jueves, 7 de septiembre de 2017

El Papa, a los jóvenes: "No tengan miedo al futuro, atrévanse a soñar a lo grande"

Tras su primer discurso en Colombia, el Papa se dirigió a la catedral de Bogotá, donde le fueron entregadas las llaves de la ciudad. En la plaza Simón Bolívar, donde se sitúa el templo, una auténtica multitud esperaba a que el Papa fuera a saludarles. Bergoglio les bendijo brevemente, antes de entrar al templo, donde tuvo lugar una oración solemne. Y, después, comenzó "el lío".
Al entrar en la catedral, y durante diez minutos, el Papa se mantuvo en silencio, en oración profunda, ajeno a todo. Pensando solo frente al cuadro de la Virgen de Chiquinquirá, a la que posteriormente le puso un rosario de oro, el regalo del Pontífice a la patrona.
Tras la oración, Francisco se dirigió hacia el balcón principal del palacio cardenalicio, desde donde saludó a decenas de miles de jóvenes, cuyos ensordecedores gritos enardecieron aún más el empuje de un Papa que ya se siente en casa.
Así lo hizo saber en sus palabras, interrumpidas una y otra vez con risas, aplausos y gritos (¡Esta es la juventud del Papa!). Ahí salió el Papa catequista, haciendo participar una y otra vez a los jóvenes de un vibrante discurso en el que Bergoglio se presentó como "un peregrino de paz y esperanza" que "deseo vivir estos momentos de encuentro con alegría, dando gracias a Dios por todo el bien que ha hecho en esta nación".
"Y vengo también para aprender: sí, aprender de ustedes, de su fe, de su fortaleza ante la adversidad, porque ustedes saben que el obispo, y el cura, tienen que aprender de su pueblo. Por eso vengo a aprender, soy obispo y vengo a aprender", improvisó Francisco, recibiendo una de tantas ovaciones.
El Papa recordó que "han vivido momentos difíciles y oscuros, pero el Señor está cerca de ustedes, en el corazón de cada hijo o hija de este país". Porque "el Señor no es selectivo, no excluye a nadie. El Señor abraza a todos, y todos somos importantes y necesarios para él".
Esa es, para el Papa, "la verdad más importante: que Dios nos ama con amor de padre, y nos anima a seguir buscando y deseando la paz, aquella paz que es auténtica y duradera". Al ver la inmensidad de chicos y chicas que lo seguían, Francisco señaló que "tenía escrito que veía aquí a muchos jóvenes, pero... aunque tuviera los ojos vendados, sé que este lío solo lo pueden hacer los jóvenes".
"Mantened viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor. Si mantienen viva la alegría con Jesús, nadie se las puede quitar, ¡nadie!", proclamó Bergoglio, quien insistió en la alegría, que es "suficiente para incendiar el mundo entero".
"¿Cómo no van a poder cambiar la sociedad?", señaló a los jóvenes. "No tengan miedo al futuro, atrévanse a soñar a lo grande. A ese sueño grande yo los invito". También, a "reconocer el sufrimiento de los otros". "Dejen que el sufrimiento de sus hermanos colombianos les abofetee y les movilice. Ayúdennos a los mayores a no acostumbrarnos al dolor y al abandono. Ayúdennos a esto, les necesitamos".
En ese momento, el Papa alertó del riesgo de "caer en una atmósfera de relativismo", aunque pidió "entender el dolor de los que han sufrido". Y es que "ustedes tienen la capacidad no sólo de juzgar y señalar desaciertos, sino esa otra capacidad hermosa y constructiva: la de comprender".
"Comprender incluso que, detrás de un error, que es error y no hay que maquillarlo, hay un sinfín de atenuantes o razones. Cuántos les necesita Colombia para ponerse en los zapatos de quienes no supieron hacerlo", pidió el Papa.
Los jóvenes, que son el vivo ejemplo de la "cultura del encuentro". "Ustedes pueden enseñarnos a los grandes que la cultura del encuentro no es pensar, vivir ni reaccionar todos del mismo modo. No, no es eso: la cultura del encuentro es saber que más allá de nuestras diferencias somos todos parte de algo grande que nos une y nos trasciende. Somos parte de este maravilloso país".
La juventud tiene, recordó el Papa, otra capacidad para hacer "algo muy difícil en la vida: perdonar. Perdonar a quienes nos han herido". "Ustedes nos ayudan en el intento de mirar adelante sin el lastre del odio, nos hacen ver todo el mundo que hay por delante, toda Colombia que quiere seguir adelante y desarrollándose, esa Colombia que los mayores se la debemos a ustedes".
"Precisamente por esta capacidad de perdonar, enfrentan el enorme desafío de ayudarnos a sanar nuestro corazón", prosiguió el Papa, quien pidió "estar dispuestos a darle a los otros una segunda oportunidad".
"Que sus ilusiones y proyectos oxigenen Colombia y le llenen de utopía saludable. Muévanse, arriesguen, miren la vida con una sonrisa nueva, vayan adelante, no tengan miedo, sólo así se animarán a descubrir el país que se esconde detrás de las montañas, el que no aparece en la preocupación cotidiana por estar tan lejos. Ese país que no se ve y que es parte de este cuerpo que nos necesita. Ustedes, jóvenes, son capaces de descubrir la Colombia profunda".
"Estoy seguro de que ustedes tienen el potencial necesario para construir la nación que siempre hemos soñado. Los jóvenes son la esperanza de Colombia y de la Iglesia, en su caminar y en sus pasos adivinamos los de Jesús, mensajero de la paz, aquél que siempre nos trae noticias buenas", culminó el Papa, quien concluyó dirigiéndose a todos los que "quieren ser portadores de esperanza".
"Que las dificultades no los opriman, que la violencia no los derrumbe, que el mal no los venza. Creemos que Jesús con su amor y misericordia, que permanecen para siempre, ha vencido el mal, el pecado y la muerte. ¿Lo repetimos? Solo basta salir a su encuentro. Salgan al encuentro de Jesús. Los invito al compromiso, no al cumplimiento, cumplo y miento (...). Salgan a ese compromiso en la renovación de la sociedad para que sea justa, estable, fecunda".
Jesús Bastante


