martes, 12 de mayo de 2015

“Quien vive la misión de Caritas es un testigo de Cristo”, el Papa en la Misa de inauguración de la Asamblea de Caritas Internationalis


La Lectura de los Hechos de los Apóstoles que hemos escuchado (16,22-34) presenta a un personaje un poco especial. Es el carcelero de la cárcel de Filipos, donde Pablo y Silas fueron encerrados después del amotinamiento de la gente contra ellos. Los magistrados primero ordenan que les azoten y luego los mandan a la prisión, ordenando al carcelero de hacer buena guardia. Es por esto que aquel hombre, en la noche, oído el terremoto y viendo las puertas de la cárcel abiertas, se desespera y piensa en suicidarse. Pero Pablo lo consuela y él, temeroso y lleno de maravilla, pide de rodillas la salvación.
La narración nos dice que aquel hombre da enseguida los pasos esenciales del camino de fe y de salvación: escucha la Palabra del Señor, junto a sus familiares; lava las llagas de Pablo y Silas; recibe el Bautismo con todos los suyos; y finalmente recibe a Pablo y Silas en su casa, prepara la mesa y les da de comer, lleno de alegría. Todo el camino de fe.
El Evangelio, cuando se anuncia y se cree en él, impulsa a lavar los pies y las llagas de los que sufren y a preparar para ellos la mesa. Simplicidad de gestos, donde la acogida de la Palabra y del sacramento del Bautismo se acompaña de la acogida del hermano, casi como si se tratara de un gesto único: acoger a Dios y acoger al otro; acoger al otro con la gracia de Dios; acoger a Dios y manifestarlo en el servicio al hermano. Palabra, Sacramentos y servicio están en interrelación y se alimentan entre ellos, como se ve ya en este testimonio de la Iglesia de los orígenes.
Podemos ver en este gesto todo el significado de Caritas. Caritas es una gran Confederación, reconocida ampliamente en el mundo por el trabajo que realiza. Caritas es la Iglesia presente en muchas partes del mundo, y todavía debe lograr mayor difusión incluso en las diferentes parroquias y comunidades, para renovar lo que sucedió en los primeros años de la Iglesia. De hecho, la raíz de todo su servicio está presente en la acogida, sencilla y obediente, de Dios y del prójimo. Esta es la raíz. Si se quita esta raíz, Caritas muere. Y esta acogida se cumple personalmente en ustedes, para que después vayan por el mundo, y lo sirvan en el nombre de Cristo a quien han encontrado y que encuentran en cada hermano y hermana a los cuales están cerca; y así se evita el hecho de limitarse a ser una simple organización humanitaria. Y Caritas en cada una de las Iglesias particulares, aunque la más pequeña, es la misma: no existen Caritas grandes y Caritas pequeñas, todas son iguales. Pidamos al Señor la gracia de entender la verdadera dimensión de Caritas; la gracia de no caer en el engaño de creer que un centralismo bien organizado sea el camino; la gracia de entender que Caritas está siempre en la periferia, en cada Iglesia particular; y la gracia de creer que Caritas central es solamente de ayuda, servicio y experiencia de comunión pero no es el jefe de todas.
Quien vive la misión de Caritas no es un simple agente, sino un testigo de Cristo. Una persona que busca a Cristo y se deja buscar por Cristo; una persona que ama con el espíritu de Cristo, el espíritu de la gratuidad, el espíritu de la entrega. Todas nuestras estrategias y planificaciones se quedan vacías si no llevamos en nosotros éste amor. No nuestro amor, sino el Suyo. O mejor dicho, el nuestro purificado y fortalecido por el Suyo.
Y de este modo se puede servir a todos y preparar la mesa para todos. Esta también es una bella imagen que la Palabra de Dios nos ofrece hoy: preparar la mesa. Dios nos prepara la mesa de la Eucaristía, también ahora. Caritas prepara muchas mesas para quienes tienen hambre. En estos meses han desarrollado la gran campaña “Una familia humana, comida para todos”. Mucha gente espera también hoy comer lo suficiente. El planeta tiene alimentos para todos, pero parece que falta la voluntad de compartirla con todos. Preparar la mesa para todos, y pedir que haya una mesa para todos. Hagamos todo lo que podamos para que todos tengan que comer, pero también recordar a los poderosos de la tierra que un día Dios los llamará a su juicio, y se manifestará si de verdad han buscado proveer los alimentos para Él en cada persona (cfr. Mt 25,35) y si han actuado para que no se destruya el ambiente, sino para que se pueda producir este alimento.
Y pensando a la mesa de la Eucaristía, no podemos olvidar a nuestros hermanos cristianos que han sido privados por la violencia sea de los alimentos para el cuerpo sea de aquellos para el alma: han sido echados de sus casas y de sus iglesias, tantas veces destruidas. Renuevo, una vez más,  el llamamiento a no olvidar estas personas y estas intolerables injusticias.
Junto a tantos otros organismos de caridad de la Iglesia, Caritas revela por lo tanto la fuerza del amor cristiano y el deseo de la Iglesia de salir al encuentro de Jesús en cada persona, sobre todo cuando es pobre y sufre. Este es el camino que tenemos delante y con este horizonte auguro que puedan desarrollar los trabajos en estos días. Los encomiendo a la Virgen María, que ha hecho de la acogida de Dios y del prójimo el criterio fundamental de su vida. Precisamente mañana celebraremos la Virgen de Fátima, que se apareció para anunciar la victoria sobre el mal. Con un apoyo tan grande no tenemos miedo de continuar nuestra misión.
Así sea.

