martes, 22 de agosto de 2017

22 de agosto: santa María Virgen, Reina


Esta fiesta de la Virgen fue instituida por Pío XII en 1954, respondiendo a la creencia unánime de toda la Tradición que ha reconocido desde siempre su dignidad de Reina, por ser Madre del Rey de reyes y Señor de señores. La coronación de María como Reina de todo lo creado, que contemplamos en el quinto misterio glorioso del Santo Rosario, está íntimamente unida a su Asunción al Cielo en cuerpo y alma.
El dogma de la Asunción, que celebramos la pasada semana, nos lleva de modo natural a la fiesta que hoy celebramos, la Realeza de María. Ella fue trasladada al Cielo en cuerpo y alma para ser coronada por la Santísima Trinidad como Reina; así lo enseña el concilio Vaticano II: «terminado el decurso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria y fue ensalzada por el Señor como Reina universal con el fin de que se asemejase de forma más plena a su Hijo, Señor de señores (cfr. Ap 19, 16) y vencedor del pecado y de la muerte». Esta verdad ha sido afirmada desde tiempos antiquísimos por la piedad de los fieles y enseñada por el Magisterio de la Iglesia.
Juan Pablo II, en la encíclica Redemptoris Mater, enseña: «La Madre de Cristo es glorificada como Reina universal. La que en la anunciación se definió como esclava del Señor fue durante toda su vida terrena fiel a lo que este nombre expresa, confirmando así que era una verdadera «discípula» de Cristo, el cual subrayaba intensamente el carácter de servicio de su propia misión: el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos (Mt 20, 28).
Por esto María ha sido la primera entre aquellos que, «sirviendo a Cristo también en los demás, conducen en humildad y paciencia a sus hermanos al Rey, cuyo servicio equivale a reinar» (Const. Lumen gentium, 36), y ha conseguido plenamente aquel «estado de libertad real», propio de los discípulos de Cristo: «¡servir quiere decir reinar! (…). La gloria de servir no cesa (…); asunta a los cielos, ella no termina aquel servicio suyo salvífico…».
Santa María es una Reina sumamente accesible, pues todas las gracias nos vienen a través de su mediación maternal.
En la institución de esta fiesta, Pío XII invitaba a todos los cristianos a acercarse a este «trono de gracia y de misericordia de nuestra Reina y Madre para pedirle socorro en las adversidades, luz en las tinieblas, alivio en los dolores y penas», quiso alentar a todos a pedir gracias al Espíritu Santo y a esforzarnos para llegar a aborrecer el pecado, «para poder rendir un vasallaje constante, perfumado con la devoción de hijos», a quien es Reina y tan gran Madre. Adeamus ergo cum fiducia ad thronum gratiae, ut misericordiam consequamur… Acerquémonos, por tanto, confiadamente al trono de la gracia, a fin de que alcancemos misericordia y encontremos la gracia que nos ayude en el momento oportuno(Hb 4, 16).
De nuevo en la Biblia, concretamente en el Apocalipsis, leemos que «apareció en el cielo una señal grande, una mujer vestida de sol, con la luna debajo de sus pies y sobre su cabeza una corona de doce estrellas». Esta mujer, además de representar a la Iglesia, simboliza a María, la Madre de Jesús, confiada a Juan en el Calvario. Cuando, ya anciano, escribía estas visiones, María ejercía su realeza desde el Cielo.
Los tres rasgos descritos son símbolo de esta dignidad: vestida de sol, resplandeciente de gracia por ser Madre de Dios; la luna bajo sus pies indica la soberanía sobre todo lo creado; la corona de doce estrellas es la expresión de su corona real, de su reinado sobre los ángeles y los santos. Así se lo recordamos cada día en las letanías del Rosario: reina de los ángeles, de los patriarcas, de los profetas, de los apóstoles, de los mártires, de las vírgenes, de todos los santos…
Pero también es nuestra Reina. De ahí que sea muy frecuente expresar este título de María mediante la costumbre de coronar las imágenes de la Santísima Virgen de forma canónica solemne, y que el arte cristiano haya representado a María como Reina, sentada en trono real, con las insignias de la realeza y rodeada de ángeles. El pueblo cristiano le levanta ermitas y santuarios donde recurre a Ella con esas oraciones –Salve Regina, Ave Regina coelorum, Regina coeli laetare…– tantas veces repetidas.
El reinado de María se ejerce diariamente en toda la tierra, distribuyendo a manos llenas la gracia y la misericordia del Señor. A Ella acudimos en cada jornada; pedimos su protección musitando aquella entrañable Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura, esperanza nuestra… ¡o cantándola!
Archimadrid.org

El Arzobispado de Madrid ante las palabras de Santiago Martín: «No hay más culpables que los terroristas»


