martes, 16 de agosto de 2016

Juan José Omella: "Lo que no quiere la Iglesia es que nadie quede tendido al borde de la ruta"


La recepción, en teología, es el grado de acogida -o de rechazo- que provoca un determinado documento doctrinal o una disposición práctica. Como se puede suponer, es una categoría importante. En la carta de la semana pasada, que dediqué a la exhortación Amoris laetitia, comentaba la importancia de la correcta recepción de este documento. En el comentario de hoy me hago eco de la conclusión a la que llega la reflexión que ha hecho nuestro Ateneu Sant Pacià, la entidad que integra las facultades de Teología, de Filosofía y de Historia, Arqueología y Artes Cristianas Antoni Gaudí.
"La recepción de la exhortación Amoris laetitia -se lee en esta reflexión teológica- pide unainterpretación según el espíritu con que fue escrita, para que los pastores contribuyan a aplicarla y todo el pueblo de Dios se beneficie de su magisterio y de la misericordia que desprende. Se trata de un camino que no es otro que el del seguimiento de Cristo. El discípulo sigue a Jesús con toda la seriedad y exigencia que ello conlleva. Pero lo que no quiere la Iglesia es que nadie que acepte este camino quede tendido al borde de la ruta."
El texto de Francisco propone, por una parte, la grandeza del matrimonio cristiano afirmado secularmente por la Iglesia; pero, por otra parte, desea una Iglesia que sea madre de misericordia que no renuncia al bien posible, tampoco cuando este bien está presente en situaciones imperfectas, semejantes al "barro del camino con el que te puedes manchar" (AL 308; véase EG 44). En todo el documento hay una sensibilidad transversalque se inspira de lleno en el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II y deja ver un espíritu parecido al de los padres conciliares cuando se planteaban cuestiones capitales como el ecumenismo o la libertad religiosa. Entonces, el Vaticano II, sin olvidar la tradición dogmática vinculante de la Iglesia, abrió unas puertas que iban más allá de la interpretación que se había hecho en los últimos siglos.
El documento utiliza sobre todo el lenguaje de la misericordia. La preocupación del Papa, en esta exhortación sobre el amor en la familia, es contextualizar de nuevo la doctrina sobre el matrimonio y la familia al servicio de la misión pastoral de la Iglesia. Como dice el padre Antonio Spadaro en su documentado trabajo sobre la exhortación pontificia, en ella "la doctrina es interpretada en relación con el núcleo del kerigma cristiano y a la luz del contexto pastoral en el que este se aplicará, buscando sobre todo la salus animarum, la salvación de las almas".
Todos tenemos una especial responsabilidad a la hora de asegurar una buena recepción de este documento. Hago un llamamiento, en este sentido, a la Delegación de Pastoral Familiar y a los movimientos de espiritualidad conyugal y familiar, tan presentes y activos en nuestra archidiócesis. Estudiar y explicar correctamente este documento es el paso previo a su aplicación siguiendo el espíritu que lo ha inspirado.
¡Que Dios os bendiga a todos!
+ Juan José Omella Omella
Arzobispo de Barcelona

«Cristo vive en el rostro de los jóvenes», testimonio de sacerdotes tras la JMJ 2016

