Mi primera asociación de Dios con el
sufrimiento, fue al estudiar en un grupo de Evangelio las cartas de san Pablo,
cuando llegué a Corintios 2, 7-10, me sentí mucho más cercana que antes a san
Pablo, esa espina que constantemente le hiere, pensé que bien podía ser una
depresión. No importa qué clase de espina le mortificara, lo que está claro es
que él tenía un sufrimiento repetitivo y se a apoyaba totalmente en Cristo.
2 Cor.12, 7-10
Tengo una espina clavada en mi carne, un
ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él
me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad».
Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el
poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en
las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de
Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Y,
además, lutos,
derrotas y calamidades hacen que se eleve en la Escritura un inmenso concierto
de gritos y de quejas. Es tan frecuente el gemido en ella que dio origen a un
género literario propio, la lamentación. Las más de las veces estos gritos se
elevan a Dios. Cierto, el pueblo grita ante el faraón para obtener pan Gen
41,55, y los profetas gritan contra los tiranos. Pero los esclavos de Egipto
gritan a Dios Ex 2,23s, los hijos de Israel gritan a Yahveh 14,10 Jue 3,9 y los
salmos están llenos de estos gritos de aflicción. Esta letanía del sufrimiento
se prolonga hasta el «gran clamor y hasta las lágrimas» de Cristo ante la
muerte He 5,7.
Salmo 34, 19-20
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males,
pero
el Señor lo libra de ellos.
Isaías 53, 3-5
Despreciado, desechado por los hombres,
abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se
aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba
nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo
considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por
nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da
la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.
DESCRPCIÓN DE LA PERIFERIA Y RAZONES
POR LAS QUE SE PUEDE CONSIDERA COMO TAL
El
sufrimiento, en particular la depresión o enfermedades psicológicas, es un
periferia existencial por:
Según el diccionario de la R.A.E.: Los enfermos, los que
sufren, los deprimidos, no ocupan el centro, no están en perfectas condiciones
para el trabajo, para la vida social, son por tanto, prescindibles.
DESDE UNA
PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA Y ECONÓMICA: Lo periférico, es lo otro, lo distinto, lo
que hay que mirar con sospecha. Alguna clase de enfermos, por ejemplo los
deprimidos, son muchas veces mirados con recelo y difícilmente entendidos, "¿será
capaz de hacer este trabajo?", "¿no se hundirá en cualquier momento?”,
"no entiendo por qué está así, no le falta de nada". "No, a esta
persona no la queremos, es una persona débil, no puede enfrentarse a las
contrariedades”.
DESDE UNA
PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA DISEÑADA DESDE EL PODER: Más que un sujeto, es un
"objeto" que produce problemas, al que es mejor no acercarse porque
da la "lata".
DESDE UNA PERSPECTIVA ECLESIOLÒGICA
( Jon Sobrino): Donde no hay poder sino impotencia: porque no te valoran ni
como persona ni como profesional, porque creen que no puedes ayudar a los demás.
San Juan
Crisóstomo: ¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que
esté desnudo. No lo honren en el Templo con manteles de seda mientras afuera lo
dejan pasar frio y desnudez. (D. Aparecida 354).
La enfermedad
nos hace más sensibles, nos moviliza a acercarnos a aquellos que necesitan a
Jesús, quienes no lo conocen o quienes conociéndolo atraviesan diversos
momentos de dificultad.
El actuar
concreto del Papa Francisco también nos ayuda a comprender a qué se refiere con
"periferias existenciales", lavó los pies a menores que viven en un
instituto de minoridad, visitó enfermos, se acercó a los habitantes
humildes de una favela de Río de Janeiro, se encuentra con jóvenes en procesos
de recuperación etcétera; es decir, va más allá de los muros del Templo, sin
por ello descuidar el sentido
sacramental y de oración de las comunidades cristianas. Es de
importancia esencial la vida sacramental y la oración de la Iglesia.
Las personas
que sufren prefieren ser atendidas por personas que han sufrido, las personas
que sufren desean que las personas que han sufrido les digan que hay esperanza,
las personas que sufren desconfían de las personas que no han sufrido, quizás
por eso Jesús sufrió de todas las formas en que sufrimos nosotros mientras
estuvo aquí.
En la
enfermedad y en la depresión en particular, hay momentos de una soledad
terrible. Jesús en la oración en el huerto y en la cruz, sufrió momentos de
gran soledad, Marcos 14, 33-36, 1 Pedro 2, 19-21
Hija de Carmen
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