martes, 2 de diciembre de 2014

Charles de Foucauld


Padre mío
Me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
Lo acepto todo,
Con tal que tu voluntad se haga en mí
Y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy, Dios mío,
Con todo el amor de mi corazón.
Porque te amo
Y porque para mí amarte es darme, 
Entregarme en tus manos sin medida,
Con una infinita confianza, 
Porque tu eres mi Padre.

(Carlos de Foucauld)

“¡Despierten al mundo!”, pide el Papa a los religiosos

En vísperas de la apertura oficial del Año de la Vida Consagrada, que tuvo lugar el primer domingo de Adviento, con la solemne celebración de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro, presidida por el Cardenal João Braz de Aviz, Prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el Santo Padre Francisco, quien se encontraba en Turquía en el ámbito de su sexto viaje apostólico internacional, dirigió un video mensaje a todos los consagrados y las consagradas que viven y trabajan en el mundo, sin olvidar a quienes participaron en la vigilia de oración celebrada el 29 de noviembre en la Basílica romana de Santa María la Mayor.
Al respecto cabe destacar que este Año de la Vida Consagrada concluirá el 2 de febrero del 2016, en coincidencia, precisamente, con la celebración de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada.
“¡Despierten al mundo! ¡Despierten al mundo!” Es ésta la invocación que el Papa Francisco hace nuevamente con este video mensaje de saludo a los consagrados y consagradas que gastan su vida en las periferias del mundo. El Santo Padre manifiesta su deseo de que este Año dedicado de modo especial a este estado de vida sea una ocasión para valorizar de modo conveniente el don precioso de la vocación a la vida consagrada.
“Pongan a Cristo en el centro de su existencia” – les dice el Papa Francisco – porque “la vida consagrada consiste esencialmente en la adhesión personal a Él”. Y pide a los consagrados y a las consagradas de todo el mundo que se transformen en la “memoria viva del modo de ser de Jesús, como Verbo encarnado frente al Padre y frente a los hermanos” (cit. Vita Consacrata 22).
Escuchemos algunas de las consideraciones del Obispo de Roma, comenzando por la afectuosa cercanía que les manifiesta:
Queridos hermanos y hermanas, si bien lejos físicamente a causa de mi servicio a la Iglesia universal, me siento íntimamente unido a todos los consagrados y a las consagradas al inicio de este Año que he querido que estuviera dedicado a la Vida Consagrada.
Tras saludar a los miembros de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, así como a todos los que en ese momento estaban presentes en la Basílica de Santa María la Mayor, bajo la tierna mirada de la Bienaventurada VirgenSalus Populi Romani, para asistir a esa vigilia de oración, el Pastor de la Iglesia universal extendió, con su agradecimiento, su mirada a todos los consagrados de los cinco continentes:
En esta ocasión, mis primeras palabras son de gratitud al Señor por el don precioso de la vida consagrada a la Iglesia y al mundo. Que este Año de la Vida Consagrara sea una ocasión a fin de que todos los miembros del pueblo de Dios del gracias al Señor, del que proviene todo bien, por el don de la vida consagrada, valorizándola de manera conveniente.
A ustedes, queridos hermanos y hermanas consagrados, va igualmente mi gratitud por lo que son y hacen en la Iglesia y en el mundo: que éste sea un “tiempo fuerte” para celebrar con toda la Iglesia el don de su vocación y para reavivar su misión profética.
Tras insistir en que deben despertar al mundo, poniendo a Cristo en el centro de su existencia, dejándose tocar por su mano, conducir por su voz y sostener por su gracia, porque están llamados a ser “exégesis viva” del Evangelio, el Papa les pide:
¡Salgan de su nido hacia las periferias del hombre y de la mujer de hoy! Para esto, déjense encontrar por Cristo. El encuentro con Él los impulsará al encuentro con los demás y los llevará hacia los más necesitados, hacia los más pobres. Lleguen a las periferias que esperan la luz del Evangelio. Vivan en las fronteras. Esto les pedirá vigilancia para descubrir las novedades del Espíritu; lucidez para reconocer la complejidad de las nuevas fronteras; discernimiento para identificar los límites y la manera adecuada de proceder; e inmersión en la realidad, “tocando la carne sufriente de Cristo en el pueblo”.
Francisco les recuerda que ante ellos se presentarán numerosos desafíos, que sin embargo pueden ser superados, siendo realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la esperanza. De ahí que exclame: “¡ No nos dejemos robar la fuerza misionera!”. Y antes de concluir manifestando su deseo de que el Señor los bendiga y la Virgen los custodie, y de pedir, por favor, que recen por él, el Santo Padre desea:
Que María, mujer en contemplación del misterio de Dios en el mundo y en la historia, mujer diligente en el ayudar con prontitud a los demás, y por esto modelo de todo discípulo misionero, nos acompañe en este Año de la Vida Consagrada que ponemos bajo su mirada materna.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

Francisco: un corazón humilde conoce a Dios, la teología se hace de rodillas, dijo el Papa en su homilía