Francisco vence a "Irma" y aterriza en Bogotá


 Ni siquiera un huracán puede con el Papa Francisco. Con puntualidad exquisita, pese a que durante las casi 13 horas de vuelo se pensó hasta en tres ocasiones en variar el recorrido por el paso de 'Irma', Bergoglio aterrizó en el aeropuerto de Bogotá, donde fue recibido por el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, su esposa, y al cardenal Rubén Salazar.
Más de 3.000 personas abarrotaban el área militar (Catam) del aeropuerto de Bogotá. Entre ellas, se encontraba el pequeño Emmanuel Rojas, nacido en 2004 durante el cautiverio de su madre, Clara Rojas, secuestrada por las FARC. Todo un signo de lo que nos espera en este viaje.
El Papa, sin apenas signos de cansancio, bajó de una tacada los escalones y mantuvo una entretenida conversación con Santos, antes desaludar al Episcopado en pleno, y abrazar a una veintena de niños que le esperaban, visiblemente emocionados.
Un Francisco sonriente, que compartió confidencias con la esposa de Santos, y asistió a las danzas típicos de Colombia mientras saludaba a miembros del Gobierno y empresarios del país. Enfermos, viudas, soldados, presos... representantes de ese inmenso mosaico que es Colombiaquisieron estar cerca de Francisco en sus primeros pasos por el país.
¡Bienvenido, Papa, bienvenido!, se escuchaba alrededor de la alfombra roja, antes de que Francisco subiera al papamóvil y se dirigiera a la bulliciosa Bogotá, escoltado por decenas de miles de fieles, hasta la Nunciatura Apostólica, donde residirá.
Bergoglio permanecerá cinco días en Colombia, donde visitará cuatro ciudades (Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena de Indias), y propondrá el diálogo como único modo de alcanzar la paz y la reconciliación en un país que, durante medio siglo, sufrió el flagelo del narcoterrorismo, y que ahora lucha por apuntalar la tan ansiada convivencia, pese a las dificultades.
Jesús Bastante