El Arzobispado de Madrid ha salido al paso de las declaraciones del sacerdote de la diócesis Santiago Martín, que rápidamente se han hecho virales y en las que el presbítero aseguró que la alcaldesa de Barcelona tiene «una parte de culpa» en los ataques terroristas al no haber instalado bolardos en las ramblas tal y como sugirió el Ministerio del Interior.
«No hay más culpables que los terroristas», ha expresado el Arzobispado en un comunicado emitido poco después de que se conociera públicamente las declaraciones de Martín. Son estos «quienes solo buscan generar miedo y odio y cuyo comportamiento es intrínsecamente perverso, como señaló el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, en la Eucaristía de La Almudena» celebrada este domingo por las víctimas del atentado.
Asimismo, en el comunicado se subraya la necesidad, «en estos momentos», de «estar unidos», tal y como pidió el cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, en la Misa por las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils y a la que acudieron un nutrido grupo de representantes políticos de todo signo político, así como los reyes de España.
Las declaraciones de Santiago Martín se produjeron este domingo durante su homilía de la Misa que celebró en la parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, de Madrid. En ellas, también afirmó que «si yo fuera abogado de las víctimas estaría ya planteando una denuncia contra el Ayuntamiento de Barcelona por cooperación».
El sacerdote se refirió igualmente a la alcaldesa de Madrid [Manuela Carmena], a la que tildó, como «la de Barcelona, de «comunistas radicales». Las palabras contra la regidora madrileña fueron justificadas por Santiago porque, según relató durante la homilía, el sábado estuvo paseando por la Puerta del Sol y la Plaza Mayor, que estaban «abarrotadas de gente» y «si un asesino hubiese querido hacer una matanza, la habría hecho».
A este respecto, el Arzobispado recuerda en su comunicado una cita bíblica: «No he venido para juzgar al mundo, sino para salvarlo»; y señala que «frente a la lacra del terrorismo, la tarea de la Iglesia es estar al lado de las víctimas y del pueblo que sufre, y recordar la dignidad de todo ser humano».
J. C. de A.
Alfa y Omega

COMENTARIO AL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO (19,23-30) POR SAN IRENEO DE LYON, OBISPO, MÁRTIR Y DOCTOR DE LA IGLESIA:




Tratado: Jesús no nos llama para quitarnos de nada
Por haber seguido la Palabra de Dios, su llamada, espontánea y libremente con la generosidad de su fe, Abrahán fue “el amigo de Dios” (Sant 2,23). No fue porque le faltase algo que el Verbo de Dios adquirió esta amistad de Abrahán, ya que el Verbo es perfecto desde su origen. “Antes que Abrahán, Yo soy!” (Jn 8,58) 

Lo hizo en su gran bondad para poder dar a Abrahán la vida eterna… Tampoco en el principio, cuando Dios modeló a Adán, no lo hizo por una necesidad, sino por tener a alguien en quien depositar sus beneficios.

Del mismo modo, Jesús tampoco necesita nuestro servicio, sino que nos llama a su seguimiento para darnos la salvación. Ya que seguir al Señor es tener parte en la salvación, como el que sigue la luz tiene parte en la luz. 

Cuando los hombres caminan en la luz, no son ellos los que iluminan la luz ni la hacen brillar, antes bien son iluminados y resplandecientes gracias a ella… 

Dios concede sus beneficios a los que le sirven porque le sirven y a los que lo siguen porque le siguen. Pero no recibe de ellos beneficio alguno ya que Él es perfecto y no necesita nada.

Si Dios solicita los servicios de los hombres es para poder conceder sus beneficios de bondad y misericordia a los que perseveran en su servicio. Porque, si Dios no necesita nada, el hombre sí que necesita de la comunión con Dios. 

La gloria del hombre es que persevere en el servicio de Dios. Por esto, el Señor dijo a sus discípulos: “No me elegisteis vosotros a mí; fui yo quien os elegí a vosotros,” (Jn 15,16) indicando así que…por haber seguido al Hijo de Dios, serían glorificados con Él: “Padre, quiero que todos estos que tú me has dado puedan estar conmigo donde esté yo, para que contemplen la gloria que me has dado, porque Tú me amaste antes de la creación del mundo.” (Jn 17,24).

EVANGELIO DE HOY: DIOS LO PUEDE TODO



Lectura del santo evangelio según san Mateo (19,23-30):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja que a un rico entrar en el reino de Dios.»

Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?»

Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Para los hombres es imposible; pero Dios lo puede todo.»

Entonces le dijo Pedro: «Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»

Jesús les dijo: «Os aseguro: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. 

El que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros.»

Palabra del Señor

“Dialogo”. Cardenal Parolin lleva la Palabra del Papa a Rusia

La visita a Moscú del Secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, se encuentra bajo el signo de un renovado dialogo ecuménico. Lo resalta el mismo purpurado italiano en una entrevista a la agencia de noticias rusa Tass.  El Secretario de Estado vaticano subraya que el encuentro con la "Jerarquía ortodoxa testimonia la apertura que se ha instaurado en los últimos años, hasta el encuentro en la Habana del año pasado" entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill.  Aquel encuentro, observa Parolin, ha servido "a dar nuevos ojos para mirarse no con el trasfondo del pasado" sino con aquel de la "comunión deseada y perseguida".  Es esta la condición, agrega, "para que se puedan dar nuevos y, agregaría, inéditos pasos para el desarrollo del dialogo ecuménico" entre católicos y ortodoxos.
El cardenal Parolin responde también sobre el terrorismo, peligro - subraya - que "debe ser enfrentado", pero ponderando "con mucha atención las eventuales modalidades de intervención, con la finalidad de evitar que acciones de fuerza desaten a su vez nuevas espirales de violencia". Es ampliando el horizonte, advierte, que en las relaciones internacionales "madura cada vez más la conciencia que las políticas o estrategias basadas sobre la confrontación abierta y encendida", casi "un dialogo entre sordos", o peor aún "alimentadas por el miedo y el terror de las armas atómicas o químicas, no abran la puerta hacia soluciones justas y duraderas a los problemas entre las naciones".  Es necesario escuchar al Papa Francisco, observa el purpurado en la entrevista, cuando  pide a  los líderes mundiales "construir la paz" y "no cerrarse en intereses nacionales o parciales".
(RC-RV)
(from Vatican Radio)