viernes, 3 de junio de 2016

"Buscar, incluir, alegrarse": las tres claves de Francisco a los sacerdotes

Ninguno está excluido del corazón de Cristo, de su oración y de su sonrisa. Con mirada amorosa y corazón de Padre, el Señor acoge, incluye, y, cuando debe corregir, siempre es para acercar; sin despreciar a nadie, sino que está dispuesto a ensuciarse las manos por todos.
En la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y Jornada de Santificación Sacerdotal, el Papa Francisco presidió la celebración de la Santa Misa en la Plaza de San Pedro con motivo del Jubileo de los Sacerdotes.
En su homilía el Santo Padre recordó que esta Solemnidad nos invita a llegar al corazón, es decir, a la interioridad, a las raíces más sólidas de la vida, al núcleo de los afectos, en una palabra, al centro de la persona. De ahí su invitación a fijar la mirada en dos corazones: el del Buen Pastor y el de nuestro corazón de pastores.
Del corazón del Buen Pastor el Pontífice afirmó que no es sólo el que tiene misericordia de nosotros, sino la misericordia misma. Puesto que ahí resplandece el amor del Padre; ahí tenemos la seguridad de ser acogidos y comprendidos como somos; ahí, con todas nuestras limitaciones y pecados, es posible saborear la certeza de ser elegidos y amados.
El Obispo de Roma también recordó a los sacerdotes que al mirar al corazón de Jesús, deben renovar el primer amor: "el recuerdo - dijo - de cuando el Señor tocó mi alma y me llamó a seguirlo, la alegría de haber echado las redes de la vida confiando en su palabra".
Entre los conceptos que expresó el Papa se destacan los términos "buscar", "incluir" y "alegrarse".
"Buscar", puesto que es el corazón que busca: es un corazón que no privatiza los tiempos y espacios, no es celoso de su legítima tranquilidad, y nunca pretende que no lo molesten. El pastor, según el corazón de Dios, no defiende su propia comodidad, no se preocupa de proteger su buen nombre, sino que, por el contrario, sin temor a las críticas, está dispuesto a arriesgar con tal de imitar a su Señor.
"Incluir", porque Cristo ama y conoce a sus ovejas, da la vida por ellas y ninguna le resulta extraña. No es un jefe temido por las ovejas - afirmó Francisco - sino el pastor que camina con ellas y las llama por su nombre para reunir a las que todavía no están con él.
"Alegrarse", puesto que Dios - dijo el Papa - se pone "muy contento" y su alegría nace del perdón, de la vida que se restaura, del hijo que vuelve a respirar el aire de casa.
El Santo Padre concluyó su homilía recordándoles a los queridos sacerdotes que en la celebración eucarística encuentran cada día su identidad de pastores. Y añadió que cada vez pueden hacer suyas las palabras de Jesús: "Este es mi cuerpo que se entrega por ustedes". "Éste - terminó diciendo el Papa - es el sentido de nuestra vida, son las palabras con las que, en cierto modo, podemos renovar cotidianamente las promesas de nuestra ordenación". Y les agradeció su "sí" para dar la vida unidos a Jesús, "fuente pura de nuestra alegría".

El Papa Francisco recibirá en septiembre a Pablo Iglesias


El Papa Francisco recibirá el próximo mes de septiembre al líder de Podemos, Pablo Iglesias, y a la cúpula del partido, en una audiencia privada, según acaba de apuntar el político argentino y colaborador de Bergoglio, Gustavo Vera, y ha podido confirmar RD.

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha vuelto a elogiar este jueves la "valentía" del Papa Francisco y le ha agradecido que sea capaz de defender cosas que son fáciles de defender actualmente y más para un líder mundial como él.

"Está siendo muy valiente y como líder mundial rema en una dirección muy parecida a nosotros", ha subrayado el líder de la formación morada en una entrevista a Telecinco recogida por Europa Press.

En la misma línea, ha reiterado que le encantaría poder conversar con Bergoglio en alguna ocasión -una admiración que ha dicho que no le pasaba con Ratzinger- y ha desvelado que escribió una carta al Papa Francisco, aunque ha eludido desvelar si había recibido respuesta.

Ada Colau y el 'Banc Expropiat'

En un plano más terrenal, el líder de Podemos se ha referido a los incidentes registrados en el barrio barcelonés de Gràcia tras el desalojo del denominado 'Banc Expropiat' para defender la gestión realizada por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.

"La gestión de Ada Colau está siendo en general un ejemplo y en este asunto concreto ha actuado con muchísima sensatez, tratando además que el Ayuntamiento pueda aportar soluciones que tienen que ver con el bienestar de unos de los barrios más bonitos de Barcelona como es Gràcia", ha subrayado.

