viernes, 15 de septiembre de 2017

Estas son las primeras palabras del P. Tom Uzhunnalil tras su secuestro

Ha circulado en las redes sociales un video donde el P. Tom Uzhunnalil da un mensaje a todos los que han rezado a Dios por su liberación tras el secuestro que sufrió a manos del Estado Islámico (ISIS).
Al inicio del video, el P. Tom afirmó que «Dios es grande, su amor es eterno. Su misericordia es infinita. Tiene un propósito para nuestras vidas y por lo que he pasado definitivamente tenía un propósito».
El sacerdote originario de la India aseguró que «he recibido las oraciones y el amor de todos ustedes en mi nombre ante nuestro Dios y Él últimamente ha respondido».
«Soy libre y estoy feliz y agradecido con Dios por cada uno de ustedes, por su amor, por preocuparse por mí, por sus oraciones. Que Dios bendiga a cada uno de ustedes y bendiga a todos aquellos que en Dios han hecho este día posible. Que Dios los bendiga junto con sus seres queridos», expresó.
«Me siento feliz, me siento fuerte en mi mente y alma», añadió.
El presbítero salesiano indicó que todavía necesita recuperarse de sus debilidades físicas y afirmó que no padece una «enfermedad mayor además de mi diabetes. Me visitaron doctores que me ayudaron».
También está convencido de que «Dios me puso de regreso a la misión que quiere para mí hasta cuando Él lo desee».
Manifestó que «últimamente deseo que todos ustedes junto conmigo regresemos y alabemos a Dios en su Reino celestial cuando Él nos llame. Que Dios nos bendiga a cada uno».
El P. Tom concluyó su mensaje volviendo a dar «nuevamente las gracias a cada uno por sus oraciones, su amor y su preocupación».
Este sacerdote salesiano fue liberado el 12 de septiembre tras permanecer 18 meses en poder del Estado Islámico. Fue secuestrado por los terroristas cuando estos atacaron un albergue de ancianos que era administrado por la Misioneras de la Caridad en la localidad de Aden, en Yemen. En el ataque fueron asesinadas cuatro religiosas y doce ancianos.
A través de una carta, el Rector Mayor de los Salesianos, P. Ángel Fernández Artime, indicó que la Congregación Salesiana «no ha pedido el pago de ningún rescate y no tiene noticias de que se haya hecho ningún pago».
También agradeció a «Su Majestad el Sultán de Omán y a las autoridades competentes del Sultanato por la labor humanitaria que han realizado».
La Santa Sede señaló en un comunicado que el P. Tom «será huésped durante algunos días en una comunidad salesiana de Roma antes de volver a la India».
El miércoles 13 de septiembre el sacerdote indio se encontró con el Papa Francisco en el Vaticano. Ambos se abrazaron y el Pontífice le aseguró que seguirá rezando por él como lo ha hecho durante su cautiverio.
El P. Tom le contó que mientras estuvo secuestrado le dolía no poder celebrar Misa, aunque todos los días repetía las palabras de la celebración.
También le dijo que recuerda a las religiosas y ancianos que murieron a manos de los yihadistas.
Por su parte, en una reunión en Roma, el P. Fernández Artime le obsequió al sacerdote su propia cruz como un «signo para decirte que todos los salesianos están contigo ahora y para siempre».
Además, le dijo que la Virgen María y San Juan Bosco «han hecho todo» para que él fuera liberado. Cuando le dijo «no dudo de que la Madre te acompañó todos los días», el P. Tom respondió que sí.
«Mis últimos pensamientos van a tu familia de sangre porque ellos han sufrido tanto, no dudo que serán tiempos bellos donde ellos estarán muy felices con tu presencia», le manifestó el Rector Mayor de los Salesianos.
ACI/María Ximena Rondó

