sábado, 6 de mayo de 2017

COMENTARIO DE BENEDICT XVI AL EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN (6,60-69)



“Queridos hermanos y hermanas:
... Hoy, el Evangelio nos presenta la reacción de los discípulos al discurso sobre el «pan de vida» que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm, una reacción que Cristo mismo, de manera consciente, provocó. 

Ante todo, el evangelista Juan —que se hallaba presente junto a los demás Apóstoles—, refiere que «desde entonces muchos de sus discípulos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él» (Jn 6, 66). ¿Por qué? Porque no creyeron en las palabras de Jesús, que decía: Yo soy el pan vivo bajado del cielo, el que coma mi carne y beba mi sangre vivirá para siempre (cf. Jn 6, 51.54).

Ciertamente, palabras en ese momento difícilmente aceptables, difícilmente comprensibles. Esta revelación —como he dicho— les resultaba incomprensible, porque la entendían en sentido material, mientras que en esas palabras se anunciaba el misterio pascual de Jesús, en el que Él se entregaría por la salvación del mundo: la nueva presencia en la Sagrada Eucaristía.

Al ver que muchos de sus discípulos se iban, Jesús se dirigió a los Apóstoles diciendo: «¿También vosotros queréis marcharos?» (Jn 6, 67). Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los Doce: «Señor, ¿a quién iremos? —también nosotros podemos reflexionar: ¿a quién iremos?— Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros hemos creído y sabemos que Tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 68-69). 

Sobre este pasaje tenemos un bellísimo comentario de san Agustín, que dice, en una de sus predicaciones sobre el capítulo 6 de san Juan: 

«¿Veis cómo Pedro, por gracia de Dios, por inspiración del Espíritu Santo, entendió? ¿Por qué entendió? Porque creyó. Tú tienes palabras de vida eterna. Tú nos das la vida eterna, ofreciéndonos tu cuerpo [resucitado] y tu sangre [a ti mismo]. Y nosotros hemos creído y conocido. No dice: hemos conocido y después creído, sino: hemos creído y después conocido. Hemos creído para poder conocer. En efecto, si hubiéramos querido conocer antes de creer, no hubiéramos sido capaces ni de conocer ni de creer. ¿Qué hemos creído y qué hemos conocido? Que Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, es decir, que Tú eres la vida eterna misma, y en la carne y en la sangre nos das lo que Tú mismo eres» (Comentario al Evangelio de Juan, 27, 9). Así lo dijo san Agustín en una predicación a sus fieles.

Por último, Jesús sabía que incluso entre los doce Apóstoles había uno que no creía: Judas. También Judas pudo haberse ido, como lo hicieron muchos discípulos; es más, tal vez tendría que haberse ido si hubiera sido honrado. En cambio, se quedó con Jesús. Se quedó no por fe, no por amor, sino con la secreta intención de vengarse del Maestro. 

¿Por qué? Porque Judas se sentía traicionado por Jesús, y decidió que a su vez lo iba a traicionar. Judas era un zelote, y quería un Mesías triunfante, que guiase una revuelta contra los romanos. Jesús había defraudado esas expectativas. El problema es que Judas no se fue, y su culpa más grave fue la falsedad, que es la marca del diablo. Por eso Jesús dijo a los Doce: «Uno de vosotros es un diablo» (Jn 6, 70). 

Pidamos a la Virgen María que nos ayude a creer en Jesús, como san Pedro, y a ser siempre sinceros con Él y con todos.
Benedicto XVI, Ángelus del 26 de agosto de 2012)

EVANGELIO DE HOY: SEÑOR, ¿A QUIÉN ACUDIREMOS? TÚ TIENES PALABRAS DE VIDA ETERNA




Lectura del santo evangelio según san Juan (6,60-69):

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron:
«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?».

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.

Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con Él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que Tú eres el Santo de Dios».

Sirven sacerdotes expertos en el arte del discernimiento, el Papa a seminaristas

Hoy en día los cristianos tienen necesidad de sacerdotes que los guíen "en el saber reconocer la voz de Dios entre la multitud de voces a menudo confusas  que se sobreponen, con mensajes que contrastan entre ellos, en nuestro mundo caracterizado por una pluralidad de sensibilidades culturales y religiosas". Lo dijo el Papa Francisco la mañana del sábado a la comunidad del Pontificio seminario campano de Posillipo, recibida en audiencia, recalcando que sirven sacerdotes que sean "expertos en el arte del discernimiento".
A esta comunidad italiana guiada por jesuitas el Papa recordó además que educar al discernimiento quiere decir "huir de la tentación de refugiarse detrás una de una norma rígida o detrás de la imagen de una libertad idealizada. Educar al discernimiento quiere decir 'exponerse', salir del mundo de las propias convicciones y prejuicios para abrirse a la comprensión de cómo Dios nos está hablando, hoy, en este mundo, en este tiempo, en este momento, y cómo me habla ahora". Para los sacerdotes en formación, continuó, "es importante conocer, acoger y reformar en continuación la propia humanidad, no cansarse de ir adelante, reformar, siempre en camino".
El Santo Padre puntualizó que en esta dirección la formación intelectual no debe tender ser el simple aprendizaje de nociones para volverse eruditos, para convertirse en un diccionario, sino para ayudar a la adquisición de instrumentos cada vez más refinados para una lectura crítica de la realidad, a partir de uno mismo.
"Queridos seminaristas, no tengan miedo de llamar a las cosas por su nombre, de mirar en la cara la verdad de sus vidas y de abrirse en transparencia y verdad a los demás, sobre todo a sus formadores, huyendo de la tentación del formalismo y del clericalismo que están en la raíz de la doble vida". 
(RC- RV)
(from Vatican Radio)