Iglesias ha reiterado que cualquier forma de violencia es "rechazable" pero "la libertad de expresión es siempre correcta y las formas de expresión de la protesta política, siempre que cumplan la ley y sean pacíficas, son saludables".

Asimismo, ha recordado que en este caso concreto parece que había un consenso entre los vecinos de que ese centro cívico "estaba aportando cosas buenas a la comunidad".

En cualquier caso, el líder de Podemos se ha mostrado partidario del "uso social de espacios destinados a la especulación" como "algo positivo", no en el caso de viviendas. "Si un edificio propiedad de un banco está abandonado y hay colectivos que le pueden dar un uso social, que pueden hacer cooperativas, que pueden hacer actos para los vecinos, está bien que ese movimiento que ha construido una esfera pública no institucional empiece a relacionarse con las instituciones y estas de alguna manera le reconozcan", ha defendido.

Finalmente, el secretario general de Podemos ha rechazado que su partido esté incómodo con la presencia de banderas comunistas. "Todos los símbolos del cambio son bienvenidos", ha enfatizado para defender que serán "muy respetuosos" con el resto de formaciones que se presentan junto a ellos en coalición.

J. Bastante.
(RD/EP)

«El Sagrado Corazón de Jesús». De las Obras de san Buenaventura, obispo


Y tú, hombre redimido, considera quién, cuál y cuán grande es éste que está pendiente de la cruz por ti. Su muerte resucita a los muertos, su tránsito lo lloran los cielos y la tierra, y las mismas piedras, como movidas de compasión natural, se quebrantan. ¡Oh corazón humano, más duro eres que ellas, si con el recuerdo de tal víctima ni el temor te espanta, ni la compasión te mueve, ni la compunción te aflige, ni la piedad te ablanda! Para que del costado de Cristo dormido en la cruz se formase la Iglesia y se cumpliese la Escritura que dice: Mirarán a quien traspasaron, uno de los soldados lo hirió con una lanza y le abrió el costado.

Y fue permisión de la divina providencia, a fin de que, brotando de la herida sangre y agua, se derramase el precio de nuestra salud, el cual, manando de la fuente arcana del corazón, diese a los sacramentos de la Iglesia la virtud de conferir la vida de la gracia, y fuese para los que viven en Cristo como una copa llenada en la fuente viva, que brota para comunicar vida eterna. Levántate, pues, alma amiga de Cristo, Y sé la paloma que labra su nido en los agujeros de la peña; sé el pájaro que encuentra su casa y no deja de guardarla; sé la tórtola que esconde los polluelos de su casto amor en aquella abertura sacratísima. Aplica a ella tus labios para que bebas el agua de las fuentes del Salvador. Porque ésta es la fuente que mana en medio del paraíso y, dividida en cuatro ríos que se derraman en los corazones amantes, riega y fecunda toda la tierra.

Corre con vivo deseo a esta fuente de vida y de luz quienquiera que seas, ¡oh alma amante de Dios!, y con toda la fuerza del corazón exclama:
«¡Oh hermosura inefable del Dios altísimo, resplandor purísimo de la eterna luz! ¡Vida que vivificas toda vida, luz que iluminas toda luz y conservas en perpetuo resplandor millares de luces, que desde la primera aurora fulguran ante el trono de tu divinidad! ¡Oh eterno e inaccesible, claro y dulce manantial de la fuente oculta a los ojos mortales, cuya profundidad es sin fondo, cuya altura es sin término, su anchura ilimitada y su pureza imperturbable! De ti procede el río que alegra a la ciudad de Dios. Recrea con el agua de este deseable torrente los resecos labios de los sedientos de amor, para que con voz de regocijo y gratitud te cantemos himnos de alabanza, probando por experiencia que en ti está la fuente de la vida y tu luz nos hace ver la luz.»


(Opúsculo 3, El árbol de la vida, 29-30. 47: Opera omnia 8, 79)

Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido


Evangelio según San Lucas 15,3-7. 

Jesús les dijo entonces esta parábola: 

"Si alguien tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja acaso las noventa y nueve en el campo y va a buscar la que se había perdido, hasta encontrarla? 

Y cuando la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa llama a sus amigos y vecinos, y les dice: 

"Alégrense conmigo, porque encontré la oveja que se me había perdido". 

Les aseguro que, de la misma manera, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta, que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse". 

Cuando arrecia la tormenta

Estaba tan tranquilo mi Señor, que pensaba que ya nada malo me podía volver a ocurrir. Tenía una alegría sincera, y no era la felicidad de tener todo bajo control, sino la extraña sensación de haber sido capaz de llegar a un puerto seguro. Como un barco que logra lanzar el ancla en una bahía abrigada de los vientos del mar abierto, para poder poner el pie en tierra y buscar el calor de una casa acompañada de buena comida y amigos. Amigos que me hagan sentir seguro, amado y esperado.

