sábado, 10 de diciembre de 2016

Francisco: "Un sacerdote rígido es un insatisfecho"



Que los sacerdotes sean mediadores del amor de Dios y no intermediarios que piensan en sus propios intereses. Es la admonición que hizo el Papa en la homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta, centrada en las tentaciones que pueden comprometer el servicio de los sacerdotes.
Además, Francisco puso en guardia ante los llamados "rígidos" que cargan sobre los fieles cosas cuyo peso ellos no llevan. Y denunció la tentación de la mundanidad que transforma al sacerdote en un funcionario y lo conduce a ser "ridículo".
Son como los niños a los cuales les ofreces algo que no les gusta, les ofreces lo contrario y tampoco va bien. El Santo Padre se inspiró en las palabras de Jesús, según el Evangelio del día, para subrayar la insatisfacción del pueblo, que jamás está contento. Y también hoy - observó el Pontífice - "hay cristianos insatisfechos - tantos - que no logran comprender lo que el Señor les ha enseñado, no logran entender el núcleo de la revelación del Evangelio".
A continuación, el Papa se detuvo en los sacerdotes "insatisfechos" que "hacen tanto mal". Viven insatisfechos y buscan siempre nuevos proyectos, "porque su corazón está alejado de la lógica de Jesús" y, por esta razón, "se lamentan o viven tristes".
No a los sacerdotes intermediarios, sí a los sacerdotes mediadores del amor de Dios
La lógica de Jesús - reafirmó el Obispo de Roma - debería dar, en cambio, "plena satisfacción" a un sacerdote. "Es la lógica del mediador". "Jesús - subrayó - es el mediador entre Dios y nosotros. Y nosotros debemos tomar este camino de mediadores", "no esa otra figura que se parece tanto pero que no es la misma: intermediarios". En efecto - prosiguió - el intermediario "hace su trabajo y toma su sueldo", "él jamás pierde". Totalmente diverso es el mediador:
"El mediador, en cambio, se pierde a sí mismo para unir a las partes, da la vida, sí mismo, el precio es ese: su propia vida, paga con su propia vida, su propio cansancio, su propio trabajo, tantas cosas - en este caso el párroco - para unir a la grey, para unir a la gente, para llevarla hacia Jesús. La lógica de Jesús como mediador es la lógica de aniquilarse a sí mismo. San Pablo en la Carta a los Filipenses es claro sobre esto: ‘Se aniquiló a sí mismo, se despojó de sí mismo' pero para hacer esta unión, hasta la muerte, muerte de cruz. Esa es la lógica: despojarse, aniquilarse".
El sacerdote auténtico - agregó el Papa Bergoglio - "es un mediador muy cercano a su pueblo", el intermediario, en cambio, hace su trabajo pero después toma otro, "siempre como funcionario", "no sabe qué significa ensuciarse las manos" en medio de la realidad. Y por esta razón - reafirmó - cuando "el sacerdote pasa de mediador a intermediario no es fácil, es triste". Y busca un poco de felicidad "haciéndose ver" y "haciendo sentir su autoridad".
La rigidez lleva a alejar a las personas que buscan consuelo
A los intermediarios de su tiempo - añadió el Pontífice - "Jesús les decía que a ellos les gustaba pasear por las plazas" para hacerse ver y honrar:
"Pero también para hacerse importantes, los sacerdotes intermediarios emprenden el camino de la rigidez: tantas veces, separados de la gente, no saben lo que es el dolor humano; pierden lo que habían aprendido en su casa, con el trabajo del papá, de la mamá, del abuelo, de la abuela, de los hermanos... Pierden estas cosas. Son rígidos, aquellos rígidos que cargan sobre los fieles tantas cosas que ellos no llevan, como decía Jesús a los intermediarios de su tiempo. La rigidez. Látigo en la mano con el pueblo de Dios: ‘Esto no se puede, esto no se puede...'. Y tanta gente que se acerca buscando un poco de consuelo, un poco de comprensión es echada con esta rigidez".