Tienes


Desde pequeño el día de hoy ha sido en mis recuerdos un día de ilusiones y de experiencias de fiesta en mi vida. Las fiestas de mi pueblo son en honor a Nuestra Señora de la Soledad y estos días eran para disfrutar de las celebraciones festivas religiosas, y lo que a un niño y adolescente le aporta sus eventos y una feria con tus amigos y familiares.
Por ello, quizás he entendido mejor el profundo significado de la escena del evangelio de hoy, como el testimonio de San Pablo en el comienzo de la carta a Timoteo. La Cruz supera el dolor y es fuente de amor y de vida para todos aquellos que la acogen y la afrontan con confianza en el Señor. Ellos son los que están con Jesús en esta escena: María, su Madre, algunas mujeres y Juan. Jesús construye su Iglesia, la bendice y llena de relaciones de amor entre los que la forman. La maternidad espiritual y de fe de María en la Iglesia, realizada por Cristo a través de su discípulo amado, nos muestra la riqueza y el misterio de amor que nos salva del dolor, la injusticia y la incomprensión; que nos salva del pecado.
Nunca estaremos solos. Nunca nos abandonará el Señor, ni siquiera cuando nosotros le abandonemos. No nos olvidemos que detrás de la Cruz está la resurrección, el triunfo, la Vida. En la Cruz, el Señor se queda definitivamente y es un Dios que es Padre y Madre a la vez. En Nuestra Señora de los Dolores lo podemos percibir y comprender. María está en primera fila y a su lado en el dolor y el sufrimiento. Por ello, Jesús le concederá la gracia de poder estarlo ahora a nuestro lado.
Por consiguiente, es una fiesta y una alegría gozar de este cuidado y protección de Dios para con nosotros, de tener esta ayuda y consuelo. Algo que sencillamente lo he sentido desde pequeño y doy gracias con nuestra Madre por ello.
Con la Virgen, Madre en el dolor, aprendemos y sentimos que Tu eres, Señor, el lote de mi heredad y me sacias de gozo en tu presencia. Esto es lo que tengo y tienes, ¿cómo lo vives?
Archidiócesis de Madrid

Triste contemplaba y dolorosa miraba del Hijo amado la pena

Lectura del santo Evangelio según san Juan Jn 19, 25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena.
Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre:
«Mujer, ahí tienes a tu hijo».
Luego, dijo al discípulo:
«Ahí tienes a tu madre».
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
Palabra del Señor.