7 de septiembre: santa Regina, virgen y mártir



Los niños piden –al menos así lo hacían en tiempos pasados– a los mayores que les cuenten un cuento a la hora de dormir. La condescendencia de los que les quieren, procurando su buen sueño, les lleva a ilustrar su imaginación con historias que unas veces son solo producto del genio humano y otras… adornan la verdad de hechos ocurridos en la ordinariez de la vida con amplificaciones que hacen fantástica, amable y hasta apasionante la historia real. No sé si lo que se contó y nos ha llegado de Regina servirá para rellenar esos momentos previos al descanso nocturno de los pequeños; pero de lo que no me cabe duda es de que sí nos servirán –a los que nos llamamos adultos y nos juzgamos mayores muy responsables– para que detengamos un momento nuestro ardoroso caminar y demos vueltas al mensaje que transmite.
Regina es palabra latina que se vierte al castellano por Reina. Así se llamaba nuestra protagonista de hoy. Fue una francesita hija de padre romano y de madre gala. Era el tiempo del Imperio. Cuando tenía quince años conoció a Cristo y le entregó su corazón, se bautizó y decidió darle para siempre su virginidad.
Es hermosa en demasía. El prefecto romano se enamoró de ella al verla. En su presencia, Regina confiesa su fe. Desde este momento comienzan las dificultades para la fidelidad. Fue puesta en la cárcel y con una amenaza: al regreso del prefecto, que necesariamente ha de ausentarse, ella debe haber cambiado de religión o conocerá el furor romano.
Sucede a la vuelta del personaje lo previsible con la gracia de Dios. Ella se niega a sacrificar a los ídolos, llegan las torturas, los hierros arañan y cortan su carne. También hay prodigios del Cielo: se producen terremotos, se oyen voces celestiales… hasta una paloma se acerca para consolarla, darle ánimos y curarla.
El ejemplo es tan llamativo que la gente se convierte a centenares. Por fin, es degollada.
La candidez de la historia narrada, pletórica de elementos hiperbólicos y de adornos donados por la fantasía, expone un drama común y diario de mucha gente que bien merece la atención y el mimo del poeta, me refiero a todos esos que están dispuestos en serio a dar la vida por la fe que tienen y, llegado el momento, darla.
Archimadrid.org

«Colombia ya se merece la paz»