Cuando el sacerdote rígido y mundano se transforma en funcionario termina siendo ridículo
Sin embargo - dijo también el Papa - la rigidez no se puede mantener durante mucho tiempo. Y fundamentalmente es esquizoide: "Terminarás apareciendo rígido pero por dentro serás un desastre". Y con la rigidez, la mundanidad. "Un sacerdote mundano, rígido es un insatisfecho porque ha tomado el camino equivocado", denunció el Pontífice:
"A propósito de rigidez y mundanidad, ha sucedido tiempo atrás que ha venido a verme un anciano monseñor de la Curia, que trabaja, un hombre normal, un hombre bueno, enamorado de Jesús y me ha contado que había ido al "Euroclero" a comprarse un par de camisas y vio ante el espejo a un muchacho - piensa que no tenía más de 25 años, o un sacerdote joven o (que estaba) por convertirse en sacerdote - delante del espejo, con una manta, grande, amplia, con el terciopelo, la cadena de plata y se miraba. Y después tomó el capelo ‘saturno', se lo puso y se miraba. Un rígido mundano. Y aquel sacerdote - es sabio aquel monseñor, muy sabio - logró superar el dolor, con una broma de sano humorismo y añadió: ‘¡Y después se dice que la Iglesia no permite el sacerdocio a las mujeres!'. De modo que el oficio que hace el sacerdote cuando se vuelve funcionario termina en lo ridículo, siempre".
Un buen sacerdote se reconoce cuando sabe jugar con un niño
"En el examen de conciencia - dijo después el Papa - consideren esto: ‘¿Hoy he sido funcionario o mediador? ¿Me he custodiado a mí mismo, me he buscado a mí mismo, mi comodidad, mi orden o he dejado que la jornada estuviera al servicio de los demás?". Una vez - relató - una persona me "decía que él reconocía a los sacerdotes por la actitud con los niños: si saben acariciar a un niño, sonreír a un niño, jugar con un niño... Es interesante esto porque significa que saben abajarse, acercarse a las pequeñas cosas". En cambio - afirmó - "el intermediario es triste, siempre con aquella cara triste o demasiado seria, cara oscura. El intermediario tiene la mirada oscura, ¡muy oscura! El mediador - reafirmó - es abierto: la sonrisa, la acogida, la comprensión y las caricias".
Policarpo, San Francisco Javier, San Pablo: tres iconos de sacerdotes mediadores
Al final de su homilía el Papa Francisco propuso tres "iconos" de "sacerdotes mediadores y no intermediarios". El primero es el "gran" Policarpo que "no negocia su vocación y va valeroso a la hoguera y cuando el fuego sale a su encuentro, los fieles que estaban allí, han sentido el olor del pan". "Así - dijo - termina un mediador: como un trozo de pan para sus fieles".
El otro icono es San Francisco Javier, que muere joven en la playa de Shangchuan, "mirando hacia China" a donde quería ir pero no podrá porque el Señor se lo lleva consigo. Y después, el último icono: el anciano San Pablo en Tre Fontane. "Aquella mañana temprano - recordó - los soldados fueron a verlo, lo apresaron, y él caminaba curvado". Sabía muy bien que esto sucedía por la traición de algunos dentro de la comunidad cristiana pero él ha luchado tanto, tanto, en su vida, que se ofrece al Señor como sacrificio". "Tres iconos - concluyó el Papa - que pueden ayudarnos. Miremos allí: ¿Cómo quiero terminar mi vida de sacerdote? ¿Cómo funcionario, como intermediario o como mediador, es decir en la cruz?".

