Es preciso descubrir y experimentar formas nuevas de catequesis para que toda persona, con sus dones, sus límites y sus discapacidades, incluso graves, “pueda encontrar en su camino a Jesús y abandonarse a Él con fe”. Así lo afirmó el Papa Francisco en su discurso a los participantes en el Congreso del Pontificio Consejo para la Nueva Evangelización sobre “La catequesis y las personas con discapacidad”.
Reconocer la dignidad de las personas discapacitadas
El Papa subrayó que, en el curso de los últimos decenios, “el incremento de la conciencia de la dignidad de toda persona, sobre todo de aquellas más débiles, ha llevado a asumir posiciones valerosas para la inclusión de cuantos viven con diversas formas de discapacidad, para que ninguno se sienta extranjero en su propia casa”.
Sin embargo, aún permanece “una visión narcisista y utilitarista”, que lleva a muchos marginar a las personas con discapacidad: “Es todavía demasiado fuerte en la mentalidad común una actitud de rechazo a esta condición, como si esta impidiera ser feliz y realizarse a sí mismo. Lo prueba la tendencia eugénica a suprimir a los bebés que presentan alguna forma de imperfección. En realidad, todos conocemos a muchas personas que, con su fragilidad, incluso grave, han encontrado, a pesar de la dificultad, el camino de una vida buena y rica de significado”.
Nuestra respuesta es el amor
Ante este desafío que presenta la mentalidad común de nuestra sociedad, el Papa Francisco señaló que la respuesta es el amor verdadero, concreto y respetuoso:
“En la medida en que se es acogido y amado, también en la comunidad, y acompañado a mirar al futuro con confianza, se desarrolla el verdadero recorrido de la vida y se tiene la experiencia de la felicidad duradera.
Esto vale para todos, pero las personas más frágiles son la prueba. La fe es una gran compañera de la vida cuando nos permite tocar con la mano la presencia de un Padre que no deja jamás solas a sus creaturas, en ninguna condición de su vida”.
La catequesis debe descubrir los dones de toda persona
Por ello, afirmó el Papa Francisco, es preciso descubrir y experimentar formas nuevas de catequesis
para que toda persona, con sus dones, sus límites y sus discapacidades, incluso graves, pueda encontrar en su camino a Jesús:
“Ningún límite físico o psíquico podrá jamás ser un impedimento para este encuentro, para que el rostro de Cristo resplandezca en el interior de toda persona. Además, estemos atentos, especialmente nosotros ministros de la gracia de Cristo, a no caer en el error neo-pelagiano de no reconocer la exigencia de la fuerza de la gracia que viene de los Sacramentos de iniciación cristiana.
Aprendamos a superar las dificultades y el miedo que a veces se puede sentir en relación a las personas con discapacidad. Aprendamos a buscar y también a ‘inventar’ con inteligencia instrumentos adecuados para que a nadie le falte la ayuda de la gracia”.
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco alentó a los participantes a formar, antes que nada con el ejemplo, catequistas capaces de acompañar a estas personas para que crezcan en la fe y den su aporte genuino y original a la vida de la Iglesia.
“Espero – dijo el Santo Padre – que cada vez más en las comunidades las personas con discapacidad puedan ser ellos mismos catequistas, incluso con su mismo testimonio, para transmitir la fe de modo más eficaz”.
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