miércoles, 22 de febrero de 2017

DIOS ESTABA EN ESTE LUGAR Y YO NO LO SABÍA. INTENTOS DE RESPUESTA A LA ENFERMEDAD



En el intento de ayudar al enfermo o de comprender el porqué, a lo largo de los siglos se han ido dando diferentes respuestas.

Un ejemplo de búsqueda de comprensión y de intento de ayuda lo tenemos en el libro de Job: "Como tantos enfermos a los que los cristianos intentamos consolar, Job no experimenta la cercanía y el apoyo de sus amigos porque no siente que sus palabras o gestos salgan del corazón¨.

Sufrimiento y pecado: Uno de los razonamientos más usados por los cristianos: El sufrimiento como consecuencia del pecado original. El plan primitivo de Dios no incluía ningún sufrimiento, pero el primer hombre pecó y ese pecado, en el origen de la humanidad, mereció el castigo de Dios. Esta es una formulación arcaica y abstracta.  
En realidad, Adán, el primer hombre (o los primeros hombres) brotó como humilde criatura de la animalidad anterior y, en continuidad con ella, vive de la fragilidad de los seres vivos.
No podemos leer el sufrimiento como un castigo en la intención de Dios. No estaríamos hablando del Dios de Jesucristo.  Jesús mismo se niega a explicar la enfermedad del ciego de nacimiento como una consecuencia de un pecado suyo o de sus antecesores. (Jn 9, 3)

