martes, 29 de marzo de 2011

Quién en tí confía no queda defraudado

“Ahora te seguiremos de todo corazón”. Quizá estas palabras podrían ser también una expresión de lo que hay en nuestro corazón en estos momentos: Padre, quiero seguirte de todo corazón. Son tantas las veces en las que no te he seguido, son tantas las veces en las que no te he escuchado, son tantos los momentos en los que he preferido ser menos generoso; pero ahora, te quiero seguir de todo corazón, ahora quiero respetarte y quererte. Ésta es la gran inquietud que debe brotar en el alma de todos y cada uno de nosotros: Te respetamos y queremos encontrarte. Si éste fuese nuestro corazón hoy, podríamos tener la certeza de que estamos volviéndonos al Señor, de que estamos regresando al Señor y de que lo estamos haciendo con autenticidad, sin posibilidad de ser defraudados.

¿Es así nuestro corazón el día de hoy? ¿Hay verdaderamente en nuestro corazón el anhelo, el deseo de volvernos a Dios? Si lo hubiese, ¡cuántas gracias tendríamos que dar al Señor!, porque Él permite que nuestra vida se encuentre con Él, porque Él permite que nuestra vida regrese a Él. Y si no lo hubiese, si encontrásemos nuestro corazón frío, temeroso, débil, ¿qué es lo que podríamos hacer? La oración continúa y dice: “Trátanos según tu clemencia y tu abundante misericordia”.

También el Señor es consciente de que a veces en el corazón del hombre puede haber un quebranto, una duda, un interrogante. Y es consciente de que, en el corazón humano, tiene que haber un espacio para la misericordia y la clemencia de Dios. Dejemos entrar esta clemencia y esta misericordia en nuestra alma; hagamos que en esta Cuaresma seamos capaces de abrir nuestro corazón, como auténtico sacrificio, en la presencia de Dios. O, que por lo menos, se fortalezca en nuestro interior la firme decisión de dar al Señor lo que quizá hasta ahora hemos reservado para nosotros. Quitar ese miedo, esa inquietud, esa falta total de disponibilidad que, a lo mejor, hasta estos momentos teníamos exclusivamente en nuestras manos.

Que la Eucaristía se convierta para nosotros en una poderosa intercesión ante Dios Padre por medio de su Hijo Jesucristo, para que en este tiempo de Cuaresma logremos renovarnos y transformarnos verdaderamente. Que nos permita abrir nuestra mente a nuestro Señor, con un corazón dispuesto a lanzarse en esa obra hermosísima de la santificación que Dios nos pide a cada uno de nosotros. P. Cipriano

lunes, 21 de marzo de 2011

La transfiguración de Jesús ayuda a comprender la cruz, dice el Papa

Cuando Jesús tomó a sus discípulos y se transfiguró delante de ellos, lo hizo para que pudiesen afrontar el escándalo de la cruz, explicó el Papa Benedicto XVI hoy al introducir el rezo del Ángelus.

Jesús, tras haber preanunciado a sus discípulos su pasión, “tomó a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos: su rostro resplandecía como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz”, citó el Pontífice.
“Según los sentidos, la luz del sol es la más intensa que se conoce en la naturaleza, pero, según el espíritu, los discípulos vieron, por un breve tiempo, un esplendor aún más intenso, el de la gloria divina de Jesús, que ilumina toda la historia de la salvación”.
La Transfiguración, explicó el Papa, “no es un cambio de Jesús, sino que es la revelación de su divinidad, la íntima compenetración de su ser con Dios, que se convierte en pura luz. En su ser uno con el Padre, Jesús mismo es Luz de Luz".
Así los discípulos, “contemplando la divinidad del Señor, son preparados para afrontar el escándalo de la cruz”.
El Pontífice invitó a los presentes a participar “de esta visión y de este don sobrenatural, dando espacio a la oración y a la escucha de la Palabra de Dios”.
Por otro lado, exhortó a los fieles a, “especialmente en este tiempo de Cuaresma, responder al precepto divino de la penitencia con algún acto voluntario, además de las renuncias impuestas por el peso de la vida cotidiana”.
Publicado en Zenit

domingo, 20 de marzo de 2011

ORACIÓN DE JUAN XXIII

Otra Oración que nos ha mandado Isabel:
Jesús ,entra en nuestra sociedad,entra en las vidas de nuestras familias y en nuestras almas y guíanos como nuestro príncipe de paz .

Concede a aquellos que trabajan por el bien de tu pueblo y de los pobres ser iluminados con el regalo de la fe y el amor de tu tierno Corazón.

Infúndeles, con tu propio Espíritu, el espíritu de la disciplina, del orden y la mansedumbre, y haz que la llama del entusiasmo arda con brillantez en sus corazones.

Concédenos también ver el día en que serás de nuevo centro de la vida cívica y seas elevado con alegría por tu pueblo.

Amen .Beato Juan XXIII .

