horizonte de vuestros sueños y esperanzas, transformaos en profetas de la vida con palabras y obras, revelaos contra la civilización del egoísmo y del descarte, que considera a la persona humana un medio y no un fin. Os veré pronto; mantendré encuentros con vosotros los primeros viernes de cada mes a las 10 de la noche en la catedral. Os comunicaré cuándo comenzaremos. Os invito a todos los jóvenes cristianos a que invitéis a otros jóvenes, os pido a los presbíteros y miembros de la vida consagrada, que acompañéis esta acción de comunión y misión. Os quiero y os necesito para anunciar a Jesucristo. Gracias.
Quien hace un momento nos dijo «Amarás al Señor con todo tu corazón, alma y ser, y al prójimo como a ti mismo» se hace realmente presente entre nosotros, quiere que esto lo hagamos con la fuerza de su amor y de su gracia. Encomendad mi ministerio episcopal que hoy comienzo en esta Iglesia que camina en Madrid a todos los santos que han jalonado su centenaria historia y nos enseñan en la escuela de Cristo Maestro. Encomendadme, especialmente, a la Madre, a la Toda Santa: la Santísima Virgen María, en esta advocación entrañable de la Almudena, para que Ella me comunique el secreto de cómo acoger y presentar a su Hijo en la vida de quienes Él me encomienda para hacer lo que Él nos diga. «Salve, Señora de tez morena, / Virgen y Madre del Redentor. / Santa María de la Almudena, / Reina del cielo, Madre de amor». Amén.  
             + Carlos, Arzobispo de Madrid.

sábado, 25 de octubre de 2014

Encuentro Mundial de los Movimientos Populares: Los excluidos, motor del cambio social

Ciudad del Vaticano, 24 octubre 2014(VIS).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la conferencia de presentación del Encuentro Mundial de los Movimientos Populares que se celebrará del 27 al 29 octubre de 2014 en Roma .El evento está organizado por el Pontificio Consejo Justicia y Paz, en colaboración con la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y con los dirigentes de los diversos movimientos.
Han intervenido en el acto el cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson, Presidente de Justicia y Paz, el arzobispo Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales y Juan Grabosi, Responsable de la Confederación de los Trabajadores de Economía Popular y miembro del Comité Organizador del encuentro, destinado principalmente a las organizaciones y movimientos de los excluidos.
Grabosi conoció al Papa Francisco cuando éste era arzobispo de Buenos Aires y subrayó que el entonces cardenal Bergoglio solidarizó con la lucha de los excluidos en momentos muy difíciles para ellos y les acompañó en el trabajo de organización de los cartoneros, campesinos, ambulantes y, en general, de ''los herederos de la crisis que trajo el capitalismo neoliberal'' . ''Francisco -afirmó- hoy nos convoca nuevamente, ya desde una perspectiva universal, a los pobres y a los pueblos pobres, organizados en miles de movimientos populares para que demos la batalla -sin soberbia, pero con coraje, sin violencia pero con tenacidad...- por esa dignidad que nos robaron y por la justicia social''.
'”Nuestro encuentro responde principalmente -prosiguió- a objetivos concretos y sencillos, que todos compartimos y deseamos para nuestros hijos y nietos, pero que están cada vez más lejos de las mayorías populares: tierra, techo y trabajo...y expresa también la necesidad de promover la organización de los pobres para construir desde abajo la alternativa humana a esta globalización excluyente que nos arrebata hasta los derechos sagrados al techo, el trabajo, la tierra, el ambiente y la paz''.
En el Encuentro Mundial de Movimientos Populares participan dirigentes sociales de los cinco continentes que representan organizaciones de base de tres sectores sociales cada vez más excluidos: los trabajadores precarios, emigrantes, temporales, desempleados y los que viven en autogestión , sin protección legal, reconocimiento sindical ni derechos laborales; los campesinos, los sin tierra, los pueblos originarios y las personas en riesgo de ser expulsadas del campo a causa de la especulación agrícola y la violencia; las personas, muchas de ellas emigrantes y desplazados, que viven en los suburbios y asentamientos informales, marginados, olvidados, sin infraestructura urbana adecuada. Junto a ellos organizaciones sindicales, sociales, benéficas y de derechos humanos que se han mostrado cercanas a estos movimientos y que han sido sugeridas por ellos mismos para acompañarlos respetando el protagonismo de los movimientos de base.
''Entre los objetivos del Encuentro están -explicó Grabois- compartir el pensamiento social de Francisco, debatir las causas de la creciente desigualdad social y el aumento de la exclusión en todo el mundo, reflexionar sobre las experiencias organizativas de los movimientos populares en la resolución de las problemáticas de tierra, vivienda y trabajo, evaluar cuál es el rol de los movimientos en los procesos de construcción de la paz y en el cuidado del ambiente, particularmente en las regiones afectadas por conflictos bélicos o por disputas sobre los recursos naturales, discutir la relación de los Movimientos Populares con la Iglesia, y cómo avanzar en la creación de una instancia de articulación y colaboración permanente''.
El Encuentro se cerrará con dos actos que Grabois espera tengan gran relieve: la publicación de una declaración final con el mayor consenso posible y con la constitución de un Consejo de Movimientos Populares que trabaje en la formulación de instancias de articulación a nivel global.Por su parte el cardenal Turkson afirmó que era esencial para la Iglesia y para el mundo ''escuchar el grito de justicia'' de los excluidos pero no sólo por cuanto respecta a sus sufrimientos sino también a sus expectativas, esperanzas y propuestas. Los marginados, dijo., ''deben ser protagonistas de sus propias vidas y no receptores pasivos de la caridad o los planes de otros. Deben protagonizar los cambios económicos, sociales, políticos y culturales que son tan necesarios...La Iglesia quiere hacer suyas las necesidades y aspiraciones de los movimientos populares y unirse a quienes, con diversas iniciativas, están haciendo cuanto está en sus manos para impulsar el cambio social hacia un mundo más justo''.