Sufrimiento y purificación: Otro intento de respuesta es que el sufrimiento tendría como fin educar al individuo.
Afirman que los sufrimientos enviados por Dios derivan de su amor, más que de su cólera, y que tienen la finalidad de posibilitar que el hombre sea mejor, que corrija su conducta. El sufrimiento llega a ser considerado como una medicina o purificación.
Pero, la enfermedad en algunos casos puede hacer que la persona descubra nuevos valores, que se haga más humana y más cercana a Dios, es cierto también que puede embrutecer  y alejar al hombre de Dios.
El Dios de los cristianos no es un Dios que intervenga caprichosamente saltándose el respeto a la  libertad para probar a una persona o un grupo, mediante la enfermedad y el sufrimiento. Menos aún es un sádico que quiera comprobar la fidelidad del creyente enviando dolor y dificultades.
Otra cosa es afirmar que el cristiano, aún en medio del sufrimiento y de la enfermedad, está llamado a ser fiel al Dios Padre cercano, y a un proceso constante de conversión y de crecimiento y maduración personal.
Sufrimiento y sustitución: Ofrecimiento. Se leería el sufrimiento como una expiación por la culpa de otros, como una sustitución de la pena que les correspondería a los injustos y pecadores que no la pagan.
Entonces Dios sería un "dios esquizofrénico": por una parte justiciero y por otra parte misericordioso.
Nuestro Dios es un Dios que no castiga o cobra el precio del pecado, sino que quiere ofrecerse para que el hombre se deje reconciliar con Dios; es un acto gratuito de Dios que no implica directamente práctica penitencial, ni sufrimiento ni reparación.
Por tanto, ante la experiencia de un Dios misericordioso y cercano, cuyo Hijo se manifiesta luchando contra la enfermedad y el sufrimiento mediante su dedicación a la actividad terapéutica, ¿qué sentido tiene la "expresión "ofrecer los sufrimientos a Dios"? ¿no sería ésta una actitud mediante la cual el hombre quisiera comprar a Dios el bien a cuenta de ofrecerle el esfuerzo que le supone padecer, algo que en sí mismo es un mal, como "la enfermedad"?
Si decimos, "Señor te ofrece mis sufrimientos por los cristianos perseguidos". ¿Qué actitud es ésta de ofrecer a Dios un mal (a alguien a quien se quiere se le ofrece un bien o la propia vida) por otros que ya están ofreciendo su vida por amor (¡no para buscar el dolor!)?
Los que lo hacen, seguramente se trata de un deseo de vivir en comunicación con Dios y con los demás hombres ( de modo especial con los que sufren) , aún en medio del dolor. 
Ahora, si "con ofrecer los sufrimientos a Dios" queremos decirle a nuestro Padre que nos sentimos en relación con él, podemos decirle como nos sentimos realmente de una forma más personal y sencilla.
Completar los sufrimientos de Cristo: Algunos piensan que tenemos que completar los sufrimientos de Cristo con nuestras enfermedades, ofreciéndoselos a Dios para la salvación del mundo.
San Pablo en ( Col. 1, 24 ) dice: "Ahora me alegro de los padecimientos que soporto por vosotros y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia". Pero Pablo no habla de sufrimientos por enfermedades, el apóstol habla de lo que le cuesta llevar a cabo la proclamación del mensaje evangélico y la construcción del Reino.
No olvidemos que no es el sufrimiento en sí mismo el que salva, sino el amor. El sufrimiento en sí mismo es una desgracia  (Salvifici doloris 28). Es el amor el que salva, el amor que se realiza a pesar del sufrimiento o a causa del sufrimiento, y que participa de la gracia salvífica, cuando de alguna manera está unido a Cristo. Naturalmente el cristiano, aún en medio de la enfermedad, puede sentirse partícipe de la misión salvadora de Cristo, pero no en la medida en que sufre, sino en la medida en que, aún en medio del dolor, participa en la actividad apostólica de Cristo, es decir, vive como agente evangelizador.
Sufrimiento y naturaleza en evolución: Otro ejemplo de explicación racional del sufrimiento, consiste en apelar a la libertad humana prefigurada en la naturaleza. La condición a la que Dios ha querido someterse por amor, es decir, la de crear un ser libre, el hombre, capaz de amar, implicaría una naturaleza, limitada, contingente, en evolución.
Y en este caso, el sufrimiento no sería sino el precio de la libertad, el precio del amor. Pero además de que la persona experimenta siempre este precio como desproporcionado o demasiado alto, esta explicación sacia poco la sed del sentido del sufrimiento.
Conclusión: Todos los intentos de explicación aquí presentados adolecen del mismo mal: son parciales y de corte racional. Tampoco el mensaje del Nuevo Testamento tienda a dar una explicación sobre la enfermedad o el sufrimiento. Dios no ha elaborado ninguna teoría para explicar la existencia del sufrimiento en el mundo, sino que ha manifestado una praxis en virtud de la cual el sufrimiento queda situado en un contexto luminoso: el contexto de la actividad terapeuta de Jesús que lucha contra el mal, y del Misterio Pascual que nos presenta la victoria del amor sobre todo mal.
Lo que verdaderamente ayuda en el sufrimiento es el encuentro personal con los demás y con Dios. La cuestión se convierte en "cómo vivir" cristianamente la enfermedad.

¿Dios ha quedado libre de toda responsabilidad? No. Él resulta directamente implicado. Dios que no se recrea en la destrucción de los vivientes (Sb 1, 14), sino que se revela en todo momento, se implica directamente en Jesús tomando parte de la condición humana e insertándola en la vida divina. 
Hija de Carmen.

Periferia del sufrimiento



Mi primera asociación de Dios con el sufrimiento, fue al estudiar en un grupo de Evangelio las cartas de san Pablo, cuando llegué a Corintios 2, 7-10, me sentí mucho más cercana que antes a san Pablo, esa espina que constantemente le hiere, pensé que bien podía ser una depresión. No importa qué clase de espina le mortificara, lo que está claro es que él tenía un sufrimiento repetitivo y se a apoyaba totalmente en Cristo.
2 Cor.12, 7-10
Tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Y, además, lutos, derrotas y calamidades hacen que se eleve en la Escritura un inmenso concierto de gritos y de quejas. Es tan frecuente el gemido en ella que dio origen a un género literario propio, la lamentación. Las más de las veces estos gritos se elevan a Dios. Cierto, el pueblo grita ante el faraón para obtener pan Gen 41,55, y los profetas gritan contra los tiranos. Pero los esclavos de Egipto gritan a Dios Ex 2,23s, los hijos de Israel gritan a Yahveh 14,10 Jue 3,9 y los salmos están llenos de estos gritos de aflicción. Esta letanía del sufrimiento se prolonga hasta el «gran clamor y hasta las lágrimas» de Cristo ante la muerte He 5,7.
Salmo 34, 19-20
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males,
pero el Señor lo libra de ellos.
Isaías 53, 3-5
 Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.

