miércoles, 22 de febrero de 2017

Periferia del sufrimiento



Mi primera asociación de Dios con el sufrimiento, fue al estudiar en un grupo de Evangelio las cartas de san Pablo, cuando llegué a Corintios 2, 7-10, me sentí mucho más cercana que antes a san Pablo, esa espina que constantemente le hiere, pensé que bien podía ser una depresión. No importa qué clase de espina le mortificara, lo que está claro es que él tenía un sufrimiento repetitivo y se a apoyaba totalmente en Cristo.
2 Cor.12, 7-10
Tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere. Tres veces pedí al Señor que me librara, pero él me respondió: «Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad». Más bien, me gloriaré de todo corazón en mi debilidad, para que resida en mí el poder de Cristo. Por eso, me complazco en mis debilidades, en los oprobios, en las privaciones, en las persecuciones y en las angustias soportadas por amor de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.
Y, además, lutos, derrotas y calamidades hacen que se eleve en la Escritura un inmenso concierto de gritos y de quejas. Es tan frecuente el gemido en ella que dio origen a un género literario propio, la lamentación. Las más de las veces estos gritos se elevan a Dios. Cierto, el pueblo grita ante el faraón para obtener pan Gen 41,55, y los profetas gritan contra los tiranos. Pero los esclavos de Egipto gritan a Dios Ex 2,23s, los hijos de Israel gritan a Yahveh 14,10 Jue 3,9 y los salmos están llenos de estos gritos de aflicción. Esta letanía del sufrimiento se prolonga hasta el «gran clamor y hasta las lágrimas» de Cristo ante la muerte He 5,7.
Salmo 34, 19-20
El Señor está cerca del que sufre
y salva a los que están abatidos.
El justo padece muchos males,
pero el Señor lo libra de ellos.
Isaías 53, 3-5
 Despreciado, desechado por los hombres, abrumado de dolores y habituado al sufrimiento, como alguien ante quien se aparta el rostro, tan despreciado, que lo tuvimos por nada. Pero él soportaba nuestros sufrimientos y cargaba con nuestras dolencias, y nosotros lo considerábamos golpeado, herido por Dios y humillado. El fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él y por sus heridas fuimos sanados.

DESCRPCIÓN DE LA PERIFERIA Y RAZONES POR LAS QUE SE PUEDE CONSIDERA COMO TAL

El sufrimiento, en particular la depresión o enfermedades psicológicas, es un periferia existencial por:
Según el diccionario de la R.A.E.: Los enfermos, los que sufren, los deprimidos, no ocupan el centro, no están en perfectas condiciones para el trabajo, para la vida social, son por tanto, prescindibles.

DESDE UNA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA Y ECONÓMICA: Lo periférico, es lo otro, lo distinto, lo que hay que mirar con sospecha. Alguna clase de enfermos, por ejemplo los deprimidos, son muchas veces mirados con recelo y difícilmente entendidos, "¿será capaz de hacer este trabajo?", "¿no se hundirá en cualquier momento?”, "no entiendo por qué está así, no le falta de nada". "No, a esta persona no la queremos, es una persona débil, no puede enfrentarse a las contrariedades”.
DESDE UNA PERSPECTIVA ANTROPOLÓGICA DISEÑADA DESDE EL PODER: Más que un sujeto, es un "objeto" que produce problemas, al que es mejor no acercarse porque da la "lata".
DESDE UNA PERSPECTIVA ECLESIOLÒGICA ( Jon Sobrino): Donde no hay poder sino impotencia: porque no te valoran ni como persona ni como profesional, porque creen que  no puedes ayudar a los demás.
San Juan Crisóstomo: ¿Quieren en verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consientan que esté desnudo. No lo honren en el Templo con manteles de seda mientras afuera lo dejan pasar frio y desnudez. (D. Aparecida 354).
La enfermedad nos hace más sensibles, nos moviliza a acercarnos a aquellos que necesitan a Jesús, quienes no lo conocen o quienes conociéndolo atraviesan diversos momentos de dificultad.
El actuar concreto del Papa Francisco también nos ayuda a comprender a qué se refiere con "periferias existenciales", lavó los pies a menores que viven en un instituto de minoridad, visitó enfermos, se acercó a los habitantes humildes de una favela de Río de Janeiro, se encuentra con jóvenes en procesos de recuperación etcétera; es decir, va más allá de los muros del Templo, sin por ello  descuidar el sentido sacramental y de oración de las comunidades cristianas. Es de importancia esencial la vida sacramental y la oración de la Iglesia.
Las personas que sufren prefieren ser atendidas por personas que han sufrido, las personas que sufren desean que las personas que han sufrido les digan que hay esperanza, las personas que sufren desconfían de las personas que no han sufrido, quizás por eso Jesús sufrió de todas las formas en que sufrimos nosotros mientras estuvo aquí.

En la enfermedad y en la depresión en particular, hay momentos de una soledad terrible. Jesús en la oración en el huerto y en la cruz, sufrió momentos de gran soledad, Marcos 14, 33-36, 1 Pedro 2, 19-21
Hija de Carmen

No hay comentarios:

Publicar un comentario