 Quien estudia el misterio de Dios que se ponga de rodillas, porque Dios se revela con mucho gusto a un corazón humilde. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.
Los ojos de un pobre son más aptos para ver a Cristo y, a través de Él, vislumbrar el perfil de Dios. Los otros que pretenden sondar este misterio con los recursos de su propia inteligencia primero deben ponerse “de rodillas”, en actitud de humildad, de lo contrario “no entenderán nada”. Francisco reafirmó la verdad y la paradoja del misterio de la Buena Nueva: el Reino de su Padre pertenece a los “pobres de espíritu”. La reflexión del Papa siguió la huella del Evangelio de Lucas propuesta por la liturgia, en el punto en el que Cristo alaba y da gracias a su Padre porque ha decidido revelarse a quien para la sociedad no cuenta nada y a quien, tal vez cuenta, pero sabe hacerse “pequeño” en el alma:
“Él nos hace conocer al Padre, nos hace conocer esta vida interior que Él tiene. Y ¿a quién revela esto el Padre? ¿A quién da esta gracia? ‘Te alabo, oh Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los doctos y las has revelado a los pequeños’. Sólo aquellos que tienen el corazón como los pequeños, que son capaces de recibir esta revelación, el corazón humilde, manso, que siente la necesidad de rezar, de abrirse a Dios, se siente pobre; solamente aquel que va adelante con la primera Bienaventuranza: los pobres de espíritu”.
Por tanto, la pobreza es la dote privilegiada para abrir la puerta del misterio de Dios. Una dote que a veces, hizo notar el Papa, puede faltar precisamente en quien a este misterio dedica una vida de estudios:
“Tantos pueden conocer la ciencia, la teología también, ¡tantos! Pero si no hacen esta teología de rodillas, o sea humildemente, como pequeños, no entenderán nada. Nos dirán tantas cosas, pero no comprenderán nada. Sólo esta pobreza es capaz de recibir la Revelación que el Padre da a través de Jesús, a través de Jesús. Y Jesús viene, no como un capitán, un general de ejército, un gobernante potente, no, no. Viene como un brote. Así lo hemos escuchado en la Primera Lectura: ‘En aquel día, un retoño brotará del tronco de Jesé. Él es un vástago: es humilde, es manso, y ha venido para los humildes, para los mansos, a traer la salvación a los enfermos, a los pobres, a los oprimidos”.
El Santo Padre prosiguió explicando que Jesús es el primero de los marginados llegando incluso a considerar “un valor no negociable ser igual a Dios”. “La grandeza del misterio de Dios”, repitió, se conoce solamente “en el misterio de Jesús y el misterio de Jesús es precisamente el misterio del abajarse, del aniquilarse, del humillarse” que “trae la salvación a los pobres, a aquellos que son aniquilados por tantas enfermedades, pecados y situaciones difíciles”. “Fuera de este marco  – concluyó el Papa Francisco – no se puede entender el misterio de Jesús”:
“Pidamos al Señor, en este tiempo de Adviento, que nos acerquemos más, más, más a su misterio y que lo hagamos por el camino que Él quiere que hagamos: el camino de la humildad, el camino de la mansedumbre, el camino de la pobreza, el camino de sentirnos pecadores. Así Él viene a salvarnos, a liberarnos. Que el Señor nos de esta gracia”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).

DIOS SE DA A CONOCER A LOS PEQUEÑOS Y LOS SENCILLOS


Evangelio según San Lucas 10,21-24.

En aquel momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:

"Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.

Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie sabe quién es el Hijo, sino el Padre, como nadie sabe quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

Después, volviéndose hacia sus discípulos, Jesús les dijo a ellos solos: "¡Felices los ojos que ven lo que ustedes ven!

¡Les aseguro que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo vieron, oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron!".

QUE ÉL SEA LA BENDICIÓN DE TODOS LOS PUEBLOS

Del Salmo 71:

Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
Él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres.

Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol:
que Él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente


ADVIENTO

ESTOY ALEGRE, SEÑOR

Porque Tú vienes, y yo salgo a tu encuentro
Porque son muchos, los nubarrones en el cielo de mi vida
Porque Tú iluminas las noches más oscuras de la humanidad
Porque, con muy  poco y contigo, nos alegras
Porque, tu presencia, es la mayor riqueza que uno puede tener
ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Porque, la Navidad, es oxígeno en medio de la asfixia
Porque, la Navidad, es el amor que se desborda
Porque, la Navidad, es regalo del cielo que se vende gratuitamente
Porque, la Navidad, se descubre con las tijeras de la fe
ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Porque la estrella la veo al fondo del horizonte del adviento
Porque mi corazón se hace pesebre para tu nacimiento
Porque mis ojos me dicen a quién adorar y ante quien no postrarme
Porque mi razón mi dicta qué caminos elegir para llegar hasta Ti
ESTOY ALEGRE, SEÑOR ¡CÓMO NO ESTARLO!
Si Tú, Señor, eres la Navidad
Si Tú, Señor, eres Navidad
Si Tú, Señor, eres adorno y estrella, dulce y mesa por Navidad
Si Tú, Señor, eres la mejor lotería para la salud del corazón
ESTOY ALEGRE, SEÑOR
Tú, te lo digo ahora, eres la causa de mi felicidad
Tú, te lo decimos ahora, eres la fuente de tanta dicha
Tú, te lo decimos ahora, eres la razón de tanto regocijo
Tú, te lo gritamos ahora, eres el germen de la emoción que yo siento
Amén.


Javier Leoz Ventura