DESCRPCIÓN DE LA PERIFERIA Y RAZONES POR LAS QUE SE PUEDE CONSIDERA COMO TAL

El sufrimiento, en particular la depresión o enfermedades psicológicas, es un periferia existencial por:
Según el diccionario de la R.A.E.: Los enfermos, los que sufren, los deprimidos, no ocupan el centro, no están en perfectas condiciones para el trabajo, para la vida social, son por tanto, prescindibles.

DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA Y ECONÓMICA: Lo periférico, es lo otro, lo distinto, lo que hay que mirar con sospecha. Alguna clase de enfermos, por ejemplo los deprimidos, son muchas veces mirados con recelo y difícilmente entendidos, "¿será capaz de hacer este trabajo?", "¿no se hundirá en cualquier momento?”, "no entiendo por qué está así, no le falta de nada". "No, a esta persona no la queremos, es una persona débil, no puede enfrentarse a las contrariedades”.
DESDE UNA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA DISEÑADA DESDE EL PODER: Más que un sujeto, es un "objeto" que produce problemas, al que es mejor no acercarse porque da la "lata".
DESDE UNA PERSPECTIVA ECLESIOLÒGICA ( Jon Sobrino): Donde no hay poder sino impotencia: porque no te valoran ni como persona ni como profesional, porque creen que  no puedes ayudar a los demás.
San Juan Crisóstomo: ¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el Templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frio y desnudez. (D. Aparecida 354).
La enfermedad nos hace más sensibles, nos moviliza a acercarnos a aquellos que necesitan a Jesús, quienes no lo conocen o quienes conociéndolo atraviesan diversos momentos de dificultad.
El actuar concreto del Papa Francisco también nos ayuda a comprender a qué se refiere con "periferias existenciales", lavó los pies a menores que viven en un instituto de minoridad, visitó enfermos, se acercó a los habitantes humildes de una favela de Río de Janeiro, se encuentra con jóvenes en procesos de recuperación etcétera; es decir, va más allá de los muros del Templo, sin por ello  descuidar el sentido sacramental y de oración de las comunidades cristianas. Es de importancia esencial la vida sacramental y la oración de la Iglesia.
Las personas que sufren prefieren ser atendidas por personas que han sufrido, las personas que sufren desean que las personas que han sufrido les digan que hay esperanza, las personas que sufren desconfían de las personas que no han sufrido, quizás por eso Jesús sufrió de todas las formas en que sufrimos nosotros mientras estuvo aquí.

En la enfermedad y en la depresión en particular, hay momentos de una soledad terrible. Jesús en la oración en el huerto y en la cruz, sufrió momentos de gran soledad, Marcos 14, 33-36, 1 Pedro 2, 19-21
Hija de Carmen

6 cosas que nunca hay que decir a alguien con depresión



Desgraciadamente, en nuestra sociedad, la depresión aún es vista por muchos como sensiblería, falta de fuerza de voluntad para encarar la vida. La depresión es una enfermedad seria, que incapacita. Si ésta alcanza un grado elevado, la persona deja de trabajar, pierde el interés por cualquier actividad y siente dificultad para llevar a cabo las tareas más banales del día a día como hacer la cama, bañarse y responder un email.