Y de repente, mi Señor, la tormenta se echó sobre mí con toda su fuerza, una vez más. Imprevistamente me encontré en mar abierto, arrancado del calor del hogar para sentir nuevamente la confusión de haber perdido la seguridad, la paz, el cobijante calor del hogar. No quiero pasar por esto, no estoy preparado, porque la herida que sufrí la vez anterior todavía no ha sanado, aun me duele y ya estoy nuevamente expuesto a una nueva herida, quizás peor que las anteriores.

La tormenta arrecia, por fuera y dentro mío también, aquí mismo. Los golpes se suceden uno tras otro, es difícil de explicar lo difícil que es sentir que me has abandonado Señor. A pesar de que te he visto a mi lado tantas veces, ahora estas tan lejos que ni siquiera tengo certeza de que pueda volverte a oír, y hasta me asaltan dudas de que realmente existas.

En el vacío del abandono, en medio de la noche más negra de mi alma, la tormenta hace destrozos y arranca sentimientos de enojo, de furia, que rápidamente se disipan para dar lugar al miedo, a la desesperación, a la muerte de la fe. El viento destructor es tan frío que mata todo lo que toca, deja una sensación de vacío y silencio interior semejante a una roca cubierta de escarcha y hielo. Toco y busco vida, pero el vacío en mi pecho parece decirme que todo está perdido, que ya no hay esperanza. Un corazón muerto, yermo.

En ese punto límite cuestiono todo lo que siempre me has enseñado, Señor. Hasta dudo de mis diálogos contigo, quizás fueron pérdida de tiempo y signo de locura. Si, empiezo a creer que Tus Caminos fueron un engaño, una falsa idea instalada en mi mente. Quizás Tu Palabra fue un espejismo de mi imaginación, porque aquí ya no hay nada, solo esta tormenta tremenda que arranca y rompe todo lo que me dio seguridad en el pasado.

Y justamente cuando más arrecia la tormenta, cuando he decidido solo confiar en mis propias fuerzas, es que veo el engaño al que he sido arrojado, una vez más. Ya no esperaba nada, solo me dejaba mecer por los golpes que una y otra vez me sacudían como una hoja muerta. Y sin embargo algo se encendió dentro de mí, una pequeña luz, una chispa en medio de la oscuridad. Creí que  era solo mi imaginación, pero no, allí estaba nuevamente. Un anhelo de seguir, una repentina ilusión de levantarme y hacer frente al viento arrasador. El hielo que cubre mi alma empieza a transformarse en agua, quiere derretirse ante el calor que asoma por debajo de la carne de mi corazón, que quiere volver a latir.

Esa luz repentina que pones en medio de la tormenta, ese calor casi imperceptible que hace latir nuevamente a mi corazón, ese renacer de la esperanza cuando todo está perdido. ¡Debes ser Tú, mi Señor! No hay otro que pueda hacer eso, nadie puede imponerse a la desesperanza como Tú, porque Tú eres la Esperanza misma. No es que no arrecie la tormenta, es solo que sé bien que Tú eres el Dios de las tormentas, Tú las haces y las deshaces y no hay fuerza o contrariedad que pueda superar a Tu Voluntad.

¡Señor, aquí está Tu siervo, Tu siervo Te escucha mi Señor, ¡rescátame de este pozo de desesperación!

Y suavemente te digo al oído, cuando te pones a mi lado: Una Palabra tuya bastará para sanarme, Señor. No hace falta que entres a mi casa, porque mi fe se ha restablecido y ya no confiaré Ancla en mis fuerzas, sino solo en Tu Poder, mi Dios. Mi alma canta, se alegra por todas Tus maravillas, porque iluminaste mi noche y te impusiste a mis miedos. ¡Ya no temo a la tormenta que ruge a mi alrededor! Sé que nada ocurre sin que Tú así lo permitas, o lo desees. Por eso confío en que nada me puede pasar, a mí que soy Tu siervo, Tu hermano, Tu hijo.

Mi Señor, cuando más arrecia la tormenta, más feliz me siento de ser capaz de confiar en Tu Presencia, en Tu cuidado. Los vientos arrasadores solo alimentan mi alegría de saberme amado por Ti, de saberme Tu hermano, de poder compartir el dolor del Dios del Dolor. Dame Señor de lo que necesito, Tú me conoces en lo más profundo de mi corazón, hurga en mi alma ennegrecida y pon allí el brillo de Tu Amor para que la aurora me encuentre aferrado a Ti.
Autor: Oscar Schmidt