15 de septiembre: Nuestra Señora de los Dolores


Siete son los dolores que tipifica la tradición piadosa con base a los datos evangélicos. Por orden son estos: la profecía de Simeón, la huida a Egipto, la pérdida de Jesús cuando tenía doce años en el Templo de Jerusalén, el encuentro con su hijo en la calle de la Amargura, la crucifixión y muerte sucedidas en el Calvario, el descendimiento y, por último, la sepultura. Pero, en realidad, de verdad fueron muchos más. Tuvo ella todos los dolores, ¿o es que puede pensarse que se quedara impasible ante la partida del casto esposo José, o que la intuición de madre no fuera capaz de advertir la animosidad creciente que la figura de Jesús iba despertando –in crescendo– entre los principales rectores de la sociedad que comenzaron poniéndole tropiezos, siguieron llamándole loco, continuaron denigrando su fama porque tenía trato con publicanos y pecadores y acabaron llamándole Belcebú hasta que decidieron tramar su muerte? Los siete enumerados son solo «hechos-clave» que marcan de modo especial su itinerario de dolor; pero fueron muchos más. Quizá el número siete tenga, en este caso un cierto sabor bíblico que indica plenitud.
Federico Ozanan intuyó bien esta afirmación al escribir que «la liturgia católica no tiene nada tan patético» como las estrofas del Stabat mater que compuso el franciscano Jacopone de Todi († 1306).
Y debe de ser cierto. Asociando a los dolores del hijo los de su madre, siempre suscitaron una compasión llena de ternura a los que adoran en Jesús al Hijo de Dios y veneran en María a la Madre de Dios. Así lo hizo Efrén; y tampoco pasaron desapercibidos esos dolores y angustias para Agustín, Antonio, Bernardo e infinitos más. Siempre el pueblo cristiano la invocará con el título de Regina martyrum para hacer ver que, por encima de ellos, la entrega de su vida estuvo adornada con la guirnalda del dolor.
La devoción a los dolores de María fue ampliamente difundida por los servitas, fundados en el siglo XIII por aquellos siete varones florentinos. Felipe Benicio, superior general de la Orden, extendió la devoción del hábito de la Virgen Dolorosa y su escapulario. Llegó a ser fiesta religiosa –fijada para el 15 de septiembre– ya en tiempos de Pío VII, en recuerdo de sus propios sufrimientos durante la cautividad napoleónica. La profundidad del eco despertado en el pueblo –¡quién no tiene dolores!– queda testificada por la incontable profusión de imágenes de «La Dolorosa» que se exhiben con piedad para el culto en los templos y pasean arte por las calles de las ciudades en las procesiones.
Ella supo estar derecha ante el dolor de la cruz, enseñando la realidad brutal que lleva consigo cualquier pecado del hombre.
¡Eia, Mater, fons amoris…! Y es que se necesita la gracia sobrenatural que aúpe el corazón humano y mueve la sensibilidad para poder siquiera rastrear la intensidad de los sufrimientos de Cristo y los de su Madre santa. Sí. Hasta las piedras saltaron hechas pedazos aquel día. Pero sus dolores llevaban promesa de cosecha feraz. Porque el Hijo la miró, sintiéndose ella amada, proponiendo el intercambio inexplicable de filiación y extendía a otros hijos su maternidad. No solo pedía al discípulo Juan la atención a la Madre en compasión para no verla desamparada; se trataba de mucho más. Era –en misterio recibido– la donación al discípulo de su filiación, entendiendo que el cambio de Hijo por discípulo comportaba ya la elevación del creyente hasta la divinidad, salvando por gracia la distancia y nivelando así la desigualdad.
Dolores. Unida a la entrega de su Hijo, se ofreció al Padre cooperando de modo impar e irrepetible con el único Redentor. Corredención. Se aprende el «sí» continuado del día nazareno.
Todo el arte queda como inexpresiva materia inerte, incapaz de manifestar lo interno e íntimo en gracias, amor y dolor de santa María.


Pecado-dolor-amor. Tríptico que abre puerta a la esperanza, después de haber mordido el arrepentimiento.

Reforma del Papa va adelante. La voz al Cardenal Rodríguez Maradiaga

La tarde del miércoles 13 concluyó en el Vaticano la XXI reunión del C9, el Consejo de Cardenales consejeros del Papa Francisco. Como informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede, los trabajos se dedicaron a un estudio sobre el estado de las propuestas entregadas por el Consejo al Santo Padre para la reforma de la Curia.
La Curia como instrumento de evangelización y de servicio no solo para el Papa, sino también para las Iglesias locales; la descentralización; el papel de las Nunciaturas Apostólicas; la selección y competencia del personal, menos clerical y más internacional, con el incremento dejóvenes y de mujeres, fueron algunos de los temas tratados.
Asimismo los cardenales han seguido una relectura de los Estatutos del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, constituido el 1. de septiembre de 2016, y el card. Sean O’Malley ha actualizado sobre los trabajos de la Comisión Pontificia para la protección de los menores.
En su participación el cardenal hondureño Óscar Rodríguez Maradiaga se refirió a los textos del Papa relativos a la Reforma. Sobre todo aquellos del acostumbrado encuentro navideño con la Curia Romana, así como también de las intervenciones de Francisco en el Concistorio del 12 febrero de 2015 y del 17 de octubre 2015 con motivo del quincuagésimo aniversario del Sínodo de los Obispos.  Sobre el estado de la Reforma y los temas tratados estos días, nuestra colega Patricia Ynestroza conversó con el card. Rodríguez Maradiaga.  Escuchemos.
(Raúl Cabrera- Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)

«Un pueblo que es capaz de tener hijos y mostrarlos con orgullo es un pueblo que tiene futuro», dijo el Papa en la catequesis