¡QUIERO SER COMO TÚ, MARIA!


Alegre, para que los que viven junto a mí sean más felices.

Prudente, para que  mis palabras no causen heridas.

Orante, para escuchar la voz del Señor.

Sencillo, para no dejarme engañar por el escaparate de la sociedad.

Valiente, para no acobardarme ante las dificultades.

Con las manos abiertas, para dar aquello que otros necesiten.

Afable, para tratar a los demás con respeto y cariño.

Limpio, para no juzgar por las apariencias.

Con esperanza, para huir del pesimismo.

Oyente, para conducirme por la Palabra de Dios.

Te ofrezco, María, mi DEBILIDAD.

Que Tú la transformes en algo agradable a Dios.

Fuente: Reflejos de Luz

Aún hoy se asesinan a los cristianos en nombre de Dios, dijo el Papa en su homilía

Aún hoy se asesinan a los cristianos en nombre de Dios, pero el Espíritu Santo da la fuerza para testimoniar hasta el martirio. Lo dijo el Papa Francisco durante su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.  

También hoy hay quien mata a los cristianos creyendo dar culto a Dios


En el Evangelio del día, Jesús anuncia a los discípulos la venida del Espíritu Santo: “Yo tengo tantas cosas que decirles, pero en este momento ustedes no son capaces de llevar el peso; pero cuando vendrá el Paráclito, el Espíritu de la verdad, Él los guiará hacia toda la verdad”. El Señor “habla del futuro, de la cruz que nos espera, y nos habla del Espíritu, que nos prepara a dar el testimonio cristiano”.

Habla “del escándalo de las persecuciones”, del “escándalo de la Cruz”. “La vida de la Iglesia – observó el Papa –  es un camino guiado por el Espíritu” que nos recuerda las palabras de Jesús y “nos enseña las cosas que aún Jesús no ha podido decirnos”: “Es compañero del camino” y “también nos defiende” del “escándalo de la Cruz”.

En efecto, la Cruz es un escándalo para los judíos que “piden signos” y necedad para “los griegos, es decir, los paganos” que “piden sabiduría, ideas nuevas”. Los cristianos, en cambio, predican a Cristo crucificado. De este modo, Jesús prepara a los discípulos para que no se escandalicen de la Cruz de Cristo: “Los expulsarán de las sinagogas – dice Jesús –  es más viene la hora en que cualquiera los matará, creyendo que rinde culto a Dios”:

“Hoy somos testigos de estos que matan a los cristianos en nombre de Dios, porque son incrédulos, según ellos. Ésta es la Cruz de Cristo: ‘Harán eso porque no han conocido ni al Padre ni a mí’. ‘Esto que me ha sucedido a mí – dice Jesús – también les sucederá a ustedes – las persecuciones, las tribulaciones – pero, por favor, no se escandalicen; será el Espíritu el que los guiará les hará entender’”.

La fuerza del Espíritu de los fieles coptos degollados en la playa

En este contexto, el Papa Francisco recordó la conversación telefónica mantenida el día anterior con el Patriarca copto Tawadros, “porque era el día de la amistad copto-católica”:
“Pero yo recordaba a sus fieles, que han sido degollados en la playa por ser cristianos. Estos fieles, por la fuerza que les ha dado el Espíritu Santo, no se escandalizaron. Morían con el nombre de Jesús en sus labios. Es la fuerza del Espíritu. El testimonio. Es verdad, esto es precisamente el martirio, el testimonio supremo”.

El testimonio de cada día

“Pero también está el testimonio de cada día  –  prosiguió diciendo el Papa –  el testimonio de hacer presente la fecundidad de la Pascua” que “nos da el Espíritu Santo, que nos guía hacia la verdad plena, la entera verdad, y nos hace recordar lo que Jesús nos dice”:
“Un cristiano que no toma seriamente esta dimensión ‘martirial’ de la vida no ha entendido aún el camino que Jesús nos ha enseñado: camino ‘martirial’ de cada día; camino ‘martirial’ en el defender los derechos de las personas; camino ‘martirial’ en el defender a los hijos: papás, mamás, que defienden su familia; camino ‘martirial’ de tantos, tantos enfermos que sufren por amor de Jesús. Todos nosotros tenemos la posibilidad de llevar adelante esta fecundidad pascual por este camino ‘martirial’, sin escandalizarnos”.
“Pidamos al Señor – dijo el Papa  al concluir –  la gracia de recibir al Espíritu Santo que nos hará recordar las cosas de Jesús, que nos guiará a la verdad total y nos preparará cada día para dar este testimonio, para dar este pequeño martirio de cada día o un gran martirio, según la voluntad del Señor”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).