Alguien que acaba de pasar por una pérdida muy dolorosa o simplemente se sumergió en un estado depresivo sin motivo aparente, es alguien que necesita ayuda, apoyo, incentivo, comprensión, cariño – y no burlas, reclamos y críticas excesivas. Recuerda: la persona con depresión tiene baja autoestima, energía, esperanza. No ve una perspectiva para el futuro. Sólo de pensar en el futuro, se siente angustiada y sin fuerzas. La persona se ve como el último ser humano, alguien que ha fracasado en todo. Pero ¿vamos a nuestra lista?

1 – No juzgues a la persona con depresión: Decir “verdades” a alguien que está en el fondo del pozo sólo empeora la situación, además de ser un acto de cobardía. Acusarla de débil no la fortalecerá. Al contrario.


2 – Hacer una lista de los defectos que te irritan de la persona tampoco la ayudará en nada. Al contrario, nuevamente. Esa persona se sentirá aún más frágil y, dependiendo del grado de depresión, exceso de críticas en ese momento puede motivarla a hacer algo impensable y definitivo contra ella misma. Sí, todo lo cruel que le decimos a una persona con depresión grave puede motivarla a intentar suicidarse.

3 – Minimizar el dolor de la persona con depresión, diciendo que existen personas que sufren mucho más que ella también es inadecuado. Muchas veces, la intención es buena en este tipo de situaciones, pero no funciona. Cada dolor es único. No existe el dolor pequeño cuando toca a las personas. Sí, respeta el dolor de la persona incluso cuando consideres que sus motivos son insignificantes.

4 – No estés de acuerdo con las tonterías que dice sobre sí misma. Por ejemplo: una persona que ha pasado por una decepción amorosa dice que nadie logra amarla, que no debe enamorarse más. Jamás estés de acuerdo con este tipo de cosas. La persona puede estarse despreciando, pero en el fondo, quiere oír que vale. Deja que la persona reclame bastante y al final hazle un elogio, demuéstrale cuán importante y especial es, pero sin esperar que cambie de la noche a la mañana.

5 – Decir que la depresión es la falta de Dios es otra cosa que debemos evitar. Además de simplista, es irritante. Las personas que aman a Dios también se enferman.

6 – No esperes mucho de la persona con depresión. No exijas de ella esfuerzos que en ese momento parecen insoportables. No la obligues a ir a eventos sociales o a que finja que está todo bien. Déjala llorar y tranquila. Escúchala sin juzgar. Invita a la persona a hacer cosas que le gustan, pero sin presionarla. Intenta que se sienta atraída.

Lo mejor que podemos hacer por alguien que está enfrentando una grave depresión es incentivarlo  a buscar ayuda profesional. La asociación de medicamentos y terapia es muy eficaz en el tratamiento depresivo. Poco a poco la persona empieza a dar señales de mejoría. Un buen tratamiento combinado con mucho cariño es el mejor camino para ayudar a quien amamos y que, más que nunca, necesita de nosotros.

Sílvia Marques, por Obvious
Aleteia

5 maneras de prepararse para Cuaresma. Está más cerca de lo que crees



Me sobran las ideas para mejorar mi vida espiritual, pero mi mantra ha venido siendo “ya lo haré en Cuaresma”. ¿Qué mejor momento para recomponerme? Pero todos los años, cuando llega la Cuaresma, me sorprende como un ladrón de madrugada, lo cual es absurdo, ya que después de todo siempre he tenido tiempo de sobra de advertencia. Año tras año, llego sin preparación y me apresuro a plantearme propósitos que creo que puedo mantener.

