lunes, 6 de julio de 2015

«MI SACRIFICIO ES UN ESPÍRITU QUEBRANTADO». SAN AGUSTÍN.

Yo reconozco mi culpa, dice el salmista. Si yo la reconozco, dígnate tú perdonarla. No tengamos en modo alguno la presunción de que vivimos rectamente y sin pecado. Lo que atestigua a favor de nuestra vida es el reconocimiento de nuestras culpas. Los hombres sin remedio son aquellos que dejan de atender a sus propios pecados para fijarse en los de los demás. No buscan lo que hay que corregir, sino en qué pueden morder. Y, al no poderse excusar a sí mismos, están siempre dispuestos a acusar a los demás. No es así como nos enseña el salmo a orar y dar a Dios satisfacción, ya que dice: Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado. El que así ora no atiende a los pecados ajenos, sino que se examina a sí mismo, y no de manera superficial, como quien palpa, sino profundizando en su interior. No se perdona a sí mismo, y por esto precisamente puede atreverse a pedir perdón.

¿Quieres aplacar a Dios? Conoce lo que has de hacer contigo mismo para que Dios te sea propicio. Atiende a lo que dice el mismo salmo: Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Por tanto, ¿es que has de prescindir del sacrificio? ¿Significa esto que podrás aplacar a Dios sin ninguna oblación? ¿Qué dice el salmo? Los sacrificios no te satisfacen: si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Pero continúa y verás que dice: Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Dios rechaza los antiguos sacrificios, pero te enseña qué es lo que has de ofrecer. Nuestros padres ofrecían víctimas de sus rebaños, y éste era su sacrificio. Los sacrificios no te satisfacen, pero quieres otra clase de sacrificios. Si te ofreciera un holocausto -dice-, no lo querrías. Si no quieres, pues, holocaustos, ¿vas a quedar sin sacrificios? De ningún modo. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado; un corazón quebrantado y humillado, tú no lo desprecias. Éste es el sacrificio que has de ofrecer. No busques en el rebaño, no prepares navíos para navegar hasta las más lejanas tierras a buscar perfumes. Busca en tu corazón la ofrenda grata a Dios. 

El corazón es lo que hay que quebrantar. Y no temas perder el corazón al quebrantarlo, pues dice también el salmo: Oh Dios, crea en mi un corazón puro. Para que sea creado este corazón puro, hay que quebrantar antes el impuro.
De los sermones de san Agustín, obispo
(Sermón 19, 2-3: CCL 41, 252-254
Fuente: News.Va

“El Evangelio nos da las claves para afrontar los desafíos actuales”. El Papa Francisco ya está en Ecuador

Este domingo 5 de julio, después de 13 horas de vuelo y haber recorrido más de 10.000 kilómetros, el avión que lleva al Papa Francisco aterrizó en Quito aproximadamente a las 15.00 hora local, dando inicio así a su 9° Viaje Apostólico a Latinoamérica. A su llegada a la capital ecuatoriana tuvo lugar la ceremonia de bienvenida en el aeropuerto internacional "Mariscal Sucre", donde el Pontífice fue recibido por las autoridades de este país y pronunció su primer discurso.
El Santo Padre recordó con gratitud y alegría las «distintas ocasiones en las cuales ha visitado Ecuador; así también hoy, dijo el Papa, vengo como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo. La misma fe que durante siglos ha modelado la identidad de este pueblo y dado tan buenos frutos, entre los que destacan figuras preclaras como Santa Mariana de Jesús, el santo hermano Miguel Febres, santa Narcisa de Jesús o la beata Mercedes de Jesús Molina, beatificada en Guayaquil hace treinta años durante la visita del Papa san Juan Pablo II».
También hoy, precisó el Obispo de Roma, «podemos encontrar en el Evangelio las claves que nos permitan afrontar los desafíos actuales, valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables».
En este sentido, el Papa Francisco expresó su ilusión y esperanza al inicio de su Peregrinación apostólica a América Latina. «En Ecuador, puntualizó el Sucesor de Pedro, está el punto más cercano al espacio exterior: es el Chimborazo, llamado por eso al lugar más cercano al sol, a la luna y las estrellas. Por ello dijo Francisco, que en estos días todos puedan sentir la cercanía de Cristo, la cercanía “del sol que nace de lo alto”, y que seamos reflejo de su luz, de su amor».
Finalmente, el Pontífice invitó a todo el pueblo ecuatoriano «a no perder jamás la capacidad de dar gracias a Dios por lo que hizo y hace por ustedes, la capacidad de proteger lo pequeño y lo sencillo, de cuidar de sus niños y ancianos, de confiar en la juventud, y de maravillarse por la nobleza de su gente y la belleza singular de su País».
(Renato Martinez – RV)