«Colombia ya se merece la paz», le confesó el Papa hace unos días al nuevo embajador mexicano. Una paz duradera y estable. Pero la visita de Francisco a ese país no tiene por objetivo «ratificar» el cuestionado acuerdo entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC. Como explica un alto cargo de la Curia romana, «no va a bendecir a los del sí o a los del no». Él mira más allá. Quiere impulsar el inicio de un verdadero proceso de reconciliación, que incluya a todos. Para evitar cualquier instrumentalización, en estos días no se reunirá con líderes guerrilleros
Francisco aterrizó en Bogotá por la tarde de este miércoles, 6 de septiembre. En el área militar del aeropuerto tuvo lugar su ceremonia de bienvenida, encabezada por el presidente Juan Manuel Santos. Pero sus actividades oficiales comenzarán el jueves, con un saludo a las autoridades políticas del país en la Casa de Nariño, sede del Gobierno nacional. Allí mismo sostendrá una audiencia privada con el mandatario y seguirá su jornada con reuniones y actos públicos.
Aunque su agenda de actividades se extenderá hasta este domingo, con visitas a Medellín y Cartagena, la etapa más emblemática es la del viernes, en Villavicencio. «Será el día central, allí el Papa nos dirá que si queremos una reconciliación verdadera entre nosotros debemos iniciar por reconciliarnos con la naturaleza. Villavicencio es la puerta del llano, de la Orinoquia y de la Amazonía, allí el Papa va a decir que, si no respetamos los bienes naturales, vamos a una destrucción», asegura el arzobispo José Octavio Ruiz Arenas a Alfa y Omega.
El secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y colombiano de más alto rango en la Curia vaticana recordó que, en esa misma ciudad, el Pontífice se encontrará con víctimas y victimarios del conflicto. Allí, en la capital del Meta, el departamento donde se verificó el más alto índice de violencia por la guerrilla.
«[Donde se dieron] tantos secuestros, extorsiones, muertos, se van a encontrar y viendo la necesidad de perdón, de reconciliación, abrazados por el Papa, podrán tener esa esperanza de cambio. Villavicencio será fundamental y allí se dará la beatificación de dos sacerdotes, un obispo y un párroco que cayeron con el fruto de esa violencia política», agrega Ruiz Arenas.
Mártires de la violencia
Se trata de Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, obispo de Arauca, asesinado por los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional el 2 de octubre de 1989 y de Pedro María Ramírez Ramos, el mártir de Armero, quien perdió la vida de modo violento el 10 de abril de 1948 durante la revuelta que siguió al homicidio del cacique local Jorge Eliecer Gaitán.
Aunque algunos exponentes del ELN (guerrilla todavía operativa) pidieron públicamente reunirse con Francisco para pedir perdón por el asesinato del obispo, la agenda papal no incluye encuentros privados ni con ellos, ni con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia –ahora reconvertidas en el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común–. «Precisamente para evitar una polarización. Ellos, los excombatientes, estarán seguramente en alguno de los actos, pero no habrá una palabra especial para ellos o un encuentro personal. De otra manera habría que atender a tantísima otra gente, por ejemplo las víctimas, que son la parte fundamental en este conflicto, a las que debemos ayudar y muchas de las cuales están en situaciones terribles», añade el funcionario vaticano. En definitiva –dice Ruiz Arenas–, el Papa «no va a ratificar, como tal, la firma del tratado con las FARC». Porque él «no pretende apoyar a los del sí o a los del no».
Una población dividida
Con esas palabras el arzobispo colombiano aborda uno de los puntos más candentes de la actualidad colombiana. Porque las negociaciones del Gobierno con los guerrilleros, que dieron como resultado un acuerdo para acabar con más de 50 años de conflicto, no son aceptadas por un sector importante de la población.
El presidente Santos se jugó buena parte de su capital político en el tratado de paz, pero perdió el plebiscito del 2 de octubre de 2016. Al final, decidió imponer la ejecución de los acuerdos por vía legislativa. En ese proceso su imagen pública quedó dañada, sobre todo a nivel interno. Sin importar el consenso internacional ni el premio Nobel de la Paz. En Colombia muchos le acusan de intentar usar la visita apostólica en su favor.
Por eso resulta significativa la aclaración de Ruiz Arenas: el Pontífice no va a bendecir un acuerdo de papel, sino a «impulsar la esperanza de que se logre la paz». «A reafirmarnos en la fe y en el compromiso, porque la paz es un don de Dios, pero debemos construirla a base de justicia, de solidaridad; cada uno de nosotros debe poner de su parte».
Demos el primer paso
La paz es una de las manifiestas prioridades del Papa. Él mismo se lo confió, pocos días atrás, el nuevo embajador de México ante la Santa Sede, Jaime del Arenal Fenochio. Durante una audiencia en el Vaticano, Bergoglio exclamó: «Colombia ya se merece la paz». Más que un deseo, un compromiso plasmado en el lema de su visita: Demos el primer paso.
El mismo Francisco comentó esa frase, en un videomensaje dirigido a los colombianos y transmitido por las televisiones del país. Dar el primer paso, dijo, es salir al encuentro del otro y extender la mano, dar un signo de paz. Una paz que Colombia busca y trabaja para conseguir desde hace mucho tiempo. «Una paz estable, duradera, para vernos y tratarnos como hermanos, nunca como enemigos. La paz nos recuerda que todos somos hijos de un mismo padre que nos ama y nos consuela», agregó. «También la Iglesia está llamada a esta tarea, a promover la reconciliación con el Señor y con los hermanos, y también la reconciliación con el medioambiente que es creación de Dios y que estamos explotando de una manera salvaje».
«Una regeneración espiritual»
En Medellín, la agenda pontificia pondrá el foco en la realidad de la Iglesia gracias el encuentro con sacerdotes, seminaristas, religiosos y grupos apostólicos. En Cartagena tendrá lugar el gran encuentro con los pobres gracias a los recorridos por uno de los barrios más pobres del país y el homenaje a san Pedro Claver, el siervo de los esclavos.
Para Guzmán Carriquiry Lecour, secretario de la Pontificia Comisión para América Latina del Vaticano, Colombia es un país apasionante, porque se trata de la «sede máxima de todas las contradicciones», un territorio con la mayor biodiversidad del mundo, con una geografía atormentada, receptáculo de etnias de todas procedencias, el lugar donde surgió el realismo mágico y 100 años de soledad. «Es un país donde aún está arraigada la tradicional cristiandad, pero también donde se vive una cultura de la violencia y una cultura del narcotráfico que plantea a la Iglesia el desafío de estar a la altura de una regeneración espiritual», advierte en diálogo con Alfa y Omega.
Hacer frente a la pobreza
«Es un pueblo –continúa Carriquiry– que requiere una reconciliación muy profunda para que los acuerdos de paz, que son un paso significativo y audaz, no queden reducidos a la fragilidad y a las ambiciones de poder de las familias de notables que gobiernan el país, sino que encuentren raíces profundas. Las causas de la violencia no se resuelven solamente con un acuerdo de paz si no se ataca el 50 % de la pobreza que sufren los colombianos, si no se ataca con inteligencia los amplios espacios de cultivo, industrialización y comercialización de la cocaína, y de la corrupción generalizada, si no se logra que los caminos de paz sean el objetivo nacional compartido por grandes convergencias políticas y populares de toda Colombia».
Andrés Beltramo Álvarez
Ciudad del Vaticano