A este respecto, recientemente me llegó un poco de ayuda inesperada de la tradición ortodoxa. Descubrí una gema sobre su forma de abordar el tiempo previo al comienzo de la Cuaresma.
Ellos observan los domingos cercanos a la Cuaresma como un periodo especial de preparación “pre-cuaresmal”, de modo que cuando por fin llega la Cuaresma, ya están listos para dar lo mejor de sí.
Es prueba de la importancia de la Cuaresma y de lo vital que es la labor de arrepentimiento, tanto que hay un tiempo particular para prepararse para el periodo de preparación.
Se mantiene una forma de esta tradición en ciertas parroquias y comunidades que usan la Forma Extraordinaria; también en parroquias de ordinariatos y de católicos bizantinos, entre otros.
La Septuagésima (el domingo que celebra la Iglesia tres semanas antes del domingo de Pascua de Resurrección, es decir 70 días antes), empieza tres domingos antes del Miércoles de Ceniza. Puesto que este año el Miércoles de Ceniza es el 1 de marzo, las parroquias que respetan la Septuagésima tienen un énfasis especial en la Cuaresma desde el domingo de Septuagésima, el pasado 12 de febrero.
Para aquellos de nosotros que no tenemos un recordatorio de este estilo en la misa de domingo o en la Divina Liturgia, sospecho que el tiempo hasta el 1 de marzo se nos va a pasar volando.
Aquí os explico una serie de métodos que estoy empleando este año para que poner mi alma en orden, para estar lista para cuando llegue la Cuaresma.
  1. Ponte en marcha físicamente. Aunque esté hecha de cuerpo y alma, todavía tiendo a olvidar lo mucho que mi cuerpo influye en el estado de mi alma. Los días que me quedo horas sentada en el sofá hay muchas, muchas menos probabilidades de que tenga la energía para hacer lo que es debido. Le dedico menos tiempo a mi familia, soy menos atenta con mi marido y por lo general me deprimo con mis problemas, lo cual lleva a un sutil sentir de desesperación. Pero en los días que he salido a andar o que he hecho algo de ejercicio, mi ánimo no podía ser más diferente. Estoy más alegre, más optimista y tengo más energía que ofrecer a mi familia. Es el perfecto estado mental para intentar empezar a hacer cambios en mi vida.
  1. Ponte en marcha mentalmente. Nutre tu mente. Aunque no estés haciendo lecturas espirituales, cualquier lectura puede ayudarte más de lo que crees. Simplemente leer un artículo entero, en vez de solo el titular y un vistazo rápido, tiene el efecto de potenciar el hábito de terminar lo que hayas empezado. Me ayuda a aprender a no rendirme fácilmente. Y la mente, al igual que el músculo, necesita ejercicio para mantenerse fuerte. Usar tu mente más a menudo puede ayudarte a profundizar en tu comprensión de tu fe, que tiene una riqueza sin medida, y tiene mucho que ofrecer.
  1. Empieza a notar tus áreas problemáticas Todavía no tienes que elegir tus propósitos, pero sí es momento de empezar a reflexionar sobre qué áreas de tu vida necesitan revitalizarse. ¿Has andado corto de paciencia últimamente? (Yo sí. Culpo a la claustrofobia. Y también al pecado original). Un buen examen de conciencia te dirigirá hacia las proposiciones más apropiadas para ti y te ayudará a ver con más claridad tus objetivos cuaresmales. También dispones de un viejo truco: trata de nombrar los siete pecados capitales. El que te cueste más trabajo recordar es probablemente el que más problemas te da.
  1. Recurre a los sacramentos Si ya has hecho un buen examen de conciencia, no lo desperdicies. ¡Ve a confesarte! Si tienes tiempo para la misa diaria o para la adoración eucarística, aunque sea una sola vez, no lo lamentarás. Es siempre la mejor decisión posible para tratar de acercarse a Jesús. Después de todo, es el objetivo de toda nuestra vida.
  1. Reza, reza y reza No necesitas estar de humor, no necesitas tener energías y no necesitas tener nada que decir para que tu oración sea una buena oración. Lo que importa es la perseverancia. Nunca subestimes el poder de crear un hábito. Al principio es duro, pero una vez es parte de tu rutina, se convierte en algo natural. ¿No te encantaría que tu oración diaria fuera algo que te saliera de forma natural?
APRENDE MÁS

