domingo, 19 de agosto de 2012

¡Este es el sacramento de nuestra fe!


Todo lo que Jesús vino a hacer en el mundo para salvarnos, cumpliendo la misión que el Padre le había confiado, lo cumple ahora, en una contemporaneidad cronológica, en la eucaristía, en la inmediatez del encuentro con cada uno de nosotros.

Precisamente por esto, después de elevar el pan y el vino consagrados, el celebrante proclama:"¡Este es el sacramento de nuestra fe!".

Escribía San Ambrosio: "Cada vez que recibimos la eucaristía anunciamos la muerte del Señor. Si la anunciamos, anunciamos también el perdón de los pecados. Si la efusión de la sangre es para la remisión de los pecados, debo recibirlo todos los días para que mis pecados sean siempre perdonados. Entonces, ¿por qué no recibes todos los días este pan cotidiano?. Si lo tomas a diario, cada día es para ti el hoy; si hoy tienes para ti a Cristo, hoy resucita para ti"

Este es el mensaje: la vida cristiana está totalmente centrada en la eucaristía. Podríamos decir que nuestra vida no es otra cosa que asimilar la eucaristía. No hay nada que nos permita crecer en Jesús tanto como el encuentro eucarístico que lleva a cumplimiento el encuentro con la Palabra, la escucha y la meditación del evangelio.

En la eucaristía todo tiene lugar en el resplandor y, al mismo tiempo, en las tinieblas de la fe; es un conocimiento profundo de fe y de amor, de fe que ama y de amor que crece.

Carlo María Martini. Libro: ¡Remad mar adentro!