Alfa y Omega

Francisco llega a la Nunciatura, donde le reciben con cantos y bailes


Con el horario del programa un poco atrasado debido a la gran cantidad de gente que le esperaba en las inmediaciones de la Nunciatura en Bogotá, el papa Francisco llegó en papamóvil procedente desde el aeropuerto de El Dorado, donde las autoridades del país le dieron la bienvenida.
En el exterior de la nunciatura apostólica en Bogotá, delante del portón, un grupo de niños con trajes folklóricos hizo una coreografía, otro grupo de jóvenes cantó al son de música y una banda de música centroamericana tocó en su honor.
El Pontífice recibió a dos instituciones: El IDIPRON es una entidad pública de la ciudad de Bogotá que atiende a niños, niñas, adolescentes y jóvenes en situación de vulnerabilidad social, habitantes de la calle o en riesgo de estarlo. También recibió a las Familias de la Misericordia (Famis) FAMIS de laicos y sacerdotes, que desean vivir la Misericordia, quienes trabajan en las periferias.
En medio de todo esto el Papa fue a rezar en la capilla de sede diplomática del Vaticano. Allí cenó y la comida fue preparada por la cocinera habitual de la institución. El Pontífice pernoctará en este edificio las cuatro noches que pasará en Colombia.
Hasta el domingo el papa visitará cuatro ciudades: Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. En total celebrará tres misas y pronunciará 12 discursos.

Viaje a Colombia: el Papa Francisco en el vuelo pide oraciones por Venezuela


El papa Francisco pidió oraciones por su viaje a Colombia, para que el país vaya adelante en su camino de paz y solicitó también oraciones por Venezuela con cuyos obispos se reunirá.
Lo dijo al saludar a los periodistas al inicio del vuelo de Alitalia que partió este miércoles por la mañana desde Roma. El vuelo que le lleva a Colombia para una visita apostólica de cinco días llegará a Bogotá a las 16:30 locales (20:30 de Roma),
«Este viaje es un poco especial porque es un viaje para ayudar a Colombia a ir adelante en su camino de paz. Les pido también una oración por esto durante el viaje», dijo el Sucesor de Pedro.
«Quisiera decir que durante este vuelo sobrevolaremos Venezuela y pedirles que recen para que pueda haber un diálogo, para que el País encuentre una hermosa estabilidad y un diálogo con todos».
Las manifestaciones en Venezuela en contra y a favor del gobierno de Nicolás Maduro, han causado en los últimos cinco meses más de 120 muertos. Además, según la ONG Foro Penal, más de 5.000 personas han sido detenidas.
La crisis política venezolana se agravó con la elección de una asamblea constituyente controlada por el ejecutivo, dotada de poderes casi ilimitados y que se arrogó las prerrogativas del parlamento actual, en manos de la oposición desde las últimas elecciones libres.
Por su parte la Conferencia Episcopal de Venezuela, en su cuenta twitter señaló que el «Papa Francisco recibirá a los obispos Venezolanos este jueves 07 de septiembre, después de la misa en Bogotá».
Desde el avión se envió un telegrama al presidente Nicolás Maduro, como se hace con todos los jefes de Estado de los países que sobrevuela el vuelo papal.
El avión además hizo un pequeño desvío en su ruta debido al huracán Irma que está azotando Centroamérica y que llegará a Florida (EEUU) este próximo sábado.
Zenit