El Papa: “Jóvenes: promuevan el cuidado de la creación y la construcción de la paz”


“Es el momento de afrontar y vencer sin miedo la cultura de la destrucción con la fuerza de la humildad”, es el aliento del Papa Francisco a los jóvenes estudiantes italianos comprometidos en la Coordinación Nacional de Entes Locales por la paz y los derechos humanos, a quienes recibió en Audiencia la mañana del sábado 6 de mayo, en el Aula Pablo VI del Vaticano.
En su discurso, el Pontífice agradeció a los estudiantes por sus preguntas concretas, en las cuales manifiestan la angustia por las tantas tragedias que afligen al mundo, desde las guerras hasta pobreza, asimismo por la violación de los derechos humanos. El Santo Padre subrayó que, hoy no hay respeto ni siquiera por los niños y denunció que en la televisión se ven sólo malas noticias, y destrucción, porque pareciera que más un programa televisivo transmite estas calamidades, más suceso tiene.
El Obispo de Roma también recordó la emergencia de los emigrantes, “la tragedia más grande en Europa después de la Segunda Guerra Mundial”. Por ello, dirigió su pensamiento a la violencia y a las guerras que desfiguran la humanidad:
“Nosotros estamos viviendo la tragedia más grande después de la segunda guerra mundial. Es verdad. Hay gente buena, existen cosas buenas en el mundo que no se ven; pero el mundo está en guerra. Díganlo ustedes que están en la escuela de la paz: digan, el mundo está en guerra. Luego, no lo sé, yo me he avergonzado por el nombre de una bomba: ‘la madre de todas las bombas’. Pero mira tú, la madre da vida. Y esta da muerte. ¿Y le decimos madre a este artefacto? ¿Qué cosa esta sucediendo?”.
El Papa Francisco evidenció la debilidad de muchos líderes internacionales. Y exhortó que de una parte se pide la paz, pero después se producen y trafican con armas. “Existen los comerciantes – dijo – que venden armas” a quienes están en guerra y así ellos ganan sobre la muerte de los demás.
Una vez más, el Santo Padre denunció el tráfico de drogas que destruye a muchos jóvenes. Así mismo, denunció que en el centro de la economía se encuentra el dinero y el poder y no el hombre, refiriéndose en particular al flagelo del trabajo ilegal, a la explotación de las personas e incluso de los niños:
“Pero Padre, esto sucede allá, en ese continente lejano o en ese país lejano. Aquí, aquí en Europa, aquí en Italia. Aquí se explotan a las personas cuando son pagadas ilegalmente, cuando te hacen un contrato de trabajo de septiembre a mayo, y luego dos meses sin contrato y así no hay continuidad, y luego reinician en septiembre: esto se llama destrucción, esto se llama – nosotros los católicos lo llamamos pecado mortal – explotación”.
El Papa Francisco también se detuvo sobre el tema de las habladurías, un verdadero terrorismo dijo, porque destruye a la persona y ha animado a los jóvenes a “morderse la lengua” antes de hablar mal de los demás. Al mismo tiempo el Pontífice advirtió de cuidarse de la violencia, de los insultos que, a veces se ve también en los debates políticos. Ante todo esto, dijo, se necesita una actitud de humildad:
“Ser humildes, tener una actitud de humildad, no significa ser estúpidos; significa decir las cosas en paz, con tranquilidad, sin herir, buscar el modo de decirlas sin herir. Pero la humildad es una de las virtudes que debemos re-aprender, rencontrar en nuestra vida. Y esto ayuda mucho en nuestras conversaciones, no adjetivar a la gente. No: dejémoslo. Siempre con humildad. Siempre con esa actitud humilde que esta contra la violencia”.
Finalmente, el Papa Francisco invitó a los jóvenes a no resignarse jamás, a dejar de lado la palabra “resignación”. Además, puso el acento en la necesidad de reconstruir un pacto educativo entre la escuela y la familia para promover el bien común en la sociedad. Así como promover el cuidado de la creación y la construcción de la paz.
(Renato Martinez – Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)