Pocos
días como hoy concurren las lecturas con tanta fuerza y evidencia para afirmar
el núcleo de la revelación: “Dios es amor” (1Jn 4, 7).
Quizá no valoramos la
expresión suficientemente, por ser manida y estar un tanto gastada, como si
fuera fórmula aprendida del catecismo.
Y sin embargo, cuando uno experimenta en propia carne que
Dios no lleva cuentas del mal, que perdona y “no hace distinciones” (Act 10, 34
), seas de la nación que seas, que te quiere por ti mismo, se llega a ser
consciente de que el amor de Dios no depende de la propia respuesta, ni
siquiera de la fidelidad que tengamos, porque “en esto consiste el amor: no en
que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo
como victima de propiciación por nuestros pecados (1Jn 4,10).
Te puedo asegurar que si en algún momento de tu vida
percibes en tu corazón la brisa del amor divino, quedarás conmovido como el
profeta, postrado por sobrecogimiento, al mismo tiempo que sentirás la anchura
interior y el abrazo envolvente de la misericordia.
Deja que entre en ti la declaración de amor más sincera,
estable, gratuita, regeneradora, fiel, permanente, la declaración divina, y
nada será igual. La existencia de cada uno de nosotros transcurre en la
diferencia entre mendigar amor o en sabernos amados, en caminar heridos de
nostalgia, o remecidos de agradecimiento.
¡Que distinto es levantarse cada mañana, sabiendo que
alguien te mira, te espera, te acompaña, te quiere, de no saber para qué ni
para quién vives!
“Tú eres amado”. Te puedo asegurar que estas palabras
cambiaron mi vida, aunque por torpeza a veces las olvide, pero cuando se han
grabado en el corazón en momentos de intensa soledad, siempre cabe volver a
ellas. Se reconoce que son sinceras, restauradoras, discretas y, como cuando
después de una gran sequía vuelven las lluvias suaves y templadas, todo el ser
se estremece y le parece soñar, pero es verdad. ¡Somos amados!
No desperdicies la generosidad de Dios, de ella depende
que gustes la felicidad posible en esta vida. Te lo deseo.
José Moreno de Buenafuente
José Moreno de Buenafuente