Bendición, paz y esperanza. Telegramas del Papa Francisco

 Al sobrevolar el territorio colombiano, para dar comienzo a su Visita Pastoral a Ecuador, Bolivia y Paraguay, el Obispo de Roma, en un telegrama enviado al Presidente de la República de Colombia, reiteró su cercanía y afecto al pueblo de este país: «para el que pido al Señor» - se lee textualmente - «abundantes gracias que lo hagan progresar en los valores humanos y espirituales, que lo caracterizan, en la reconciliación y la convivencia pacífica, deseándole al mismo tiempo una creciente prosperidad».
El enviado al presidente colombiano fue el último de los telegramas del Papa dirigidos, como es tradicional – recordamos -  durante los viajes pontificios,  a los mandatarios de los países que sobrevoló el avión que le llevó desde Roma a Quito.
Empezando por Italia. Al presidente Mattarella, en el momento en que emprendía su viaje, «para sostener la misión de la Iglesia local y llevar un mensaje de esperanza». Con sus mejores deseos asimismo para el pueblo italiano y su bienestar espiritual, civil y social.
Al sobrevolar el territorio español, el Santo Padre envió asimismo su cordial saludo al Rey de España, con su cercanía al pueblo español, para el que pide «al Señor copiosas gracias y un creciente progreso espiritual y social en pacífica convivencia».
Al presidente de Portugal, aseguró que invoca «la benevolencia divina», también para el pueblo de esta nación, «para que sea consolidada en la esperanza y alegría de vivir en armonía bienestar de todos sus hijos».
Al presidente venezolano, con un cordial saludo, manifestó su afecto y cercanía» al pueblo de Venezuela, a la vez que pide «al Señor abundantes gracias que lo ayuden a progresar cada día más en solidaridad y pacífica convivencia».
(CdM – RV)

DIOS MÍO, CONFÍO EN TI

Del salmo 90: 

Dios mío, confío en ti

Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti.»

Dios mío, confío en ti

Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás.

Dios mío, confío en ti
«Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi Nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación.»

Dios mío, confío en ti

TU FE TE HA SALVADO


Evangelio según San Mateo 9,18-26. 

Mientras Jesús les estaba diciendo estas cosas, se presentó un alto jefe y, postrándose ante Él, le dijo: 

"Señor, mi hija acaba de morir, pero ven a imponerle tu mano y vivirá". 

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos. 
Entonces se le acercó por detrás una mujer que padecía de hemorragias desde hacía doce años, y le tocó los flecos de su manto, pensando: "Con sólo tocar su manto, quedaré curada". 

Jesús se dio vuelta, y al verla, le dijo: "Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado". Y desde ese instante la mujer quedó curada. 

Al llegar a la casa del jefe, Jesús vio a los que tocaban música fúnebre y a la gente que gritaba, y dijo: "Retírense, la niña no está muerta, sino que duerme". 

Y se reían de Él. 

Cuando hicieron salir a la gente, Él entró, la tomó de la mano, y ella se levantó. 

Y esta noticia se divulgó por aquella región.