COMENTARIO DEL PAPA FRANCISCO AL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS (5,1-11)




“San Agustín repite una frase que siempre me ha impresionado. Dice: “Tengo miedo cuando pasa el Señor”. ¿Por qué? “Porque tengo miedo de que pase y no me dé cuenta”. Y el Señor pasa en nuestra vida como ha sucedido aquí, en la vida de Pedro, de Santiago, de Juan».

En este caso el Señor ha pasado en la vida de sus discípulos con un milagro. Pero «no siempre Jesús pasa en nuestra vida con un milagro». Aunque «se hace siempre oír. Siempre».

Ante el milagro de Jesús, «Simón, que era tan espontáneo, fue a Él: “Señor, aléjate de mí que soy pecador”. Lo sentía verdaderamente, porque él era así. ¿Y Jesús qué le dice? “No temas”».

«Bella palabra ésta, muchas veces repetida: “No tengáis miedo, no temáis”. Y después, y aquí está la promesa, le dice: “Te haré pescador de hombres”. Siempre el Señor, cuando llega a nuestra vida, cuando pasa por nuestro corazón, nos dice una palabra y nos hace una promesa: “Ve adelante, valor, no temas: ¡tú harás esto!”». Es «una invitación a seguirle». 

«Cuando oímos esta invitación y vemos que en nuestra vida hay algo que no funciona, debemos corregirlo» y debemos estar dispuestos a dejar cualquier cosa, con generosidad. Aunque «en nuestra vida haya algo de bueno, Jesús nos invita a dejarlo para seguirle más de cerca. Es como sucedió a los apóstoles, que dejaron todo, como dice el Evangelio: “Y sacando las barcas a tierra, dejaron todo y le siguieron”».

La vida cristiana, por lo tanto, «es siempre un seguir al Señor». Pero para seguirle primero hay que «oír qué nos dice»; y después hay que «dejar lo que en ese momento debemos dejar y seguirle».

Finalmente está la misión que Jesús nos confía. Él, en efecto, «jamás dice: “¡Sígueme!”, sin después decir la misión. Dice siempre: “Deja y sígueme para esto”». Así que, si «vamos por el camino de Jesús es para hacer algo. Ésta es la misión».

Es «una secuencia que se repite también cuando vamos a orar». De hecho «nuestra oración debe tener siempre estos tres momentos». Ante todo la escucha de la palabra de Jesús, una palabra a través de la cual Él nos da la paz y nos asegura su cercanía. Después, el momento de nuestra renuncia: debemos estar dispuestos a «dejar algo: “Señor, ¿qué quieres que deje para estarte más cerca?”. Tal vez en aquel momento no lo dice. Pero nosotros hagamos la pregunta, generosamente». Finalmente, el momento de la misión: la oración nos ayuda siempre a entender lo que «debemos hacer».

He aquí entonces la síntesis de nuestro orar: «Escuchar al Señor, tener el valor de despojarnos de algo que nos impide seguirle inmediatamente, y finalmente emprender la misión».


(Fuente: L’Osservatore Romano, 6 de septiembre de 2013)

EVANGELIO DE HOY: DEJANDO TODO, SIGUIERON A JESÚS




Lectura del santo Evangelio según san Lucas (5,1-11):

En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando Él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad las redes para pescar.»
Simón contestó: «Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes.»

Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. 

Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador.»

Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres.»
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Palabra del Señor