Si alguna de estas ideas, o todas, te ha impactado especialmente, echa un vistazo a estas reflexiones relacionadas para consolidar tu resolución:
  1. Si sabes que te hace falta una buena puesta a punto física, repasa a estos 5 santos que adoraban el aire libre y la naturaleza.
  2. ¿Buscas buenas sugerencias de lectura? Aquí tienes una completa lista de 25 libros que hay que leer al menos una vez en la vida, escritores y obras de prestigio que nadie se puede perder.
  3. Aquí tienes un resumen de cómo hacer un buen examen de conciencia y también cómo podrías expandirlo fácilmente de una revisión diaria a una revisión estacional o anual: Prueba “el examen anual”: Un ejercicio espiritual para un mejor 2017
  4. ¿Necesitas una motivación adicional para ir a confesión? Mira lo que le pasó a este hombre: Sé que nos encontramos con Cristo en la confesión ¡pero no esperaba esto!
Y aquí tienes una pequeña reflexión sobre la adoración… y el silencio.
  1. Por último, si te resulta demasiado difícil rezar, descubre por qué incluso santo Tomás de Aquino afirmaba que seguramente estás consiguiendo más de lo que crees. Sí, es una razón para suspirar de alivio.
Aleteia

“Los jóvenes tienen que ser escuchados”


 El próximo Sínodo, que se celebrará en Roma en octubre de 2018 abordará el amplio mundo de los jóvenes y el discernimiento vocacional. Y aunque preparar este encuentro es competencia de la Secretaría para el Sínodo, que ya ha comenzado a trabajar, también la oficina jóvenes del dicasterio Laicos, Familia y Vida tiene mucho trabajo por delante. Así lo explica el padre João Chagas, responsable de dicha oficina, que precisa además que la Secretaría del Sínodo les va a involucrar no solo a ellos, sino también a la Congregación para el Clero, la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada.
Nosotros estamos muy contentos por el tema elegido. Yo puedo decir que personalmente es algo que soñaba desde hace años: un Sínodo sobre los jóvenes. Y estoy muy feliz”. Además, asegura que por lo que han podido percibir a través de las diferentes Conferencias Episcopales y los responsables de la pastoral juvenil, hay un gran entusiasmo con esta elección del Santo Padre.
Del tema del Sínodo ya emergen tres dimensiones que sabemos que serán profundizadas. En primer lugar la juventud en general. Respecto a “los jóvenes” cree que durante el Sínodo surgirá “la mirada de amor con la que Cristo y la Iglesia miran a los jóvenes”. Asimismo se abordarán sus desafíos y sus potencialidades.
En segundo “la relación que hoy tienen los jóvenes con la fe”. Y desde la pastoral juvenil, precisa el padre Chagas, vemos un doble movimiento. Por un lado hay muchos jóvenes que ya no adhieren fácilmente a una fe transmitida por los padres, necesitan ellos hacer la propia experiencia. Y de estos, muchos se alejan. Por otro lado “vemos también que muchísimos jóvenes se acercan a la fe”.
En tercer lugar está la pregunta en los corazones de tantos jóvenes, una pregunta “de espiritualidad, de sentido”. Esta pregunta –asegura– es necesaria acogerla, percibirla y escucharla. “Los jóvenes tienen que ser escuchados”, recuerda el padre Joao.
Al respecto, advierte que muchas veces tenemos dificultad para escucharles y hablar su lenguaje. Por eso, indica que es importante “redescubrir” esta capacidad.
Respecto al discernimiento vocacional, recuerda la importancia de “acompañar a los jóvenes en su camino”, porque en este periodo es donde normalmente hacemos las elecciones más importantes de la vida”. Y este discernimiento vocacional es “acompañar a los jóvenes en la formulación de su proyecto de vida”. No se trata, tal y como dijo el cardenal Baldisseri, solamente de la vocacional al sacerdocio a la vida consagrada, sino también al matrimonio, de la profesión, es decir, el proyecto de vida.
En el Congreso europeo de pastoral juvenil de 2014, explica el padre Joao, una de las conferencias que fue muy apreciada hablaba de cómo los jóvenes hoy necesitan sentirse amados de forma incondicional. Por eso, recuerda, los jóvenes necesitan saber de esa mirada de especial de Cristo, de ese amor incondicional que no te pide cambiar como condición para amarte, sino que es la fuerza de ese amor la que da la capacidad de cambiar.
Los jóvenes –subraya– tienen hoy muchas voces alrededor que les reprochan. Muchos miran a la juventud con desilusión, lamenta el padre Joao.
Sin embargo, él asegura que “los jóvenes no son un problema, son un gran recurso”. Por eso, señala que si ellos sienten y perciben esta confianza y amor –que han demostrado Juan Pablo II, Benedicto XVI, Francisco, tal y como hizo Jesús– en la mirada de los pastores y de todos aquellos que trabajan con ellos, darán mucho.
Porque, “si uno no se siente amado, aceptado, querido tal y como es, no encuentra la fuerza para convertirse en una persona mejor”, explica el padre.
Finalmente, el responsable de la oficina jóvenes del dicasterio vaticano, insiste en que los jóvenes tienen una contribución única para dar a la Iglesia y deben ser escuchados. El Sínodo –observa el padre Joao– ayudará también a descubrir nuevos modos a través de los cuales los jóvenes puedan dar su contribución.
Que los jóvenes más alejados de la Iglesia sientan esta mirada de Cristo y el deseo concreto de que su voz sea escuchada”, “un nuevo carburante para la pastoral juvenil” y “nuevas vocaciones en todos los ámbitos”. Estos son los frutos que el padre Chagas espera que este Sínodo traiga a la Iglesia y al mundo.
Zenit