«Doy gracias a Dios por la vida que a través de los jóvenes transmite a la Iglesia. He visto muchísimos rostros de jóvenes alegres, entusiastas, con ganas de "hacer lío", como dice el Santo Padre; de llenar la ciudad de bullicio, de bailes, de cantos... también de oración», cuenta el padre Javier Cereceza, sacerdote madrileño. «He visto Iglesias con jóvenes de rodillas ante El Santísimo, he visto la riqueza de tantísimos grupos y movimientos predicando en jardines, dando catequesis en cualquier lugar, en cualquier esquina...esa muchedumbre de jóvenes con las banderas de sus países caminando hacia el encuentro del Papa», continúa diciendo. 
«Para mí esta experiencia significa volver a mi casa, a mi trabajo, a mi Ministerio sacerdotal renovado con la ilusión de saber que Jesucristo sigue tocando los corazones de los jóvenes. Hago extensivo mi deseo a todos los que nos están escuchando, de que recen por las vocaciones. Las Jornadas Mundiales de la Juventud son  momentos en los cuales muchos jóvenes sienten esa llamada del Señor a entregar sus vidas. Elevemos nuestras oraciones al cielo pidiendo para que los jóvenes a los que el Señor ha tocado el corazón sean generosos y decidan entregarle sus vidas, que es la cosa más grande que pueden hacer con su existencia».
De la alegría de los jóvenes que participaron en esta JMJ y de sus frutos nos habla también, Samuel Jofre, Obispo de la Diócesis de Villa María, en la provincia de Córdoba, Argentina:
«Tenemos que aprovechar este entusiasmo juvenil, procurar capitalizarlo para poder llevar a nuestra patria esta alegría de la fe en Jesús. La alegría que se vive aquí es fruto del encuentro con Cristo y del encuentro con el prójimo por Cristo. Y eso lo hemos de vivir en la vida diaria. La Jornada Mundial de la Juventud es un hecho extraordinario, pero no es lo principal ya que lo principal está siempre en lo ordinario. Entonces, tenemos que animar a la juventud a vivir día a día esa cotidianidad; esa paz, esa alegría del encuentro con los demás que acá se vive de modo extraordinario pero que también entre nosotros tenemos que fomentar diariamente», explica monseñor Jofre.
Uno de los momentos más emotivos de esta JMJ 2016, fue la celebración de la Misa votiva de la misericordia de Dios presidida por el Papa con los sacerdotes, religiosos, consagrados y seminaristas en el Santuario dedicado a San Juan Pablo II, en la que el Santo Padre les recordó que la Iglesia y el mundo son los espacios abiertos de la misión de los discípulos de Jesús para llevar la Buena Nueva.
 «Jesús quiere que sus discípulos abran las puertas y salgan a propagar el perdón y la paz de Dios con la fuerza del Espíritu Santo», dijo Francisco haciendo especial hincapié en que Jesús quiere corazones verdaderamente consagrados, que vivan del perdón que han recibido de él, para derramarlo con compasión sobre los hermanos.
Estos profundos testimonios compartidos por nuestros dos hermanos sacerdotes son ejemplo, precisamente, de esa dimensión universal, misionera y peregrina que Dios desea para la Iglesia sin olvidar que «Cristo también vive en el rostro de los jóvenes».
Meditando sobre el llamamiento del Obispo de Roma, a «dejar transformar verdaderamente nuestros corazones por el poder misericordioso de Dios» y, en consecuencia, derramar misericordia con todos los demás; finalizamos nuestro programa Tu comentario ayuda Tu opinión cuenta, invitándolos a permanecer en sintonía con la Radio del Papa.
(SL-RV)
(from Vatican Radio)

Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos


Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
-«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».
Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:
-«Entonces, ¿quién puede salvarse?».
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
-«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».
Entonces dijo Pedro a Jesús:
-«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar? ».
Jesús les dijo:
-«En verdad os digo: cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.
Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, mujer, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.
Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros».
Palabra del Señor.

Papa: silencio vergonzoso ante las matanzas de inocentes en el Congo


Después de rezar el Ángelus en la fiesta de la Asunción de María, el Papa Bergoglio hizo un llamamiento por la paz en República Democrática del Congo, con las siguientes palabras:

Queridos hermanos y hermanas:
A la Reina de la paz, que contemplamos hoy en la gloria celestial, quisiera encomendar, una vez más, las angustias y los dolores de las poblaciones que en tantas partes del mundo son víctimas inocentes de los conflictos persistentes.
Mi pensamiento se dirige a los habitantes de Kivu del Norte, en la República Democrática del Congo, recientemente afectados por nuevas matanzas, que desde hace tiempo se perpetúan en el silencio vergonzoso, sin llamar  ni siquiera nuestra atención. Lamentablemente forman parte de los tantos inocentes que no tienen peso en la opinión mundial.
¡Que María obtenga para todos sentimientos de compasión y de comprensión; y deseo de paz y concordia!
(María Fernanda Bernasconi - RV).
(from Vatican Radio)