Francisco: El pesebre evoca la «trágica realidad» de los migrantes



Francisco recibe a una delegación de Malta, país que ha donado el pesebre de este año, y subraya que el nacimiento es una invitación a hacer un lugar en nuestra vida a Dios, «escondido en el rostro de tantas personas que están en condiciones de dificultad, de pobreza y de tribulación»

 «El Pesebre y el árbol de Navidad forman un mensaje de esperanza y de amor y ayudan a crear el clima navideño favorable para vivir con fe el misterio del Nacimiento del Redentor, venido a la tierra con sencillez y mansedumbre», dijo el Papa en una audiencia a las delegaciones de los obispos y del gobierno de Malta, que donaron el nacimiento instalado este año en la plaza de San Pedro, obra del artista maltés Manwel Grech. En la audiencia hubo también una representación de la provincia italiana del Trento, donante del abeto de este año.
«Dejémonos atraer con alma de niños ante el pesebre, porque allí se comprende la bondad de Dios y se contempla su misericordia, que se hizo carne humana para enternecer nuestras miradas», dijo Francisco.
El nacimiento, a juicio del Pontífice, «evoca también la triste y trágica realidad» de los migrantes en las barcazas, viajando hacia Europa, que nos recuerdan cómo nació Jesús y su mensaje de acogida y solidaridad, en especial para los más necesitados.
«En la experiencia dolorosa de estos hermanos y hermanas –añadió–, vemos la del Niño Jesús, que al nacer no encontró un lugar que lo acogiera y fue alumbrado en la Gruta de Belén. Luego, fue llevado a Egipto para huir de la amenaza de Herodes. Cuantos visitarán este pesebre están invitados a redescubrir su valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, del compartir, de acogida y de solidaridad. También los pesebres instalados en las iglesias, en las casas y en tantos lugares públicos son una invitación a hacerle lugar en nuestra vida y en la sociedad a Dios, escondido en el rostro de tantas personas que están en condiciones de dificultad, de pobreza y de tribulación».
Y al referirse al abeto navideño colocado cerca del pesebre en la misma plaza de San Pedro, el Obispo de Roma animó a «acercarnos a la creación con estupor contemplativo» «y a respetar la naturaleza», obra del Creador.
Francisco dio las gracias en especial a los niños que decoraron el árbol con la ayuda de la Fundación Lene Thun, que colabora con diversos hospitales. «Las esferas de colores que ustedes han creado representan los valores de la vida, del amor y de la paz que la Natividad de Cristo viene a proponernos cada año», les dijo el Papa.

EXPLICACIÓN DEL EVANGELIO SEGÚNSAN MATEO (17,10-13) POR SAN JUAN CRISÓSTOMO:



“Preguntaron los discípulos a Jesús: ¿Cómo, pues, dicen los escribas que Elías tiene que venir primero? (Mt 17,10). De modo que esto ellos no lo sabían por la Escritura, sino que así lo contaban los escribas, y semejante opinión corría entre el vulgo (...); pero ellos no la interpretaban correctamente. Porque la Escritura refiere dos venidas de Cristo: la que ya se verificó y la que está por venir. (...) 

Los profetas hablan de ambas venidas; y de una de ellas, que es la segunda, dicen que tendrá como Precursor a Elías. Precursor de la primera fue el Bautista, al cual Cristo llamó Elías, no porque fuera Elías, sino porque tenía un ministerio como el de Elías. Pues así como Elías será precursor de la segunda venida, así Juan lo fue de la primera. 

Pero los escribas, confundiéndolo todo y pervirtiendo la opinión popular, se fijaron únicamente en Elías, el Precursor de la segunda venida; y así decían al pueblo: Si éste (Jesús) fuera el Cristo, debería haberlo precedido Elías. Y este fue el motivo de que los discípulos preguntaran: ¿Cómo es, pues, que los escribas dicen que Elías ha de venir primero?