22 de febrero: La Cátedra de San Pedro


«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo», dijo Pedro al Maestro. Y Cristo le respondió: «Bienaventurado tú, Simón, porque no es la carne ni la sangre quien es te ha revelado, sino mi Padre, que está en los Cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro y sobre está piedra edificaré mi Iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del Infierno y cuanto atares en la Tierra, atado será en los cielos, y cuanto desatares en la Tierra, desatado será en los Cielos». (Mt. 16, 17-19). Con estas palabras, Jesucristo confería la autoridad al Pescador.
Instituida en tiempos del cristianismo primitivo, la fiesta de la Cátedra de San Pedro pone de relieve la unidad de la Iglesia, cimentada en Pedro y en sus sucesores en la Sede romana. No se sabe con certeza si esta fiesta hunde sus raíces en la veneración que en la Iglesia primitiva se tributaba a la silla (cátedra) en que se sentaba el apóstol; o, si se trataba de glorificar la función pontificia.
En todo caso, las muestras de arte relativas a esta fiesta comenzaron a surgir desde los primeros tiempos; como también hay pruebas fehacientes del culto a la función pontificia en esa época primitiva del cristianismo.
J.M. Ballester Esquivias (@jmbe12)
Alfa y Omega

COMENTARIO AL EVANGELIO DE HOY POR BENEDICTO XVI:




Queridos hermanos y hermanas:
(...) El evangelista san Juan, al relatar el primer encuentro de Jesús con Simón, hermano de Andrés, atestigua un hecho singular: Jesús, “fijando su mirada en él, le dijo: “Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas”, que quiere decir “Piedra”” (Jn 1, 42) (...), en latín Petrus.... No era sólo un nombre; era un “mandato” que Petrus recibía así del Señor. 

El nuevo nombre, Petrus, se repetirá muchas veces en los evangelios y acabará sustituyendo a su nombre originario, Simón. El dato cobra especial relieve si se tiene en cuenta que, en el Antiguo Testamento, el cambio del nombre por lo general implicaba la encomienda de una misión (cf. Gn 17, 5; 32, 28 ss, etc.). 