«La misericordia y la verdad se han encontrado, la justicia y la paz se han besado». (Sal 85,11) Con este verso del salmo 85 el Papa Francisco se refirió a lo vivido el pasado viernes en Colombia, durante su viaje apostólico, en el encuentro por la Paz y la Reconciliación del país: “estas palabras proféticas llenas de gracia las vimos encarnadas en las historias de los testigos, que hablaron en nombre de muchos que a partir de sus heridas, con la gracia de Cristo, salieron de sí mismos y se abrieron al encuentro, al perdón, a la reconciliación”, dijo en la catequesis en italiano.
Un viaje, este vigésimo viaje internacional y quinto del Papa Francisco en un país latinoamericano, en el que el pontífice afirmó haber sentido la continuidad con los dos Papas que visitaron Colombia en precedencia, el Beato Pablo VI en 1968 y san Juan Pablo II en 1986. “Una continuidad – expresó -fuertemente animada por el Espíritu, que guía los pasos del Pueblo de Dios en los caminos de la historia”.
“En la catequesis de hoy deseo hacerles partícipes de mi reciente Viaje Apostólico a Colombia. En primer lugar, quiero agradecer desde aquí al Presidente por su invitación a visitar ese país, a las Autoridades y a todos cuantos han colaborado para hacerlo posible, y muy especialmente al pueblo colombiano por su acogida, su alegría y su afecto. El lema del Viaje era «Demos el primer paso», y miraba al proceso de reconciliación que vive hoy Colombia para poder salir de 50 años de conflicto interno. Con mi visita he querido bendecir el esfuerzo de ese pueblo, confirmarlo en la fe y en la esperanza, y recibir su testimonio, que es una riqueza para mi ministerio y para toda la Iglesia”.
El Santo Padre se refirió a las fuertes raíces cristianas de  Colombia y manifestó la evidencia del obrar del maligno, que “quiso dividir el pueblo para destruir la obra de Dios”. Pero destacó además “que el amor de Cristo y su misericordia infinita es más fuerte del pecado y de la muerte”, y este viaje “ha sido llevar la bendición de Cristo y la de la Iglesia, sobre el deseo de vida y de paz que brota del corazón de la nación”.
Sucesivamente hizo un recorrido por las distintas etapas de su viaje, comenzando por Bogotá, en donde el primer encuentro fue aquel con las autoridades, seguido por el encuentro con los jóvenes y los obispos:
“He podido contemplar los deseos de paz y de vida de tantos niños y jóvenes, en quienes exulta la esperanza. He podido encontrar también a los Obispos de esta nación y a los representantes del CELAM, para alentar su labor. En la etapa culminante de mi viaje, Villavicencio, hemos oído el conmovedor testimonio de los mártires y hemos visto el cuerpo mutilado del Cristo de Bojayá, esto nos ha recordado que la paz se funda, ante todo, sobre la sangre de testigos del amor, de la verdad, de la justicia y de la fe. En Medellín Cartagena, el tema ha trascendido a la misión y al servicio, con ejemplos insignes de vocación y de seguimiento de Jesús, que hoy como ayer se entregan a los más pobres y se consagran a la promoción humana integral”.
“Un pueblo alegre entre los muchos sufrimientos, un pueblo con esperanza”. Así definió el Papa Francisco la hermana nación de Colombia, y repitió aquello que dijo en la conferencia de prensa en el avión, que tanto lo impactó de las ciudades que visitó: el ver entre las multitudes, a los papás y las mamás que alzaban  a sus niños para que el Papa los bendijera, que hacían ver los propios hijos como diciendo “éste es nuestro orgullo, ésta es nuestra esperanza”. “Un pueblo – afirmó el Papa - capaz de tener hijos y de hacerlos ver con orgullo, es un pueblo que tiene futuro”.
“Confío a todos a la Virgen de Chiquinquirá, que ella pueda ayudarnos a dar el primer paso hacia un mundo más justo y en paz. Que Dios los bendiga”, concluyó. 
(Griselda Mutual - Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)