Por la misma causa los fariseos enviaron mensajeros al Bautista para preguntarle: ¿Eres tú Elías o uno de los profetas? sin mencionar la primera venida. ¿Cómo resolvió Cristo la cuestión? Respondiendo que Elías ciertamente vendrá antes de su segunda venida; pero que ya vino también, llamando así “Elías” al Bautista. Como si dijera: Juan vino ya como vendrá Elías; pero si preguntáis del Tesbita, ese ya vendrá. 

Y por esto dijo: Elías vendrá y restablecerá todo. ¿Qué es ese todo? Lo que dijo el profeta Malaquías: He aquí que yo enviaré a Elías Tesbita, el profeta, antes que venga el día de Yavé, grande y terrible. Él convertirá el corazón de los padres a los hijos, no sea que venga yo y entregue la tierra toda al anatema.

¿Observas la exactitud de la predicción profética? Como Cristo había llamado “Elías” a Juan, a causa del parecido en el ministerio, a fin de que no pensaras que éste era también el que el profeta predecía, notó la patria añadiendo “el Tesbita”. Ahora bien: el Bautista no era Tesbita. 

Además el profeta añadió otra cosa notable cuando dijo: “No sea que venga yo y entregue la tierra toda al anatema”, con lo que declaró lo terrible del segundo advenimiento. Porque en el primero no vino a entregar la tierra al anatema. Pues Jesús mismo dice: No he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. De modo que esto lo dice aludiendo al Tesbita que ha de aparecer antes de la venida de Cristo para el juicio. 

Y añade el motivo por el que vendrá. ¿Cuál es? Para inducir a los judíos a creer en Cristo, no sea que cuando Él llegue perezcan todos en absoluto. Y Cristo, recordando esas cosas, dice: Restablecerá todo. O sea que enmendará la incredulidad de los judíos que para entonces queden; de modo que se expresó exactísimamente. Porque no dijo el profeta: Convertirá el corazón de los hijos a los padres, sino de los padres para con sus hijos. Siendo los judíos los padres de los apóstoles, eso significa que convertirá el corazón de los judíos a los dogmas y enseñanzas de los apóstoles; o sea que convertirá a ellos el linaje judaico.

“Sin embargo, yo os digo: Elías ya vino y no lo reconocieron; antes hicieron con él lo que quisieron. De la misma manera el Hijo del hombre tiene que padecer de parte de ellos. Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista”. Aunque esto no lo decían ni los escribas ni la Escritura, sin embargo, los discípulos por estar ya más despiertos y poner mayor atención a lo que se les decía, pronto lo entendieron. 

(...) Cuando Jesús dice que Elías vendrá y restablecerá todo, habla del mismísimo Elías y de la futura conversión de Israel. Y cuando dice: El es el que va a venir, dice que Juan es Elías a causa de lo parecido del ministerio.

(...) Y añade: “Vino y no lo reconocieron, antes hicieron con él lo que quisieron”... Es decir, lo encarcelaron, lo afrentaron, lo mataron, trajeron en una bandeja su cabeza. Y así de la misma manera el Hijo del hombre tiene que padecer de parte de ellos.

¿Adviertes cómo oportunamente les trae a la memoria su Pasión, y los consuela grandemente con lo de la Pasión de Juan? Ni lo hizo únicamente por este capítulo, sino haciendo enseguida grandes milagros. Cuando habla de su Pasión, al punto obra prodigios; y lo mismo hace antes y después de hablar de ella, como con frecuencia se observa. Pues dice el evangelista: Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y ser muerto y padecer mucho.

(...) Después de oírlo, ya no le preguntan cuándo vendrá Elías, ya fuera por la tristeza de la futura Pasión, ya porque se apoderó de ellos el temor. Pues con frecuencia, cuando advierten que Él no quiere hablar claramente, ellos callan”.
(San Juan Crisóstomo, Homilía 57, sobre Mateo)

NO RECONOCIERON AL SALVADOR NI A JUAN BAUTISTA



Lectura del santo evangelio según san Mateo (17,10-13):

Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:

«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».

Él les contestó:

«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».

Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

Palabra del Señor