De hecho, la voluntad de Cristo de atribuir a Pedro una importancia particular dentro del Colegio apostólico se manifiesta a través de numerosos indicios: en Cafarnaúm, el Maestro se hospeda en la casa de Pedro; cuando la muchedumbre se agolpaba a su alrededor a la orilla del lago de Genesaret, entre las dos barcas allí amarradas Jesús escoge la de Simón; cuando en circunstancias particulares Jesús se llevaba sólo a tres discípulos, a Pedro siempre se le nombra como primero del grupo: así sucede en la resurrección de la hija de Jairo, en la Transfiguración y, por último, durante la agonía en el huerto de Getsemaní. 

Además, a Pedro se dirigen los recaudadores del impuesto para el templo y el Maestro paga sólo por sí y por Pedro; Pedro es el primero a quien lava los pies en la última Cena y ora sólo por él para que no desfallezca en la fe y pueda confirmar luego en ella a los demás discípulos. 

Por lo demás, Pedro mismo es consciente de su situación peculiar: es él quien a menudo toma la palabra en nombre de los demás; habla para pedir la explicación de una parábola o el sentido exacto de un precepto o la promesa formal de una recompensa. 

En particular, es él quien resuelve algunas situaciones embarazosas interviniendo en nombre de todos. Por ejemplo, cuando Jesús, entristecido por la incomprensión de la multitud después del discurso sobre el “pan de vida”, pregunta: “¿También vosotros queréis iros?”, Pedro da una respuesta perentoria: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”. 

Igualmente decidida es la profesión de fe que, también en nombre de los Doce, hace en Cesarea de Filipo. A Jesús, que le pregunta “Y vosotros ¿quién decís que soy yo?”, Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo”. Acto seguido, Jesús pronuncia la declaración solemne que define, de una vez por todas, el papel de Pedro en la Iglesia: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (…). A ti te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos”. 

Las tres metáforas que utiliza Jesús son en sí muy claras
  • Pedro será el cimiento de roca sobre el que se apoyará el edificio de la Iglesia; 
  • tendrá las llaves del reino de los cielos para abrir y cerrar a quien le parezca oportuno; 
  • por último, podrá atar o desatar, es decir, podrá decidir o prohibir lo que considere necesario para la vida de la Iglesia, que es y sigue siendo de Cristo. 
Siempre es la Iglesia de Cristo y no de Pedro. 

(...) Además, el hecho de que varios de los textos clave referidos a Pedro puedan enmarcarse en el contexto de la última Cena, en la que Cristo le confiere el ministerio de confirmar a los hermanos (cf. Lc 22, 31 s), muestra cómo el ministerio confiado a Pedro es uno de los elementos constitutivos de la Iglesia que nace del memorial pascual celebrado en la Eucaristía. 

El hecho de insertar el primado de Pedro en el contexto de la última Cena, en el momento de la institución de la Eucaristía, Pascua del Señor, indica también el sentido último de este primado: Pedro, para todos los tiempos, debe ser el custodio de la comunión con Cristo; debe guiar a la comunión con Cristo; debe cuidar de que la red no se rompa, a fin de que así perdure la comunión universal. 

Sólo juntos podemos estar con Cristo, que es el Señor de todos. La responsabilidad de Pedro consiste en garantizar así la comunión con Cristo con la caridad de Cristo, guiando a la realización de esta caridad en la vida diaria.

Oremos para que el primado de Pedro, encomendado a pobres personas humanas, sea siempre ejercido en este sentido originario que quiso el Señor, y para que lo reconozcan cada vez más en su verdadero significado los hermanos que todavía no están en comunión con nosotros. 
(De la Audiencia general de Benedicto XVI el 7 de junio de 2006)

TÚ ERES PEDRO Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA




Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»

Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»

Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»

Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»

Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. 

Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»

Palabra del Señor