sábado, 21 de octubre de 2017

21 de octubre: san Viator, siervo bueno y fiel


Viator fue educado por la Iglesia en Lyon y se terminó convirtiendo en lector de la misma. Fue el siervo más bueno y fiel de su obispo Justo. Ambos se retiraron al desierto de Egipto para llevar una vida de oración y penitencia. Murieron en Egipto y sus restos fueron trasladados a Lyon para ser venerados por el pueblo
La historia de san Viator es una historia de fidelidad. Viator permaneció siempre fiel a su obispo y lo siguió hasta la muerte.
El santo nació en Lyon en el siglo IV. Su vida se desarrolló en torno a la catedral, pues fue allí donde se formó. Leía y comentaba la Palabra de Dios y terminó por convertirse en Lector de la catedral y en el siervo más fiel del obispo san Justo.
San Viator incluso acompañó a su obispo a hacer penitencia en el desierto de Egipto. Tras el concilio de Aquilea, año 381, san Justo se sitió responsable de la muerte de un hombre a manos de una muchedumbre enfurecida. Decidió abandonar la sede episcopal e irse al desierto de Egipto a llevar una vida de oración y penitencia. Viator acompaña al obispo en su viaje y en el cariz que toma la vida de Justo.
San Justo y san Viator vivieron, sin revelar su identidad al resto de monjes, en un monasterio de Egipto. Fueron reconocidos poco después por un hombre que dio el aviso en Lyon del paradero del obispo y de su lector. El pueblo decidió enviar un emisario, llamado Antioco, para pedir la vuelta de ambos pero los dos santos, ahora eremitas, no se dejaron convencer.
Justo muere después de la visita de Antioco, que lo sucederá como obispo de Lyon. Viator muere poco después de que muera Justo. Tras la muerte de ambos sus cuerpos son trasladados a Lyon y venerados por el pueblo.
José Calderero @jcalderero
Alfa y Omega

PAPA FRANCISCO: NINGÚN LÍMITE FÍSICO O PSÍQUICO PUEDE SER UN IMPEDIMENTO PARA ENCONTRAR A JESÚS

 


Es preciso descubrir y experimentar formas nuevas de catequesis para que toda persona, con sus dones, sus límites y sus discapacidades, incluso graves, “pueda encontrar en su camino a Jesús y abandonarse a Él con fe”. Así lo afirmó el Papa Francisco en su discurso a los participantes en el Congreso del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización sobre “La catequesis y las personas con discapacidad”.

Reconocer la dignidad de las personas discapacitadas

El Papa subrayó que, en el curso de los últimos decenios, “el incremento de la conciencia de la dignidad de toda persona, sobre todo de aquellas más débiles, ha llevado a asumir posiciones valerosas para la inclusión de cuantos viven con diversas formas de discapacidad, para que ninguno se sienta extranjero en su propia casa”. 

Sin embargo, aún permanece “una visión narcisista y utilitarista”, que lleva a muchos marginar a las personas con discapacidad: “Es todavía demasiado fuerte en la mentalidad común una actitud de rechazo a esta condición, como si esta impidiera ser feliz y realizarse a sí mismo. Lo prueba la tendencia eugénica a suprimir a los bebés que presentan alguna forma de imperfección. En realidad, todos conocemos a muchas personas que, con su fragilidad, incluso grave, han encontrado, a pesar de la dificultad, el camino de una vida buena y rica de significado”.

Nuestra respuesta es el amor

Ante este desafío que presenta la mentalidad común de nuestra sociedad, el Papa Francisco señaló que la respuesta es el amor verdadero, concreto y respetuoso: 

“En la medida en que se es acogido y amado, también en la comunidad, y acompañado a mirar al futuro con confianza, se desarrolla el verdadero recorrido de la vida y se tiene la experiencia de la felicidad duradera. 

Esto vale para todos, pero las personas más frágiles son la prueba. La fe es una gran compañera de la vida cuando nos permite tocar con la mano la presencia de un Padre que no deja jamás solas a sus creaturas, en ninguna condición de su vida”.

La catequesis debe descubrir los dones de toda persona

Por ello, afirmó el Papa Francisco, es preciso descubrir y experimentar formas nuevas de catequesis 
para que toda persona, con sus dones, sus límites y sus discapacidades, incluso graves, pueda encontrar en su camino a Jesús:

“Ningún límite físico o psíquico podrá jamás ser un impedimento para este encuentro, para que el rostro de Cristo resplandezca en el interior de toda persona. Además, estemos atentos, especialmente nosotros ministros de la gracia de Cristo, a no caer en el error neo-pelagiano de no reconocer la exigencia de la fuerza de la gracia que viene de los Sacramentos de iniciación cristiana. 

Aprendamos a superar las dificultades y el miedo que a veces se puede sentir en relación a las personas con discapacidad. Aprendamos a buscar y también a ‘inventar’ con inteligencia instrumentos adecuados para que a nadie le falte la ayuda de la gracia”.

Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco alentó a los participantes a formar, antes que nada con el ejemplo, catequistas capaces de acompañar a estas personas para que crezcan en la fe y den su aporte genuino y original a la vida de la Iglesia. 

“Espero – dijo el Santo Padre – que cada vez más en las comunidades las personas con discapacidad puedan ser ellos mismos catequistas, incluso con su mismo testimonio, para transmitir la fe de modo más eficaz”.

PAPA FRANCISCO A LOS SEMINARISTAS: LOS SACERDOTES DEBEN SER SIGNOS DE ESPERANZA




La actividad pública del Papa Francisco inició hoy sábado con una audiencia en la Sala del Consistorio del Palacio Apostólico a la Comunidad del Pontificio Colegio Pío-Brasileño de Roma, que está celebrando los trecientos años del hallazgo de la Imagen de Nuestra Señora de Aparecida. 

“Ustedes no son más párrocos o vicarios parroquiales sino sacerdotes estudiantes, y esta nueva condición puede generar desequilibrio entre los cuatro pilares que sostienen la vida de un presbítero: la dimensión espiritual, la dimensión académica, la dimensión humana y la dimensión pastoral”, les recordó el Pontífice.

“En este periodo de sus vidas, la dimensión académica ocupa el primer lugar. Ello no puede significar descuidar los otros aspectos. Es necesario preocuparse de la vida espiritual: la Misa de cada día, la oración cotidiana, la lectio divina, el encuentro personal con el Señor, el rezo del rosario.

También la dimensión pastoral debe ser cuidada: según las posibilidades, es saludable y aconsejable desarrollar alguna actividad apostólica. Y en cuanto a la dimensión humana, es necesario sobre todo evitar que, ante un cierto vacío generado por la soledad –porque ahora se disfruta menos de la consolación del pueblo de Dios que cuando se estaba en la diócesis –, se pierda la perspectiva eclesial y misionera de los estudios”.

“¿Cómo es posible mantener el equilibrio entre estos cuatro pilares fundamentales de la vida sacerdotal? El remedio más eficaz contra el riesgo del desequilibrio es la fraternidad sacerdotal... que se basa en el hecho que, mediante la Ordenación sacerdotal, participamos en el único sacerdocio de Cristo y formamos una verdadera familia”.

Para custodiar la fraternidad sacerdotal, es necesario evitar las habladurías: “Lo que más daño hace a la fraternidad sacerdotal son las habladurías. La habladuría es un acto terrorista, porque tú con la habladuría ¡tiras una bomba, destruyes al otro y te vas tranquilo!”. El pueblo de Dios “ama ver y tiene necesidad de ver que sus sacerdotes se quieren y viven como hermanos”.

Refiriéndose a la situación actual del Brasil, el Papa dijo que “en este momento difícil de su historia nacional, cuando muchas personas parecen haber perdido la esperanza en un futuro mejor a causa de los enormes problemas sociales y de una escandalosa corrupción, el Brasil tiene necesidad que sus sacerdotes sean un signo de esperanza. 

Los brasileños tienen necesidad de ver un clero unido, fraterno y solidario, en el que los sacerdotes se encuentran a enfrentar juntos los obstáculos, sin ceder a las tentaciones del protagonismo o del hacer carrera. Estoy seguro que el Brasil superará su crisis y tengo confianza que en esto ustedes serán protagonistas”.

El Papa les aseguró que en esta tarea pueden contar siempre con una ayuda particular: la ayuda de nuestra Madre del Cielo, que los brasileños llaman Nuestra Señora de Aparecida.

“Quiera la Virgen María, con su apoyo y socorro, ayudarles a vivir la fraternidad presbiteral, haciendo que su período de estudio en Roma produzca, además del título académico, frutos abundantes”.

EVANGELIO DE HOY: EL ESPÍRITU SANTO OS ENSEÑARÁ






Lectura del santo evangelio según san Lucas (12,8-12):

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 

«Si uno se pone de mi parte ante los hombres, también el Hijo del hombre se pondrá de su parte ante los ángeles de Dios. Y si uno me reniega ante los hombres, lo renegarán a él ante los ángeles de Dios. 

Al que hable contra el Hijo del hombre se le podrá perdonar, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará. 

Cuando os conduzcan a la sinagoga, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de lo que vais a decir, o de cómo os vais a defender. Porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir.»

Palabra del Señor

ORAR CON EL SALMO DE HOY: EL SEÑOR ES NUESTRO DIOS







Del Salmo 104:

R/. El Señor se acuerda de su alianza eternamente

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
Él gobierna toda la tierra. R/.

Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R/.

Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahám,
sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R

HOMILÍA DEL VIERNES: "NO MAQUILLEMOS NUESTRA ALMA PARA APARENTAR"


"Ni maquillajes ni hipocresías para el alma, sólo la verdad del corazón es lo que cuenta para Dios", lo dijo el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, el viernes 20 de octubre.
“Jesús nos pide coherencia de vida, entre lo que hacemos y lo que vivimos dentro”, recordó el Santo Padre reflexionando sobre la Carta de San Pablo a los Romanos, en la que el Apóstol exhorta a adherir a Dios a nuestras vidas mediante un acto de fe, explicando en qué consiste el “verdadero perdón del Padre”.
Asimismo el Obispo de Roma, puso en guardia sobre las consecuencias de vivir en la hipocresía cristiana, al igual que lo hacen "aquellos que se creen justos según las apariencias”.


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Papa: la gratuidad de la salvación abre la puerta a los demás

Que el Señor nos ayude a recordar la “gratuidad” de la salvación, la cercanía de Dios y lo concreto de las obras de misericordia que quiere de nosotros, independientemente de que sean “materiales o espirituales”. De este modo llegaremos a ser personas que ayudan a “abrir la puerta”, a nosotros mismos y a los demás. Lo pidió el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta el tercer jueves de octubre.
Inspirándose en el pasaje del Evangelio de San Lucas, propuesto por la liturgia del día, que refiere que los escribas y los fariseos se consideraban justos y a quienes Jesús les demuestra que sólo Dios es justo, el Santo Padre  explicó el motivo por el cual los Doctores de la Ley se habían “llevado el conocimiento”, con la “consecuencia” de “no entrar en el Reino y, ni siquiera, dejar enterar a los demás”.
“Este llevarse la capacidad de comprender la revelación de Dios, de entender el corazón de Dios, de comprender la salvación de Dios – y la clave del conocimiento – podemos decir que es un grave olvido. Se olvida la gratuidad de la salvación; se olvida la cercanía de Dios y se olvida la misericordia de Dios. Y los que olvidan la gratuidad de la salvación, la cercanía de Dios y la misericordia de Dios, se han llevado la clave del conocimiento”.
De manera que – como dijo el Papa – la gratuidad ha sido “olvidada”. Es “la iniciativa de Dios” – añadió Francisco – la que nos salva. Y, en cambio, se ponen “de parte de la Ley”. La salvación –  reafirmó – “está allí, para ellos”, llegando de este modo “a un montón de prescripciones” que, de hecho, se convierten en la salvación. Pero así “no reciben la fuerza de la justicia de Dios”. La Ley, en cambio, es siempre “una respuesta al amor gratuito de Dios”, que tomó “la iniciativa” de salvarnos. Y “cuando se olvida la gratuidad de la salvación, se cae, se pierde la clave de la inteligencia de la historia de la salvación”, perdiendo “el sentido de la cercanía de Dios”.
“Para ellos Dios es el que hizo la Ley. Y éste no es el Dios de la revelación. El Dios de la revelación es Dios, que ha comenzado a caminar con nosotros desde Abraham hasta Jesucristo, el Dios que camina con su pueblo. Y cuando se pierde esta relación cercana con el Señor, se cae en esta mentalidad obtusa que cree en la autosuficiencia de la salvación con el complimiento de la Ley. La cercanía de Dios”.
En efecto, cuando falta la cercanía de Dios, cuando falta la oración – evidenció el Papa – “no se puede enseñar la Doctrina” y ni siquiera “hacer teología”, y menos aún “teología moral”. Francisco reafirmó que la teología “se hace de rodillas, siempre cerca de Dios”. Y dijo que la cercanía del Señor llega “al punto más alto en Jesucristo crucificado”, habiendo sido nosotros “justificados” por la sangre de Cristo, como dice San Pablo.
Por esta razón – explicó el Pontífice – con las obras de misericordia se va a tocar la carne de Cristo, “tocar a Cristo que sufre en una persona, tanto corporal como espiritualmente”. Y además, advirtió que cuando se pierde la clave del conocimiento, se llega también “a la corrupción”.
Por último el Papa aludió a la “responsabilidad” de los pastores, hoy, en la Iglesia. Cuando pierden o se llevan “la clave de la inteligencia” – dijo – y nos cierran la puerta “a nosotros y a los demás”.
“En mi país escuché muchas veces de párrocos que no bautizaban a los hijos de las madres solteras, porque no habían nacido dentro del matrimonio canónico. Cerraban la puerta, escandalizaban al pueblo de Dios, ¿por qué? Porque el corazón de estos párrocos habían perdido la clave del conocimiento. Sin ir tan lejos en el tiempo y en el espacio, hace tres meses, en un país, en una ciudad, una mamá quería bautizar al hijo recién nacido, pero ella estaba casada civilmente con un divorciado. El párroco dijo: ‘Sí, sí. Bautizo al niño, pero tu marido está divorciado. Que se quede afuera, no puede estar presente en la ceremonia’. Esto sucede hoy. Los fariseos, los Doctores de la Ley, no son cosas de aquellos tiempos. También hoy hay tantas de éstas. Por esto es necesario rezar por nuestros pastores. Rezar, para que no perdamos la clave del conocimiento y no cerremos la puerta a nosotros y a la gente que quiere entrar”.
(María Fernanda Bernasconi)
(from Vatican Radio)