Muchas gracias Isabel, seguro que ayuda a muchas personas

viernes, 18 de marzo de 2011

ORACIÓN EN CUARESMA


La Cuaresma es un tiempo de conversión, debemos hacer nuestra conversión personal al Señor. Dos de las formas que nos ayudan a realizar esta conversión son la oración y el ayuno.
La Cuaresma es el tiempo privilegiado de la peregrinación interior hacia Aquél que es la fuente de la misericordia. Es una peregrinación en la que Él mismo nos acompaña a través del desierto de nuestra pobreza, sosteniéndonos en el camino hacia la alegría intensa de la Pascua.
Debemos acercarnos a Cristo, charlar con Él cara a cara, para llegar a darnos cuenta del amor que nos tiene y conseguir en el silencio de nuestro corazón que crezca nuestro amor a Él..
"Tú, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar
la puerta, ora a tu Padre que está allí en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará"

San Agustín decía;
"Nuestra oración - apoyada en la humildad y la caridad, en el ayuno y la limosna, en la abstinencia y el perdón de la injuria, en el cuidado que pondremos en hacer el bien en lugar de devolver el mal y de evitar el mal y practicar el bien- busca la paz y la obtiene porque esa oración vuela, sostenida y llevada a los cielos, donde nos ha precedido Jesucristo que es nuestra paz"

Pidamos al Padre, que en esta Cuaresma sepamos acercarnos mucho más a Él y experimentemos la verdadera conversión que haga cambiar nuestras vidas.
MEMM

ORACIÓN DE MADRE TERESA

Hoy nos ha llegado un correo de Isabel, nos manda una oración de Teresa de Calcuta, espero que nos ayude. ¡Gracias Isabel!

ORACIÓN.


Haznos fuertes, Señor, para servir a nuestros hermanos de todo el mundo que viven y mueren en pobreza y hambre .

Dales ,a través de nuestras manos, su pan de cada día, y, a través de nuestro amor comprensivo ,dales paz y alegría Amen .

Beata Teresa de Calcuta.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Entrar en Cuaresma

Queridos hermanos y hermanas:
Mañana miércoles, con el ayuno y el rito de las cenizas, entramos en la Cuaresma.
Pero, ¿qué significa «entrar en la Cuaresma»?
Significa comenzar un tiempo de particular compromiso en el combate espiritual que nos opone al mal presente en el mundo, en cada uno de nosotros y a nuestro alrededor.
Quiere decir mirar al mal cara a cara y disponerse a luchar contra sus efectos, sobre todo contra sus causas, hasta la causa última, que es Satanás.
Significa no descargar el problema del mal sobre los demás, sobre la sociedad, o sobre Dios, sino que hay que reconocer las propias responsabilidades y asumirlas conscientemente. En este sentido, resuena entre los cristianos con particular urgencia la invitación de Jesús a cargar cada uno con su propia «cruz» y a seguirle con humildad y confianza (Cf. Mateo 16, 24).

La «cruz», por más pesada que sea, no es sinónimo de desventura, de una desgracia que hay que evitar lo más posible, sino una oportunidad para seguir a Jesús y de este modo alcanzar la fuerza en la lucha contra el pecado y el mal.

Entrar en la Cuaresma significa, por tanto, renovar la decisión personal y comunitaria de afrontar el mal junto a Cristo. La Cruz es el único camino que lleva a la victoria del amor sobre el odio, de la generosidad sobre el egoísmo, de la paz sobre la violencia.
Desde esta perspectiva, la Cuaresma es verdaderamente una ocasión de intenso compromiso ascético y espiritual fundamentado sobre la gracia de Cristo.
Benedicto XVI

No distraerse para oir la voz del Amor

La sugerencia (la moción) del Espíritu de Dios es muy dulce y muy suave y escondida. se diría que no solicita nuestra atención. Pero, al mismo tiempo, esta moción es persistente, fuerte y profunda. Cambia nuestros corazones radicalmente.
Una buena manera de escuchar es hacerlo, acompañado de un texto sagrado: un salmo o una oración.
Es de gran valor aprender de memoria un texto sagrado y repetirlo mentalmente despacio, palabra por palabra, frase por frase. De esta forma, escuchar la voz del Amor no se convierte en una forma pasiva, sino en una atención a la voz que nos habla por medio de la Escritura.
Se puede emplear por ejemplo la oración de San Francisco de Asís

Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.

Oh Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.

Porque es:
Dando , que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

Este es un medio de saber que hacer con las distracciones. Cuando uno se encuentra a sí mismo vagabundeando muy lejos de su yo profundo, se puede siempre volver a la oración sencilla y, de este modo, escuchar de nuevo en el corazón la voz que tanto se quiere oír.
Henri. J.M. Nouwen

lunes, 7 de marzo de 2011

Señor, yo quiero que tu seas mi roca

Señor tu eres mi Roca
Tú eres mi Roca firme
Tú eres mi Roca firme y permanente
Tú eres mi Roca protectora
En tu presencia y en tu Palabra
Quiero construir mi vida

¡Qué hermosas palabras!. Pero, ¡qué dificil es hacerlas realidad! ¡Y cuánto necesitamos que así sea!

Podemos creer en Jesús y admirar sus palabras, pero no llevarlas a nuestra vida, entonces, como no estamos arraigados en el Evangelio, no construimos sobre roca y podemos perder nuestra fe.

Sabemos que al construir sobre roca es dificil poner los cimientos, pero con la ayuda del Señor y nuestro tesón podremos hacerlo, trabajar cada día para que el Señor sea el centro de nuestra vida, nuestra roca y así en los momentos de dificultad nos agarramos a Él con toda nuestra fuerza y en Él encontraremos protección y consuelo.
H. de Carmen